domingo, 24 de abril de 2011

ESCRITO EN EL VIENTO






ÍNDICE
·         Amor fugaz
·         Dura y fuerte...
·         Tiempo muerto
·         Las palabras
·         Antes, después
·         Cuando habla...
·         Ha de morir al fin...
·         Oro y plata



AMOR FUGAZ

Los días de invierno
fortalecen mi espíritu,
aun cuando las flores
perdiendo van su lozanía,
la frescura de otros tiempos,
su magia de colores.

Toda ella, muriendo,
como muere el amor
en su paso fugaz
por nuestra vida.



DURA Y FUERTE...

Dura y fuerte,
la luz de tus ojos
traspasó los muros
de mi alma.

Y entonces soñé
con un cielo azul
en armonía con las nubes,
con las líneas de un fuego
cristalino y puro
de claro día.

¿Por qué he de soñar en tus ojos,
en esa luz que fluye entre mis
manos haciendo que despierte
el furor de mis entrañas?

Ya se calcina la torre de mi frío,
y con ella sus murallas desplomadas.
Ya no hay muros, corazas mis ríos
que salgan a tu paso
a decirte aquí no más
ya no más, ya no más.




TIEMPO MUERTO

“Yo, sin ti, oscuro y tú, allá lejos, sola”
Gerardo Diego


Tras de ti, madre,
ha quedado un vacío
lleno de recuerdos;
un cigarro que humea,
una mirada azul
que hurga en tiempo
muerto; una promesa
de amor hecha semillas;

una soledad que llora,
unos ojos sumidos en
amargas tristezas;
un no sé que de incertidumbres
con que se ha de llenar
una olla ennegrecida; un coro
de mujeres donde la mano
agradecida ha de esperar
en el sepulcro; un sol
que ya no quema, ni brilla,
ni puede dar a niño alguno
una sonrisa; una mesa
secuestrada; una angustia
que camina en la cornisa
con la prisa; un rincón
donde se alumbra una esperanza;
una carta que no llega,
que no llega, que no llega …
nisperal de la casa vieja,
madre, donde las ramas se
deshojan y las hojas se
quiebran sin que tú ni yo
podamos detener este recuerdo.

Yo, en oscuridad,
velo mi desvelo,
y tú, ausente,
desde el cielo
veo la inmensidad.




LAS PALABRAS

“Las palabras son como las hojas. cuando abundan, poco fruto hay entre ellas”.
Alexander Pope


Hay palabras que suenan a vacio,
a olvido, a calles desiertas
donde la gente duerme y yo camino.

Hay palabras que se pierden
entre turbios amores,
esas que se dicen de prisa
en furtivos encuentros.

Hay palabras de consuelo
vestidas de luto,
las de volutas nocturnas
y vagos silencios.

Hay palabras vespertinas
que el tiempo vuelve promesas;
hojarascas verbales
que se dicen por decir
para llenar el vacío
donde el amor no ha nacido.

Pero también, por qué negarlo,
hay palabras que tienen el rumor
del arroyo que corre plácido
como un beso dejado con amor.

O aquellas primaverales,
sinfonía de colores
cubiertas de esencias, aromas
y de flores.




ANTES, DESPUÉS

Antes de verte,
el amor vuela ante mí,
suave, maravillado, ido,
como un picaflor
seducido
de aromas
***
Después de verte,
el amor va conmigo;
adosado al corazón
llevo tu estrella, al azar,
como la sal sobre la roca
ante el embate del mar.



CUANDO HABLA...

Cuando habla
no la escucho,
cuando calla
son sus ojos
los que dicen
que me ama…

Con sólo alzar los ojos
me solazo en su silencio.




HA DE MORIR AL FIN...

Ha de morir al fin
aquello que quisiste
retener entre tus brazos:
el loco aventurero
que siembra sal en
las riberas y sueños
en desiertos; el hombre
 que llenó tu corazón
de versos que querías
plasmar en otros cielos.

Y ha de morir con él también
 sus vanas intenciones
 de hacer un mundo nuevo,
los hábitos de vida,
con flores, con trinos de
rocío donde la hierba
se solaza aun cuando
hace frío.




ORO Y PLATA

Esos cíclopes

que rara vez se encuentran

para hablarnos del amor.




ACTA EST FÁBULA

Lo que no vive para siempre

sufre en cada día

la enfermedad dulce y fría

que alimenta a la esperanza.


Y así, sufriendo vive

después de haber vivido en el sufrir,

el calvario del que nace en el nacer

para después morir en el morir.




CADA TARDE VUELVO...

Cada tarde vuelvo

como un carrusel que gira,

cada tarde a tus brazos,

con sus nubes, su cielo gualda,

con esa brisa tan prístina

con que te entrego la vida.



LA TENUE VOZ DE TU ALMA SOSEGABA

Un canto de amor, dulce, suave.
En el canto armonioso
tu voz, a mí, llegaba:
la armonía del tiempo
era la belleza de ese canto
que a mi oído susurrabas.

La tenue voz de tu alma sosegaba
el  ímpetu sonoro de un
corazón enardecido.

El trino de un pájaro entre
las ramas, sigue siendo canto.

El trino al amor se doblegaba,
como un carrizo que se dobla
entre las aguas.

Un pájaro suspende entre las hojas
las notas armoniosas
de una rosa.

Espinas coquetean al amor
con cantos apostados;
la muerte, que lo espera,
descansa en el regazo
de un  camino, sabiendo
que la rosa ha despertado
para morir entera.



EN TODO AQUELLO QUE TRAE TU VOZ

Todo, como una ola atraída
por la playa
me trae tu voz. /


Una paloma perdida
en una solitaria plaza,
un color, una nube,
una palabra, un aroma
extraño, un perfume,
un sonido leve como una
campanilla,
todo, todo me trae
tu voz.


Hay una forma tuya, extraña,
misteriosa, en eso
de aparecer y golpear
en la memoria
como una gota de lluvia
repetida hasta el cansancio
humedeciendo las montañas.




ESOS TENUES PASOS COMO SOMBRAS

                      (I)
La tierra seca, la hierba ausente,
el polvo, un fantasma en que
el viento juega.

El tiempo en remolino
fantasea; aquí y allá
entre los árboles sedientos
el viento es polvo que se agrieta
y el tiempo es juez que
dictamina los destinos
del sol, la lluvia, el verde,
la blanca nube
que promete una alegría.

                 (II)
En la mañana gris,
el sol en amarillo relucía;
llegó la tarde, el viento
despertando de un letargo
cotidiano espolvoreó las hojas,
las secas ramas, el desecado prado,
el ronco arbusto mancillado.

                 (III)
El cielo se abre como una puerta
asida de una  mano,
más cerca que lejos,
más allá de un acá
que es siempre allí.

              (IV)
El tiempo ventea
en los alisios,
y otra vez... la seca,
la tierra que se agrieta,
el cielo inmóvil,
el arco curvo y la delgada flecha
en que el tiempo va
perdido y solo
en una eternidad que aterra.


              SI VAS A AMARME...
Para Milagros Mora.

Si vas a amarme porque mis ojos brillan,
mejor será que ames las estrellas que
en la noche juegan como niños;

si vas a amarme porque hay en mis
cabellos un fulgor que a tu alma regocija,
mejor será que ames al sol y a su áurea
matutina cabellera.

Si vas a amarme porque sientes que mi risa
anida en tu boca haciéndote reír,
mejor será que ames el trinar del avencejo
que en las ramas de los tilos se reposa.

Si vas a amarme porque me amas,
entonces ven, que aquí en mi corazón
y sin fronteras
se abre una puerta al infinito.




           SOÑADOR
Tumbado bajo un hayal
sobre la hierba verde
miro extasiado
el cielo azul.

Nubes que van
y a su paso dan
deleite a la visión
de un soñador.

Curtida la piel al sol
aspiro el aroma del clavel,
la belleza de la rosa,
el zumo del romero
y el inquieto girasol.


 FIESTA DE LUNA
La luna
soltera
abre sus níveos brazos.

La luna
sola
quiere danzar
en sombras.

(Entre las hojas plateadas
cantan las viejas cigarras)

La luna soltera
y nívea, danza al son
de las viejas cigarras.






HAY UN MOMENTO QUE LLEGA SIEMPRE



 Para Marina Carrasco
IN MEMORIAM






|i|

Hay un momento que llega siempre
Entonces el tiempo se torna gris,
el espíritu se vista de luto
y el rostro es una máscara
cubierta de pústulas y escaras.
Ya conozco tus pasos y tus voces
que son de viento suave, callado.
Ya conozco el silencio, profundamente
quieto, que precede a tu paso
fantasmal.

Cuántas veces mi espíritu ha cedido
a tus caprichos remotos y lejanos.




|ii|

Detrás de mí pena, árida y remota,
se esconde tu nombre.
Aún no has muerto, a pesar
de mis conjuros nocturnos,
de mis rezos fúnebres
y mis cantos silenciosos
cargados de anatemas.
Todavía hay caminos polvorosos
con tus huellas que horadan
los caminos que me llevan
hacia ti.

Aún permaneces, a pesar de
haber podado brutalmente
los arboles grabados con
tu nombre.




|iii|

Admiro tu paciencia
cuando el calor sofoca
y el frío hiela.


Admiro tu paciencia
para esperar cuando
el amor no llega
y todos mienten
y dicen que está ahí,
en pleno corazón
que vela, cree y sueña.


Admiro tu paciencia
para creer que Dios
es una nube eterna
que sonríe donde los
ángeles susurran sus
salmodias entre santos
de escayola, encajes,
borlas y oraciones lastimeras.




|iv|

Una mujer me decía:
sigue ese camino
mientras escuches mi voz,
y siempre ese camino
cuando sientas que no estoy,
y siempre ese camino
con lágrimas y heridas
con ganas de vivir
aun con la negrura
que llega con el mar,
y siempre ese camino
y siempre ese camino
ahora que no está.




|v|

Si pintas bien la rama
el viento tendrá voz.
Si mides bien el verso
el viento silbará,
el grillo de emoción
ha de saltar
la mariposa volará
sobre tus sueños,
la cigarra cantará
a tus mañanas
con trino melodioso,
la yerba será verde,
el agua será cielo
cuando escribes,
la luz ha de nacer
en tus palabras,
la nieve calmará al ardor
que brota de tu mente.
Si trazas bien tu verso
hasta Dios suspirará.




|vi|

Dejar a través de la vida
las palabras, los amores,
las alegrías y los llantos;
y todo será siempre
un partir temprano
un llegar a pasos.


Quedarán en el rostro
las huellas de las estaciones,
el canto de los pájaros,
los frutos saboreados
y amargas decepciones.

Todo esto, pasos de la vida,
quedará entre el polvo
cómo una huella tenue
perdida en el pasado.




|vii|

Mi casa fue una barca a la deriva
con mi vida a cuestas.
Mi infancia, dorada por el sol
que al mediodía entraba
por sus velas, una suerte
de ruleta en que los días
se turnaban en los ojos
de mi madre en luz o en sombra.
Mi padre, ese destello de
negruras, yacía solitario
en la comodidad de una
playa solitaria.




|viii|

La rama desespera
al ver sus hojas en amorosos
juegos con el viento.
Amantes fugitivos son ahora
en que sus cuerpos se desnudan
y se entregan al paso del otoño.
El amor ha talado para siempre
el verdor efímero
de ese amor estacional.




|ix|

El pasado se abre, luciérnaga
revoloteando en la tenebrosa
noche de imágenes fantasmales
que deambulan sin tiempo
y sin memoria.


La quietud cotidiana de la infancia
recorre las paredes donde las voces
dibujan sus rostros,
sus máscaras, sin lamentos,
sin sueños.




|x|

¡Oh! recuerdo,
me abrumas
como una catarata
de interminables imágenes
que se agolpan en piedra y lodo.
¿Por qué ese afán de traer
la carga de un pasado?




|xi|

No hay cielo que no hayamos profanado,
ni infierno que no hayamos visitado.
Todo destruido, la paz de los
sinsontes, la flor de la celinda,
la calma del crepúsculo,
la alcoba de la casa
donde huyeron las arañas.
Ni nubes, ni lluvia, ni viento
quedaron bajo el cielo.




|xii|

Decir no o decir sí,
son dos formas de soñar
con la misma pesadilla,
flores bajo la misma lluvia
mecidas por el mismo viento.




|xiii|

Sólo tú sabias abrir mi corazón  
con palabras de amor
tu cabeza en mi hombro,
inmóvil,
como una piedra
dormida en la montaña,
descansaba agotada de todas las
nostalgias compartidas.
Tu rostro, jugado al amor,
sonreía como suelen sonreír
los niños ante un juguete nuevo.
¿En qué momento dejamos
de soñar y pusimos
Cielo a Tierra?




|xiv|

¿Por qué me turbas
como el mar encabritado
por la luna?


Te vas, solitaria, herida,
encerrada entre tus celos.
Aquí se queda tu presencia,
tus reproches, la lluvia
inagotable de tus ojos.





   SÓLO SÉ QUE LLEGARÁ, EN SU
            MOMENTO...

Sólo sé que llegará,  en su momento,
sin avisar. ¡Su llegar quedo y
sin aviso es su ornamento!
La muerte no es ajena,
está conmigo siempre,
como una sombra que el sol dibuja
en el alma del viajero
que ríe lágrimas en corazón  que llora.

¿Es que somos más que un ente pasajero
que nace, sueña, piensa y muere?

Sólo sé que llegará… sin ruido,
sin una luz que su presencia avise,
sin un sonido, sin huellas,
sin pasos, sin un aliento
que anuncie vida,
porque la Muerte es muerte
y su presencia no da vida
sino muerte.

¡A qué buscar la  lejanía!
Negro es el destino del que nace,
luto el que llevamos en verano,
el hueso invierno que tirita,
los años deshojados en otoño,
las rosas rojas de engañosa

primavera.






EL SUEÑO SECRETO
A veces sueño con un naufragio de Túrner
colgado en la pared de mi biblioteca;
con un manuscrito de Hesse, en letra
fina y menuda, sobre la mesa donde
almuerzo con Milagros, aunque mi
conocimiento del alemán es bastante malo.

A veces sueño con el último cuento que
mi madre narró la noche aquella en que
durmió mi infancia; no recuerdo si fue
Salgari o Kipling quien cerró el libro
que emergía de sus labios con la
magia de los cuentos de Las mil y
una noches o la fuerza de esa ballena
blanca que Melville inmortalizó con su prosa
infinita.

A veces sueño con el Hada victoriosa de mi
niñez y mis juguetes, la del trompito de
colores y zumbel, la de barquitos de papel
navegando en la batea de casa.


Mis sueños, tesoros de mi infancia que reposan en mi mente a la espera de la noche. 





Y TANTAS VECES
Y tantas veces he debido
regresar por el camino andado/
recogiendo guijarros
perdidos en la memoria/
cantando bajo la luna
entre noches oscuras
y vientos de aromas
de otros tiempos/
repasando lugares
amarillados por el sol/
reconstruyendo rostros
entre voces perdidas
que ríen y lloran
clamando regresar a la vida/.
Y tantas veces
los perdidos pasos
durmiendo entre promesas/
entre esquinas de esperas
hacinando colillas/
y las voces que pasan
huidizas, somnolientas…/
y tantas veces
los ecos de un amor
sin más olvido que la noche/
sin más cantos
que los versos
envueltos en viejos periódicos/
sin más tristeza
que la lluvia y el insomnio. 




EPITAFIO
Descansa aquí
mi lastimero amor.

Ese que yo amé,
ese que no me amó.

Dejadlo dormir
en sueño eterno;
la eternidad
que es sueño
de aquel que sueña 

eternidades.




ESE LUGAR COMÚN
El desánimo puede tomarnos
por sorpresa en el lugar
menos indicado: en un autobús,
en la calle, cruzando un parque
donde las palomas comen
y los perros se cagan por doquier.

El desánimo es el umbral
hacia la depresión, y ésta
el gatillo que puede volarte
la cabeza en un segundo.

El desánimo es un lugar
al que todos suelen llegar,
como a esos hostales
donde los putos
engañan a las mujeres
que dicen amar y respetar.

Los cielos grises y las
veredas húmedas
suelen ser la antesala
del desánmo.
Dicen que todo está dispuesto
en el invierno para cagarle
el ánimo al empleado,
al gerente que conduce
su auto nuevo, al ama de casa
que inicia su tertulia mañanera
en la puerta de la escuela
donde sus hijos escuchan a un
aburrido maestro tan desanimado
como ellas.

El desánimo no muere,
sobrevive a sus víctimas,
a sus angustias, a sus tristezas,
a esa forma cojuda de temerlo

a la vida y sus problemas.