TOMAR EL MUNDO...
Tomar el mundo
entre mis manos
y partirlo como
una naranja.
Exprimirlo fuertemente
y ver salir el aire,
los mares, los peces,
los ríos.
Lanzar el resto
como un trasto
a la canasta.
ACUARELAS INFANTILES
Eres risa, eres sol,
eres luna, eres vida.
Eres agua, brisa, ola, espuma,
mar que santifica.
Eres flor que aroma, árbol que da sombra,
hoja que murmura en el follaje
que se hojaldra.
Eres madero, leño que arde,
llama roja o azulada
que en cielo eleva
su cresta aciculada.
eres viento, lluvia, arroyo, cascada,
agua emanada de la tierra
que en largo recorrido,
baña valles, campos, radas.
MOMENTOS
Soñamos con el alba,
con lágrimas, con risas;
nacemos y morimos
en esas ilusiones de los sueños;
la realidad despierta al tiempo
en un hoy o en un mañana;
las visiones de esos sueños
se nos hacen realidad.
Quizá también alguna tarde
recordemos que la brisa
se postra en las veredas;
algas que se adhieren
a las rocas donde el mar
sepulta a sus difuntos;
piedra fantasmal que en una ola
nos sigue a todas partes.
Y así transcurrirá la vida
entre ríos que sonríen,
entre el viento que adormece
las hojas y los días,
entre arboles sin sombras
donde el tiempo escriba
en la corteza nuestros nombres
aunque tú ya te hayas ido
y en mis sueños
el mar siga esperando.
YO SOY EL TRUENO QUE BAJA...
Yo soy el trueno
que baja
y en tu pecho
hecho fuego
en lágrima de cera
se derrama.
Mi sueño,
inquieto,
persiste en el recuerdo
de tu beso.
Soy el eco donde el viento
se encarama,
el agua que se filtra
entre tus manos,
el perfume de una flor
perdida en tus cabellos,
la tarde que despunta
sobre la rosa agreste
y colorida,
el celo escondido en los encajes
de tu veste cuando
el ave se anochece.
DE NUBE EN NUBE
De nube en nube
rasgando el cielo,
bajas, agua cristalina,
a mojar la hierba
de mi huerto.
¡Luz indefinible
que, brillando, acaricias
mi emoción, y humedeces
mi rostro con la brisa…!
Agua y luz
que del cielo desciende,
como pájaro herido
que el aire hiende
sobre el verdor mojado.
SINFONÍA
Mariposa que vuelas sobre las flores,
abeja que zumbas sobre las hojas,
hierbas, plantas,
rocío, ramas...
sinfonía del todos juntos
para plasmar la belleza
a través de un jardín.
AYER LA SOÑÉ...
Ayer la soñé,
provocativa, con esas piernas
esculturales que avivan
mis ansias de poseerla
a cualquier hora del día
y en cualquier lugar,
porque para el amor
y el deseo no hay hora
ni lugar que no sea
adecuado.
Sonó el despertador.
al verla al lado mío,
pensé en esos montañistas
que sudorosos y fatigados
llegan a la cima
con la satisfacción
de haber vencido a esa
mole ingente que se
les mostrara monstruosa,
enorme, inalcanzable.
La besé, en la mejilla
y me di una ducha
pensando con nostalgia
en esas piernas esculturales
que avivaban mis ansias...
DEL DULCE ATISBO DE LA NOCHE SOLA...
Del dulce atisbo de la noche sola/
su levedad de humo
en mi frente se aligera.
Buscando revelarse la luna errante/
mis pensamientos abre
a su pasado en flor/
atrás se van quedando
las viejas tristezas/
la vida vaporosa
que no sembró raíces
y el tiempo muerto
que yace en una fosa.
Llega la mañana. /
El hálito sereno
de la noche sola/
ha colmado de vejez
mis bellos pensamientos.
EL CIELO SE HA AZULADO
El cielo se ha azulado
repentino.
Todo mi invierno
se ha marchado
entre las nubes, fugitivo.
Mis manos se adormecen,
mi espíritu dolido
atrapado en su tristeza,
observa el cielo, temeroso.
Viejo cielo diamantino
que se ofrece ante los ojos,
libre, inmenso, azulino.
SIEMPRE
Para Milagros
Siempre tu celo,
tu reproche inoportuno
y ese llanto en que se
ahogan ilusiones.
Siempre un motivo,
siempre un gesto
para acerbar la mañana
donde la aurora aburrida
espera nuevamente.
Siempre la duda,
el pan amargo,
los días que se quiebran
de promesas vanas.
Siempre tú, y ese afán
de ennegrecerlo todo
saliéndome al paso
sin viso alguno
de esperanza.
Siempre tú,
y tu celo enajenado.
ETERNAMENTE NADA
Para llegar a ti
he tenido que dejar de lado
muchas cosas:
un amor que me ha dejado;
un libro interminable;
una cama donde leo,
pienso, sueño y lloro;
un canario viejo como yo;
una flor marchita que
vela el sueño eterno de mi madre;
una carta de una hermosa
mujer que me amó;
una fotografía donde mis
hijos ríen; una vieja cocina
donde cuezo huevo a media caña;
una refrigeradora antigua que me regaló
mi suegra con cariño;
las fotos de mis muertos;
mis libros que abarrotan esta casa...
y todo para qué...
para nada, siempre nada,
eternamente nada.
TÚ TE DORMIRÁS LLORANDO...
Tú te dormirás llorando,
-la luna, sí, la luna-
aquella cuya luz templaba
en tu ventana, ya no será
la dulce compañía de tus
manos y las mías
su belleza contemplando.
Tú te dormirás llorando
bajo una luz que ya no es mía,
la luz de plata en que la
luna tiembla en una noche soñolienta,
se esconderá de nuevo
entre la niebla
y yo despierto
me quedaré llorando.
ABANDONO
Las hojas caen de los árboles,
las del alma quedan;
unas verdes como el olvido,
otras secas, de amor y olvido.
El ensueño, azul de cielo,
la inocencia, blanca nieve,
queda del corazón que muere
tenue vibrar de estrellas.
Tu recuerdo se pierde,
luz entre la densa niebla,
y el dolor hecho tristeza
amarilla entre las hojas muertas.
Ya no quiero tus manos blancas
ni tu amor en besos de fuego,
sólo quiero sobre mi alma
hinojos de mirtos muertos.
La tarde llega, el trino vespertino
ya se ausenta, el cielo gualda
incendia el horizonte diamantino
llamando a las estrellas por su nombre.
Oscura noche en que el cuerpo,
hecho amante, se escabulle en tu
hermosura desgarrando tus vestidos,
robándole a tus labios
un susurro de ternura.
El día llega en su mañana,
fría e invernal, rocío de la infancia
ya madura, en que mamá alumbraba
un sueño atado a su recuerdo.
Un canto grato de frontera al firmamento,
a la vida que se cierra, a la muerte que viene,
a la eternidad de luz que fluye en
su momento aferrándose a la tierra.
SEDUCCIÓN
/
NOSTALGIA POR LOS CAMINO ANDADOS
Para Alberto Valcárcel,
nube blanca y grácil
de agua limpia.
Hay días, amigo, en que
suelo
buscarte en los caminos
andados,
en las voces compartidas
invernales,
entre infusiones de anís y
manzanilla.
Hay días, amigo,
en que pienso en la mañana
que te fuiste
y me dejaste entre los
brazos
la promesa de volver
y no volviste.
Un invierno sin frio...
Un verano sin sol...
Un otoño sin viento...
¡Oh! primavera sin flores
tu ausencia.
Fue una tarde gris con
depresiones
que llego un poema con tu
luto.
Te habías ido en una nube
persiguiendo una estrella,
en una noche de silencios
y de ausencias.
Alberto,
aún está la llama en la casa
donde tantas veces alegraste
mis tardes y mañanas;
la dulce llama que dejaste
y no se apaga.
MEMORIA DEL TIEMPO
Un reflejo de sueño desbordado,
piedra, laurel, mirto, ausencia viva;
el pensamiento vibra de improviso,
quebrando la esperanza
en que vivimos.
Las encinas dormidas
sus sombras estremecen,
y en la penumbra se adormecen
las noches y los días.
El polvo en que tu
rostro permanece hasta el olvido,
renace en otro tiempo
con llamas y arenales
que el viento arrecia
perdiendo entre palabras.
MI AMOR ES EL MAR...
Mi
amor es el mar
que
siempre estuvo ahí
¿y
tú dónde estuviste
amor
que te sufrí?
Sola
está la playa
con
sus olas y el céfiro
que
silba vespertino;
sola
está la espuma,
el
mirífico cielo,
la
nube marfileña
y
la luz de un sol dormido
que
rutila en la arena.
Mi
amor es el mar
que
siempre estuvo ahí
¿y
tú dónde fuiste
amor
que te sufrí?
Mi
amor es el mar
que
siempre estuvo ahí,
con
sus olas y rumor,
con
su espuma, con su brisa,
con
su sal, su soledad
y
su infinito.
Yo
que sufrí mar de amores
repitiendo
mil dolores
en
un sinfín de eternidades,
he
vuelto en la obsesión
de
un nuevo amor,
en
un profundo mar
de
nuevas ilusiones.
Mi
amor es el mar
que
siempre estuvo ahí.
FUEGO ENTRE LAS HOJAS
Recuerdos de un cielo adormecido
que sólo es nube
en transparente cielo
duermen en la frágil rama,
del olvido,
cuando el dolor es fuego
entre las hojas
y el triste desazón de sus aromas
no vibra de marzo en los alcores.
Se abre la mañana
en suave rosa,
como una muda roca
de un mundo destruido.
De nada vale la vida ilusionada
del cruel destino en que se muda,
la risa en llanto,
el agua en sangre,
la tenue luz y la penumbra.
SEDUCCIÓN
Abre tus labios y
deja
que tu cuerpo se
estremezca,
en esa quietud con
que tu voz
se apaga, remota,
riachuelo
perdido en esa
hoguera
de deseo que tanto te
conturba.
Piérdete en la
oscuridad
ahora que tus ojos ya
no ven
y tu voz enmudecida,
es un
bosque sin pájaros,
sin viento,
hojarasca sin
aliento, pozo
sin agua, musgo seco,
la rosa deshojada
de un jardín herido.
ELEGÍA
Su cuerpo yace
como duermen los
muertos.
Ya no hay voz ni
pensamiento,
solo cuatro tristes
cirios.
Ya no hay luz en tus
ojos
ni dulzura en tu
mirada.
Tus manos yertas
ya no danzan al ritmo
de tu canto
solitario.
No hay calor en tu
pecho
ni aliento en tu boca
que cantó al amor
entre
puertos sin nombre
entre playas
desiertas.
Yo escucho tu canto
de sirenas; tus manos
jugando con tus penas
me despiertan por las
noches,
me susurran tus
ternuras
perdidas en la
ausencia.
Tu cuerpo duerme
entre llantos y
rosarios,
entre cuentas
sagradas,
abalorios, abanicos y
salmos.
RADIOGRAFÍA
Siempre tú
y tu No a flor de labios
arrojando humo como
una chimenea,
ese cliché que te
sirve de evasiva,
de chica dura…
De no me digas nada
porque sabes cómo me pongo.
Hasta cuando tú
y esa estupidez
que viste ropa
elegante
y que camina
coquetamente
como si yo no
existiera.
VIDES
MOSQUERA
IN MEMORIAM
Pequeño grillo, saltarín.
Grillo de mil diabluras
dibujadas sobre el césped,
pisas la bola, dribleas,
figurillas majestuosas
de una soltura que encanta.
Amagas a la derecha,
frenas, giras como una peonza;
pegada la bola al pie
jalando vas al rival
hacia la zona del córner,
ahí la pisas, la acaricias,
la aguantas, haces pinturitas y pintas…
¡Gritos en la tribuna!...
pidiendo huachas y fintas.
Grillito que maúllas
como un gatito de arcilla;
(Tito, Caricho y Vides,
tres gatitos tras la pelota;
ovillo de lana roja,
hebras blancas sobre el pecho,
Echa Muni, echa Tito,
Echa Vides y también Caricho).
Pequeño grillo, saltarín,
saltas tras nubes blancas,
saltas al cielo y cantas.
Vamos, pequeño grillo,
toma la pelota al vuelo
que Dios te espera allá arriba
por ver tu rostro de cielo.
PALABRAS
PARA UN NÓMADA
Para
Rosario Muro
Siempre soñando
con ese desierto
de luces y
noches iluminadas
por la aurora.
Siempre tú, en mis pesadillas,
donde el corazón se abre
en cascadas de sangre
y fugaces espejismos.
He deshojado tantas flores
y esquilado ovejas
hasta sangrar los dedos,
y siempre tú
en mis horrores,
en mis insomnios,
en mis almohadas
amarilladas de dolor.
He vivido lo que nunca he vivido,
he soñado lo que nunca he soñado…
¿Será este dolor de sueños
el fin de un amor que empieza
en otro sueño de dolor?
HAY
DÍAS…
Me
he puesto a recordar los días…
Vallejo
Hay días negros, grises,
algunos como cielos que pasan
sobre nubes tempranas.
Hay momentos en que morir
sería una suerte de premio mayor,
de lotería, de dados marcando
siete o el negro
el once
de ruleta.
Hay tardes lluviosas, frías,
melancólicas o agradables
con aromas de geranio o verde sauce,
en que solía pasear con Maricruz.
Hay tristezas con sabor a nostalgia,
a tedio, a humor malhumorado.
Hay otras con recuerdos de Charito,
de Martha Ubillús, de Silvana Meza
con sus grandes ojos de uva Italia.
Hay noches en que el día
es una piedra que se lleva
entre los sueños, una lápida
de muerto amarillado
entre tierra de cal y azufre.
Hay días, yo no sé,
pero los hay.
COMO
EL AGUA TARDA DE UNA FUENTE
Para Teresa Altamirano
Anoche soñé. No, digo mal,
me mecí en tus brazos, la sal
sobre mi frente la bendición de Dios.
Despertar otra vez, de sueño tal,
es morir de nuevo, es morir
en sueños; destino mortal
del hombre que ama con dolor.
Hay un dolor, todo bondad, como
el del sol en el poniente, fugaz,
de amarillo brillo, sonriente
como el agua tarda de una fuente.
Ayer soñé y volvía soñar con los colores
dulces de mi infancia: el de los pájaros,
el de las flores y las hojas, el de los ojos
de mi madre al despertar.
Anoche volvía a morir, volvía sentir
el fuego, el que arde como incienso,
placentero, sin crepitar, como una vieja
herida que sabe dormitar entre el silencio.
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