miércoles, 20 de octubre de 2010

Tercera Parte: CANTO AL AMOR

Despedida, Desilusión, Soledad,

Renunciamiento, Desencanto,
Tristeza, Nostalgia, Recuerdos
Resignación, Abandono,
Impaciencia, Desconsuelo.

Es peligroso abandonarse a una excesiva aflicción, ésta suprime totalmente el valor en nosotros y aun todo deseo de remedio.
                         Enrique Federico Amiel

Si quieres evitar ciertas penas y evitar el mordisco de la tristeza, no te hagas muy amigo de nadie; tendrás menos alegrías, pero menos dolores.

                         Marcial

Para enterrar un gran amor
te daré algo más que un funeral

                         Guillermo Delgado

... y entre el mar y el cielo quedó por mucho tiempo suspendido el silencioso adiós de tu pañuelo.
                              
                                               Leopoldo Lugones
COMO SOMBRA IGNORADA

Pablo Abril de Vivero

Peruano


         No tener un regazo que nos brinde, piadoso,
Tras los rudos cansancios del humano fracaso,
La ilusoria certeza de un sereno reposo.
                   ¡No tener un regazo!

         No tener una estrella cuyos níveos fulgores
en el alma nos rimen la sonata más bella,
y en la noche enlutada de los torvos dolores,
                   ¡No tener una estrella!

         No tener perfume redentor del cautivo
corazón, que en las redes del pesar se consume,
con la amarga nostalgia del recuerdo más vivo,
                   ¡No tener un perfume!

         No tener una amada, melancólica y buena,
que nos cante, muy quedo, la canción ya olvidada
del amor, y que sepa suavizar nuestra pena...
         ¡No tener una amada!

         Y estar lejos, muy lejos del edén florecido:
y seguir siendo, triste, soñador, dolorido,
y pasar por la vida como sombra ignorada,
sin tener para el alma que triunfó del olvido,
¡ni regazo, ni estrella, ni perfume, ni amada.


LAS ALAS ROTAS

Pablo Abril de Vivero

Peruano


         Tú desde entonces eras la elegida
para mi corazón aventurero,
y tenías que ser para mí, pero
¡estabas tan distante de mi vida!

         Estabas tan lejana y escondida
en no sé qué recodo de un sendero,
que te buscaba en vano... ¡oh!, el artero
destino cruel de mi ilusión florida.

         En la inquietud de mi peregrinaje,
todos los privilegios del paisaje
decoraron mis múltiples derrotas.

         Y al fin mi corazón, por un acaso,
se durmió para siempre en tu regazo,
ciego de luz y con las  alas rotas!...


NOCTURNO

Manuel Acuña

Mexicano


         Pues bien, yo necesito
decirte que te adoro,
decirte que te quiero
con todo el corazón:
que es mucho lo que sufro,
y mucho lo que lloro,
que ya no puedo tanto
y al grito que te imploro,
te imploro y te hablo en nombre
de mi última ilusión.

         Yo quiero que tú sepas
que ya hace muchos días
estoy enfermo y pálido
de tanto no dormir;
que ya se han muerto todas
las esperanzas mías,
que están mis noches negras,
tan negras y sombrías
que ya no sé ni en donde
se alzaba el porvenir.

         De noche, cuando pongo
mis sienes en la almohada
y hacia otro mundo quiero
mi espíritu volver,
camino mucho, mucho,
y al fin de la jornada
las formas de mi madre
se pierden en la nada
y tú de nuevo vuelves
en mi alma a aparecer.

         Comprendo que tus besos
jamás han de ser míos,
comprendo que en tus ojos
no me he de ver jamás,
y te amo, y en mis locos
y ardientes desvaríos
bendigo tus desdenes,
adoro tus desvíos
y en vez de amarte mucho menos
te quiero mucho más.

A veces pienso en darte
mi eterna despedida,
borrarte en mis recuerdos
y hundirte en mi pasión
más si es en vano todo
y el alma no te olvida
¿Qué quieres tú que yo haga
pedazo de mi vida?
¿Qué quieres tú que yo haga
con este corazón?

         Y luego que ya estaba
concluido tu santuario,
tu lámpara encendida,
tu velo en el altar
el sol de la mañana
detrás del campanario,
chispeando las antorchas,
humeando el incensario,
y abierta allá a lo lejos
la puerta del hogar...

         ¡Qué hermoso hubiera sido
vivir bajo aquel techo,
los dos unidos siempre
y amándonos los dos:
tú siempre enamorada,
yo siempre satisfecho
los dos una sola alma,
los dos un solo pecho
y en medio de nosotros
mi madre como un Dios!
         ¡Figúrate que hermosas
las horas de esa vida!
¡Qué dulce y bello el viaje
por una tierra así!
Y  yo soñaba en eso
mi santa prometida:
y al delirar en eso
con calma estremecida
pensaba yo en ser bueno
por ti, no más por ti.

         !Bien sabe Dios que ése era
mi más hermoso sueño,
mi afán y mi esperanza,
mi dicha y mi placer!
Bien sabe Dios que en nada
cifraba yo mi empeño,
sino en amarte mucho
bajo el hogar risueño
que me envolvió en sus besos
cuando me vio nacer.

         Esa era mi esperanza...
mas ya que a sus fulgores
se opone el hondo abismo
Que existe entre los dos,
¡adiós por la última,
amor de mis amores,
la luz de mis tinieblas,
la esencia de mis flores,
mi lira de poeta,
mi juventud, adiós como sombra ignorada


MIS AMORES

Delmira Agustini
Uruguaya

         Hoy han vuelto.
Por todos los senderos de la noche han venido
a llorar en mi lecho.
¡Fueron tantos, son tantos!
Ya no sé cuales viven, ya no sé cuál ha muerto.
Me lloraré yo misma para llorarlos todos:
la noche bebe el llanto como un pañuelo negro.

         Hay cabezas doradas al sol, como maduras...
Hay cabezas tocadas de sombra y de misterio.
cabezas coronadas de una espina invisible,
cabezas que sonrosa la rosa del ensueño,
cabezas que se doblan hacia la tierra obscura,
cabezas que quisieran descansar en el cielo,
algunas que no alcanzan a oler a primavera,
y muchas que trascienden a las flores del invierno
        
         Todas esas cabezas me duelen como llagas...
Me duelen como muertos...
¡Ah!... y los ojos... Los ojos me duelen más: ¡son dobles!
Indefinidos, verdes, grises, azules, negros...
Abrasan si fulguran;
son caricia, dolor, constelación, infierno.
Sobre toda su luz, sobre todas sus llamas,
Se iluminó mi alma y se templó mi cuerpo.

         Ellos me dieron sed de todas esas bocas,
de todas esas bocas que florecen en mi lecho;
vasos tojos o pálidos de miel o de amargura,
con lises de armonía o rosas de silencio,
de todos esos besos donde bebí la vida,
de todos esos vasos donde la muerte bebo...
El jardín de sus bocas, venenoso, embriagante,
en donde respiraba sus almas y sus cuerpos,
humedeciendo en lágrimas
ha cercado mi lecho.

         ¡Y las manos!... Las manos colmadas de destinos
secretos  y alhajadas de anillos de misterio...
Hay manos que nacieron con guantes de caricia,
manos que están colmadas de la flor del deseo,
manos en que se siente un puñal nunca visto,
manos en que se ve un intangible cetro;
pálidas o morenas, voluptuosas o fuertes,
en todas, todas ellas, puede engarzar un sueño.
        
Con tristeza de almas
                   se doblegan los cuerpos,
                   sin velos, santamente
                   vestidos de deseo.

         Imanes de mis brazos, panales de mi entraña,
como a invisible abismo, se inclinan a mi lecho...

         ¡Ah, entre todas las manos que yo he buscado tus manos!
Tu boca, entre las bocas, tu cuerpo entre los cuerpos...
De todas las cabezas, yo quiero tu cabeza,
de todos esos ojos, tus ojos sólo quiero,
Tú eres el más triste, por ser el más querido,
tú has llegado el primero, por venir de más lejos...

         ¡Ah, la cabeza obscura que no he tocado nunca
y las pupilas claras que miré tanto tiempo!
Las orejas que ahondamos la tarde y  yo, inconscientes,
La palidez extraña que doblé sin saberlo,
Ven a mí: mente a mente;
Ven a mi: cuerpo a cuerpo.

         Tú me dirás qué has hecho de mi primer suspiro,
tú me dirás qué has hecho del sueño de aquel beso...
Me dirás si lloraste cuando te dejé solo...
¡Y me dirás si has muerto!...

         Si has muerto, ¡ah!, si has muerto,
mi pena enlutará mi alcoba lentamente,
y estrecharé tu sombra hasta apagar mi cuerpo...
Y en el silencio ahondado de tiniebla,
y en la tiniebla ahondada de silencio,
nos velará llorando, llorando hasta morirse,
nuestro hijo: el recuerdo.


VERDADES AMARGAS

Anónimo

Yo no quisiera ver lo que he mirado
al  través del cristal de la experiencia;
el mundo es un mercado en que se compra
honores, voluntades y conciencia.

¿Amigos?... es mentira: no hay amigos
la amistad verdadera es ilusión;
ella cambia, se aleja y desaparece
con los giros que da la situación.

Amigos complacientes sólo tienen
los que disfrutan de ventura y calma:
pero aquellos que abate el infortunio
sólo tiene tristezas en el alma.

Si estamos bien nos tratan con amor
nos buscan, nos invitan, nos adulan
mas, si acaso caemos... francamente
sólo por cumplimiento nos saludan.

En este laberinto de la vida
donde tanto domina la maldad,
todo tiene su precio estipulado
amores, parentesco y amistad.

El que nada atesora nada vale,
en toda reunión pasa por necio
y por más nobles que sus hechos sean
lo que alcanza es la burla y el desprecio.

Sólo es honroso lo que brilla,
aunque brille por oro lo que es cobre,
lo que no perdonamos en la vida
es el atroz delito de ser pobre.

La estupidez, el vicio y hasta el crimen
pueden tener su puesto señalado,
las llagas del defecto no se ven
si las cubre un diamante bien cortado.

Nada humano es perfecto, puro y santo
Todo se halla con lo impuro mezclado
El mismo corazón con ser tan noble
¡cuántas veces se muestra enmascarado!

Existe la virtud, yo no lo niego
pero siempre en conjunto defectuoso;
hay rasgos de virtud en el malvado
hay rasgos de maldad en el virtuoso.

A nadie habrá de herir lo que aquí digo
porque ceñido a la verdad estoy
me dieron a libar hiel y veneno
veneno y hiel en recompensa doy.

Pero si peco en mis palabras toscas
en estas líneas oscuras y sin nombre,
doblando la rodilla en el polvo
pido perdón a Dios... pero no al hombre.


A SOLAS

Ismael Enrique Arciniegas
Colombiano

         ¿Quieres que hablemos? Está bien. Empieza.
Habla a mi corazón como otros días...
¡Pero no!... ¿qué dirías?
¿Qué podrás decir a mi tristeza?

         ...No intentes disculparte; todo es en vano!
Ya murieron las rosas en el huerto:
el campo verde lo secó el verano,
y mi fe en ti, como mi amor, ha muerto.

         Amor arrepentido,
ave que  quieres regresar al nido
al través de la escarcha y las neblinas:
amor que vienes aterido y yerto,
donde fuiste feliz... ¡ya todo ha muerto!
No vuelvas... ¡Todo lo hallarás en ruinas!

         ¿A qué has venido? ¿Para qué volviste?
¿Qué buscas?... Nadie habrá de responderte.
Está sola mi alma, y estoy triste,
inmensamente triste hasta la muerte.

         Todas las ilusione  que te amaron,
las que quisieron compartir tu suerte,
mucho tiempo en la sombra te esperaron
y se fueron... cansadas de no verte.
         Cuando por vez primera
en mi camino te encontré, reía
en los campos la alegre primavera...
todo era luz, aromas y armonía.

         Hoy todo  cuán distinto... Paso a paso
y solo voy por la desierta vía,
--- nave sin rumbo entre revueltas olas—
pensando en las tristezas del ocaso,
y en las tristezas de las almas solas.

         En torno la mirada no columbra
sino aspereza  y páramos sombríos:
los nidos en la nieve están vacíos,
y la estrella que amamos, ya no alumbra
el azul de tus sueños y los míos.

         Partiste para ignota lontananza
cuando empezaba a descender la sombra,
...?Recuerdas? Te llamaba mi esperanza,
¡pero ya mi esperanza no te nombra!

         ¡No ha de nombrarte!... ¿Para qué? Vacía
está el ara,  y la historia yace trunca.
¡Ya para qué esperar que irradie el día!

         ¡Ya para qué decirnos: TODAVÍA
Si una voz grita en nuestras almas: ¡NUNCA!

         Dices que eres la misma, que en tu pecho
la dulce llama de otros tiempos arde,
que el nido de amor no está deshecho,
que para amarnos otra vez no es tarde...
         ¡Te engañas!... ¡No lo creas!... ya la duda
echó en mi corazón fuertes raíces,
ya la fe de otros años no me escuda;
quedó de sueños mi ilusión desnuda,
y no puedo creer lo que me dices.

         ¡No lo puedo creer! Mi fe burlada,
mi fe en tu amor perdida,
es ancla de una nave destrozada,
ancla en el fondo de la mar caída.

         Anhelos de un amor, castos, risueños,
Ya nunca volverán... Se van... Se esconden.
¿Los llamas?... Es inútil... No responden.
¡Ya los cubre el sudario de mis sueños!

         Hace tiempo se fue la primavera...
¡Llegó el invierno fúnebre y sombrío!
Ave fue nuestro amor, ave viajera,
¡y las aves se van cuando hace frío!


YO AMABA TU CUERPO NERVIOSO...
Jorge Bacacorzo
Peruano

Yo amaba tu cuerpo nervioso y espléndido
tu húmeda y cálida voz
tu sonrisa desnuda
y ese aire de amanecer con que volvías
de nuestras lumbres cotidianas

Amaba tus extraños ojos dormidos
las hebras del relámpago
tus viajes conmigo al fondo de la lluvia
Amaba tu alma dulce y brusca
tus ensueños de verdad y humo
y tu segura presencia sobre las horas tristes

Yo te amaba para siempre
para siempre mujer mía y tú sin tregua
pero vinieron los meses de los vientos
los meses torpes con su arena
y tú fuiste su ciega mariposa.


EL AMOR DE MENTIRA

Charles Baudelaire
Francés
Cuando pasar te veo, mi querida indolente,
en tanto que la orquesta esparce su armonía,
suspendiendo tus pasos que van rítmicamente
paseando en tus ojos tu gran melancolía;

cuando yo te contemplo, al gas que te colora,
la palidez que, a veces, embellece tu frente,
donde antorchas nocturnas iluminan tu aurora,
tus atractivos ojos de retrato viviente,

yo me digo: ¡qué bella!, ¡qué extraordinariamente bella!
mi recuerdo la evoca cual torre de alto muro;
su corazón, nutrido como una fruta, en ella
está, como su cuerpo, para el amor maduro.

¿Eres fruto de otoño de sabor soberano?
¿Eres vaso que guarda lágrimas de dolores¿
¿Olor que hace soñar en oasis lejano,
acariciante almohada o cestillo de flores?

Yo sé que existen ojos melancólico, fríos,
que no guardaron nunca ni secretos ni anhelos;
como estuches sin joyas, relicarios vacíos,
¡vacíos y profundos como los mismos cielos!

Mas ¿no basta que se tan sólo la apariencia
para este corazón que huye de la verdad?
Tu estupidez, ¿qué importa¿ y ¿qué tu indiferencia?
Máscara o decorado ¡yo adoro tu beldad?



QUIEN RETIENE AL AMOR

Jacinto Benavente
Español

         Tanto es mi amor, por todos mis amores,
que en el jardín de la existencia mía
a verlas marchitarse día a día
prefería siempre deshojar sus flores.

         Cuanto más encendidos sus colores
mueran en su triunfante lozanía,
más triste que la muerte es la agonía
de un amor entre dudas y temores.

         Triste fin de un amor, cuando engañoso
quiere fingir que a su pesar nos deja,
y más ofende, cuando más piadoso.

         ¿Y qué logrará la inoportuna queja
del ofendido corazón celoso?
¡Quién retiene al amor... cuando se aleja!



ME NOMBRAS MARIPOSA  
Jacinto Benavente
Español

         Me nombras mariposa y me convida
tu amor a consumirme con su llama;
mas prefiero volar de rama en rama
y alegre proseguir mi alegre vida.

         No pienses que detenga la partida.
Bien se, aunque lo contrario tu amor clama
que más se sufre donde más se ama;
y más se goza donde más se olvida.

         Tu amor me hizo olvidar un amorío,
y otro me hará olvidad tus dulces lazos.
Mientras tenga vigor, triunfar confío.

         Mas si cansado de mudar regazos
busco reposo al fin, juro, bien mío,
buscarlo sólo en tus amantes brazos.



VIEJAS CARTAS DE AMOR
Héctor Pedro Blomberg
Argentino
         No he podido quemarlas...Me hablan todavía
sus páginas marchitas de tu muerta pasión,
las fiebres de una noche, las lágrimas de un día,
y el eco moribundo de la última canción.

         ¡Tus cartas!... En el tiempo que nunca volvería
hicieron todas ellas, temblar mi corazón...
Después, vino el silencio, la ausencia, la agonía
y el tiempo trajo el bálsamo de la consolación.

         Dormía en ellas nuestro romance ya olvidado,
la luz de los veinte años, el fuego del pasado,
la gloria de la vida, la juventud en flor.

         Anoche las contaba con mano indiferente:
sobre una de ellas, la última, cayó mi llanto ardiente
y no pude quemarlas, las cartas de tu amor.



AUSENCIA
Jorge Luis Borges
Argentino

Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.



ELEGÍA LAMENTABLE
José Ángel Buesa
Cubano

        Desde este mismo instante seremos dos extraños
Por estos pocos días, quien sabe cuántos años...
Yo seré en tu recuerdo como un libro prohibido
---uno de esos que nadie confiesa haber leído.
Y así mañana, al vernos en la calle, al acaso,
tú bajarás los ojos y apretarás el paso,
y yo, discretamente, me cambiaré de acera,
o encenderé un cigarro, como si no te viera...

Seremos dos extraños desde este mismo instante
Y pasarán los meses, y tendrás otro amante:
Y como eres bonita, sentimental y fiel,
quizás, andando el tiempo,  te casarás con él.
Y ya, más que un esposo, será como un amigo,
aunque nunca le cuentes que has soñado conmigo,
y aunque, tras tu sonrisa, de mujer satisfecha,
se te empañen los ojos, al llegar a una fecha.

Acaso, cuando llueva, recordarás un día
en que estuvimos juntos y en que también llovía.
y quizá nunca más te pongas aquel traje
de terciopelo verde, con adornos de encaje.
O harás un gesto mío, tal vez sin darte cuenta,
cuando dobles tu almohada con mano soñolienta.
Y domingo a domingo, cuando vayas a misa,
de tu casa a la iglesia, perderás tu sonrisa.

¿Qué más puedo decirte? Será la esposa honesta
que abanica al marido cuando ronca la siesta:
tras fregar los platos y tender las camas,
te pasarás las noches sacando crucigramas...
Y así, años y años, hasta que finalmente,
te morirás un día, como toda la gente.
Y voces que aún no existen sollozarán tu nombre.
Y cerrarán tus ojos los hijos de otro hombre.



POEMA DE LA DESPEDIDA
José Ángel Buesa
Cubano

         Te digo adiós, y acaso te quiero todavía.
Quizás no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisiste... No sé si te quería...
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

         Este cariño triste, apasionado y loco,
me lo sembré en el alma para quererte a ti.
No sé si te amé mucho... no sé si te amé poco:
pero si  sé que nunca volveré a amar así.

         Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo,
y el  corazón me dice que no te olvidaré:
pero, al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

         Te digo adiós, y acaso, con esta despedida,
mi más hermoso sueño muere dentro de mí...
Pero te digo adiós, para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en ti.



POEMA DEL RENUNCIAMIENTO

José Ángel Buesa
Cubano
Pasarás por mi vida sin saber que pasaste.
Pasarás por mi amor ,y, al pasar,
fingiré una sonrisa, como un dulce contraste
del dolor de quererte... y jamás lo sabrás.

         Soñaré con el nácar virginal de tu frente:
soñaré con tus ojos de esmeraldas de mar
soñaré con tus labios desesperadamente:
soñaré con tus besos... y jamás lo sabrás.

         Quizás pases con otro que te diga al oído
esas frases que nadie como yo te dirá:
y, ahogando para siempre mi amor inadvertido,
te amaré más que nunca ... y jamás lo sabrás.

         Yo te amaré en silencio, como algo inaccesible,
como un sueño que nunca lograré realizar:
y el lejano perfume de mi amor imposible
rozará tus cabellos... y jamás lo sabrás.

         Y si un día una lágrima denuncia mi tormento,
--- el tormento infinito que te debo ocultar--  
te diré sonriente: “No es nada... Ha sido el viento”.
Me enjugaré la lágrima... ¡y jamás lo sabrás!



ELEGÍA PARA TI Y PARA MÍ

José Ángel Buesa
Cubano

                        I

Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,
y tú te irás borrando lentamente en mi sueño.

Un año y otro año caerán como hojas secas
de las ramas del árbol milenario del tiempo,

y tu sonrisa, llena de claridad de aurora,
se alejará en la sombra creciente del recuerdo.

                            II

Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,
y quizás, poco a poco, dejaré de hacer versos,

bajo el vulgar agobio de la rutina diaria,
de las desilusiones y los aburrimientos.

Tú, que nunca soñaste más que cosas posibles,
dejarás, poco a poco, de mirarte al espejo.

                           III

Acaso nos veremos un día, casualmente,
al cruzar una calle, y nos saludaremos.

Yo pensaré, quizás: “Qué linda es todavía”.
Tú, quizás pensarás: “Se está poniendo viejo”.

Tú irás sola o con otro. Yo iré solo, o con otra.
O tú irás con un hijo que debiera ser nuestro.

                            IV

Y seguirá muriendo la vida, año tras año.
Igual que un río oscuro que corre hacia el silencio.

Un amigo, algún día, me dirá que te ha visto,
o una canción de entonces me traerá tu recuerdo.

Y en estas noches tristes de quietud y de estrellas,
pensaré en ti, un instante, pero cada vez menos...


                         V

Y pasará,  la vida. Yo seguiré soñando,
pero ya no habrá un nombre de mujer en mi sueño.
Yo ya te habré olvidado definitivamente,
y sobre mis rodillas retozarán mis nietos.

(Y quizás, para entonces, al cruzar una calle,
nos vimos frente a frente, ya sin reconocernos).

                        VI

Y una tarde de sol me cubrirán de tierra,
las manos, para siempre, cruzadas sobre el pecho.

Tú con los ojos tristes y los cabellos blancos,
te pasarás las horas bostezando y tejiendo.

Y cada primavera renacerán las rosas,
aunque ya tu estés vieja, y aunque yo me haya muerto..


POEMA DEL DESENCANTO
José Ángel Buesa
Cubano

         Y comenzaremos juntos un viaje hacia la aurora
como dos fugitivos de la misma condena.
Lo que ignoraba entonces no he de callarlo ahora:
                   No valías la pena.
         Ya llegaba el otoño, y ardía el mediodía,
Sentí sed. Vi tu copa. Pensé que estaba llena,
pero acerqué mis labios y la encontré vacía.
                   No valías la pena.

         Te di a guardar un sueño, pero tú lo perdiste,
o acaso abrí mis surcos en la llanura ajena.
Es triste, pero es cierto. Por ser tan cierto, es triste:
                   No valías la pena.

         Fuiste el amor furtivo que va de lecho en lecho,
y el eslabón amable que es más que una cadena.
Pero hoy puedo decirte, sin rencor ni despecho:
                   No valías la pena.

         Me alegré con tu risa: me apené por tu llanto,
sin pensar que eras mala ni creer que eras buena.
Te canté en mis canciones, y a pesar de mi canto,
                   No valías la pena.

         Me queda el desencanto del que enturbió una fuente,
O acaso el desaliento del que sembró en la arena.
Pero yo no te culpo. Te digo simplemente:
                   No valías la pena.


A SED INSACIABLE

José Ángel Buesa
Cubano

         Decir adiós... La vida es eso.
Y yo te digo adiós, y sigo...
Volver a amar es el castigo
de los que amaron con exceso.

         Amar y amar toda la vida,
y arder y arder en esa llama.
Y no saber por qué se ama...
Y no saber por qué se olvida...

         Coger las rosas una a una,
beber un vino y otro vino,
y andar y andar por un camino
que no conduce a parte alguna.

         Sentir más sed en cada fuente
y ver más sombra en cada abismo,
en este amor que es siempre el mismo,
pero que siempre es diferente.

         Porque en el sordo desacuerdo
de lo soñado y lo vivido,
siempre, del fondo del olvido,
nace la muerte de un recuerdo.

         Y en esta angustia que no cesa,
que toca el alma y no la toca,
besar la sombra de otra boca
en cada boca que se besa...



¡AY, AMIGO! PREGUNTAS...
Ricardo José Bustamante
Boliviano

¡Ay, amigo! Preguntas
por qué calla mi lira
y no produce férvidos
ecos de amor para la gloria mía.

¿Fuera acaso preciso
confesarte que tibia
la inspiración sus flébiles
acentos sólo al corazón hoy brinda?

¿Olvidar pretendieras
que el vivir ya declina
para mí, que tan tétrico
vi siempre en nieblas caminar mis días?

Amo el bien; y las flores
que contemplo marchitas
sobre el valle de lágrimas
siempre consiguen arrancar las mías.

¡Oh, mis jóvenes años!
Con vosotros perdidas
lloro ilusiones plácidas
voces que al alma preludiaron dichas.

Densas brumas de otoño
ponen velo a mi vista,
y en lontananza lóbrega
sólo descubro una morada umbría.

La campana del tiempo
suena terca, y me avisa
que esa morada fúnebre
ofrece paz al que sufrió en la vida.

Es la tarde. Mis pasos
a la noche caminan...
Tantos fantasmas pálidos
¡ay!, ¿por qué vagan en las auras frías?

Hay abierto allí un antro;
todo en él precipita
el vendaval mortífero
que troncha flores y que abate encinas.

Paz, silencio, reposo,
de esa noche a mis cuitas
si en sus floridos cármenes
ya el mundo guarda para mí cenizas.

¿Ves, amigo, cuán tristes
pensamientos transitan
por mi angustiado espíritu
como entre tumbas las nocturnas brisas?

Pasó el sueño dorado...
Ha callado mi lira;
roto el laúd gemífero,
su última endecha para ti destina.



BALADA DE CLARIBEL

Franz Tamayo

Boliviano

En la desolada tarde,
         Claribel,
Me vuelve el amante alarde,
         Claribel,
Aunque todo dice: “Es tarde,
         Claribel.

Lleva en sus alas el viento,
         Claribel.
Tu nombre como un lamento,
         Claribel,
Y en vano mis ansias siento
Volar tras aquel concento,
         Claribel.

Voz con que pía la ausencia,
         Claribel,
Saludable, canora esencia,
         Claribel,
Añoranza, transparencia
Que la ausencia hace presencia,
         Claribel.

Mar profundo y albo monte,
         Claribel,
¿Es posible que tramonte
         Claribel
Tras el húmedo horizonte,
Y que las nieves remonte
         Claribel?

El tiempo es por siempre ido,
         Claribel,
Y eres quizá todo olvido,
         Claribel,
Mas yo, iluso descreído,
Aún pienso que me has querido,
Claribel.

Oh, mañana azul y rosa,
         Claribel,
En que te vi mariposa,
         Claribel,
Reina y mujer, niña y diosa,
Oro, nácar, nieve y rosa,
         Claribel.

Cantaba en el aire un ave,
         “Claribel”,
Y unía el plumado clave
Dulce risa y lloro grave:
         Claribel.

Una música escondida,
         Claribel,
Eres por siempre en mi vida,
         Claribel.
Mana de mi eterna herida
Leche rosa y luz florida,     
         Claribel.

Vierte mi labio un perfume:
         Claribel,
Musgo y clavel que resume
         Claribel.
Mirra que eterna sahume,
Óleo que no se consume,
         Claribel.

De un nigromante el compás,
         Claribel,
Trazó en mi alma “ nunca más
         Claribel”,
Y así a mis ojos jamás
Como el alba volverás,
         Claribel.



VIOLÍN DEL DIABLO

Jesús Cabel
Peruano

Diré que te he perdido o me dejaste partir
tirando a la porra todos esos años
de créditos intereses y deudas
que me volvían loco cada fin de mes.
Diré que fuiste mi pobre mujer
o la amante descabellada y necia
que amé en silencio inútilmente.
Diré que fui el salvaje que descubrió
por primera vez en tu mirada
el éxtasis de un violín demoniaco.
Diré que me perdía la inocencia de tu entrega
mientras el pueblo ganaba las calles
y las hurras y vítores eran canciones de triunfo.
Diré que no soporto las presiones del amor
ni de la política que todo lo justifica al revés.
Diré que eras una muchacha tímida
de pocas palabras
casi desnuda ante mis ojos
que celebraban siempre tu regreso.

Diré que es verde el futuro
mi rostro ante el espejo del atardecer
y que tu ausencia me hunde en el vacío.
Tantas cosas diré para explicar
que me has perdido
definitivamente.



SOBRESALTADO DESPIERTO...
Jesús Cabel
Peruano

Sobresaltado despierto
en la oscuridad.
Oigo voces que vienen
desde un pasado luminoso.
Alguien ha dejado de tocar
el clarinete en la distancia.
En medio de este laberinto
estallo de felicidad.
La alegría de vivir me invade
y canto al amor
como un loco
enamorado de la vida.



VIVIR PARA VER

Rosalía de Castro

Española

         Te marchaste un día
tú el que yo quería;
dejaste la tierra
que tanta alegría
y encantos encierra.
Dijiste: “María,
más dulce que mieles,
más linda que flores,
paloma sin hieles,
no llores, no llores,
que ausencia de vida,
no mata, no olvida,
a dulces amores
que la dicha unió.
¡Me voy...! mas ahora
dolor nos ofrece
fortuna traidora;
jamás te olvidara
quien tanto te adora,
quien tanto te amara.

         ¡Adiós, pues, mi vida!
En mi alma escondida
te llevo entre tanto
no te vuelva a ver.
¡Tú espera!, pues juro
por Dios sacrosanto,
que aquí he de volver,
si conservo el ser”

         Morir, no moriste...
Y aunque yo esperara...
¡que bien que cumpliste
palabra que diste!,
¡amor que tuviste!
Pues años pasaron,
las flores se helaron,
los negros cabellos
blancos se tornaron,
y nunca más, nunca
¡poder de un querer!
quisiste volver...
Vivir para ver.


NOSTALGIA

José Santos Chocano
Peruano

         Hace ya diez años
         que recorro el mundo
         ¡He vivido poco!
         ¡Me he cansado mucho!

Quien vive de prisa no vive de veras:
quien no echa raíces no puede dar frutos.
Ser río que corre, ser nube que pasa,
sin dejar recuerdos ni rastro ninguno,
es triste: y más triste para quien se siente
nube en lo elevado, río en lo profundo.

Quisiera ser árbol mejor que ser ave,
quisiera ser leño mejor que ser humo:
         y al viaje que cansa
         prefiero el terruño:
la ciudad nativa con sus campanarios,
arcaicos balcones, portales vetustos
y calles estrechas, como si las casas
tampoco quisieses separarse mucho...

         Estoy en la orilla
         de un sendero abrupto
Miro la serpiente de la carretera
que en cada montaña da vueltas a un nudo:
y entonces comprendo que el camino es largo,
         que el terreno es brusco,
         que la cuesta es ardua,
         que el paisaje es mustio...

¡Señor! Ya me canso de viajar, ya siento
nostalgia, ya ansío descansar muy junto
de los míos... Todos rodearán mi asiento
para que les diga mis penas y triunfos:
y yo , a la manera del que recorriera
un álbum de cromos, contaré con gusto
las mil y una noches de mis aventuras
y acabaré con esta frase de infortunio:
         --¡He vivido poco!
         ¡Me he cansado mucho!



AÑORANZA DE TI

Maritza Cino Alvear
Ecuatoriana

Añoranza de ti
en esta ciudad
con la que no me reconcilio
en la que apenas a  destiempo
se confunden mis manos
rememorando un cuerpo

Descubro
hojas de árboles perdidos
y alguna mariposa nueva
impregnada en textos
que transfiguró el momento.

No concibo apaciguar
el sonido de una música distinta
que no se oirá en el paraíso
ni en esta gruta extraña
que visito.



CALLA CORAZÓN

Juan Carlos Crohare
 Argentino

No le digas nunca que yo la adoro.
¡Calla por favor!
No vas a decirle que por ella lloro.
Déjala que siga
creyéndome siempre su mejor amigo:
que no se aperciba
de mi amor humilde, de mi amor mendigo.
Ella quiere “al otro” con amor profundo:
¡ella lo idolatra...! ¡Oh, mísero mundo!

         Si se diese cuenta de que he sollozado
y te preguntase, dile... que he soñado:
que he soñado mucho, que he soñado tanto,
que desperté triste, triste y apenado
y no pude menos que soltar el llanto.
Pero, por favor,
no vas a decirle que por ella lloro.
¡Calla corazón!
Que no aperciba de que yo la adoro.
¡Si ella quiere “al otro “con amor profundo!
¡Su ella lo idolatra...! ¡Oh, mísero mundo!

         Ahora si tú vieras que ese otro la engaña
si acaso notaras que es vil artimaña
todo su cariño, que es falso su amor,
entonces descúbreme... entonces confiesa
con odio, con rabia, con ira y fiereza
toda mi pasión...
Pero si que es bueno con ella tú vieras,
entonces te imploro: por lo que más quieras,
calla, corazón...!



NOCTURNO

Rubén Darío
Nicaragüense

         Los que auscultáistes el corazón de la  noche,
los que por el insomnio tenaz habéis oído
el cerrar de una puerta, el resonar de un coche
lejano, un eco vago, un ligero ruido...

         En los instantes del silencio misterioso,
cuando surgen de su prisión los olvidados,
en la hora de los muertos, en la hora del reposo,
sabréis leer estos versos de amargor impregnados...

         Como en un vaso vierto en ellos mis dolores
de lejanos recuerdos y  desgracias funestas,
y las tristes nostalgias de mi alma , ebria de flores,
y el duelo de mi corazón, triste de fiestas.

         Y el pesar de no ser lo que yo hubiera sido,
la pérdida del reino que estaba para mí,
el pensar que un instante, pude no haber nacido,
y el sueño que es mi vida desde que nací.

         Todo esto viene en medio del silencio profundo
en que la noche envuelve la tierna ilusión,
y siento como un eco del corazón del mundo
que penetra y conmueve mi propio corazón.



LO FATAL

Rubén Darío

Nicaragüense

         Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura, porque ésta ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

         Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido, y un futuro terror,
y el espanto seguro de estar mañana muerto
y sufrir por la vida, y por la sombra, y por

         lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y  no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...



MARGARITA

Rubén Darío
Nicaragüense

         ¿Recuerdas que querías ser una Margarita
Gautier? Fijo en mi mente tu extraño rostro está,
cando cenamos juntos, en la primera cita,
en una noche alegre que nunca volverá.

         Tus labios escarlata de púrpura maldita
sorbían el champaña de fino baccarat:
tus dedos deshojaban la blanca margarita,
“Sí... no... sí... no...” ¡y sabías que te adoraba ya!

         Después ¡oh flor de Histeria, llorabas y reías;
tus besos y tus lágrimas tuve en mi boca yo;
tus risas, tus fragancias, tus quejas eran mías.

         Y en una tarde triste de los más dulces días,
La Muerte, la celosa, por ver si me querías,
¡como una margarita de amor te deshojó!



YO TENÍA UNA NAVIDAD

Jorge Diaz Herrera
Peruano

Yo tenía una navidad con hermanitos,
con cartas al cielo,
con vecinos buenos...
Mi corazón corría abriéndose de brazos por tus ojos,
por tus manos,
por nuestro nacimiento.

Sin embargo todo se fue poniendo como un campo de yerba que se seca.
Yo tenía una navidad con hermanitos...
El mundo se terminaba en la esquina:
pero hasta ahí la alegría no subía de precio y se la regalaba.
Yo no sabía de los niños incrédulos.
Yo no sabía que el cartero de Dios de olvidaba de puertas.

¿Recuerdas que yo era alegre como un pajarito?
Pero tenía que ponerse grande el barrio,
el  campo,
el parque...

También el cielo tenía que ponerse más alto,
más lejos,
para que yo tuviera navidades de niños olvidados,
de niños que no tienen nada,
ni amor siquiera.
Tenía que pasarme todo esto
para que a mis navidades también llegasen la pena
el cansancio,
el frío.



COMO UN NIÑO EXTRAVIADO...
Guillermo Delgado
Peruano

Como un niño
extraviado
en la noche
de un bosque infinito,
mi mirada
se busca en tu mirada.

Y tus ojos,
claros como la bruma
del estío,
me avisan que mañana
te habrás ido,
y qué tierna es la noche
sellada –beso inerte---
que en tu partir dejaste



BAJO RELIEVE

Guillermo Delgado
Peruano

El mar entre nosotros
y
después
la pena que envejece
y la rutina
la rosa ya marchita
tu rostro entre tus manos
los amigos que se fueron
de la noche
a la noche
sin saberlo
el puerto que no llega
y nuestras voces
arrastradas por el viento...



CANCIÓN DEL SOLITARIO

Guillermo Delgado
Peruano

Aunque sólo en sueños seas mía,
y con mano certera aplaque
         el fuego que devora
                   el barro desnudo
                   que sujeta mi alma;
la inquietud que en mí provocas
ha de apagarse al fin
         en un vaivén sonoro
                   de placer, euforia y llanto.

Mas no será mi canto
el que a tus oídos llegue lastimero
         cual un pobre pordiosero
                   que a su guarida arrastra
                            el cuerpo hediondo que posee.

Ha de ser el canto triunfador
del ave prisionera que abrigó mi mano,
         ave, que ahora libre,
                   abandona para siempre
                            el cuerpo de su amo.



CANCIÓN PARA TI

Guillermo Delgado
Peruano

Si muriera la rosa
que con cálidos besos
sembrara en tus labios.

Si olvidaras un día
aquel beso añorado,
para darle a otro hombre
el amor que hice mío.

Ahogarías por siempre
el deseo insistente,
de buscarte y decirte
que el amor eres tú.



CONTRACANTO

Guillermo Delgado

Peruano

Juntos andaremos aún
         el trecho inacabado
del espinosos sendero
         que sin rumbo
                   viene y va.

Camino incierto
         que amenazador asoma
nuevamente,
         como si no fuera suficiente
el que juntos comulguemos
         ante el cáliz infantil
                   que cayó de nuestras manos.

Juntos ante la hostia amarga
que a recibir nos apuramos,
como tratando vanamente en esa prisa
         apaciguar en algo
                   nuestra culpa.

Juntos, siempre juntos,
         llevando a rastras el madero
que unió nuestras vidas
         y que hoy,
después de la tempestad sin calma
         que azota nuestras almas,
nos condena a la eterna soledad
                   de vivir juntos.

Juntos veremos
         ocultarse al sol
sin esperanza.
Juntos recordaremos
         lo que queremos 
olvidar.
Juntos como dos extraños
         conoceremos al fin
el rostro envejecido
         del amor ante la muerte.



CANCIÓN TRISTE

Meira Delmar
Colombiana

         Una tarde, una tarde, ya no estaremos juntos
bajo el cielo de mayo, sonoro de campanas.
De pronto, y para siempre, nos quedaremos solos,
terriblemente solos y heridos de nostalgia.

         Tal vez la lluvia sueñe por el jardín callado
tañendo los cordajes de su arpa repetida;
Diremos cosas vagas, estremecidamente,
huyéndonos los ojos, el alma, la sonrisa.

         Una tarde, una tarde, tu corazón y el mío
sentirán que se rompe lo que ahora los ata.
Como cuando se deja la orilla azul de un puerto,
nos quedarán adioses temblando en la mirada.

         Y un día, sin quererlo, pronunciarás mi nombre
con la melancolía del que en la noche canta.
En medio del crepúsculo cruzado de palomas,
yo, repetidamente, me llenaré de lágrimas..



CONSEJO

Joaquín Dicenta

 Español
Te voy a dar un consejo
que aprendí para mi daño
un día en que me hice viejo
a causa de un desengaño.
Si quieres a una mujer,
quiérela de tal manera
que la dejes de querer
antes que ella no te quiera;
porque con esto de amar
sucede lo que al reñir,
es necesario matar,
o es necesario morir.
El que no es tonto prefiere
siempre que de esto se trata,
al golpe de que se muere
el golpe con que se mata;
porque al que mata, lo encierran
pero lo indultan después
y al que se muere, ya ves
al que se muere lo entierra.
Aquí tiene un consejo
que aprendí para mi daño,
un día en que me hice viejo
a causa de un desengaño.



AUSENCIA

Baldomero Fernández Moreno
Argentino

         Es menester que vengas;
mi vida, con tu ausencia, se ha deshecho,
y torno a ser el hombre abandonado
que antaño fui, mujer, y tengo miedo.

         ¡Qué sabia dirección la de tus manos!
¡Qué alta luz la de tus ojos negros!
Trabajar a tu lado, ¡qué alegría!
Descansar a tu lado, ¡Qué sosiego!

         Desde que tú no estás, no sé cómo andan
las horas del comer y las del sueño;
siempre de mal humor y fatigado,
ni abro los libros ya, ni escribo versos.

         Algunas estrofillas se me ocurren,
e, indiferente, al aire las entrego.
Nadie cambia, mi pluma está vieja,
ni pone tinta fresca en el tintero;
un polvillo sutil cubre los muebles
y el agua se ha podrido en los floreros.

         No tienen para mí ningún encanto,
a no ser los marchitos del recuerdo,
los amables rincones de la casa,
y ni salgo al jardín, ni voy al huerto.
Y eso que una violenta primavera
han encendido las rosas en los cercos
y ha puesto tantas hojas en los árboles,
que encontrarías el jardín pequeño.

         Hay lilas de suavísimos matices
y pensamientos de hondo terciopelo,
pero yo paso al lado de las flores,
caída la cabeza sobre el pecho,
que hasta las flores me parecen ásperas,
acostumbrado a acariciar tu cuerpo.

         Me consumo de amor inútilmente
en el antiguo, torneado lecho;
en vano estiro mis delgados brazos,
tan sólo estrujo sombras en mis dedos...

         Es menester que vengas;
mi vida, con tu ausencia, se ha deshecho.
Ya sabes que sin ti no valgo nada,
Que soy como una viña por el suelo.
¡Álzame dulcemente con tus manos,
y brillarán al son racimos nuevos! 



AQUEL DÍA

Nelly Fonseca Recavarren
Peruana
         Amor mío:
Si la muerte algún día nos separa,
nada tendrás de mi: ni un juramento,
ni un beso, ni una lágrima.

         Jamás tu mano aprisionó mis manos;
jamás tembló tu boca en mi garganta.
Sólo tus ojos me han besado el rostro,
sólo tu voz me ha acariciado el alma.

         Tu corazón y el mío
se abrazan con las alas...

         Pero aquel día en que por fin me pierdas,
no te quedará nada:
ni el temblor de mis labios en los tuyos,
ni el clamor de mi queja solitaria.

         Sólo estos versos tristes, que te besan
la voz y la mirada,
y el humilde recuerdo
de un corazón que se quebró las alas,
como un pájaro ciego, que golpea
una puerta sellada...



CONSUELO EN LAS LÁGRIMAS

Wolfgang Goethe
Alemán

--Di, ¿por qué estás tan triste
Cuando sonríes todo lo creado?
Cierto, en tus ojos la señal existe
De que has  llorado.

--A solas he llorado, no lo niego;
Una pena secreta guarda mi alma.
¡Oh, dulzura del llanto! ¡Blando riego
Que al corazón inquieto pone en calma!

--Te invitan tus amigos más felices;
¡Oh, ven a nuestros brazos sin recelo!
Algo has perdido, mas si no lo dices,
Sanado sentirás tu desconsuelo.

--Temo de vuestras charlas el ruido;
Ver no podéis la angustia que me asalta.
Nada, nada he perdido,
Aunque, infeliz de mí, algo me falta.

-- ¡Bah! Ten valor. Decídete cuanto antes;
Eres aún mozo, el mundo te convida;
Se tienen a tu edad fuerzas bastantes
Para ir a la conquista de la vida.

--Jamás conquistaré lo que deseo,
Porque navega en muy lejana orilla;
Tan alto, tan hermoso yo lo veo
Como esa estrella que en el cielo brilla.

--Nadie cuerdo desea las estrellas;
Gozamos, sí, su espléndida hermosura,
¡Divino encanto el de las noches bellas.
Si contemplamos la serena altura!

--Muchos días levanto la mirada;
También embelesada mi alma queda.
Ah, déjame la noche reservada
Para llorar, llorar cuanto yo pueda.



AMOR Y VIDA

Alfredo Gómez Jaime
Colombiano

         Como avaro que cuenta su tesoro
cuento mis horas de ilusión. Impías
estas horas se alejan, cual bravías
ondas inquietas de caudal sonoro.

         De los afectos en la red de oro
quisiera aprisionar mis alegrías,
y encadenar los años y los días
entre los muros del hogar que adoro.

         Mas ¡ay! La pobre barca en que bogamos
cuán débil es. De lejos contemplamos
las playas de la muerte y del dolor.

         Y pienso, con el alma estremecida:
¡qué amor tan grande en tan pequeña vida!
¡qué poca vida para tanto amor!



HOJAS SECAS

Manuel Gutiérrez Najera
Mexicano

         ¡En vano fue buscar otros amores!
¡En vano fue correr tras los placeres!
Que es el placer un áspid entre flores,
Y son copos de nieve las mujeres.

         Entre mi alma y las sombras del olvido
existe el valladar de su memoria...
que nunca olvida el pájaro su nido,
ni los esclavos de amor su historia.

         Con otras ilusiones engañarme
quise, y entre perfumes adormirme:
¡Y vino el desengaño a despertarme,
y vino su memoria para herirme!

         ¡Ay, mi pobre alma! ¡cuál te destrozaron
y con cuanta inclemencia te vendieron!
Tú quisiste amar: ¡y te mataron!
Tú quisiste ser buena: ¡Y te perdieron!

         ¡Tanto amor, y después olvido tanto!
¡Tanta esperanza convertida en humo!
Con razón en el fuego de mi llanto
como nieve a la lumbre me consumo.

         ¡Cómo olvidarla, si es la vida mía!
¡Cómo olvidarla, si por ella muero!
¡Si es mi existencia lúgubre agonía,
y con todo mi espíritu la quiero!

         En holocausto dila mi existencia;
La di un amor purísimo y eterno;
Y ella en cambio, manchando mi conciencia
en pago del edén, dióme el infierno.

         ¡Y mientras más me olvida, más la adoro!
¡Y mientras más me hiere, más la miro!
¡Y allá dentro del alma siempre lloro!
Y allá dentro del alma siempre expiro.

         ¡El eterno llorar! Tal es mi suerte;
Nací para sufrir y para amarla;
¡Sólo el hacha cortante de la muerte
podrá de mis recuerdos arrancarla!



INDIFERENCIA

Amy Hermández
Costarricense

Un día mi sombra
tropezó con tu sombra
y no hubo calor,
pasión ni deseo.
Tan sólo indiferencia
Y una cruel frialdad.
No hubo alegría
al ver esos ojos
qué tanto, tanto
me hicieron soñar.
Tan sólo indiferencia
Y una cruel frialdad.



YO...

Óscar Huamaní
Peruano

YO.
Yo no soy el calor tibio o
temeroso que se eleva,
sin darse cuenta,
de tu vientre
a tu joven pecho dormido.
Soy un cuento desarmado que
se suma al calendario cada
semana que te pierdo,
nada más.
Soy el papel insoportable
de una mala actuación en tu piel
fría para mí.
Unos cuantos rostros
disfrazados creyendo en ti,
jugando lúdicamente,
como vida de un solo lustro.
No soy el lápiz que acaricia tus
bordes carbón
o dibuja la almohada de tus
cansancios inconscientes de
mi.
Menos que una idea
o palabra casual soltada al
error de un saludo al amor,
ese soy yo.
Una simple remembranza
ausente
para la mañana fría en la que no
estaré recordando por ti.



RECUERDO

Julián Marchena
Costarricense

         Ya que el recuerdo de tu amor perdura,
haciéndome olvidar otros amores,
déjame engalanarte con las flores
que a tu memoria ofrenda mi ternura.

         Si acaso te conmueve mi amargura,
bésalas, nada más, pero no llores:
te dirán el por qué de mis dolores
y la cuerda razón de mi locura.

         He de seguir amándote a distancia
pues a tu amor prefiero su fragancia,
lejos de tus palabras y tus risas.

         Tu recuerdo, en la sombra del camino,
será una llama del fulgor divino
que se consume sin dejar cenizas.



DESPUÉS DE LA DESPEDIDA

Aurelio Martínez Mutis
Español

         El momento llegó de la partida.
Es hora ya de que el viajero ande.
Lloras, y eres más bella entristecida:
Yo estoy triste también, y amo mi herida,
pues sé que es el dolor lo único grande
que hay en medio del barro de la vida.

         Estamos juntos, sin decirnos nada.
Tu amor perfuma, mi pasión florece;
tiembla el llanto encendido en tu mirada,
pálida sombra tus ojeras viste.
Lloras; y en tanto que el silencio crece,
yo me pongo a mirar cómo anochece
en tu mirada luminosa y triste...!

         La calle, el libro, el oro del Poniente
te hablarán a oído del ausente.
Oye: fija los ojos en la altura;
y mientras yo por el erial me pierdo,
                   sé buena, humilde y pura,
y calienta el jardín de tu ternura
con el rayo de sol de mi recuerdo!

         Así  te dije. Al fin llegóse el día
de marchar. La mañana estaba fría,
                   trivial e  indiferente.
                   Las campanas sonaban.
Era el día de ceniza. Lentamente
iban los transeúntes, y llevaba
la cruz de plomo en lo alto de la frente.
Nosotros  con el rito no cumplimos
pues la ceniza en nuestro ser ya estaba.
        
         Casi serenos, la piqueta oímos
que hora por hora, en el olvido excava:
¿Qué importa una existencia que es mentira?
Se agranda el sol cuando la tarde expira...
¡como el amor cuando el placer se acaba!

         Juntas las manos en estrecho nudo,
te di el último beso, largo y mudo,
que fue como un sarcasmo de la suerte:
por la ausencia, a la hora de perderte.
¡un banquete de púrpura servido
en la misma antesala de la Muerte!

         Maldije, como farsa y como escoria,
nombre y esfuerzo, juventud y gloria
nulos ante ese idilio hecho pedazos...
Y dándote el adiós de despedida,
Crucifiqué los sueños de mi vida
sobre  la cruz de mármol de tus brazos!



LA SEPARACIÓN DE LOS AMANTES
Marco Martos
Peruano
Fue lo máximo sentirme tu familia,
delicioso y delicado llegar a tu casa
con un poco de queso, una botella de vino
o simplemente alegría en el rostro,
y desplazarme en tu espacio, en tu cuerpo y en tu mente
con la soltura de un rey en su patria,
mientras los demás, gentiles y antiguos,
con sus camisas de cuadros
y sus modales ceremoniosos,
se acomodaban en la mesa
para dejarme, como correspondía,
el sitio más vecino a tu corazón.
Fue un cielo claro de primavera.
Ningún nubarrón.
Y , súbito, el rayo oscuro de la muerte.
Tú no sabes nada.
Yo no sé nada.
¿Quiénes son estos amantes?
¿Quiénes fueron?
No los conozco,
porque si en el mundo sólo existe dolor,
como bien sentimos, es imposible
que en la vigilia haya habido
cosas tan hermosas, intensas y verdaderas.



MÚSICA TRISTE

Andrés Mata

Venezolano

         ¿Un amor que se va? ¡Cuántos se han ido!
Otro amor llegará más duradero
y menos  dolorosos que el olvido.
El alma es como el pájaro señero,
que roto el nido en el ruinoso alero
bajo otro alero reconstruye el nido.

         Puede el último amor ser el primero...
Mientras más torturado y abatido...
el corazón del hombre es más sincero.
Tras de cada nublado hay un lucero,
y por ruda tormenta sacudido,
florece hasta morir el limonero.

         ¿Un amor que se va? ¡Cuántos se han ido!
¡Puede el último amor ser el primero!



LA NOCHE OPUESTA

Hugo Mayo
Ecuatoriano
Esta es la noche opuesta
que me hizo conocer muchos pecados
También la del amigo
desterrado en sus angustias
Noche que quiso equivocarme
para escribir su propia biografía
y pintar los racimos de su sangre
Me inquieta el regreso de la vida
laberinto de sueños en escape
Ese sonido traído en vacaciones
Ese llanto de peces tornasoles
Escapado en las olas
I algo lava la lluvia
I  caer en el propicio embrujo
I caminar sin ser medido
Cómo enreda la inquietud sus ajetreos
La noche sus encajes
de videntes disfraces
Duerme el tiempo trepado en el ensueño
pero falta el pasado de la ausencia
el rostro del recuerdo
Eso mismo que el viento montañero
trae risas de lobas prostitutas
nos deja una esperanza sin raíces.



BALADA

Gabriela Mistral

Chilena

         Él pasó con otra:
yo le vi pasar.
Siempre dulce el viento
Y el camino en paz.
¡Y estos ojos míseros
le vieron pasar!

         Él va amando a otra
por la tierra en flor.
Ha abierto el espino:
pasa una canción.
¡Y él va amando a otra
por la tierra en flor!

         Él besó a la otra
 a orillas del mar
resbaló en las olas
la luna de azahar.
¡Y no untó mi sangre
la extensión del mar!

         Él irá con otra
por la eternidad.
Habrá cielos dulces.
(Dios quiera callar)
¡Y él irá con otra
por la eternidad!



ES EL AMOR

Manuel Moreno Jimeno
Peruano  

         I
Es el amor

Son tus pupilas incandescentes
Clavadas en las mías
Es tu luz que llega y me socava
Es tu fuego enemigo que me destruye

Ahora no hay piedad para mi olvido
No hay refugio para mi sombra
No hay soledad que me devore

En la entraña del corazón

Estoy perdido en tus cielos fulgurantes
No sé qué camino tomar
Cuál es la ruta de mi alma

Al fuego persistente de la tempestad que abres
Todo mi ser se conmuta
Vulneras mis vigilias y mis sueños
Y estoy como el delirio
Cegado por la tiniebla ardiente.

                   II

Es el amor

Es el amor
La garra potente del amor

Nadie sabe de dónde surten tus relámpagos
El pico arrebatado del amor

Nadie sabe de dónde surten tus relámpagos
Qué amenaza descubre tu presencia despierta tu furor
Quién propaga tus llamaradas impetuosas.



FAREWELL

Pablo Neruda
Chileno

1

Desde el fondo de ti, y arrodillado
un niño triste, como yo, nos mira.

Por esa vida que arderá en sus venas
tendrían que amarrarse nuestras vidas.

Por esas manos, hijas de tus manos,
tendrían que matar las manos mías.

Por sus ojos abiertos en la tierra
veré en los tuyos lágrimas un día.

2

Yo no lo quiero, Amada.

Para que nada nos amarre
que no nos una nada.

Ni la palabra que aromó tu boca,
ni lo que no dijeron las palabras.

Ni la fiesta de amor que no tuvimos,
ni tus sollozos junto a la ventana.

3

(Amo el amor de los marineros
que besan y se van.

Dejan una promesa.
No vuelven nunca más.

En cada puerto una mujer espera,
los marineros besan y se van.

Una noche se acuestan con la muerte
en el lecho del mar.

4

Amo el amor que se reparte
en besos, lecho y pan.

Amor que puede ser eterno
y puede ser fugaz.

Amor que quiere libertarse
para volver a amar.

Amor divinizado que se acerca.
Amor divinizado que se va.)

5

Ya no se encantarán mis ojos en tus ojos,
ya no se endulzará  junto a ti mi dolor.

Pero hacia  donde vaya llevaré tu mirada
y hacia donde camines llevarás mi dolor.

Fui tuyo. Fuiste mía. ¿Qué mas? Juntos hicimos
un recodo en la ruta donde al amor pasó.

Fui tuyo, fuiste mía. Tu serás del que te ame,
del que corte en tu huerto lo que he sembrado yo.

Yo me voy. Estoy triste: pero siempre estoy triste:
Vengo desde tus brazos. No sé hacia dónde voy.

... Desde tu corazón me dice adiós un niño.
Y yo le digo adiós.



POEMA NÚMERO VEINTE

Pablo Neruda
Chileno

         Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: “La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos”.
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como esta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque este sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.



ESTA PENA MÍA

Pedro Miguel Obligado
Argentino

        Esta pena mía... no tiene importancia...
sólo es la tristeza de una melodía
y el último ensueño de una fragancia...
  ¿Que todo se muere...  que la vida es triste...

         que no vendrás nunca por más que te espere,
que ya no me quieres como me quisiste? “
No tiene importancia... yo soy razonable:
No pudo pedirte ni amor ni constancia.

         Si es mía la culpa de no ser variable!
¿Qué valen mis quejas si no las escuchas,
y qué mis caricias, desde que las dejas
quizás despreciadas porque fueron muchas?

         Si ésta pena mía...
no es más que el ensueño de una fragancia,
no es más que la sombra de una melodía...
¡ya ves que no tiene ninguna importancia!.



REIR LLORANDO
Juan de Dios Peza
Peruano

Viendo a Garrick, actor de Inglaterra,
el pueblo al aplaudirlo le decía:
“Eres el más gracioso de la tierra,
y el más feliz”...
         Y el cómico reía.
Víctima del  “spleen”  los altos lores,
en sus noches más negras y pesadas,
iban a ver al rey de los actores,
y cambiaban su “spleen” en carcajadas.
Una vez ante un médico famoso,
Llegóse un hombre de mitrar sombrío.
         “Sufro, le dijo, un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío”
         “Nada me causa encanto ni atractivo;
no me importa mi nombre ni mi suerte;
en un eterno  “spleen”  muriendo vivo,
y es mi única pasión la de la muerte”
-          Viajad y os distraeréis.
o   Tanto he viajado.
-          Las letras buscado.
o   Tanto he leído.
-          Que os ame una mujer.
o   Si soy amado
-          Un título adquirid.
o   Noble he nacido
-          Pobre seréis quizá
o   Tengo riquezas
-          ¿De lisonjas gustáis?
o   ¡Tanto escucho!
-          ¿Qué tenéis de familia?
o   Mis riquezas
-          ¿De vuestra vida actual tenéis testigos?
-          Si, mas no dejo que me impongan yugos;
yo les llamo a los muertos, mis amigos,
y les llamo a los vivos, mis verdugos.
-          Me deja. Agregó el médico, perplejo
vuestro mal; más no debo acobardaros;
tomad hoy por receta este consejo:
sólo viendo a Garrick podéis curaros.
o   ¿A Garrick?
-          Si, a Garrick... la más remisa
y austera sociedad le busca ansiosa;
todo aquel que lo ve, muere de risa,
tiene una gracia artística asombrosa.
o   ¿Y a mí que me hará reír?
-          ¡Oh, sí! os lo juro,
él sí, nadie más que él, mas .... ¿qué os inquieta?
-          Así dijo el enfermo, no me curo;
Yo soy Garrick... cambiadme la receta.


         Cuántos hay que cansados de la vida,
enfermos de pesar, muertos de tedio,
hacen reír como el actor suicida,
para encontrar para su mal remedio,
¡O cuántas veces al reír se llora!
Nadie en lo alegre de la risa ríe
porque en los seres que el dolor devora
el alma llora cuando el rostro ríe.
Si se muere la fe, huye la calma
si sólo abrojos nuestra planta pisa,
lanza a la faz la tempestad del alma
un relámpago triste: la sonrisa.
El carnaval del mundo engaña tanto,
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto
y también a llorar con carcajadas.



ADIÓS

José Eustasio Rivera
Colombiano

         Todo en nosotros muere con esta despedida:
los dos desde este instante cambiaremos también...
Sombras serás mañana por mí desconocida,
Distinto seré entonces del que tus ojos ven.

         El viento que hoy deshoja la rama florecida,
luego de los retoños alegrará el vaivén.
Se estrechan nuestras manos antes de la partida:
¡que pronto  a extraños seres les brindarán sostén!

         ¡Adiós! Cruenta palabra que inventó la tristeza,
eco de lo que acaba, grito de lo que empieza,
súplica de los ojos que no quieren llorar...

         Me abrazas y vibramos en un solo gemido,
tú, por la angustia efímera del recuerdo querido,
yo, por certidumbre de que voy a olvidar.



LLAMA ETERNA

Raquel Sáenz
Uruguaya

         Dudas que yo me aleje, y sin embargo,
así ha de ser. Mi espíritu cansado
de sufrir por amarte, ha preferido,
someterse al suplicio de la ausencia
aunque me exponga a provocar tu olvido.

         Mas ¡no me olvidarás, que mi recuerdo
te seguirá en pesares y alegrías!
No podrás olvidar a quien te quiere
más que ninguna, y por amarte tanto
morir de amor lejos de ti prefiere.

         El deseo es eterno, y un deseo
he sido para ti, y al no saciarlo
cual llama eterna brillará en tu vida!
Yo me iré lejos, donde no me veas,
pero mi llama quedará encendida.

         Y en otras bocas buscarás mi boca,
y en otros ojos buscarás mis ojos,
y errante siempre irás de huella en huella,
pidiendo delirante a las mujeres:
¡dadme los ojos y los besos de ella!



ACUÉRDATE DE MÍ

Carlos Augusto Salaverry
Peruano

         ¡Oh! ¡cuánto tiempo silenciosa el alma
mira en redor su soledad que aumenta:
como un péndulo inmóvil, ya no cuenta
                   las horas que se van!
Ni siente los minutos cadenciosos
a golpe igual del corazón que adora
aspirando la magia embriagadora
                   de tu amoroso afán!

         Ya no late, ni siente, ni aún respira
petrificada  el alma allá en lo interno:
tu cifra en mármol con buril eterno
                   queda grabada en mí!
Ni hay queja al labio ni a los ojos llanto:
muerto para el amor y la ventura,
está en tu corazón mi sepultura
                   y el cadáver aquí!

         En este corazón ya enmudecido
cual  la ruina de un templo silencioso,
vacío, abandonado, pavoroso,
                   sin luz y sin rumor:
Embalsamadas ondas de armonía
elevabánse un tiempo en sus altares:
y vibraban melódicos cantares
                   los ecos de tu amor.

         Parece ayer!... De nuestros labios mudos
el suspiro de ¡”Adiós” ¡ volando al cielo,
y escondías la faz en tu pañuelo
                   para mejor llorar!
Hoy... nos apartan los profundos seños
de dos inmensidades que has querido,
y es más triste y más hondo el de tu olvido
                   que  el abismo del mar!

        Pero, ¿qué es este mar? ¿qué es el espacio,
qué la distancia, ni los altos montes?
ni qué esos turbios horizontes
                   que miro desde aquí:
Si al través del espacio y de las cumbres,
de ese ancho mar y de ese firmamento,
vuela por el azul mi pensamiento
                   y vive junto a ti?

         Si yo tus alas invisibles veo,
te llevo dentro del alma, estás conmigo,
tu sombra soy, y adónde vas te sigo
                   de tus huellas en pos!
Y en vano intentan que mi nombre olvides:
nacieron, nuestras almas enlazadas,
y en el mismo crisol purificadas
                   por la mano de Dios!

         Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido:
mi nombre está en la atmósfera, en la brisa,
y ocultas al través de tu sonrisa
                   lágrimas de dolor:
pues mi recuerdo tu memoria asalta,
y a pesar tuyo por mi amor suspiras,
y hasta el ambiente mismo que respiras
te repite ¡mi amor!

         ¡Oh! Cuando veas en la desierta playa,
con mi tristeza y mi dolor a solas,
el vaivén incesante de las olas
                   me acordaré de ti:
cuando veas que un ave solitaria
cruza el espacio en moribundo vuelo,
buscando un nido entre el mar y el cielo
                   acuérdate de mí!


TE AMO

Rosario Sandores

Mexicana

         Me borraste del libro de tu vida
mas no tengo  reproches que lanzarte,
si me llamé tuya y consentí en amarte,
no me muestro por ello arrepentida.

         No es perenne el amor, no hay fuerza humana
capaz de contemplarlo eternamente...
tú y yo nos adoramos locamente,
no importa que haya sido una mañana.

         Dulce huella en mi espíritu has dejado
porque en mi corazón ¡Oh mi bien amado!
No se abrieron las rosas del estío...

         Yo no quiero, ni debo reprocharte,
porque espero algún día perdonarte
y llamarte de nuevo, amado mío...



ESPERA

Medardo Ángel Silva
Ecuatoriano

                        I

        Bajo el oro del sol, sedeña y pura
vendrás para curar mis hondos males,
trayendo en mil redomas, orientales
bálsamos de consuelo y de ventura.

         Ungirás mi dolor con tu hermosura,
y con tus dedos finos y filiales,
derramarás en mí los manantiales
que guardas, de Piedad y de Dulzura.

         Al arrumbar feliz a mi ribera.
Tú serás en mis campos. Primavera,
y flor y aroma en mi jardín desierto.

         Y en una noche tibia y perfumada
rodará por la alfombra empurpurada,
el negro monstruo de mis penas, muerto.

                            II

         En vano te he esperado cada aurora,
mudos los labios, triste el pensamiento,
me sorprendió mirando el pulimento
de los senderos blancos, ¡Mi Señora!...

         En vano te he esperado, hora tras hora;
me falta ya el valor... y hasta el aliento,
y cada vez más desgarrante siento
el puñal del dolor que me devora.

         ¿ya nunca has de venir?... ¿Nunca en tus labios
que son de todas las caricias sabios,
apagaré mi sed de peregrino?

¡Oh voz nefasta que mi ensueño trunca!
sólo el eco repite en el camino
inmensamente triste:  ¡Nunca!... ¡Nunca!...



CONSEJO
Aída Tam Fox
Peruana

Cuando pases
si pasas nuevamente
por mi vida,
no te ufanes del amor
por mí sentido.
Yo jugué cara a luz,
sin  miedo
y tú... en la sombra.
Paupérrima victoria...



POEMA DEL RECUERDO

Zoraida Torres Bouroncle de Rivero
Peruana
Es para ti, que canta hoy mi dolor
¡amor ferviente y ávido de un día!
vuelca hoy para ti mi poesía,
el dulce néctar de la inspiración.

Poesía fecunda nuestro beso,
a la orilla, esmeráldica del mar,
tus brazos, la cadena de lo eterno,
tu voz modulación de inmensidad.

Mis oídos caracolas marinas
abiertas a tu verbo de ultramar;
“eres cual presentíanse mis ansias”
me decía tu voz que era ansiedad.

Tú en un pueblo olvidado y solitario
desgranas el rosario del recuerdo;
y yo ovillando el hilo del ayer
pongo fin al poema dulce y tierno.

Hasta ti, llegará, amorosamente
venciendo mil kilómetros de olvido,
este poema estriado de pasión,
que en tu memoria escribo.



LA FELICIDAD

Luis G. Urbina
Mexicano

         Sí, la conozco. Es bella. Una mañana,
maravillosamente apareció
como una blanca sombra en mi sendero,
y me dijo: --Aquí estoy--.

         ¿Quién eres?... pregunté.
La que tú esperas;
la tardía ilusión
que una vez sola viene; el prodigioso
sueño de paz de un fiel y último amor.

         (Y mi alma estaba mustia; mis cabellos
grises: mi corazón helado ya).
Alcé los ojos; la miré: ¡qué bella
es la felicidad!

         ¡Piadosa mía! Llegas tarde; todo
en mí dormido para siempre está.
Lloré un momento; la besé la mano,
Le dije ¡adiós!... y la dejé pasar.



ASÍ FUE

Luis. G. Urbina
Mexicano

         Lo sentí, no fue una
separación, si no un desgarramiento;
quedó atónita el alma, y sin ninguna
luz, se durmió en la sombra el pensamiento.

         Así fue; como un gran golpe de viento
en la serenidad del aire. Ufano
en la noche tremenda
llevaba yo en la mano
una antorcha con qué alumbrar la senda,
y que de pronto se apagó; la obscura
acechanza del mal y del destino,
extinguió así la llama y mi locura.

         Vi un árbol a la orilla del camino
y me senté a llorar mi desventura.

         Así fue, caminante
que me contemplas con mirada absorta
y ansioso semblante,
yo estoy cansado, sigue tú adelante;
mi pena es muy vulgar y no te importa.

         Amé, sufrí, gocé, sentí el divino
soplo de la ilusión y la locura;
tuve una antorcha, la apagó el destino,
y me senté a llorar mi desventura,
a la sombra de un árbol del camino.



LIED

Alberto J. Ureta
Peruano

         Aquel que pasa sin mirar las cosas
 e ignora a dónde ha de llegar al fin,
¡qué bien ha de dormir sobre las rosas
                   ajadas del festín!

         Aquel que espera siempre en un risueño
panorama que alivie su dolor,
¡qué bien ha de dormir cuando en su sueño
                   surja el sueño de amor!

         Y aquel que busca para su alma enferma
remedio que jamás ha de encontrar,
1qué bien ha de dormir cuando se duerma
                   para no despertar!



LA DANZA DE LAS HORAS

Abraham Valdelomar
Peruano
         Hoy, que está la mañana fresca, azul y lozana:
hoy, que parece un niño juguetón la mañana,
y el sol parece como que quisiera subir
corriendo por las nubes, en la extensión lejana,
                   hoy quisiera reír...

         Hoy, que está la tarde dorada y encendida,
en que cantan los campos una canción de vida,
bajo el cóncavo cielo que se copia en el mar,
hoy, la Muerte parece que estuviera dormida,
                   hoy quisiera besar...

         Hoy, que la luna tiene un color ceniciento!
hoy, que me dice cosas tan ambiguas el viento,
a cuyo paso eriza su cabellera el mar:
hoy, que las horas tienen un sonido más lento,
                   hoy quisiera llorar...

         Hoy, que la noche tiene una trágica duda,
en que vaga en la sombra una pregunta muda,
en que se siente que algo siniestro va a venir,
que se baña en el pecho la tristeza desnuda,
                   hoy quisiera morir...



AMOR VERDADERO

Guillermo Valencia
Colombiano
         Tu indiferencia aumenta mi deseo;
cierro los ojos yo por olvidarte,
y cuando más procuro no mirarte
y más cierro los ojos, más te veo.

         Humildemente en pos de ti rastreo,
humildemente, sin lograr cambiarte,
cuando alzas tu desdén como un baluarte
entre tu corazón y mi deseo.

         Sé que jamás te alcanzará mi anhelo,
que otro feliz levantará tu velo
¡y estrechará tu juventud en flor!

         Y, en tanto, crece mi pasión y avanza:
es medio amor amar con esperanza,
y amar sin ella, ¡verdadero amor!



LA CENA MISERABLE

César Vallejo
Peruano

Hasta cuándo estaremos esperando lo que
no se nos debe... ¡Y en qué recodo estiraremos
nuestra pobre rodilla para siempre! ¡Hasta cuándo
la cruz que nos alienta no detendrá sus remos!

¡Hasta cuándo la Duda nos brindará blasones
por haber padecido...!
                            Ya nos hemos sentado
mucho a la mesa, con la amargura de un niño
que a media noche, llora de hambre, desvelado...

¡Y cuándo nos veremos con los demás, al borde
de una mañana eterna, desayunados todos!
Hasta cuándo este valle de lágrima, a dónde
Yo nunca dije que me trajeran.

                            De codos
todo bañado en llanto, repito cabizbajo
y vencido: ¡Hasta cuándo la cena durará!

Hay alguien que ha bebido mucho, y se burla,
y acerca y aleja de nosotros, como negra cuchara
de amarga esencia humana, la tumba...

                   Y menos sabe
ese oscuro hasta cuándo la cena durará!



¿CÓMO PUDIERA HACER ...?

Juan Wallparrimachi Maita

Boliviano

¿Cómo pudiera hacer
para peinar con peine de oro
tu negra y encantada cabellera
y ver cómo ella ondula alrededor de tu cuello?

¿Cómo pudiera hacer
para que los luceros de tus ojos
rompiendo el caos de mi ceguedad
sólo brillaran en mi corazón?

¿Cómo pudiera hacer
para beber tu aliento y conseguir
que la mulla que está floreciendo en tus labios
se cubriera de flores aún más rojas?

¿Cómo pudiera hacer
para que la pureza de tu mano
avergonzando a la azucena
reverderara todavía más?

¿Cómo pudiera hacer
para que el ritmo de tu andar
en cada paso fuera derramando
más flores que las que hoy le veo derramar?

Y si me fuera dado hacer todo esto,
ya podría plantar tu corazón
dentro del mío, para verlo
eternamente reverdecer.



A MI CORAZÓN

Julio Zaldumbide
Ecuatoriano

¡Corazón! ¡Corazón! ¿Por qué suspiras?
Por qué los muros de tu cárcel bates?
es imposible corazón ... deliras!
¡Infeliz corazón, en vano lates!

Siempre contuve tu ímpetu violento
desde que pude conocer el mundo;
siempre fui un sordo a tu amoroso acento,
sin tener compasión de tu ¡ay! Profundo.

¿Sabes por qué? Tras vanas ilusiones
(ilusiones no más, bien lo sabía!
quisiste ir como otros corazones
a buscar, necio ... ¿qué? Lo que no había;

a buscar el amor ... amor no se halla;
a buscar la virtud ... la virtud, menos
por eso yo te opuse firme valla,
Y no tuviste días de horror lleno.



COMO PÁJARO HERIDO

Jesús Zavala
Mexicano

         En medio del austero camino de la vida,
las sombras de la noche cobijaban mi ser.
Yo caminaba a tientas por la senda derruida
de mis turbios quebrantos y de mi padecer.

         Yo caminaba a tientas... y el alma dolorida
no se quejaba nunca; pero anhelaba ver...
¡El milagro se hizo! Por la senda florida,
coronada de rosas, viajaba  una mujer...

         Y proseguí las huellas divinas de sus pasos...
Y la adoré, y quise fundirla en mis brazos;
mas al tocar su cuerpo se esfumó la ilusión.

         Yo la creía un ángel. ¡Y en sus brazos opreso,
como pájaro herido, murió mi corazón!...



Amor a Dios, a Jesús,
La Virgen, y los Santos      


        Tuve en mi pecho a Dios y su hermosura
              nunca vista jamás se difundía
              por mi lóbrego ser y convertía
              en ventura total mi desventura.

                        Mario Florián

              Virgen en cuyo seno
              halló la deidad digno reposo...

                        Fray Luis de León

              En mí  yo no vivo ya,
              y sin Dios vivir no puedo,
              pues sin él y sin mi quedo,
              este vivir, ¿qué será?

                        San Juan de la Cruz

              Y así, no quise escribirte,
              porque no quise atrevida
              quitar a Dios este obsequio
              ni a ti estorbarte esa dicha...

        Sor Juana Inés de la Cruz


TERESA DE JESÚS
Rafael Aguilar
Peruano

         Tu santidad ardiente qué encanto aún ofrece,
sin nada que limite tu mística grandeza;
con la inmortal aureola de santa, tu belleza
por más allá del mundo, eterna, resplandece.

         Cuanto más miserable el mundo nos parece,
cobra valor más grande de lírica realeza
tu prosapia noble de ejemplar pureza
que más que al cielo, ahora al mundo pertenece.

         Lo que sintió tu alma –amor-  guió tu pluma,
por eso en tu estilo hay elocuencia suma
de quien su sentimiento en el papel transcribe.

         Y tiene en su lenguaje, cual perlas engarzadas,
ls palabras sentidas, las frases inspiradas
de quien sólo movida del sentimiento escribe.

                            II

         Te consumió el anhelo de una pasión divina
y fue encendida brasa de amor tu corazón;
de tu pasión la historia tres siglos ilumina,
tres siglos que se alumbran con esa tradición.

         La pasión que redime, santifica o fulmina
fue la que tu sentiste, terrífica pasión,
la que a cielos o infierno el alma encamina,
la que es amparo y guía o eterna perdición.

         ¡Oh!, tú, que en los arrobos de mística agonía
sentías que tu alma de no morir moría
de tu amor el objeto mirándolo en la cruz.

         Por tu encendida ansia, por tu pasión llameante,
bendita sea por siempre, incomparable amante,
histérica sublime, ¡Teresa de Jesús!



AL SEÑOR DE LOS MILAGROS
Rafael Aguilar
Peruano

Señor de los Milagros, cuando pasar te veo
por calles de esta bella y sensual ciudad,
tan horra, sin embargo, de espiritual deseo,
tan llena de miseria, siento por ti piedad.

         Cómo tendrás el alma con el dolor, tributo
de todo desamparo de esta humana grey
que ante ti se postra en el culto absoluto
de su esperanza humilde y te proclama Rey.

         Cómo tendrás el alma, Señor de los Milagros,
con tanto y tanto ruego de tan rendida fe,
de los que nada tienen, palacetes ni agros,
y, en su pobreza y pena, devotos se les ve.

         Sus padres tal vez fueron más míseros que ellos
o si tal vez magnates que la desgracia hundió,
o sin tal vez judíos, algunos como aquellos
de los que era Judas que te engañó y vendió.

         Al paso de los siglos, la muchedumbre sigue
en su abandono triste teniendo fe en ti
y a la orfandad, al hambre y al pesar prosigue
apegada a tu imagen con ciego frenesí.

         Al ver tanto infortunio en este mar morado
que ondea ante tus ojos, la pena que tendrás:
te sentirás seguro, aún más crucificado
que en los tiempos aquellos de Herodes o Caifás.

         ¡Qué ruego puedo alzarte en esta mi congoja
que pasa cual la tuya, sin nada remediar,
mientras ante tus plantas la multitud se arroja
y hace siglos y siglos que la haces esperar!

         Al fin, de los Milagros Señor, atiende el ruego,
ve a tu pueblo y su inmensa, íntima orfandad,
no te muestres tan sordo, tan impotente y ciego
y míranos a todos con ojos de piedad.

         Que tu ternura abarque a toda esta gente
que hambrienta, abandonada, sólo te tiene a ti;
que tu piedad alcance a todo lo existente
y, por no esperar nada, apiádate de mí.



SONETO AL CRUCIFICADO
Anónimo
Español

         No me mueve, mi Dios para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

         Tú me mueves, Señor; muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme ver tu cuerpo tan herido;
muéveme tus afrentas y tu muerte.

         Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que, aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno,  te temiera.

         No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.



DOLOR

Susana Calandrelli
Argentina

         Tú que sólo  contigo, Señor, fuiste severo,
proscrito de la dicha por piadoso y por fuerte.,
Señor, Tú que has querido llenar el orbe entero
con el dolor sin límites de tu divina muerte,
y en este afán de lágrimas de tu alma esclarecida
llorabas con el llanto de todo cuanto existe,
tenías un consuelo, sin embargo en la vida:
¡Tu madre iba contigo en el camino triste!

         Recuerda... Cuando a veces doliente y fatigado,
caías de rodillas sobre tu sombra mustia,
tu madre se inclinaba dulcemente a tu lado
besándote en la frente con amorosa angustia...
Y en esa sola dicha, Señor, que te quedaba
de todo cuanto sueñan los hombres en el mundo,
quizá viste un instante cuando el valor faltaba,
revivir milagrosa tu fe de moribundo...

         ¿Por qué dejas, entonces, que suba a las esferas
el clamor infinito del dolor sin consuelo?
¿Doblarán  las campanas si Tú no lo quisieras?
¿Acaso sus lamentos no llegan hasta el cielo?
Y si a todos los hombres llamabas tus hermanos,
y tanto te dolías de su vida ya triste,
¿por qué dejas, Dios mío, que sufran tus hermanos
ese dolor tan grande que Tú no conociste?



PLEGARIA ÍNTIMA

Diego Camacho

Peruano
         Los sonidos del órgano llenaban,
 de la Iglesia las naves espaciosas,
y en el altar mayor parpadeaban
las luces y las cosas misteriosas...

         Del incienso, el perfume religioso,
saturaba el ambiente, en aquel día,
era un acto solemne y majestuoso:
el santo sacrificio se decía.

         Con devoción los fieles de rodillas
escuchaban la misa atentamente;
y al anuncio de alegres campanillas
sólo yo me mostraba indiferente.

           Te buscaban mis ojos con anhelo,
sin que pensase en Dios el alma mía:
qué me podía interesar el cielo,
si eras tú sola, tú mi idolatría.

         Qué consuelo, que dicha, qué ventura,
tu mirada y la mía se encontraron,
y en un arrobamiento de ternura
nuestros dos corazones se abrazaron.

         Devotamente todos se inclinaron;
entonces me postré también de hinojos;
las místicas campanas se agitaron
y no se desprendieron nuestros ojos .

         Tú creías tal vez que m olvidaba,
que nuestro Dios ya estaba en el altar;
mas no era así; mi espíritu imploraba,
y esta oración me puse a recitar: 

         Mira, Señor, --le dije arrepentido—
sin devoción tu misa he presenciado
pero ya que del cielo has descendido
a pedir tu perdón vengo humillado.

Tú eres bueno, eres justo. Padre mío,
por su amor Tú bien sabes que me muero,
y Tú que tiene poderío,
has que me quiera como yo la quiero.

         Los sonidos del órgano llenaban,
de la iglesia las naves espaciosas,
y en el altar mayor parpadeaban
las luces y las cosas misteriosas.



OFRENDA A JESÚS

Daniel De La Vega

Chileno

         Jesús nazareno, tú que los querías,
tú que los llamabas, tú que defendías
las blancas mañanas de sus alegrías,
tú que a tus hermanos siempre les decías:
“Dejad a los niños que vengan a mí...”
toma este florido rayito de luna,
carne de mi carne, sin mancha ninguna,
candorosamente dormida en su cuna,
Jesús Nazareno, te la entrego a ti...

         Te pido que nunca la dejes perdida
en las fragorosas aguas de la vida.
Está por tu propia sangre redimida.
¡Jesús Nazareno, te la doy dormida!
Su corazoncito también está así...
Su madre ha querido que te la de plena.
Tómala así humilde, tómala así buena,
tómala, Maestro, por ella y por mí...

         Su madre ha querido que te la de plena.
Haz que sea dulce, haz que sea buena,
haz que sea un rayo de luz serena
sobre las angustias de nosotros dos...
Yo quiero que sea su fe la más viva,
yo quiero que sepa mirar hacia arriba
con hambre de altura, de lumbre, de Dios...

         Tómala, Maestro, tómala inocente;
quiero que te rece fervorosamente,
y que en las mareas de su vida ardiente
ame humildemente, ame dulcemente,
todas esas cosas que su padre amó.

         Y tú, Jesús, déjale esas ilusiones,
esas alboradas, esas devociones,
esas alegrías, esas oraciones,
esas inquietudes que he perdido yo...

         Señor Jesucristo, es mala la vida...
Señor Jesucristo, la fe está perdida,,
la esperanza muerta, muerta la ilusión...
Tú Jesús, apártala de nuestros abrojos,
y quema sus labios y alumbra sus ojos
con el evangelio de tu corazón...
         Toma este florido rayito de luna,
es rosa de sangre sin mancha ninguna,
Jesús Nazareno, tómala en la cuna.
Ella me ha pedido que te la de así...
Es luz de nosotros, es luz de mi vida.
Tómala, Maestro, ¡Te la doy dormida!
Tómala, Maestro, ¡por ella y por mí!...



DIOS

Gonzalo Escudero
Ecuatoriano

Sobre la noche de ébano, tiendo mis manos bárbaras
para buscar a Dios ... y enarbolo en mis mástiles
el silencio. Y conduzco huracanes alígeros,
y hasta muerdo la fruta de tus dos senos núbiles
para encontrar a Dios en sus pezones túrgidos
maravillosamente convertido en miel límpida.
y hasta quiso palparle en la caricia tímida
de los niños que penden como manzanas pródigas
del árbol de las madres. Y hasta en la llama pálida
que me hizo conocer tus dos flancos de náyade
aquella noche buena de los primeros pámpanos
y hasta en la madrugada de linos arcangélicos
de tu muerte, quisiera buscarte y en el trémolo
de una tarde sin fin con arco iris diáfanos
y corderos pascuales de hatos inverosímiles
y golondrinas de oro y campaniles de ángelus
y hasta en las nubes blandas de un otoño traslúcido
que nos haga llorar sin saber cómo...

                                               Céspedes
De berilo impalpable han caído de un álamo.
Mil grillos tintinean unísonos sus crótalos
e ilumina su doble candil una luciérnaga.

Estoy tranquilo. Floto en algodones húmedos,
mientras Dios se desmaya dulcemente en mis párpados.

LÁGRIMAS DE ODIO
Ricardo Nieto
Colombiano

         Una noche, Jesús, meditabundo,
con sus ojos tan grandes y tan tristes,
entre las sombras contemplaba el mundo.
La obscuridad en torno se extendía
como una mancha de carbón, y el cielo
un inmenso sudario parecía.

         Y al contemplar la ingratitud humana,
más negra que la noche, más obscura
que las mismas tinieblas, con tristeza,
con profundo dolor, con amargura
inclinó sobre el pecho la cabeza
y lloró... lloró mucho...
        
         Lentamente
Jesús abrió los ojos,
esos ojos tan grandes y tan tristes,
que parecían llorar eternamente,
y al mirar en la bóveda sombría,

semejante a un obscuro terciopelo,
se secaron sus lágrimas... ¡Había
un enjambre de estrellas en el cielo!


SALMO L

Pablo de Olavide
Peruano

Señor, ¡misericordia!  a tus pies llega
el mayor pecador, mas ya contrito,
que a tu infinita paternal clemencia
pide humilde perdón de sus delitos.

Perdónale, Señor, oye piadoso
el doliente clamor de mis gemidos,
según la multitud de tus piedades
lava las manchas de mus muchos vicios.

Lávalas, mas, Señor, haz que tu sangre
borre, y no deje más de mis delirios,
que tu gloria de haberlos perdonado,
y mi dolor de haberlos cometido.

Conozco mi maldad, veo que es grande,
que no puedo ocultármela a mi mismo,
y sé que, si tu sangre no la borra,
ha de ser para siempre mi suplicio.

Pequé, pequé, mi Dios, en tu presencia,
osado te insulté, fui tu enemigo,
mas, perdón, justifica tus promesas,
y venza la piedad en tus juicios.

Sé que soy delincuente, mas, ¿qué mucho?
si vengo de un origen tan indigno,
si nací de mi madre en el pecado,
y de un semen infecto y corrompido.

tas tú, que la verdad amas piadoso,
te has dignado mostrarte compasivo
de tu sabiduría los decretos
y de la confesión  el beneficio.

Allí me rociarás con el hisopo,
con la sangre preciosa de tu Hijo
me lavarás, y quedaré con ella
más blanco que la nieve y el armiño.

A mi oído también darás entonces
con tu perdón consuelo y regocijo,
y mis huesos exánimes y yertos
serán ya de tu cuerpo miembros vivos.

Aparta pues  tu vista de mis culpas,
vuelvan tus ojos a mirar a Cristo,
y lávame, Señor, con esa sangre,
que pródigo derramas hilo a hilo.

Un puro corazón cría en mi pecho,
y tan puro, que sea de ti digno;
mi espíritu renueva, y haz que sea
tan recto como injusto fue el antiguo.

No me arrojes, Señor, de tu presencia
que eres nuestra salud, guía y camino,
alúmbreme tu luz, y no me quites
de tu Espíritu Santo el dulce auxilio.

Vuélveme a  la alegría de tu gracia,
vuelve a reconocerme por tu hijo,
confírmame en tu amor, y que ya siempre
te sirva fervoroso y sometido.

Tu santo nombre alabarán las gentes,
tus sendas mostraré yo a los inicuos,
y admirando tu gran misericordia,
se te han de convertir aun los impíos.

Oh Dios de mi salud, Dios de clemencia,
líbrame del mortífero atractivo
de la carne y la sangre, y tu alabanza
mi lengua entonará todos los siglos.

Tú, señor, abrirás mi torpe labio,
este labio, que tanto te ha ofendido,
mas ya ferviente cantará tu gloria
con cánticos amantes, gratos himnos.

Porque , si tú quisieras otra ofrenda,
ninguna te negará el ardor mío;
pero no quieres tú más holocausto
que un corazón humilde y compungido.

Señor, pues amas y deseas tanto
salvar a tu Sión, dispón benigno,
que en la inmortal Jerusalén de mi alma
se labre de tu amor el edificio.

Aceptarás entonces las ofrendas,
los holocaustos que te son debidos,
y de tu altar mi corazón pendiente,
arderá en incesante sacrificio.



A SANTA ROSA DE LIMA

Alejandro Sequeira Rivas

Nicaragüense

         Santa Rosa de Lima, hago la invocación
de tu nombre sagrado, diamante que ilumina
para que de tus rosas sin herirme una espina,
se arome y se perfume, feliz mi corazón.

         Desde mi Nicaragua te traigo  una oración
que en tus cielos se enciende y en sus mares se rima;
para loar tu nombre ¡Santa Rosa de Lima!
Mis labios hoy musitan la voz del corazón.

         Para cubrir tus hombros traigo un trozo de cielo
y un búcaro de rosas para alfombrar el suelo
que sostiene tus plantas, puras como una flor;

         y para tu corpiño, radiante terciopelo
que ilumine mi mente, huérfana de consuelo,
todo, por sólo un rayo divino de tu amor.


SALMO III

José Manuel Valdez
Peruano

El Señor me dirige y me protege;
nada me falta que inquietarme deba;
pues en sitio me ha puesto donde abundan
los pastos que me nutren y recrean.

Aquí corren una fuente de agua pura,
y ha querido educarme junto de ella,
porque es tal su virtud, que quien la bebe,
vive sano y su vigor renueva.

El me apartó del mal, y a la justicia
me ha conducido por angosta senda,
a fin de que su nombre sacrosanto
glorificado por los siglos sea.

Sí, mi Dios y Señor: tú estás conmigo:
así no temeré que mal me venga
por peligro ninguno, ni que tiemble
viendo las sombras de la muerte horrenda.

Pues cuando con tu vara me castigas,
tu pastoral cayado me sustenta;
y al ver que me corriges como padre,
mi corazón se humilla y se consuela.

Diariamente me llamas y convidas
a tu divina y regalada mesa,
para que coma el pan que me defiende
de los contrarios que perderme puedan.

Ungiste mi alma con el óleo sacro,
en que los dones del amor se encierran;
y en tu seno me embriagas con el cáliz
del vino que me anima y me deleita.

Yo espero por tu gran misericordia,
que siempre mientras viva me protejas,
así como tu gracia me previno
antes que conociese mi existencia.

Y de éste modo por tu amor viviendo,
habitaré después de que fallezca,
con perdurable y refulgente día,
en la mansión celeste donde reinas.



LAMENTACIONES SOBRE LA VIDA EN PECADO

Juan del Valle y Caviedes
Peruano

¡Ay mísero de mí! Ay, desdichado
que, sujeto al pecado,
vivido he tanto tiempo orgullecido,
si es vivir el pecado en que he vivido
¿Cómo puedo vivir en tal tormento,
sin dar velas al mar del sentimiento?

Nace el ave ligera
de rizado plumaje y a la esfera,
irguiéndose veloz y enriquecida,
a Dios está rendida
y yo, con libertad, en tanta calma,
nunca, Señor, os he ofrecido el alma.

Nace el bruto espantoso
de riza crin, de cerdas mar undoso
y al mirarse de todos respetado
siempre venera al que lo ha creado.
Sólo yo con terrible desvarío,
nunca os postré. Señor, el albedrío.

Nace la flor lucida,
ya rubí, ya esmeralda, engrandecida
y al ver su color roja,
por dar a su Autor gracias, se deshoja
y yo, con libertad, en tanta calma
nunca, Señor, os he ofrecido el alma.

Nace el arroyo de cristal o plata
y apenas entre flores se desata,
cuando en sonoro estilo guijas mueve
y a Dios alaba con su voz de nieve.
Sólo yo con terrible desvarío,
Nunca os postré, Señor, el albedrío.

Nace el soberbio monte,
cuya alteza registra el horizonte
y en su tosca belleza,
ensalza más a Dios con su rudeza
y yo, con libertad, en calma
nunca, Señor, os he ofrecido el alma.

Nace el pez adornado
de un vestido de conchas escamado
y apenas gira centro tan profundo,
cuando respeta al Creador del mundo;
sólo yo con terrible desvarío
nunca os postré, Señor, el albedrío.

Al fin, mi Dios, si os ama reverente
cuanto vi de animado y de viviente,
¿no he de estar de mí mismo avergonzado,
viendo os han alabado,
al tiempo que he pecado disoluto,
arroyo, monte, pez, flor, ave y bruto?