Para Sergio Villanueva Valdivia,
tesoro de amistad fraterna.
No me avergüenza cantar
en verso que dicen viejo.
también el canto encanece
más que el verso.
RAFAEL ALBERTI
“BALADAS Y CANCIONES DEL PARANÁ”
CANCIÓN 7
CORRESPONDENCIA
Yace mi corazón
en cúmulo de arena
absorto de soñar
con tantas olas.
Viene el mar
hacia mis ojos tristes
prendado de soñar
con tanta arena.
LUNA
Farral de amor
de engalanado cielo.
faro en que convergen
los amores.
Náufragos de amor
los corazones
al borde de una noche
sin estrellas.
Sepultando voy los corazones
que me amaron,
leños que en fuego
al tiempo y las heridas
sucumbieron.
Calor de sangre que
emerge en los remansos
del recuerdo,
bordados de rosas encendidas
en la luz de las miradas
que no han muerto.
BRUMA DE CELESTES SUEÑOS
A veces te siento llegar
como una bruma de celestes sueños:
sosegada, viva, plena de dicha;
con la troja llena de vida
para atizar mi memoria.
¡Qué cristalinas aguas
vas derramando en mi cuerpo!
¡Qué es lo que encanta en tus manos;
qué filtros mágicos llevas!
Y yo te veo llegar
sin saber qué decir o que digo...
luz que en la blancura
se abre como la simiente
bajo los ojos que un ángel
sembró en tu rostro dormido.
CORAZÓN ENAMORADO
Prisionero está de su tristeza
al ánimo que mueve un corazón
en su armonía.
Sin eco, sin respuesta a su dolor,
aquel que ama parece desangrarse
en desventura.
Ha perdido el rubor de la roseta
y se ha hundido en su tristeza
como un lirio desmayado.
Pero aconteció la tarde en
que aquel corazón en su agonía,
conoció el amor en un lejano
canto que volaba.
Desde un confín lejano como
una mano desprendida desde el cielo
llegó la luz de una avecilla enamorada
librando al ánimo de su feroz cadena.
Ya el corazón en el celeste eterno
como una nubecilla loca y pasajera,
despide por las tardes una estela,
de amor, de luz, de aura y cielo.
SOMBRAS DE SUEÑOS
Celoso estaba de su sueño
al ver que dulcemente sonreía.
¡Qué caricias, qué supremas alegrías
de su mente disfrutaba aquel letargo!
Por calmar el ansia que sentía,
junte mi rostro al suyo suavemente.
Una voz, la suya, musitaba unas
palabras que a mi corazón golpeaban
con angustia tal, que de celos me moría.
De repente, despertó. Juntando
su boca a mi boca musito
dulces palabras, de esas que
acarician el oído del amante.
- Eras tú, dijo perpleja. Creí que soñaba.
Entonces sonreí de buen talante
al comprender que en sueños
también ella me besaba.
CANTIGA DEL RÍO
El rio se viene cantando,
cantando una dulce canción.
La hierba rendida a su canto
verdea los campos en flor,
las peñas se quedan vibrando
al paso del rio cantor.
El rio se viene cantando,
Cantando una dulce canción.
Los árboles cubren el llano
de trinos, cantiga y verdor,
y el rio hacia el mar soberano
azula la tierra de amor.
El rio se viene cantando,
Cantando una dulce canción.
Cortando va los campillos
aquel juglar, viejo rio,
agua azul que travesea
como un cervatillo bravío.
El rio se viene cantando,
Cantando una dulce canción.
BUSCO UN REMANSO, UN ALCOR...
Busco un remanso, un alcor,
un mesón a guisa de sepulcro
donde repasar mi vida;
una pequeña colina donde
mis pasos deliberen mis andanzas;
un montículo de tierra donde
crezca la hierbamala y el aire
traiga el aroma de la hierbabuena.
SABIAS DECISIONES
No dejo que mis ojos
engañen a mis pensamientos,
y se posen en los frutos
que otro ha de gustar.
MÁGICA PENUMBRA
No bastan las miradas
cuando llega el deseo.
que al espíritu despierta
como a la hoja el viento.
Arde el sol en tus venas
y en mi boca tu aliento;
una sonrisa, un gesto,
el cómplice silencio.
Prisionero de amor
están nuestros cuerpos,
navega el deseo
camino hacia el cielo.
Calados tus labios
de amor y de cielo
se duerme en un sueño
la magia de un beso.
TARDE LEVE E INFINITA
Al viento dimos alas,
al silencio una razón
para existir.
Nuestras vidas
en celaje purpurino
dibujaron lirios
y livianos mirtos.
QUIETUD
Cubre el cielo
el rosicler sublime del estío;
lúcida belleza en la que tu alma
trasunta el verdor de la mañana
de frugal rocío.
HAY UNA LUZ QUE GUÍA...
Para Adriana Burkli
Hay una luz que guía,
un dulce mirar, un gesto amable,
una sonrisa que adorna
la mañana de mis días.
Una voz angelical que
como una suave ola
trae a mi memoria
la belleza de la vida.
Un ser hecho de mármol,
de amistad y de ternura;
roble duro templado por la vida
eres tú, querida amiga,
don amor y de dulzura.
QUE VULVAN LOS AMORES...
Para Manuel Moreno Jimeno.
¡Que vuelvan los amores
de mi infancia...!
mi soldadito de plomo
conquistando sus princesas imaginarias;
mi barquito silbador;
mi trompo de guarango, el de la punta
acerada como lanza y su guaraca;
mi pelota de trapo, las de las medias
reviejas y remendadas;
mis canicas de colores con las lecheronguitas
que me daban suerte;
mis chapitas de gaseosas
convertidas en guerreros;
mis pantalones zurcidos hasta el guiñapo
y mis zapatos de agujeros peloteros.
Que vuelva mi madre
con sus mermeladas de níspero y
su máchica azucarada;
que vuelvan sus ojos de mar,
su risa de mariposa,
su rostro de esperanza
sin fatiga.
Que vuelva la luna
sin el hombre y su bandera;
que vuelvan los arboles sin
el tizne y sin el ruido que
mata y ensordece;
que vuelva el amor y la alegría;
las palomas de maíz y las que vuelan;
la muñeca de trapo y el trompito
zumbador que gira y gira.
Que vuelvan las hojas de Salgari,
de Stevenson y Dumas;
Scherezada con sus cuentos;
Don Quijote y sus molinos.
Que vuelvan los amigos
que se fueron en la noche gris
de un mundo ya olvidado.
RETORNO
Regreso a la soledad
del hogar como debe
regresar un hombre.
Al silencio, a la música
adorada, a las paredes
silenciosas que no
cantarán tu nombre.
DESDÉN
La faz del mar siéntese turbada
ante el azul sereno de tus ojos,
la luna sufre ante tu risa fina,
desdeñosa, como una catarata
que luce sus aguas cristalinas.
COPLA
Poesía, eres mi voz,
mi sangre, mi espíritu rebelde
que late en realidades aprehendidas,
la voz templada en armonía
al llegar la noche, al llegar el día.
SUSPIRO TENUE
Suspiro tenue, mi tristeza.
Se fue con el viento, al firmamento.
Mi corazón se dijo: ¡ya puedes volar!
Vanas palabras, vano aliento.
Y busqué en el cielo una estrella;
una estrella para poder llorar.
Entre nube y viento voló mi tristeza
siguiendo a una estrella que brillaba.
¡Oh!, triste destino. Ella también lloraba.
LA LLUVIA CAE
DEL CIELO
La lluvia cae del cielo,
la tierra renace
en un florido río
de emociones.
El mar es una cola
de sirena que se agita,
el sol que se encabrita
de calor la lleva al cielo;
hecha nube,
nuevamente es gota triste
que desciende
como un rocío
abandonado al viento.
ESA LUZ
Déjame esa luz,
corazón que quema
en la juventud ya ida.
Déjame esa luz,
la de tus ojos,
aquella que prendida
está en los años de la vida.
Déjame esa luz,
la del rosal de fresco amor,
el hilo tierno de tu beso
que atravesó la fuente
del dolor y la alegría.
RAMA SECA Y
DESNUDA...
Rama seca y desnuda
de nogal, en el otoño,
a mi corazón
abrasa en grande sol.
El árbol nos cautiva
los sentidos, sediento
está mi afán de tener
el fruto suyo.
La luz yace dormida...
y el brillo, oro, amarillo,
cae sobre mis ojos
como una ráfaga de trigo.
LOS AÑOS
Los años sepultaron
sentimientos, alegrías,
los felices días y los
otros;
de la tierra están los
rostros
enterrados y dormidos.
Los años que se fueron
son ajenos a las penas,
a las magras amarguras
que el rostro trasfiguran.
Los años
¡qué dolor el que dejaron!
¡qué soledad en la vida
que pasa como una suave
ventisca!
DEL BESO ÚLTIMO...
Del beso último,
de la luz que vive
en la última mirada,
de la última palabra
que entonó tu voz.
¡Qué triste forma de
olvidar!
¡Qué angustia tanta
hay que sentir!
¡Qué vida mal llevada
hay que vivir!
Que los recuerdos
se abran y se cierren
como una forma
de rehacer la vida
que se fue.
RÍE,
PRIMAVERA, RÍE
Ríe, hoja.
Ríe suave, siente el viento
que entre ramas
los muñones de hojas nuevas
acaricia; tierno verde
de gavillas, de haces y
manojos.
Primavera de sarmientos,
cañas, mieses, ramas,
hierbas, flores, mariposas
y abejorros.
Ríe, primavera, ríe.
Ríe el sapo, la fontana,
la melífera abeja, ríe Dios
y sus vastos querubines.
Ríe, primavera, ríe.
EN TU PASAR INFINITO...
En tu pasar infinito,
río, cántale al amor
como yo te lo cantaba
cuando niño.
¿Recuerdas mis manos en tus
aguas?
¿Mis pies jugando con el
mundo
como juega Dios con las
estrellas?
No reveles mi secreto.
Las cuitas y las penas
son ajenas al paso
solemne de tus aguas.
En tu eterno devenir,
río, háblale a los peces,
a las flores, a los hombres
que orillan tu ribera
en mal de amores,
a los llantos sin consuelo
que sueñan con tristezas.
En tu eterno ir y venir,
río, ha de volver la vida
como un bello sueño.
DICIEMBRE
¡Diciembre! ¿El Niño entre
la hierba? ¿El pesebre,
la vaca, el asno, los
pastores?
La estrella de los Magos
rasga el cielo,
la noche toma de improviso
a los pastores, al padre
que se rasca la barba y
medita,
a la madre que vive en
desconcierto
desde hace muchas noches.
¡Diciembre! La Noche Buena,
el Nacimiento, la cena, el
árbol
que ilumina, los mejores
deseos,
las penas que nos dicen
que diciembre es más que
un niño que nace en un
misterio indescifrable.
¡QUE FELICIDAD LA MAÑANA!
¡Que felicidad la mañana!
con Mozart y Chopin
¿Berliotz? ¿Beethoven?
Torrente musical de un
corazón
que rompe los silencios,
desnuda el alma,
al cielo raso, al magro día.
Hora fresca y primorosa
la mañana de Van Gogh
y de Millert
¿Rafael? ¿Boticelli?
La tarde es gualda en su
color,
la rosa grana, el cielo
azul,
la pena blanca
cuando es de amor.
La mañana trae tus ojos,
tu boca, tus cabellos,
la voz de Goethe
y el canto de Chénier.
La mañana se tramonta
en verso y prosa,
la mañana, siempre,
con su paz de eterno amor.
EL LLANTO
ENCENDIDO...
El llanto encendido
de Mamá. La luz
de una vela, esperanza
en la noche gris
de una sala en su silencio
velada por dos santos.
Mamá, prosternada
en la loza de oraciones
cotidianas. Dios escucha
su alma aprisionada
en la fuerte devoción
constreñida de su fe.
Mamá ahora duerme.
Su cuerpo en llamas
dejó salir su alma,
su bondad hecha cenizas,
polvo su belleza,
fin de su dolor.
LOS
AÑOS
Bajar la mirada
eternamente;
dar al rostro la amargura
acumulada.
Amor,
huracán que se apacienta
con los años;
primavera fugaz
que va desgajando
sus flores desde el alba.
REGRESARÁN MAÑANA
Para Luz Valdivia Fernández Maldonado
y Marta Cuello Vera, estas
palabras tan llenas de soledad,
nostalgia y dulce recuerdo.
Regresarán mañana con el
alba,
regresarán , mañana en el
frescor
del día, y será la flor del
mediodía
la tarde que avecina con su
calma;
regresarán mañana en la
oración
de la mañana; con su voz
de tono quedo, posarán
en la herida de su dedo
la sangre de su Cristo;
regresarán mañana de su
encierro
mostrándonos la carne de su
duelo;
serán del pájaro y la brisa
el entusiasmo de ese canto,
y de su llanto el
desconsuelo
en que han de florecer
las flores del verano.
Regresarán mañana
trayéndonos
el sumo de su amor; ya el
dolor
que trae la muerte se habrá
desvanecido en la penumbra
que la vida deja tras su
paso;
regresarán mañana y otra vez
en mi ventana, un susurro
de desvelo empañará mi sueño
y la triste calma en que
reposa mi alma.
Regresarán mañana como regresan
de la playa…
la sal que espuma,
la brisa de coral,
la cresta blanca
de dos inmensidades
en que se mece el tiempo
en un vaivén de eternidades.
Regresarán mañana tomadas de
la mano;
como dos hermanas
paseando por el huerto
de un Edén, han de
dejar en nuestra puerta
un ramo de jacintos
en solitarias penas
perdidas en el mar
de las tinieblas.
Regresarán al fin...
regresarán mañana.
LA
ÚNICA CERTEZA ES QUE VIENES…
La única certeza es que vienes
hacia mí, sigilosa, soterrada
entre sombras de la noche
y luces de alborada.
No hay Dios, ni ángeles,
ni santos que velen por mi alma.
He querido vivir como he vivido,
en soledad augusta y entre libros,
hundido en las palabras,
entre páginas que tañen
las voces de los muertos,
de aquellos que escribieron
de su vida y sus silencios,
de aquellos que nacieron
en el tiempo que transcurre
en agua cristalina,
en roca dura,
en nieve fría
y sol que quema.
ESE
LLANTO DE MIS OJOS
Para Rosario Muro Castro
Yo he llorado en la orilla de tu boca,
en medio del fuego de tus ojos,
he llorado quedamente,
en silencio, sin queja alguna,
he llorado solo, sin lamento.
He llorado preso de tus ojos,
perdido en la noche, en tiniebla,
he llorado siempre recordando,
dejando atrás los tristes desconsuelos.
He llorado sepultando muertos,
pájaros heridos, flores secas,
dulces higos, uvas negras,
palomas dormidas en olvido.
He llorado tanto
que mis ojos se han secado
por lo que he llorado.
He llorado por ti,
aun soñando que he llorado.
ANÁFORA
Todo te lo debo
hasta
el dolor
profundo
de tu súbita
ausencia.
Amo tu recuerdo
esa especie
de masoquismo
que me hace llorar
cada vez que
me posee el dolor
profundo
de tu súbita
ausencia.
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