domingo, 24 de octubre de 2010

Sexta Parte: CANTO AL AMOR

Amores correspondidos,
Felicidad, Complacencias,
Gozo, Ilusión, Primer Amor
Agradecimiento, Esperanza
Amor compartido

Nunca pidas que las cosas se hagan como quieres; mas procura quererlas como ellas se hacen. Por este medio todo te sucederá como deseas.

                       Epícteto

La dicha muere cuando apenas nace;
es ráfaga de luz tan pasajera,
que en el punto que brilla se deshace.

                       José Selgas

Yo era un niño feliz
hasta que conocí el amor.

                       Guillermo Delgado

Lo más hermoso de la vida son las ilusiones.

                       Honorato de Balzac


EN RECUERDO DE MIS ENSUEÑOS...
Jorge Bacacorzo
Peruano

En recuerdo de mis ensueños
desvestidos por las playas y la fina arena de los tules
en recuerdo de la bruma vencida por los besos
en recuerdo de sus cánticos alegres y sus búcaros
en recuerdo de las guitarras asoleadas en sus puertas de la tarde
en recuerdo de los trigales y sus baladas entre las que tanto nos amamos
yo estampo en papel azul palabras
como oasis
palabras frescas como brisas que se perfuman en los árboles

Cómo evoco los trigales y las baladas
con las que tanto nos amamos
palabras de oro para sus penas y sus lágrimas
palabras rojas como el sol en la canícula
palabras de hilo para izar flores y saludos
y alcanzar a las mariposas que retozan en los cielos de las hierbas

Y no quiero despedirme
- oh lejana y hermosa frescura-
porque quién podría hacerlo
de la mujer que todavía vive en uno?


HAGAMOS UN TRATO

Mario Benedetti
Uruguayo

Compañera
usted sabe
que puede contar conmigo
no hasta dos
o hasta diez
sino contar
conmigo

si alguna vez
advierte
que la miro a los ojos
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense qué delirio
a pesar de la veta
o tal vez porque existe
usted puede contar
conmigo

si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo
no piense qué flojera
igual puede contar
conmigo

pero hagamos un trato
yo quisiera contar
con usted
                   es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.


TODAVÍA

Mario Benedetti

Uruguayo

No lo creo todavía
estás llegando a mi lado
y la noche es un puñado
de estrellas y de alegría

palpo gusto escucho y veo
tu rostro tu paso largo
tus manos y sin embargo
todavía no lo creo

tu regreso tiene tanto
que ver contigo y conmigo
que por cábala lo digo
y por las dudas lo canto

nadie nunca te reemplaza
y las cosas más triviales
se vuelven fundamentales
porque estás llegando a casa

sin embargo todavía
dudo de esta buena suerte
porque el cielo de tenerte
me parece fantasía

pero venís y es seguro
y venís con tu mirada
y por eso tu llegada
hace mágico el futuro

y aunque no siempre he entendido
mis culpas y mis fracasos
en cambio se que en tus brazos
el mundo tiene sentido

y si beso la osadía
y el misterio de tus labios
no habrá dudas ni resabios
te querré más
                   todavía.


YO SE QUE ESTÁS EN MI

Ovidio Fernández Ríos
Uruguayo

         Yo sabía mujer, que iba a encontrarte.
Más, sin saber por donde llegarías,
ni cual era tu nombre, ni qué harías
al llegar hasta mí, para anunciarte.

         Tú vendrías a mí, sin yo buscarte.
Sin yo sentirte, tú te infiltrarías
en mi ser con tu luz, y me darías
la divina razón para adorarte.

         Yo sé que se cumplió el presentimiento.
Yo sé que estás en mí, porque me siento
enamorar de ti, sin conocerte.

         No sé quién eras, pero ya eres mías,
con un amor que sólo apagaría
el profundo silencio de la muerte.


AQUÍ TE DI MI AMOR

Julio Garrido Malaver
Peruano

Aquí te di mi amor
como flor que ha crecido hasta ser todo.

De la Tierra nos llega la misma vibración
que como ayer estalla en colores y aromas
y en pájaros que vuelan simplemente
o se cantan nupciales alboradas...

Más allá están los árboles
que de correr buscándose y buscándonos
se quedaron a orillas del camino.
Y más allá de las cumbres
que al mirarnos llegar
izaron el pañuelo donde lloraste estrellas...

Y allá el Río de siempre con sus voces sin sueño.
Y también el silencio caminando descalzo
para que ningún ruido lo delate
en el azul de azules de tu pecho y el cielo...

¡Y estamos como ayer!
¡Somos los mismos!
¡En la Tierra y nosotros todo es nuevo...!


VE Y BÚSCALA GENTILMENTE

James Joyce
Irlandés

Ve y búscala gentilmente
         y dile que ya voy,
viento de fragancias cuya canción
         siempre es cantar de bodas.
Oh date prisa sobre las tierras oscuras
         y corre por encima del mar,
que no nos separen tierras ni mar,
         a mí y al amor mío.

A tu buen grado, viento,
         ruego que vayas
y entres al pequeño jardín
         y a su ventana cantes,
cantando: el viento nupcial sopla
         que amor está en su apogeo,
y pronto tu verdadero amor estará
         contigo, pronto, oh pronto.


EL PRIMER AMOR

Giácomo Leopardi
Italiano

Vuelve a mi mente el día que el combate
sentí de amor por vez primera, y dije:
“!Ay de mí, si es amor, cómo acongoja!”

         Con los ojos clavados en la tierra,
yo contemplaba a aquella que, inocente,
mi corazón hizo vibrar  primero.

         ¡Ay, amor, y cuan mal me gobernaste!
¿Por qué tan dulce amor debió consigo
llevar tanto dolor, tanto deseo,

y ni sereno, ni íntegro y sencillo,
más lleno de lamentos y de afanes,
bajo a mi corazón tanto deleite?

         Y dime, tierno corazón, ¿qué espanto,
que angustia era la tuya al pensamiento
junto al cual era hastío todo goce?;

         el pensamiento aquel, que, lisonjero,
se te ofreció en la noche, cuando todo
quieto en el hemisferio aparecía.

         Tú, infeliz venturoso e intranquilo,
me fatigabas el costado sobre
el lecho, fuertemente palpitando.

         Y cuando triste, exhausto y afanoso,
yo los ojos cerraba, delirante
como por fiebre, el sueño no acudía.

         ¡Oh, qué viva surgía en las tinieblas
la imagen dulce, y los cerrados ojos
la contemplaban bajo los párpados!

         ¡Qué latidos suavísimos sentía
recorrerme los huesos, qué confusos,
mudables pensamientos en el alma

         alzábanse, lo mismo que en las copas
de antigua selva el céfiro soplando
arranca un largo y trémulo murmullo!

         Mientras callaba, sin luchar, ¿qué hiciste,
¡oh corazón!, cuando partía aquella
por quien pensando y palpitando vivo?

         Me sentía quemado lentamente
por la llama de amor, cuando la brisa
que la avivaba se extinguió de pronto.

         El nuevo día me encontró sin sueño,
y al corcel que debía dejarme solo
piafar oía ante el paterno albergue.

         Y yo, tímido, quieto e inexperto,
en el balcón oscuro, inútilmente
aguzaba la vista y el oído,

         esperando escuchar la voz que de unos
labios debía salir por vez postrera;
aquella voz que el cielo, ¡ay!, me vedaba.

         ¡Cuántas veces el vacilante oído
plebeya voz hirió, y heló mis venas
e hizo latir el corazón con fuerza!

         Y cuando el corazón bajó el acento
de aquella voz amada, y se escucharon
de carros y caballos los rumores,

         me quedé ciego, me encogí en el lecho
palpitando, y, cerrados ya los ojos,
oprimí el corazón entre mi mano.

         Luego, arrastrando las rodillas trémulas
por la callada estancia, tontamente,
decía: “¿Qué dolor puede ya herirme?”

         Amarguísimo entonces, el recuerdo
se me emplazó en el pecho, y se oprimía
a toda voz, ante cualquier semblante.

         Largo dolor mi mente iba minando,
cual lluvia que al caer del vasto Olimpo
melancólicamente, el campo baña.

         No sabía de ti, garzón de nueve
y nueve soles, a llorar nacido,
cuando en mí hiciste la primera prueba,

         y el placer desdeñando, no me era
grato el reír de un astro, ni el silencio
de la aurora, ni el verdecer del prado.

         También faltaba el ansia de la gloria
del pecho, al que inflamar tanto solía,
pues la borró el amor por la belleza.

         Desatendí el estudio acostumbrado
y  lo creía vano, porque vano
cualquier otro deseo imaginaba.

         ¿Cómo pude cambiar de tal manera
y que un amor borrara otros amores?
En verdad, ¡ay de mí!, cuán vanos somos.

         Mi corazón tan sólo me placía,
Y de un perenne razonar esclavo
Espiaba el dolor que lo embargaba.

         La vista fija en tierra o abstraída,
insoportable me era ver un rostro
fugitivo, ya fuese hermoso o feo,

         pues temía turbar la inmaculada,
cándida imagen en mi mente fija,
cual la onda del lago turba el aire.

         Y aquel no haber gozado plenamente
-que de arrepentimiento llena mi alma
y el placer que pasó cambia en veneno-

         en los huidos días, a mi mente
estimula; que de vergüenza el duro
freno mi corazón ya no sujeta.

         Juro a los cielos y a las nobles almas
que nunca un bajo anhelo entró en mi pecho,
que ardí en un fuego inmaculado y puro.

         Vive aquel fuego aún, vive el afecto,
alienta en mi pensar la bella imagen
de quien, si no celestes, otros goces

         jamás tuve, y sólo ella satisface.


MADRIGAL

Manuel M. Monterrey
Español

En tu aposento penetré. Dormías
y era tan dulce y plácido tu ensueño,
que un gesto de supremas alegrías
daba a tu rostro la visión del sueño.

Sentí celos crueles,
y por calmar la angustia de mis celos
puse en el cáliz de las dulces mieles
-          tu boca --- de mis labios lo anhelos.

Te besaron mis labios con delicia,
y a la tierna caricia,
despertaste del sueño –mi enemigo—

Y mientras en mi pecho reclinabas
tu cabeza, buscando dulce abrigo,
al preguntarte, ansioso, qué soñabas,
me respondiste, trémula: --- ¡Contigo!


POEMA NÚMERO QUINCE

Pablo Neruda
Chileno

Me gustas cuando callas porque estás como ausente
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
Y parece que un beso te cerrara la boca.

         Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.

         Me gustas cuando callas y estás como distante,
y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza.
Déjame que me calle con el silencio tuyo.

         Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

         Me gustas  cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.


LO QUE FALTA A TU VIDA

Andrea Rose
Peruana

         Yo sé que tu vida está vacía.
Porque inconscientemente,
se empaña muchas veces tu alegría,
y hay sombras en tu frente,
como si de repente
se nublase tu día...

         Presiento un más allá, al que todavía
no has podido llegar...
Yo adivino el tesoro de idealismo
Que intentas ocultar,
Pero que está en el fondo de ti mismo,
Como perla escondida en el abismo
Insondable del mar.

         Yo sé lo que tu vida necesita...
Conozco esa ternura que palpita
allí en tu corazón apasionado,
y sé el ansia bendita
que siempre has sofocado.
Tu sueño de hoy, de ayer,
lo que sería el por qué de tus anhelos,
la síntesis de todos tus desvelos:
¡un amor de mujer!

         Unos ojos que al fin de la jornada
recojan tu cansancio y tu fatiga,
una voz adorada
que al oído te diga
esa palabra amiga
que el ánima levanta y la hace fuerte,
unas manos que borren de tu frente,
despacio, suavemente,
todas las injusticias de la suerte...

         Tú corazón es niño
que reclama un cariño,
¡pero firme, seguro!
Un alma femenina, que te de
ese amor noble, puro,
que sea luz en tu camino obscuro,
y agua de manantial para tu sed.

         Le falta a tu ambición el noble orgullo
de un hogar que sea ¡tuyo!
Levantado por ti, piedra por piedra,
Con su jardín de rosas en capullo,
Sus muros tapizados por la hiedra...

         Y te falta, en la tarde,
el beso de una dulce compañera
que impaciente te aguarde...
¡Le hace falta a tu espera
encontrar dos pupilas soñadoras,
radiantes como estrellas,
que hayan estado ansiando muchas horas
que te mires en ellas!


ESPERANZA EN LOS DÍAS QUE VIENEN

Augusto Tamayo Vargas
Peruano

Yo tengo el corazón puesto sobre el futuro.
Puesto en los hijos que de mis hijos vengan.
Puesto en el corazón de los que vengan luego.
Puesto en los miles que han de vivir mañana.

Tengo puestos mis brazos en las calles del mundo.
Puestos en los hijos que de mis hijos vengan.
Cuando vengan hacia la tierra las mieses desde el aire;
cuando giren los astronautas en torno de las rosas.

Tengo los ojos puestos en los números del calendario próximo.
Puestos en los hijos que de mis hijos vengan.
Cuando vengan marcando con su ritmo el rojo de las fiestas.
y tengan en sus manos tréboles de diez hojas.

Yo tengo mis pies puestos
en el camino del tiempo que se viene
¡Y he de llegar a verlo!


EN LA INMENSIDAD DE LA NOCHE TE BUSCO...

Suyin Andrea Tong Alarcón

Peruana

En la inmensidad de la noche te busco
entre mis sueños y no logro encontrarte.

Te dibujo en mis pensamientos;
la más dulce de las sonrisas y la
más transparente de las miradas.

No sé nada de ti, pero a la vez
te conozco tanto porque tantas
veces te he imaginado
que ya eres parte de mi.

Tu eres como una sombra que
emerge de lo lejos y desaparece
con el viento.

No sé cuándo llegarás ni en que
Momento me encontrarás,
Sólo te seguiré esperando por siempre.


CARTA A VIOLETA

Gustavo Valcárcel
Peruano

         Te escribo desde tu propio hogar
Ciudad de México, 19 de noviembre,
enfermo como estoy en nuestra cama vieja
sintiendo despeñárseme la sangre
en pos de ti, río inacabable.

Sobre la almohada, a mi lado,
tibio yace tu último sueño
ahora en cambio la ciudad acoge
tu vehemencia de ola, tu vigilia de amor,
recorriendo el pan nuestro
que hoy día te lo debemos todos.

Antes yo te escribía desde mi juventud
convertida en un gran reloj de cárcel
en romance de piedra, en pasto policial,
en tristeza y tristeza de mis ojos proscritos.
Incomunicado, entonces te escribía
desde una celda o cueva
donde tu nombre era lo único viviente.

Luego seguí escribiéndote
desde Antofagasta, frente al Mar Pacífico,
desde Puerto Barrios, frente al Mar Atlántico,
desde Oaxaca, frente al tiempo,
desde ti, frente al cielo, en la orilla del mundo.

Y aun cuando te miran mis hijos fijamente
me parece que son frases sus miradas
de un alfabeto que fui incapaz de escribir.

Después de tantos meses de silencio
sentí esta mañana el deseo de escribirte
de escribirte una cosa muy sencilla:
para tanto amor, hemos sufrido poco
para tanto amor, hemos hablado poco,
para tanto amor, no hemos vivido nada.

Vivir -¿me oyes?- . vivir un día nuevo
en el que nadie nos persiga
ni nadie nos embargue
ni se nos corte la luz por unos pesos
ni se nos acuse de extranjeros.

Vivir un día nuevo
en el que trabajemos sin lágrimas ni odios
pudiendo sentirnos camaradas de todos
y en el que por fin nos sea devuelto
el Perú de tus entrañas, nuestro Perú del llanto.

Vivir -¿me oyes?-, vivir un día nuevo
en el que la vergüenza no nos astille el ojo
como cuando se enteran nuestros hijos
de esta paternal orfandad de dos monedas.

Vivir un día nuevo. Un día, en suma,
en el que podamos cantar todos los hombres
después de sentarnos en la yerba
a jugar con la comidita
-como dice nuestra hija-
sin que a nadie le falte que comer.

Sobre esta nueva vida deseaba escribirte
ahora que marchaste temprano a rescatar
nuestros libros del camarada Lenin
nuestros cuadros de Flores y Gutiérrez
y tu reloj y mi reloj embargados por los mercaderes.

Desde la calle me llega
el gorjeo de nuestros pequeños peregrinos
la sinfonía de la clase obrera
el clamor del mundo.

Estoy enfermo, solo, y este quinto piso
Parece un subterráneo sin ustedes.

¿No demorarás?
Sobre la almohada, a mi lado,
tibio yace tu último sueño.
Encargo a mis versos una rosa para él
pero hasta la flor de la palabra
cuando quedo solo
no puede olvidar la espina
de tiempo que sufrí.

Ven pronto, cielo junto al cielo,
surca valles, vuela plazas,
sube corriendo los pisos de nuestra altísima pobreza.

Aquí te espero, en esta cama vieja,
que tanto tiene de mí,
de tus sueños cercanos, de tus cartas lejanas,
de nuestros desvelos por los compañeros
los presos del Perú y el mundo
los explotados del Perú y el mundo.

Ven pronto, estrella y mar, música terrestre
aquí te espero y mientras llegas
empezaré a amar el porvenir
hecho luz entre tus ojos
pan en las manos de los niños
leche en tus senos, ala en tu voz,
verso en tu cuerpo, rayo en tus labios
eternidad en tu grito de gran madre
rosa roja en tu pasión de comunista
y alba en todo lo tuyo que me estoy llevando al sueño.

Escribiéndote duermo, camarada,
seguro de que, al despertarme, juntos
gozaremos el resto de la lucha
tomados de la mano hasta que caiga yo
hasta que quepan mis huesos en la tierra nuestra
hasta que mi sangre se despeñe en ti
río inacabable, vida, vida...



Celos, Pasión,
Obsesión, Deseo,
Posesión

Todas las pasiones son buenas cuando no es dueño de ellas, y todas son malas cuando nos esclavizan.

                               Jean Jaques Rousseau

Los celos nacen del amor, pero no mueren con éste.

                       Francois de la Rochefoucauld

Jamás he conocido a nadie que no tuviera más deseos que necesidades y más necesidades que satisfacciones.

                               Voltaire

Estrangula al nacer tus deseos antes que otras manos ahogártelos puedan.

               Francisco de Villaespesa

VILLANELA

Carlos Germán Belli

Peruano

Llevarte quiero dentro de mi piel,

si bien en lontananza aún te acecho,
para rescatar la perdida miel.
Contemplándote como un perro fiel,
en el día te sigo trecho a trecho,
que haberte quiero dentro de mi piel.

No más el sabor de la cruda hiel,
y en paz quedar conmigo y ya rehecho,
rescatando así la perdida miel.

Ni viva aurora, ni oro, ni clavel,
y en cambio por primera vez el hecho
de llevarte yo dentro de mi piel.

Verte de lejos no es cosa cruel,
sino el raro camino que me he hecho,
para rescatar la perdida miel.

El ojo mío nunca te es infiel,
aun estando distante de tu pecho,
que haberte quiero dentro de mi piel,
y así rescatar la perdida miel.


TE SEGUIRÉ

José Carlos Chirie

Peruano

         Te seguiré lo mismo que un cordero
que sigue a la sagala a la que lo cuida,
en pos de la ternura de tu vida
para el frío y la sed en que me muero.

         Como un cordero seguiré tus pasos,
y ha de verme el cortejo de tus horas
en el rubor de todas las auroras
y en el desangre de todos mis ocasos.

         Te seguiré en mis ansias de ternura,
porque hay ternura en tu mirada pura,
y hay ternura en tu labio si me nombra,

         y en el ritmo de gracia de tu idea.
y en el nimbo de luz que te rodea,
y en la suave caricia de tu sombra.


EL AMOR DE LAS SELVAS

José Santos Chocano
Peruano

         Yo apenas quiero ser humilde araña,
que en torno tuyo su hilazón tejiera:
y que, como explorando una montaña,
se enredase en tu misma cabellera.

         Yo quiero se gusano: hacer encaje:
dar mi capullo a las dentadas ruedas,
y así poder, en la prisión de un traje,
sentirte palpitar bajo mis sedas...

         Y yo quiero también, cuando se exhala
toda esta fiebre que mi amor expande,
ir recorriendo la salvaje escala,
desde lo más pequeño a lo más grande.

         Yo quiero ser un árbol: darte sombra:
con mis ramas en flor hacerte abrigo:
y con mis hojas secas, una alfombra,
donde te echaras a soñar conmigo...

         Yo soy bosque sin trocha: ¡abre el sendero!
Yo soy astro sin luz: ¡prende la tea!
Cóndor, boa, jaguar, ¡yo apenas quiero
ser lo quieres tú que por ti sea!

         Yo quiero ser un cóndor: hacer gala
de aprisionar un rayo entre mi pico:
y así, soberbio..., regalarte un ala,
para que te hagas della un abanico.

         Yo quiero ser una boa: en mis membrudos
lazos ceñirte la gentil cintura:
envolver las pulseras de mis nudos:
y morirme, oprimiendo tu hermosura...

         Yo quiero ser jaguar de tus montañas:
y arrastrarte a mi propia madriguera,
para poder abrirte las entrañas...
¡y ver si tienes corazón siquiera!


AFTER SUCH PLEASURES
Julio Cortázar
Peruano

Esta noche, buscando tu boca en otra boca,
casi creyéndolo, porque así de ciego es este río
que me tira en mujer y me sumerge entre sus párpados,
qué tristeza nadar al fin hacia la orilla del sopor
sabiendo que el placer es ese esclavo innoble
que acepta las monedas falsas, las circula sonriendo.

Olvidada pureza, cómo quisiera rescatar
ese dolor de Buenos Aires, esa espera sin pausas
ni esperanza.
Solo en mi casa abierta sobre el puerto
otra vez empezar a quererte,
otra vez encontrarte en el café de la mañana
sin que tanta cosa irrenunciable
hubiera sucedido.
Y no tener que acordarme de este olvido que sube
para nada, para borrar del pizarrón tus muñequitos
y no dejarme más que una ventana sin estrellas.


CORAZÓN DESHECHO

Sor Juana Inés De La Cruz

Mexicana

Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba,
como en tu rostro y tus acciones vía
que con palabra no te persuadía,
que el corazón me viese deseada.

Y amor, que mis intentos ayudaba,
venció lo que imposible parecía,
pues entre el llano que el dolor vertía
el corazón deshecho destilaba.

Baste ya de rigores, mi bien, baste;
no te atormente más celos tiranos
ni el vil recelo tu virtud contraste.

con sombras necias, con indicios vanos,
pues ya en líquido humor viste y tocaste
mi corazón deshecho entre tus manos.


ME DA MIEDO QUERERTE

Pedro Mata
Venezolano

         Me da miedo quererte. Es mi amor tan violento
que yo mismo me asusto de mi modo de amar:
de tal forma me espanta mi propio pensamiento
que hay noches que no quiero dormir por no soñar.

         No sé lo que me pasa. Pero hay veces que siento
unos irresistibles deseos de matar;
respiro olor de sangre, y luego me arrepiento
y me entran unas ganas grandes de llorar.

         ¡Oh, sí en esos momentos pudiera contemplarte
dormida entre mis brazos!... si pudiera  besarte
como nunca hombre alguno a una mujer besó...

         después rodear tu cuello con un cordón de seda
y apretar bien el nudo, ¡para que nadie pueda
poner jamás los labios donde los puse yo!


CELOS

Pedro Mata
Venezolano

         Tengo celos de ti, ¿por qué negarlo?
Tengo celos de ti; celos rabiosos.
Celos de las sonrisas de tu boca,
celos de las miradas de tus ojos.

         Cuando yo no te oigo, ¿cómo hablas?
Cuando yo no te veo, ¿cómo miras?
Cuando no estoy delante, ¿cómo suenan
Los áureos cascabeles de tu risa?

         Tú sabes que en los ojos de los hombres
hay miradas impuras,
que una veces parecen que acarician
y otras veces parecen que desnudan.

         Cuando un hombre te mira de ese modo
cuando te envuelve una mirada de esas
y sientes que resbala por tu cuerpo,
¿qué es lo que piensas, di, qué es lo que piensas?

         Cuando tengo tu mano entre mis manos,
yo sé cómo tu carne se estremece;
cuando es otra la mano que te oprime,
¿qué es lo que sientes, di, qué es lo que sientes?

         yo puedo adivinar qué pensamientos
laten en ti cuando de mí te acuerdas;
cuando es de otro el recuerdo que te asalta
¿qué es lo que sueñas, di, qué es lo que sueñas?

         Yo te he visto mil veces temblorosa
ante el fervor de mis ardientes frases,
con los divinos ojos entornados
y los húmedos labios anhelantes,

         embaída de amor, desvanecida
cuando  yo soy el que de amor te habla.
Si las palabras son las mismas, dime
¿cómo te suenan de otro las palabras?

         Tú juras que me has dado
tu corazón, tu cuerpo y tu cariño,
pero nunca sabré si tras tus ojos
se esconde un pensamiento que no es mío.

         ¡Y qué me importa tu cariño entonces!
¿Qué vale la escultura de tu cuerpo
si son los pensamientos de tu alma
como villanos que arrebata el viento!


INMORTALIDAD

Amado Nervo
Mexicano

No, no fue tan efímera la historia
de nuestro amor: entre los folios tersos
del libro virginal de tu memoria,
como pétalo azul está la gloria
doliente, noble y casta de mis versos.

No puedes olvidarme: te condeno
a un recuerdo. Mi amor ha sido
lo más alto en tu vida, lo más bueno;
y sólo entre las lágrimas y el cielo
surge el pálido loto del olvido.

Me verás dondequiera: en el incierto
anochecer, en la alborada rubia;
y cuando hagas labor en el desierto
corredor, mientras tiemblan en tu huerto
los monótonos hilos de la lluvia.

¡Y habrás de recordar! Esa es la herencia
que te da mi dolor, que nada ensalma.
¡Seré cumbre de luz en tu existencia,
y un reproche inefable en tu conciencia
y una estela inmortal dentro de tu alma!


CELOS

Arturo Reyes Aguilar
Español

         Celos tengo de todo, vida mía;
del negro rizo que en tu frente ondea,
de la luz que en tus ojos centellea
como en los cielos el fulgor del día.

         De la vaga sonrisa de alegría
que entre tus labios de carmín serpea,
de la aurora esplendente que la idea
enciende en tu abrasada fantasía.

         Del aire que embalsamas con tu aliento,
del oculto y lascivo pensamiento
que la fiebre en tus venas agiganta.

         Y hasta celos tendré de  mi acerado
magnífico puñal, cuando clavado
lo mire hasta su cruz en tu garganta.


TENGO CELOS

Rosario Sansores
Mexicana

         Tengo celos, ¿no sabes?... Tengo celos
de todas las mujeres que has amado:
de las bocas en flor, donde has saciado
la locura de todos tus anhelos.

         En mis lúgubres noches de desvelos,
me atormenta el recuerdo despiadado,
mientras mi corazón apasionado
quiere, en vano, luchar con sus recelos.

         Cuando poso en tu faz mi boca ardiente
me parece que cruzaran por tu frente,
las risueñas visiones del pasado.

         Odio entonces tus brazos vigorosos
y aborrezco  tus ojos luminosos,
donde tantas pupilas se han mirado.


PEQUEÑITA A TU LADO

Rara Serrano
Argentina

         !Estoy llena de ti!  ¡Cuánto te ansío!
El alma se ha vestido de añoranza,
y perdida en la noche de mi hastío
desolada reclama una esperanza...

         ¡Estoy llena de ti! Tenaz palpita
en mí todo el recuerdo del pasado.
¡Qué anhelos de sentirme pequeñita,
de ser cosita frágil a tu lado!...

         ¡Qué imperiosos anhelos de tenerte
muy junto a mi, cerquita de mi vera,
y dormirme en tus brazos de hombre fuerte
como una golondrina prisionera!

         Romper ese silencio tan profundo
que mi ilusión con impiedad marchita,
y caminar muy juntos por el mundo,
sintiéndome a tu lado pequeñita...


LA PRISIÓN

Manuel Scorza
Peruano

¡No puedes salir del jardín
donde mi amor te aprisiona!

Presa estás en mí.
Aunque rompas el vaso,
seguirá inmóvil
la columna perfecta del agua,
aunque no quieras  siempre lucirás
esa corona invisible
que llevan todas las mujeres que un poeta amó.

Y cuando ya no creas en estas mentiras,
cuando borrado el rostro de nuestra pena,
ni tú misma encuentras tus ojos bellísimos
en la máscara que te preparan los años,
a la hora en que regatees en los mercados,
los jóvenes venados vendrán a tu Recuerdo
a beber agua.

Porque puede una mujer
rehusar el rocío encendido del más grande amor,
pero no puede salir del jardín
donde el amor la encierra.

¿Me oyes?
No puedes huir.
Aunque cruces volando los años,
no puedes huir:
yo soy las alas con que huyes de mi.


EL ALMA EN LOS LABIOS

Medardo Ángel Silva
Ecuatoriano

         Cuando de nuestro amor la llama apasionada
dentro de tu alma amante contemples extinguida,
ya que sólo por ti la vida me es amada,
el día en que me faltes me arrancaré la vida.

         Porque mi pensamiento lleno de este cariño,
que en una feliz hora me hiciera esclavo tuyo,
lejos de tus pupilas es triste como un niño
que se duerme soñando contigo y tu arrullo.

         Para envolverte en besos quisiera ser el viento
y quisiera ser todo lo que tu mano toca:
ser tu sonrisa, ser hasta tu mismo aliento
para poder estar más cerca de tu boca.

         Vivo de tu palabra y eternamente espero
llamarte mía como quien espera un tesoro.
Lejos de tu comprendo lo mucho que te quiero
y, besando tus cartas, ingenuamente lloro.

         Perdona que no tengo palabras con que pueda
decirte la inefable pasión que me devora:
para expresar mi amor solamente me queda
rasgarme el pecho, Amada, y en tus manos de seda
dejar mi palpitante corazón que te adora.


VUELVE A FINGIR

Luis Taboada
Español

         Te amé de noche  y te adoré de día
y  amor mintiendo tus ardientes ojos,
en el ara fatal de tus antojos
quemé la flor de la existencia mía.

         Hoy que el ala plegó mi fantasía
de una pasión contemplo los despojos
y aún pienso en ti, sin que me cause enojos
el recuerdo cruel de tu falsía.

         Jamás tus castísimos placeres
sepultará mi mente en el olvido,
y tu nombre a mi pecho será extraño...

         Pero vuelve a fingir; di que me quieres,
y buscaré otra vez tu amor mentido,
aunque me mate un nuevo desengaño.


TE QUIERO

Mercedes Tinoco Obregón
Peruana

                                               a  F.I.G.E

Sabia frase que pronuncio
tan fácil y natural
cuando me miras
nacen las ilusiones más puras
y la poesía
brota con la esencia misma de la poesía.
Te quiero dije para mí y para todos
Con un suave movimiento de mis labios.
Te quiero dije
y tímidamente alcancé tu mano.
En él pueblan la luz inefable de las estrellas,
realidades incandescentes, fiesta de meteoros
                            Que deliran
Te he visto más allá de los aplausos
más allá de los ojos que disparan luces
más allá de toda agitación, de todo murmullo
de todo sentimiento que hoy se nos descubre.
Cómo saborear el alba, el ocaso,
la noche tibia
sola sin tus manos


RECÓNDITA

Leonidas N. Yerovi
Peruano

         Como un ir y venir de ola de mar,
así quisiera ser en el querer:
dejar a una mujer para volver,
volver a otra mujer para empezar...

         Golondrina de amor en anidar,
huir en cada otoño del placer
y en cada primavera aparecer
con nuevas tibias alas que brindar...

         Esta, aquella, la otra... Confundir
de tantas dulces bocas el sabor
y al terminar la ronda, repetir...

         Y no saber jamás cuál es mejor...
Y, siempre ola de mar, ir a morir
en sabe Dios qué playa del amor...