jueves, 21 de octubre de 2010

Quinta Parte: CANTO AL AMOR

Infidelidad, Traición

                              
No hay enemigo peor
que el que trae rostro de amigo

                Juan Ruiz de Alarcón

Los traidores son mal vistos incluso
por aquellos a quienes sirven.

                Tácito

                               La traición se comete muchas veces
                               por debilidad que por un designio
                               premeditado de traiciones.

                                               Francois de la Rochefoucauld

                               Si con una mentira tuya soy feliz,
                               no me quites la alegría
                               de vivir en ella para siempre.

                                               Guillermo Delgado



CUANDO ME LO CONTARON
Gustavo Adolfo Bécquer
Español

         Cuando me lo contaron sentí el frío
de una hoja de acero en las entrañas;
me apoyé contra el muro, y un instante
la conciencia perdí de donde estaba.

         Cayó sobre mi espíritu la noche:
En ira y en piedad se anegó el alma...
¡Y entonces comprendí por qué se llora,
y entonces comprendí por qué se mata!

         Pasó la nube de dolor... Con pena
logré balbucear breves palabras...
¿Quién me dio la noticia?... Un fiel amigo...
¡Me hacía un gran favor!... Le di las gracias.


SERENATA

Ricardo Bustamante

Boliviano
Mientras la noche serena
nos envuelve en sus crespones,
debajo de tus balcones
sólo mi guitarra suena.
Y tú duermes, fementida,
sin que hieran tus oídos
las endechas y gemidos
de un alma de amor henchida.

Despierta, bella tirana,
y abre luego tu ventana.

Al amor están brindando
el silencio y las estrellas,
de las hojas las querellas,
y del viento el soplo blando:

Y este ensueño de la vida,
de dichas y goces lleno,
¿por qué tan sólo en tu seno
no halla un instante cabida?

Despierta ¡ay!  bella tirana,
y asómate a la ventana.

Despierta, que vendrán luego
tras de tu sueño los años
trayéndote desengaños,
nieve a tu alma en vez de fuego;

y también ha de venir
el infortunio nefando
golpes a tu puerta dando...
Y será forzoso abrir.

Antes que vengan, tirana,
abre al amor la ventana.

Y tras días de aflicción
cuando llegare la muerte
llenada verás tu suerte
sin la más dulce ilusión:

Ama, pues, antes que pase
con el tiempo tu hermosura;
que no hay noble criatura
si en amar no se complace.

Despierta, hermosa tirana,
que te aguardo en la ventana.


AMAR Y QUERER

Ramón de Campoamor
Español

         A la infiel más infiel de las hermosas
un hombre la quería y yo la amaba,
y ella a un tiempo a los dos nos encantaba
con la miel de sus frase engañosas.

         Mientras él, con sus flores venenosas,
queriéndola, su aliento emponzoñaba,
yo de ella antes los pies, que idolatraba,
acabadas de abrir echaba rosas.

         De su favor ya en vano el aire arrecia;
mintió a los dos, y sufrirá el castigo
que uno la da por vil, y otro por necia.

         No hallará paz con él, ni bien conmigo;
él,  que sólo la quiso la desprecia;
yo, que tanto la amaba, la maldigo.


LA CASADA INFIEL

Federico García Lorca
Español

         Y yo que me la llevé al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.

         Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.
El almidón de su enagua
me sonaba en el oído
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos.
Sin luz de plata en sus copas
los árboles han crecido,
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río.

         Pasadas las zarzamoras,
los juncos y los espinos,
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quité la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo, el cinturón con revólver.
Ella, sus cuatro corpiños.
Ni nardos ni caracolas
tienen un cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapaban
como peces sorprendidos;
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío.
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos
montado en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.

         No quiero decir por hombre
las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena,
yo me la llevé del río.
Con el aire se batían
las espadas de los lirios.
Me porté como quien soy.
Como un gitano legítimo.
La regalé un costurero
grande, de razo pajizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río.


LA ROSA ROJA QUE EN TU BOCA ASOMA....
Guillermo Delgado
Peruano

La rosa roja que en tu boca asoma
en vuelo está de mariposa en fuga,
pétalo púrpura a mi lengua toma
cual húmedo cristal, cual ramo de uva.

Frena tu ímpetu badajo airado
que en mi boca yace un ardiente amante,
fiero paladín, pegaso alado,
porte, figura, llama fulgurante.

Fuego de tu fuego soy ahora y,
al rictus arrogante de tu boca,
siento que mi cuerpo se estremece

pues no es a mí a quien tus labios toca
-marchite el alma a quien tus labios bese-
ni cristal ni uva sólo amor te di.


COMO CADÁVER INSEPULTO...
Guillermo Delgado
Peruano

Como cadáver insepulto
         mi cuerpo se resiste
                   a no vivir

Duro precio he de pagar
         por un amor:
sonrisa fácil, rostro lisonjero,
débil de alma, perverso,
         traicionero.

Para enterrar mi gran amor
te daré algo más que un funeral.


¿POR QUÉ A VERTE VOLVÍ, SILVIA QUERIDA?
Mariano Melgar
Peruano

¿Por qué a verte volví, Silvia querida?
¡Ay triste! ¿para qué? ¡Para trocarse
Mi dolor en más triste despedida!

Quiere en mi mal mi suerte deleitarse;
Me presenta más dulce el bien que pierdo:
¡Ay! ¡Bien que va tan pronto a disiparse!

¡Oh, memoria infeliz! ¡Triste recuerdo!
Te vi ... ¡qué gloria! Pero ¡dura pena!
Ya sufro el daño de que no hice acuerdo.

Mi amor ansioso, mi fatal cadena,
A ti me trajo con influjo fuerte,
Dije: “Ya soy feliz, mi dicha es plena”.

Pero ¡ay! De ti me arranca cruda suerte;
Este es mi gran dolor, este es mi duelo;
En verte busqué vida y hallo muerte.

Mejor hubiera sido que este cielo
No volviera a mirar y sólo el llanto
Fuese en mi ausencia todo mi consuelo.

Cerca del ancho mar, ya mi quebranto
En lágrimas deshizo el triste pecho;
Ya pené, ya gemí, ya lloré tanto...

¿Para qué, pues, por verme satisfecho
vine a hacer más agudos mis dolores
y a herir de nuevo el corazón deshecho?

De mi ciego deseo los ardores
Volcánicos crecieron, de manera
Que víctima soy ya de sus furores.

¡Encumbradas montañas! ¿Quién me diera
La dicha de que al lado de mi dueño,
Cual vosotras inmóvil, subsistiera?

¡Triste de mí! Torrentes, con mal seño
Romped todos los pasos de la tierra,
¡Piadosos acabad mi ansioso empeño!

Acaba, bravo mar, tu fuerte guerra:
Isla sin puerto vuelve las ciudades;
Y en una sola a mí con Silvia encierra.

¡Favor tinieblas, vientos, tempestades!
Pero vil globo, profanado suelo,
¿Es imposible que de mi te apiades?

¡Silvia! Silvia, tú, dime ¿a quien apelo?
No puede ser cruel quien todo cría;
Pongamos nuestras quejas en el cielo.

Él solo queda en tan horrible día,
Único asilo nuestro en tal tormento,
Él solo nos miró sin tiranía.

Si es necesario que el fatal momento
Llegue... ¡Piadoso Cielo! En mi partida
Benigno mitigad mi sentimiento.
Lloro, no puedo más... Silvia querida,
Déjame que en torrentes de amargura
Saque del pecho mío el alma herida.

El negro luto de la noche oscura
Sea en mi llanto el solo compañero,
Ya que no resta más a mi ternura.

Tú, Cielo Santo, que mi amor sincero
Miras y mi dolor, dame esperanza
De que veré otra vez el bien que quiero.

En sola tu piedad tiene confianza
Mi perseguido amor ... Silvia amorosa,
El Cielo nuestras dichas afianza.

Lloro, sí, pero mi alma así llorosa,
Unida a ti  con plácida cadena,
En la dulce esperanza se reposa,
Y ya presiente el fin de nuestra pena.
 

A TI

Francisco Orgaz

Cubano

¡Adiós, mujer, tú misma te engañaste,
tú me creíste amar, y amor mentiste,
fue una ilusión hermosa que soñaste,
un fantasma de amor que concebiste!
Ya el fantasma voló que te engañaba
y el velo de tus ojos se arrancó,
mas un mortal entonces te adoraba,
                   Y ese mortal soy yo.
Tú lo sabes, mujer, y el cielo sabe
que tu amor no fue amor, fue un desvarío,
un pensamiento que en la fe no cabe,
porque es, mujer un pensamiento impío.
Que en tanto que frenético sentía
la lava que destroza el corazón
la calma que tu frente adormecida
                   turbaba mi pasión.

¡Oh, cuántas veces en tus mismos ojos
en vez de amores encontraba hielo!
¡Y cuántas veces me postré de hinojos
a demandarle compasión al cielo!
Pero en vano mis cantos revelaban
la fuerza de mi ardiente frenesí,
pues que más que mis lágrimas rodaban,
                   ni aun conmoverte vi.

Que si acaso tus labios se entreabrieron
Para jurar,  un tiempo tu cariño,
juraron sin saber lo que mintieron
como nos jura en su ignorancia un niño.
Y yo ciego de amor me presumía
que era cierta, mujer, tu adoración,
y entonces se aumentó la idolatría,
                   perdióse mi razón.

Te amaba con furor cual no es posible
que otro mortal ninguno lo sintiera;
mi pecho era un volcán inextinguible,
mi corazón una gigante hoguera.
Y el mundo para mí ya no brillaba,
que el fuego que mis huesos penetró
era un fuego de amor que me cegaba,
                   que nadie comprendió.

Era un mundo feliz con sus colores,
era una fuente que brotó escogida
y tu  envidiosa por tocar sus flores
marchitaste el encanto de su vida.
Borróse el mundo, se secó la fuente,
pero las lavas aún ardiendo están
porque no se destruyen de repente
                   la hoguera y el volcán.

No se borran tan fácil las pasiones
que el corazón del bardo destrozaron;
sólo acaban, mujer las ilusiones
pero no las creencias que dejaron.
Quédate adiós, ya el rayo de la luna
penetra en la pupila  amarillenta;
ya pasó la ilusión de la fortuna,
ahora queda el rumor de la tormenta.
Y sólo anhela el desengaño mío
que entre el clamor de funeral campana,
sientas latir tu corazón vacío
insensible al amor, y oscuro al frío
como el sepulcro adonde irás mañana


UNA FLOR

Jerónimo Ossa

Panameño

Una tarde  bendecida
me diste, niña una flor.
Y de entonces su perfume
embriaga mi corazón.

Era un jazmín blanco y puro,
más no tanto como tú.
Emblema de mis ensueños,
símbolo de tu virtud.

Yo lo conservo en mi pecho
y en él siempre vivirá;
lo han marchitado mis besos
y lo he regado al llorar.

Pero conserva el aroma
de tu aliento virginal,
de tus lágrimas la huella,
de tus miradas quizá.

Será el dulce compañero
de mi triste soledad.
Y mientras tú no me olvides
jamás me abandonará.

Mas si acaso, por desgracia,
olvidas, niña, mi amor,
no resistirán sus hojas
la tormenta del dolor.

Y en medio de mi amargura,
de mi angustia y aflicción,
se deshará en mil pedazos,
¡y con él mi corazón!



PARTIR

Nene Padro

Argentina

         Partir...
Para cualquiera de los cuatro rumbos,
en cualquier tren,
por conocer la dicha de tu beso
en la penumbra amiga de un andén...

         Partir...
para saber que en el supremo instante
de la separación,
me vas a hurtar el húmedo pañuelo
para llevarlo sobre el corazón...

         Partir en una noche de tormenta
con lluvias y truenos y ulular de vientos,
llevándome por único equipaje
todos tus pensamientos.!

         Partir y abandonarte en la gran urbe
a la gracia de todas las mujeres.
Las amarás...  Pero buscando en todas
a la sola que quieres...

         Partir en una noche que me quieras,
cuando tu amor aún más se reconcentre.
Y morir en un sitio muy lejano...
donde nadie me encuentre.

         Partir, en un total renunciamiento,
para no conocerte indiferente...
Y saber que así, muerta en la distancia,
¡me tendrás a tu lado eternamente!


DESDE QUE TE VI

Juan Parra del Riego

Peruano

La calle está muerta desde que te vi.
Nada miro ... paso... voy soñando en ti.
Pasan mis amigos,
las  mujeres cruzan,
fantasmas extraños
que se desmenuzan.
Y llegando y nunca llegando
ando...
Vivo en otra calle del desvanecer
y el ir sollozando
con mi corazón
como una caja de música que no sé dónde poner.
La calle está muerta desde que te vi.
Nada miro... paso... voy soñando en ti.


SONETO

José Dolores Urriola
Panameño

No pretendáis, amigos, que yo mueva
guerra al objeto de mi amor pasado;
ni que triste, cobarde y humillado,
vaya a poner mi corazón a prueba.

         ¡Qué yo la idolatré! No es cosa nueva.
¡Qué me dejó por otro! Está probado.
Mas... ¿Quién sabe? ¡Tal vez en el pecado
la penitencia merecida lleva!

No  su inconstancia para mí deploro,
ni de su fama pésima me río;
ni menos tomo parte en este coro,

que en torno de ella levantáis bravío:
¡pues una dama que se rinde al oro
no se merece ni el desprecio mío!



ELLA MENTÍA

Adolfo Valdéz
Colombiano
         ¡Ella también mentía!
La virgen a quien ciego idolatré,
de cuyo amor mi corazón vivía.
¡Ella también mentía!
¡Ya de mi pecho se extinguió la fe!
         ¡Ya murió mi esperanza!
¡Ya de latir mi corazón cesó!
Y sólo nubes a mirar alcanza
mi espíritu en remota lontananza
desde que ella mintió.

         Nadie creyera que en el virgen seno
en donde sólo la virtud se anida,
estuviera escondida la gota de veneno
¡ay! Que ha venido a emponzoñar mi  vida.

         ¡Perdóname, Señor! Pero hay momentos
en que  dudo de ti,
cuando miro falsear los sentimientos,
los castos pensamientos
del ser perfecto a quien mi amor le di.

         ¡Ella, tan casta y pura
como el dulce mirar de un serafín!
¡Ella, del cielo la mejor hechura,
también manchó con la mentira impura
sus labios de carmín!

         Yo que le alcé en mi corazón altares
y allí la idolatré;
yo que por ella hasta olvidé mis lares,
hoy en un mar de insólitos pesares
por ella estoy, sin ilusión ni fe.

         ¡Ella también mentía!
¿Quién cree ya la verdad?
Todo mi ser, mi corazón daría.
porque fuera mentira la falsía,
porque fuera ilusión la realidad.

         ¡Oh si fuera posible
que una su mentira fuera;
que por decirme la verdad mintiera
su corazón sensible!...
Mi vida yo por su mentira diera.

         Mas si de su alma la mentira brota,
rómpete al punto, infortunada lira,
dando a los vientos tu postrera nota;
y tú, mi pobre corazón suspira
y el vaso amargo del dolor agota.
Erotismo, sensualidad,
Cosas  hermosas
de la amada (o)
                               La dulce boca que a gustar convida
un humor entre perlas destilado ...
               Luis de Góngora y Argote

... la boca gentil, nido de amores,
donde la amable discreción reposa.

               Manuel José Quintana

¿Para qué quiero los ojos
si tu rostro no han de ver?

               Federico Balart

Ojos claros, serenos,
Si de un dulce mirar sois alabados...

               Gutierre de Cetina

... crueles manos que estrujan del mismo
modo un pañuelo de encajes que un
alma de ensueños.
                                      
        Enrique Gómez Carrillo
TIENE CUANDO MIRA...

Carlos Alegre

Peruano

Tiene cuando mira
los ojos de aurora
 e ilumina la rosa, su rosa mejor.
Tiene cuando ríe la tristeza niña.
Y en cada paisaje  le inventa una flor.
Tiene en sus manos las golondrinas,
y al golpe de máquina el porvenir.

Es frágil, es buena,
y tiene en sus noches serenas
la calma del día que ha de venir.
Tiene cuando mira
su mirada buena y acaso también el corazón.

Yo te busco, yo te canto
en el fondo de la espuma y las olas.
Y acaso este mar compite
con la silenciosa eternidad de tus piernas.
Acaso el fuego
me anuncia en esta tarde
de brasa encendidas
que tu piel abrasa la duda que tiene el
agua, y que me anuncia desde tu risa
el vaivén de la embarcación soñada...

Hay fiesta en la Isla.
Los brujos de otros días
traen su  magia antigua, sus perfumes
para inventarnos estos cíclopes del mar
peinando sus largas barbas
de tiempos jardineros.
Y desde aquí
adorno mi lecho de hojas,
lo perfumo con el aroma inventado para ella.
Se que vendrá con clarines y trompetas,
Que ausentará el hastío de la larga espera
Con su sonrisa de rosa.
Tengo para Miva, en mi barca
mi traje de otro tiempo...


AVE AZUL DE UVAS Y DE MARES

Carlos Alegre

Peruano

En qué perfiles caerá tu sombra
mujer; hada del norte y del sur.

Sobre qué verano se exprimirán tus uvas
cuando tus aves adormiten sus alas
y se estrelle en tu entraña el óvulo de mi palabra.

En qué perfil, mujer;
Ensanchará tu vientre azul de mitos y mares...


EL NACIMIENTO DE TU CABELLO

Juan de Arona
Peruano

         La parte que en tu rostro más me place
Y con más ilusión mi labio sella
Está sobre tus sienes, y es aquella
Do en crespas ondas tu cabello nace.
Ola que en playa aljófares deshace;
De vespertino sol última huella;
Cortina de oro y bordadura bella
Forman los pliegues que en tus sienes hace.
         Bordes musgosos de gentil laguna;
Rizadas nubecillas que en el cielo
Huyen, jugando, de la blanca luna;
         Tránsito en fin del raso al terciopelo,
Do el beso encuentra con cabal fortuna
El blanco cutis y el ardiente pelo


DUERME

Gustavo Adolfo Bécquer
Español

Despierta, tiemblo al mirarte;
dormida, me atrevo a verte;
por eso, alma de mi alma,
yo velo mientras tú duermes.
Despierta ríes, y al reír, tus labios
inquietos me parecen
relámpagos de grana que serpean
sobre un cielo de nieve.
Dormida los extremos de tu boca
pliega sonrisa leve,
suave como el rastro
que deja un sol que muere...
                   ¡Duerme!
Despierta, miras, y al mirar tus ojos
húmedos resplandecen
como la honda azul, en cuya cresta
chispeando el sol hiere.
Al través de tus párpados, dormida,
tranquilo fulgor viertes,
cual derrama de luz templado rayo
lámpara transparente...
                   ¡Duerme!
Despierta, hablas, y al hablar, vibrantes
tus palabras parecen
lluvia de perlas que en dorada copa
se derrama a torrentes.
Dormida, en el murmullo de tu aliento
acompasado y tenue,
escucho yo a un poema que mi alma
enamorada entiende...
                   ¡Duerme!
Sobre el corazón la mano
me he puesto, porque no suene
su latido, y de la noche
turbe la calma solemne.
De tu balcón las persianas.
Cerré ya, porque no entre
el resplandor enojoso
de la aurora, y te despierte...
                   ¡Duerme!


TELALÁGRIMA

César Calvo
Peruano

¿Has visto/ domador/ en esos ojos
Desiertos/ obstinados/ como látigos
En su tormenta impávida, el asombro
Con que te compadecen ya sin párpados
Las enjauladas, tras melenas de oro?

De todas esas lunas / que son una
Sola mirada de otro tiempo / muertos
Rencores / por ti / nacen y sedientos
Como lágrimas huérfanas que buscan
Un rostro / el rostro tuyo / sin sosiego.

Creyendo cautivar / sigues cautivo
De ti / desamador / del viento que atas
A tus pies / y no ves / en el camino
Cómo tus ansias van dejando extrañas
Huellas / de fiera / rumbo al precipicio.

Mírate bien / espejo / en esta cara
Sin labios ni final / donde has perdido
El tiempo / tanto canto / amordazada.
Peor que no vivir: haber vivido
Fingiendo amor lo que no fue ni olvido.


EL MILAGRO PEQUEÑO

Alejandro Casona
Español

Aquella pobre niña
que aún no tenía senos,
y la niña lloraba:
--Yo quiero tener senos.

--Señor, haz un milagro
un milagro pequeño...
Pero Dios no la oía
allá arriba tan lejos.

Y cogió dos palomas;
se las puso en el pecho,
pero las dos palomas
levantaron el vuelo.
Y cogió dos magnolias
se las puso en el pecho,
pero las dos magnolias
deshojaron sus pétalos.
Y cogió dos estrellas,
se las puso en el pecho,
las estrellas temblaron
y se apagaron luego.
Y cogió dos panales,
se los puso en el pecho,
y la miel y la cera
Se helaron en el viento.

Señor: haz un milagro
un milagro pequeño...
pero Dios no la oía
allá arriba tan lejos.

Y un día fue el amor.
Lo estrechó contra el pecho
y se sintió florida
le nacieron dos senos
con picos de paloma
con temblor de luceros,
con magnolias, blancos,
como panales, llenos.

Igual que dos milagros,
dos milagros pequeños...



PALABRAS DEL AMANTE DESVELADO

Eduardo Chirinos

Peruano

Mis manos reposan en tus senos.
Escucho con fuerza sus latidos, el fluir tibio de su sangre,
su blanca suavidad de pecho de paloma.
Luego del rumor de la batalla,
del amor con sus furias, sus rabias y sus celos,
lejos del ruido de la espuma, del gemido y del abrazo,
mis manos descansan gozosas en tus senos.
Qué sensación de música callada, de lento paraíso donde
la  tranquilidad reposa.

Ahora estás tendida a mi lado y duermes.
Toco dos brasas encendidas y aves nerviosas alzan vuelo
surcando la noche son su inesperado brillo.
¿Quién no ha deseado sentir bajos sus manos
la honda intensidad del mar?
Pero es imposible acariciar la extensa piel del agua, es imposible
querer abrazar el misterioso círculo del viento.
Tus senos me ofrecen mansas claridades.
Los he visto brillas una mañana y desde entonces
toda lluvia o agua o viento
son sólo materia fugitiva, necesaria realidad para un mundo triste
                                                          y apagado y triste otra vez.

Mis manos reposan en tus senos.
Ahora estás dormida, no lo sabes
pero escucho con fuerza tus latidos, el fluir tibio de tu sangre
tu blanca suavidad de pecho de paloma.
No lo sabes,
Pero esta noche he sentido por primera vez bajo mis manos
la hermosa intensidad del mar.


ME TRANSFORMÉ

Maritza Cino Alvear

Ecuatoriana

ME TRANSFORMÉ
en tu sueño de nubes submarinas
de volcán en calma/
Promiscuí el inconsciente
con fantasías de azafrán
y parodié la realidad
hasta reventar tus melodías
en dos gotas de sudor.


HUBIÉRAMOS QUERIDO...

María Emilia Cornejo
Peruana

Hubiéramos querido tener en nuestras manos
la eternidad de nuestras vidas
pero sólo nos era permitido
ocupar el cuarto por tres horas,
la vieja cama rechinó hiriendo nuestros oídos,
para entonces ya nada importaba,
con las precauciones del caso
cara – a – cara
intentamos recuperar nuestro destino
y nos amamos desesperadamente
yo
todavía conservo
una mata de tu pelo entre mis piernas.


ME ENCONTRASTE...

María Emilia Cornejo

Peruana


Me encontraste  en la mitad de todos mis caminos
me tomaste de la mano
y yo te seguí ansiosamente,
ninguna cama nos aguardaba
sin embargo
cualquier lugar era apropiado
para juntar nuestras desdichas,
mis senos maduraron como dos frutos entre tus manos
y descubrí que el amor
no siempre necesita un  lecho de rosas.


IMITACIÓN DE PETRARCA

Diego Dávalos Figueroa
Español

Después que sus cabellos me enlazaron,
porque los bellos ojos me rindieron,
el corazón en cera convirtieron,
sus cejas y su nariz, y lo ablandaron.

Su dulce boca y frente me ligaron
el alma y a dolor la compelieron,
sus rosadas mejillas me pusieron
al punto de la muerte y me mataron.

Y aunque podrán notarme de ignorante
los que me ven gozar vida al presente,
diciendo que fui muerto en el instante

será respuesta clara y suficiente,
ser este privilegio del amante
de que carece el vulgo y torpe gente.


ROCÍO QUE ADORMECE ESTE SILENCIO...
Guillermo Delgado
Peruano

Rocío que adormece
este silencio, el viento
deja llover su aliento
de aspas que me atenazan.

Eres tú, en él, que pasas
interminablemente huracanada.


SE AVECINA UN VENDAVAL...
Guillermo Delgado
Peruano

Se avecina un vendaval,
         acuoso;
pasión irrefrenable
que en tu cuerpo
         da de lleno.

Lamo, absorbo, aspiro, huelo,
el hedor de un cuerpo remecido
         que afrodita los sentidos.

Te sacudes,
         te contraes,
                   te estremeces,
                            de doblas y desdoblas
a la vez que te alargas
en mil formas.

Instante  tuyo
         donde tu soma
                   asoma
atento a la embestida
         de mil hombres
que en mi mente te poseen.

Garras de fiera
         son ahora
                   las dulces manos,
                            otrora por tu cuerpo
tan queridas.

Redimido y devorado
         gimo, aúllo, bufo, grito...
                   pues, ya llega el vendaval
                            que en tu cuerpo
                                      da de lleno.


DEL BUEN COBIJO

Rossella Di Paolo
Peruana

Levanto un castillo con tu cuerpo
y en él me guardo:
suficiente tu brazo para arrimar lo que duele
y lo que asusta se tuerce detrás de tu espalda.
Serenamente alcanzo tu cabeza
para mirar desde allí
abajo lo que está oscuro y ladra
inútilmente porque me salvo
ampay y saco la lengua y me rico a carcajadas.
Porque son de aquí la buena ley de tu sonrisa
- cruel contra el asedio -
y la gentil disposición de tus manos
- feroz contra el asalto,
ni escalas, lluvias de piedras
o denuestos, salivazos,
harán caer tu tacto fuerte
tu inmenso corazón desenvainado.


POST COITUM

Mariella Dreyfus
Peruana

Descender las escaleras del hotel
y que las cosas vuelvan a su antiguo espesor.
Este placer ya ha sido pagado:
todo es dinero todo se vuelve papel moneda
y el goce es dejado sobre sábanas prestadas.

Frente al espejo de la entrada
aliso mis cabellos / acomodo mis senos
al lado de mi muchacho
tímido como siempre en el primer abrazo.

El regreso a  casa es solitario
y debo esconder mis pasos.
El olor que sorprenda a mi madre
mil veces violada y todavía virgen.


TUS OJOS

Julio Florez

Colombiano

         Ojos indefinibles, ojos grandes,
como el cielo y el mar hondos y puros,
ojos como las selvas de los Andes;
misteriosos, fantásticos y oscuros.

         Ojos en cuyas místicas ojeras
se ve el rostro de incógnitos pesares,
cual se ve en la aridez de las riberas
la huella de las hondas de los mares.

         Miradme con amor, eternamente,
ojos de melancólica pupilas,
ojos que semejáis bajo su frente,
pozos de aguas profundas y tranquilas.

         Miradme con amor, ojos divinos,
que adornáis como soles su cabeza,
y, encima de sus labios purpurinos,
parecéis dos abismos de tristeza.

         Miradme con amor, fúlgidos ojos,
y cuando muera yo, que os amo tanto,
verted sobre mis lívidos despojos,
el dulce manantial de vuestro llanto!


MADRIGAL
Leonie J. Fournier
Argentina

Ayer te vi muy gozosa
en tu jardín al pasar
disponiéndote a cortar
a la más fragante rosa.

De envidia palideció
la flor al verte tan bella
y en insidiosa querella
una espina te clavó.

Quiso mostrarte su encono
pues reina bien se sabía
y orgullosa no admitía
compartir contigo el trono.

¡Qué intento el suyo tan vano,
pues su belleza realzó
cuando un rubí se engarzó
en el nácar de tu mano!


AMOR DE MEDIANOCHE
Gallardo Y Guido
Peruano

“Ve a la noche de tu puerta
a consumir amor...
Llego de otra calle
a derrumbar tu muerte...

Vanamente desnuda entonces
supones fantasmas de ocasión.

Son ojos de ladrón perdidos
ardiendo en infinitas
negruras caminantes.

- !Tocan!...

Ábreme tu dimensión de entrega
a la noche,
a la muerte:
ladrón conjetural
sumiso a los caminos
que no supimos consumir”.


EN EL OSCURO PINAR...

James Joyce
Irlandés

En el oscuro pinar
me gustaría que reposáramos;
a la profunda fresca sombra
al mediodía.

Cuán dulce descansar allí,
dulces al beso,
donde aislado está
el gran pinar.

Más dulce tu beso
fuera al descender
con el suave desorden
de tu pelo.

Oh, hacia el pinar,
al mediodía,
ven conmigo ahora,
dulce amor.


INVENTARIO GALANTE

Antonio Machado
Español

Tus ojos me recuerdan
las noches de verano,
negras noches sin luna,
orilla al mar salado,
y el chispear de estrellas
del cielo negro y bajo.

Tus ojos me recuerdan
las noches de verano.
Y tu morena carne,
los trigos requemados,
y el suspirar de fuego
de los maduros campos.

Tu hermana es clara y débil
como los juncos lánguidos,
como los sauces tristes,
como los linos glaucos.
Tu hermana es un lucero
en el azul lejano...

Y es alba y aura fría
sobre los pobres álamos
que en las orillas tiemblan
del río humilde y manso.
Tu hermana es un lucero
en el azul lejano.

De tu morena gracia,
de tu soñar gitano,
de tu mirar de sombra
quiero llenar mi vaso.

Me embriagaré una noche
de cielo negro y bajo,
para cantar contigo,
orilla al mar salado,
una canción que deje
cenizas en los labios...
De tu mirar de sombra
quiero llenar mi vaso.

Para tu linda hermana
arrancaré los ramos
de florecillas nuevas
a los almendros blancos
en un tranquilo y triste
alborear de marzo.

Los regaré con agua
de los arroyos claros,
los ataré con verdes
junquillos de remanso...

Para tu linda hermana
yo haré un ramito blanco.


ROSA DE FUEGO

Antonio Machado
Español

Tejidos sois de primavera amantes,
de tierra y agua y viento y sol tejidos.
La sierra en vuestros pechos jadeantes,
n los ojos los campos florecidos,

pasead vuestra mutua primavera,
y aun bebed sin temor la dulce leche
que os brinda hoy la lúbrica pantera,
antes que, torva, en el camino aceche.

Caminad, cuando el eje del planeta
se vence hacia el solsticio de verano,
verde el almendro y mustia la violeta,

cerca la sed y el horizonte cercano,
hacia la tarde del amor completa,
con la rosa de fuego n vuestra mano.


YEGUA ES LA HEMBRA DEL CABALLO

José Antonio Mazzotti
Peruano
Yegua es la hembra del caballo y yegua
es mi mujer impronunciable por el resto de mis días,
                   la frescura
de su sudor y de sus patas duras como un diente
y el lomo en que cabalgo rodeado de metralletas y
                   sirenas anunciando un bombardeo
Yegua es la hembra del caballo y yegua es mi mujer
de suave relincho a cien violines cuatro flautas dos
                   trompetas
y un músico olvidado y legañoso/ a media barba/ y
                   noche de terrible soledad.
Ella se mueve por los parque hinchando sus ancas
                   (yo hincho mis pulmones)
salta y patea y no conoce a los flemáticos
desnuda una sonrisa/ como quien abre una bolsa de
                   arroz
sabe y no sabe siente y no siente grita y no grita
y esparce el arroz entre os novios
Yegua es la hembra del caballo y yegua es mi mujer
                   impronunciable
divina metalengua que pronuncio y no decoro
y salto y pateo y relincho y ya no sigo
se que ella viene como un pasto dulce a perdonarme
                   estas palabras.


RÉQUIEM

Winston Orrillo
Peruano

¿Adónde va la tarde
  cuando muere la tarde?
         ¿Adónde cuando dobla
             sus rodillas repica como
                   un astro cansado
                       de asomarse
                           a tus ojos
                            que creo
                               son mis ojos?

¿Adónde fuiste
   tú que no llegabas desasosiego
         añil que
             vuelve a secas
                   cuando menos lo
                            esperas (como
                                ahora)

¿Adónde dormirá
    tu cabellera
         que esta noche
             he soñado
                   me soñaba? Y
                      ¿adónde yacerá
                            tu siempre huidizo
                                pezón de
                                     caramelo y nuez
                                              moscada?

Porque yo
    voy camino
       al descalabro
         al mirarte y comerte y
             paladearte y sentir
                   a la vez que
                       te escapabas
                            tú que nunca
                               - por dios- has rutilado
                                    en el gran lodazal
                                      en el que medro
                                          y me infecto y
                                             me ahogo y
                                               me embadurno
                                                  con tu no con
                                                     tu adiós tu
                                                        mientras tanto
                                                            en el nombre
                                                               del día
                                                                  enmascarado.


LA PAZ DE TU CUERPO

Winston Orrillo

Peruano

Amo la paz
  de tu cuerpo y la
    guerra interminable
       de tu pubis
         en mi boca, y
            la violenta dulzura
              de tu vientre
                   abracadabra. Amo
                      la paz de la luna
                         donde nunca hay
                            paz – lo dice – mi
                                locura enamorada.

Amo la paz
   de tu pelo
     donde me escondo
        a menudo, noche
         de tu cabellera, laberinto
            de tu cuello, espinazo
               desde donde
                   yo proclamo
                      tu reinado.

Amo la paz
    de tus cejas avechuchos
      litigantes, emboscados
         signos vítreos.

Amo la paz
  que derrama
    tu sonrisa
       de sonata, y la concordia
         infinita de tus gestos
            de glicina.

Amo la paz
   de tu frente
       donde mis naves
         decolan, donde
             aterrizan mis cantos
                 pulpejo del día ubicuo.

Amo la paz nada
    calma de tu ombligo
       redimido, y la conquista
         del monte donde
             se arma la gran guerra.

Amo, en fin, la paz
   armada de la batalla
     perpetua por tu campo
        de combate, avatares
         de tu cuerpo
            que me conquistan
                sin tregua, sin
                   pactos ni
                    entendimiento.



FRAGMENTO APASIONADO

José María  Peman
Español


         Por tu carne morena como el campo
que sirve para viñas y olivares,
dame a beber olvidos,
dame a beber serenidades.

Por tus ojos oscuros como el agua
móvil de los profundos hontanares,
dame un gusto de besos
para aliviar mis soledades.

         Por tu boca de risas,
de risas y de sangre:
por tus dientes blanquísimos e iguales,
por el reposo duro de tus hombros,
por la palmera esquiva de tu  talle,
dame a gozar locuras,
que yo convertiré en cantares.

         Por tu alma transparente y serenísima,
hecha para las limpias castidades,
dame, mujer, aquel minuto:
dame, mujer, aquel instante
de rosa y de retama  ---amargo y dulce—
que a Dios le basta para perdonarme.

PINTURA DE UNA DAMA

Pedro de Peralta Barnuevo
Peruano

Hay mi musa en nobles piedras,
divina Fili, te copia;
duras como tu esquivez,
como tu beldad preciosas.
Tu rubio hermoso cabello
trenzados topacios doran,
golfo que son a las almas
gloria y naufragio las ondas.
Luciente, terso diamante,
forma tu frente espaciosa,
que en el oro de tu pelo
se engasta brillante joya.
De áureo Jacinto las cejas
son arcos, de donde arroja
Cupido flechas que, ardientes,
vitales heridas forman.
Los bellos, azules ojos
son zafiros que compongan
a ceguedades amante
perspicacias desdeñosas.
La nariz derecha iguala
de cristal perfecta gota,
de roca en que se amurallan
dos ejércitos de rosas.
Las mejillas, sonrosado,
luciente pórfido forman,
que hacen para mucho día
verse un sol con dos auroras.
Con dos partidos rubíes
breve Ceilán es la boca,
que engastados breves, tersos,
alabastro desabrocha.
Cuanto pario blanco mármol
a torno y cincel se enrosca,
halla en el torneado cuello
sólida, bella lisonja.
Los pechos son dos convexas,
claras, nacarinas conchas,
donde las rosadas perlas
o se cuajan o se brotan.
El ceñido talle efigie
cuando verde tela abrocha;
tal de esmeralda aguacate
que áureo, estrecho engarce orla.
El etcétera es de mármol,
que sea de cualquier cosa;
pues de lo oculto y vedado
nunca juzga la Helicona.

Sus átomos o sus pies
son arenas que aún no asoman,
que cuando ligera corre
juzgan que el aire la sopla.
Y aquí, Fili, tu pintura
tímida aun no se colora;
mas si atiendo a tus rigores
de pedernal eres toda.


OJOS, LLORAD, HACEDLE COMPAÑÍA

Francesco Petrarca
Italiano

- Ojos, llorad, hacedle compañía
al pecho que, al fallar, estáis matando.
- Eso hacemos, que estamos lamentando
su yerro, más que el nuestro noche y día.

- Por vosotros Amor forzó su vía
a dónde como dueño estás morando.
- Nos movió la esperanza que brotando
fue de aquel que lamenta su agonía.

- No podéis en razones igualaros:
que, al ver primero, habéis ya consentido
ser de  su mal y el nuestro tan avaros.

- Tus palabras nos han entristecido,
pues los juicios perfectos son tan raros
que a otros acusa quien culpable ha sido.


POSESIÓN LUMINOSA

Emilio Prados

Español

Igual que este viento, quiero
figura de mi calor
ser, y, despacio, entrar
donde descanse tu cuerpo
el verano; irme cercando
hasta él sin que me vea;
llegar, como un pulso abierto,
latiendo en el aire; ser,
figura del pensamiento
mío de ti, en su presencia;
abierta carne del viento,
estancia de amor en alma.

Tú –blando marfil de sueño,
nieve de carne, quietud
de palma, luna en silencio-,
sentada, dormida en medio
de tu cuarto. Y yo ir entrando
igual que un agua serena,
inundarte todo el cuerpo
hasta cubrirte y, entero,
quedarme ya así por dentro,
como el aire en un farol,
viéndote temblar, luciendo,
brillar en  medio de mí,
encendiéndote en mi cuerpo,
iluminando mi carne
toda ya carne de viento


SE DEBE LAMER UN CUERPO...
Manuel Ruano
Argentino

Se debe lamer un cuerpo con aliento de náufrago
         sin salvación,
con el ánimo imposible de un astro sin  rumbo.
Se debe beber su vino íntimo como el jarabe de
         una flor desconocida.
Hace rugir amar. Hace visionario en altas
         Temperaturas.
Acaso resplandece con sus guisados amorosos y sus
         rubios naranjos.
Cuando el animal secreto de mi corazón se ríe
como hiena agradecida.
Se debe lamer un cuerpo hasta hacerse miel de la
         misma miel,
que es el campanario de un reyezuelo luminoso
que deja ver sus plumas de colibrí,
         su olvido de serpiente
en una selva subterránea y las cavernas termales
         inundadas de antiguas sombras.
Se debe oler un cuerpo. Olfatear su sangre de pez
         Alucinado

Y no perder su rastro. Hasta lograr el sueño de
         la fiera arrinconada en su guarida,
por el viejo hechicero con su lámpara
         de encantamientos.
Hace puros los ojos después de la tormenta.
Humo sagrado del crepúsculo que no se atrevió
         al sacrificio.
Hace rugir amar. Hace peligroso su zodíaco de
         promesas en el País de las Furias.
Hasta que los Oficiantes y pregoneros y el
         adivinador orfebre
anuncien a un dios llameante en el fondo del
         mundo.
Mientras que el puñal de oro atraviesa la Noche.



VERSALLESCO

Felipe Sassone
Peruano

         Es un milagro de oro tu rubia cabellera
sobre la tersa frente de un antiguo marfil,
en tus frescas mejillas dejó la primavera
el carmín perfumado de las rosas de abril.

         Tu boca es un estuche con perlas en hilera
y un rubí tu sonrisa, maliciosa y sutil,
tu espíritu galante ha tiempo que viviera
en una versallesca marquesita gentil.

         Yo, al lánguido sonido de violines de Hungría,
como un abate joven, madrigalizaría
vertiendo en tus oídos mis palabras de miel.

         Y haciendo altar pagano de florido follaje,
mis manos rasgarían la seda de tu traje,
para besar mis labios la seda de tu piel..


JUNTO A MÍ

Rocío Silva Santisteban
Peruana

Me acerco agazapada a ti, con el cuerpo lazo y extraño,
                                      te beso en el hombro.

Bajo mi cuello y llego hasta tu pecho, amplio y preciso.

Déjame, se escucha en el silencio,

¿Esas palabras fueron tuyas o mías?, no lo sé, nadie lo sabe,

Un beso y tú tiemblas, como si mi juego te provocara y si,
                                      te estoy provocando,

Como si quisiera hacerte sonreír (¿crees que no puedo
                                               hacerte sonreír?)

Ponte tu camiseta verde, esa que deja ver tus hombros, esa
que permite que yo vea desde lejos tu piel descubierta,
sudorosa,

Estás peinando a una yegua, le pasas una escobilla suavemente por el lomo, acaricias el lomo del animal, la hondonada entre la cabeza y las ancas y la yegua se estremece

Deja que pose mis dedos torpes sobre tus brazos o mejor, mi palma abierta sobre tus músculos dorsales.

Llega cansado, acércate, llega en equilibrio, los dos pies hacia delante y la llaga que te devora será borrada.

De pronto una corriente de luz y polvo recorre la noche.
Una mano dolorosa se detiene como un ave cantando sobre las sábanas.

Y es mi mano
O la tuya
O la de ambos: el sopor no permite precisiones

Sólo escucho un piano triste que brota de tu más pura desesperación

Me estás queriendo tanto

Aquí me tienes
Hincada, las rodillas ya llevan la marca de las piedras
Y bajo el acantilado el mar golpea como un animal herido
Cojo con mis brazos una rama del peñasco
Pero me hiere
Y sólo estás tú, junto a mí, en el abismo
Y espero tu cuerpo como espero el final de la batalla:
Espléndida ante la victoria

O la derrota.



HARTO HASTA EL MOMENTO...
Alberto Valcárcel
Peruano

Harto
hasta el momento
que hablo
desta prisión
carnívora de
lágrimas y risas

tu pubis celeste
mediterráneo ombligo
inquieta mi
fiereza pía

la tumultuosa hoguera que
al no dormir derramo
calcina llanto

         oh  hartazgo
te poseo te amo y me
libertas pronta.



TUS MANOS

Felipe B. Visillac
Argentino 

         Tiemblan tus manos blancas y divinas
sobre el suave teclado marfileño,
y se remonta tu alma hacia el sueño
envuelta entre las notas cristalinas.

         El éxtasis te embriaga; con sus alas
la sacra inspiración calor te presta,
y finge el piano una exquisita orquesta
tendiendo al aire líricas escalas.

         Tiemblan tus manos bellas; otras veces
revístense de suaves languideces:
es que descubren plácidos arcanos.

         Viéndolas he pensado, en mis antojos,
que el alma de Mozart está en tus ojos
y el alma de Beethoven en tus manos!


Amores prohibidos,
no correspondidos,
frustrados, platónicos

Es instinto de la mente humana que aquello
que más se veda más se desee

                       Torcuato Tasso

Nada ama con más fuerza la pasión
que lo prohibido

                       Publio Cyro

Andamos siempre a caza de los que nos
está prohibido y deseamos lo que nos niegan

                       Ovidio

¿De qué rincón negro
de tu alma, tan pura has sacado
esa indiferente y fría mirada
de tus ojos claros?

                       Vicente Medina


CUANDO VENÍAS A VERME...
Jorge Bacacorzo
Peruano

CUANDO venías a verme
yo te llevaba al huerto
y con los frutos de los árboles más altos
te daba mi alegría
y besaba tus ojos tristes

Pero un día que besé tus labios secos
rompiste a llorar y huiste

Como un vampiro avieso
- siendo aún niña –
venías sólo por mi alegría

Desde ese día yo conocí
que el amor tierno es triste
y que en todo niño intenso
hay ya un hombre solitario.


TERCETOS

Olavo Bilac

Brasileño

         De noche aún, cuando ella me pedía,
entre dos largos besos, que me fuera,
yo, con llanto en los ojos, la decía:

         “La aurora tarda en despuntar... Espera,
tu alcoba es un nidal de olor divino,
¡Qué oscuridad, en cambio, hay allá afuera!

         ¿Cómo quieres que arriesgue mi destino
uniendo el frío enorme de mi pecho
con las tinieblas que hay en el camino?

         ¿Oyes? ¡El viento! ¡Temporal deshecho!
¡No me hagas arrastrar las tempestades!
¡No me exilies del valle de tu techo!

         Moriré de aflicciones y saudades...
Espera hasta que el día resplandezca,
¡y acógeme en tus gratas soledades!

         Sobre tu cuello deja que adormezca
mi frente que hace poco rebosaba.
¡Espera un poco! Deja que amanezca...

         Ella abría los brazos. Yo quedaba.

         Ya de mañana, si ella me pedía
que de su claro cuerpo me apartase,
yo, con llanto en los ojos, la decía:

         ¡No puede ser! ¿No vez que el día nace?
 La aurora nubes corta en fuego y grana
¿Qué dirían al verme apresurado
dejar tu puerta en hora tan temprana?

         ¿Viéndome exhausto, lívido, cansado,
y todo en el aroma de tu beso
escandalosamente perfumado?

         ¡Querida: amor no excusa nunca eso!
Espera hasta que el sol desaparezca.
¡Besa mi boca! ¡Besa con exceso!

         Sobre tu cuello deja que adormezca
mi frente que hace poco reposaba.
¡Espera un poco! ¡Deja que anochezca!

         Ella abría los brazos. Yo quedaba.


CANCIÓN DEL AMOR PROHIBIDO

José Ángel Buesa

Cubano

         Sólo tú y yo sabemos lo que ignora la gente,
al cambiar  un saludo ceremonioso y frío,
porque nadie sospecha que es falso tu desvío,
ni cuanto amor esconde mi gesto indiferente.

         Sólo tú y yo sabemos por qué mi boca miente,
relatando la intriga de un fugaz amorío;
y tú apenas me escuchas y yo no te sonrío...
y aún nos arde en los labios algún beso reciente.

         Sólo tú y yo sabemos que existe una simiente
germinando en la sombra de este surco vacío,
porque su flor profunda no se ve ni se siente.

         Y así dos orillas tu corazón y el mío,
Pues, aunque las separa la corriente de un río,
Por debajo del río se unen secretamente.



POEMA PARA EL CREPÚSCULO

José Ángel Buesa
Cubano

                            I

         Hora de soledad y de melancolía
en que  casi es de noche y casi no es de día.
Hora para que vuelva todo lo que se fue
Hora para estar triste, sin preguntar por qué.

                   II

         Viendo pasar las nubes se comprende mejor
que así como ellas cambian, va cambiando el amor,
y aunque decimos: “Todo se olvida, todo pasa...”
en la ceniza, a veces, nos sorprende una brasa.

         Porque es triste creer que se secó una fuente,
 y que otro beba el agua que brota nuevamente:
o una estrella apagada que vuelve a ser estrella  ,
y ver que hay otros ojos que están fijos en ella.
Decimos: “Todo pasa, porque todo se olvida... “
y el  recuerdo entristece lo mejor de la vida.


                            III

         Apenas ha durado para amarte y perderte
este amor que debía durar hasta la muerte.
Fugaz como el contorno de una nube remota,
tu amor nace en la espiga muriendo en la gaviota.
Tu amor, cuando era mío, no me pertenecía.
Hoy, aunque vas con otro, quizás eres más mía.

         Tu amor es como el viento que cruza de repente;
ni se ve ni se toca, pero existe y se siente.
Tu amor es como un árbol que renunció a su altura
pero cuyas raíces abarcan la llanura.
Tu amor me negó siempre lo poco que pedí,
 y hoy me da esta alegría de estar triste por ti.
Y, aunque creí olvidarte, pienso en ti todavía,
cuando, aún sin ser de noche, dejó de ser de día.


SIEMPRE ESTOY PARTIENDO

Jesús Cabel
Peruano

Siempre estoy partiendo
y casi nunca llego a la fiesta
de tu risa
los rosales o el vino.
Soy el aire que transita
la noche secreta de tus ojos
y volátil ante el tiempo florecido
tiemblo en este viaje hacia la nada
donde doy vueltas y pregunto
por calles
y apellidos del olvido
sin obtener mayores resultados.




COPO DE NIEVE

Salvador Díaz Mirón
Mexicano

         Para endulzar un poco tus desvíos.
fijas en mí tu angelical mirada,
y hundes tus dedos pálidos y fríos
en mi oscura melena alborotada.

         ¡Pero en vano, mujer! ¡No me consuelas!
¡Estamos separados por un mundo!
¿Por qué si eres la nieve no me hielas?
¿Por qué, si soy el fuego, no te fundo?

         Tu mano espiritual y transparente,
cuando acaricia mi cabeza esclava,
es el copo glacial sobre el ardiente
volcán cubierto de ceniza y lava!

PENA Y ALEGRÍA DEL AMOR

Rafael De León

Español

         Mira cómo se me pone
la piel cuando te recuerdo...

         Por la garganta me sube
un río de sangre fresco
de la herida que atraviesa
de parte a parte mi cuerpo.
Tengo clavos en las manos
y cuchillos en los dedos
y en mi sien una corona
hecha de alfileres negros.

         Mira cómo se me pone
la piel cada vez que me acuerdo
que soy un hombre casado
y sin embargo te quiero.

         Entre tu casa y mi casa
hay un muro de silencio,
de ortigas y de chumberas,
de cal, de arena, de viento,
de madreselvas oscuras
y de vidrios en acecho.
Un muro para que nunca
lo pueda saltar el pueblo
que está rondando la llave
que guarda nuestro secreto
¡Y yo sé bien que me quieres!
¡Y tú sabes que te quiero!
Y lo sabemos los dos
Y nadie puede  saberlo.

         ¡Ay pena, penita, pena
de nuestro amor en silencio!
¡Ay que alegría, alegría
quererte como te quiero!

         Cuando por la noche a solas
me quedo con tu recuerdo,
derribaría la pared
que separa nuestro sueño,
rompería con mis manos
de tu cancela los hierros,
con tal de verme a tu vera,
tormento de mis tormentos,
y te estaría besando
hasta quitarte el  aliento.
Y luego qué se me daba
quedarme en tus brazos muerto.

         ¡Ay, qué alegría y qué pena
quererte como te quiero!

         Nuestro amor es agonía,
luto, angustia, llanto, miedo,
muerte, pena, sangre, vida,
luna, rosa, sol y viento.
Es morirse a cada paso
y seguir viviendo luego
con una espada de punta
siempre pendiente del pecho.

         Salgo de mi casa al campo
sólo con tu pensamiento,
por acariciar a solas
la tela de aquel pañuelo
que se te cayó un domingo
cuando venías del pueblo
y no te he dicho nunca,
mi vida, que yo lo tengo.
Y lo estrujo entre mis manos
lo mismo que un limón nuevo,
y miro tus iniciales
y las repito en silencio
para que ni el campo sepa
lo que te estoy queriendo.

         Ayer, en la Plaza Nueva,
---vida, no vuelvas a hacerlo---
te vi besar a mi niño
a mi niño el más pequeño.
Y cómo lo besarías
¡ay, Virgen de los Remedios!
que fue la primera vez
que a mi me diste un beso.
Llegué corriendo a mi casa,
alcé a mi niño del suelo
y sin que nadie me viera,
como un ladrón en acecho,
en su cara de amapola
mordió mi boca tu beso.

         ¡Ay, qué alegría y qué pena
quererte como te quiero!

         Mira, pase lo que pase,
aunque se hunda el firmamento
aunque tu nombre y el mío
lo pisoteen por el suelo,
aunque la tierra se abra
y aun cuando lo sepa el pueblo
y ponga nuestra bandera
de amor, a los cuatro vientos,
sígueme queriendo así,
tormento de mis tormentos.

         ¡Ay, qué alegría y que pena
quererte como te quiero!...



AL VERME ANTE EL ESPEJO...
Guillermo Delgado
Peruano

Al verme ante el espejo
         marchitarme poco a poco,
mi alma sufre, mi pena crece,
y no puedo olvidar que me has amado.

A veces  vago entre la sombra
         de una calle incierta
                   y tengo miedo,
me acurruco en un rincón
         buscando el calor
                   que tú me niegas, y así,
desesperado y solo
         regreso a casa
y mi esperanza como ayer
está desierta.

Hasta cuándo he de fingir
         que estoy sereno,
y que en torno a ti todo es azul,
         que todo es luz,
que nada me preocupa;
esconder esta amargura, esta tristeza,
         el nefasto aroma de un veneno
                   que en mi sangre anida
                            anunciándome la muerte.


SONETO

Manuel José Cortés
Boliviano

¡Pobre corazón mío, marchitado
del doliente penar y la tristura!
¿Por qué huyes, infeliz, de la ventura
y buscas los pesares, desdichado?

Perdiste a la mujer que has adorado
porque lo quiso así la desventura
y hoy vuelves, ¡miserable!, a la amargura
tristísima de amar sin ser amado.

¿Por qué, ¡insensato!, la pasión te lanza
a zozobrar, sin porvenir, perdido
en ese mar sin playas ni bonanzas?

- A la mujer, respondes que he querido
y que hoy amo infeliz sin esperanza
he de adorar hasta el postrer gemido.


EL SEMINARISTA DE LOS OJOS NEGROS

Miguel Ramos

Mexicano

                            I

         Desde la ventana de un casucho viejo
abierto en verano, cerrado en invierno
por vidrios verdosos y plomos espesos,
una salmantina de rubio cabello
y ojos que parecen pedazos de cielo,
mientras la costura mezcla con el rezo,
ve todas las tardes pasar  en silencio
los seminaristas que van de paseo

         Baja la cabeza, sin erguir el cuerpo,
marchan en dos filas pausados y austeros,
sin más nota alegre sobre el traje negro
que la beca roja que ciñe su cuello
y que por la espalda casi roza el suelo.

                            II

         Un seminarista, entre todos ellos,
marcha siempre erguido, con aire resuelto.
La negra sotana dibuja su cuerpo
gallardo y airoso, flexible y esbelto.
Él sólo, a hurtadillas y con el recelo
de que sus miradas observen los clérigos
desde que en la calle vislumbra a lo lejos
a la salmantina de rubio cabello
la mira muy fijo, con mirar intenso.

         Y siempre que pasa le deja el recuerdo
de aquella mirada de sus ojos negros.

                            III

         Monótono y tardo va pasando el tiempo
y muere  el estío y el otoño luego,
y viene las tardes plomizas de invierno.
        
         Desde la ventana del casucho viejo
siempre sola y triste, rezando y cosiendo
una salmantina de rubio cabello
ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo.

         Pero no ve a todos: ve sólo a uno de ellos,
 al seminarista de los ojos negros.

                            IV

         Cada vez que pasa gallardo y esbelto,
observa la niña que pide aquel cuerpo
marciales arreos.

         Cuando en ella fija sus ojos abiertos
con vivas y audaces miradas de fuego
parece decirla: ---¡Te quiero!, ¡te quiero!
¡yo no he de ser cura, yo no puedo serlo!
¡Si yo no soy tuyo me muero, me muero!

         A la niña, entonces se le oprime el pecho,
 la labor suspende, y olvida los rezos,
y ya vive sólo en su pensamiento
el seminarista de los ojos negros.

                            V

         En una lluviosa mañana de invierno
la niña que alegre saltaba del lecho,
oyó tristes cánticos y fúnebres rezos:
por la angosta calle pasaba un entierro.

         Un seminarista sin duda era el muerto,
pues cuatro llevaban en hombros el féretro,
con la beca roja encima cubierto,
y sobre la beca el bonete negro.

         Con sus voces roncas cantaban los clérigos:
los seminaristas iban en silencio,
siempre en las dos filas hacia el cementerio,
como por las tardes al ir de paseo.

         La niña angustiada miraba el cortejo:
los conoce a todos a fuerza de verlos...
Sólo uno, uno sólo faltaba entre ellos,
El seminarista de los ojos negros.

         Corrieron los años, pasó mucho tiempo.
Y allá en la ventana del casucho viejo,
una pobre anciana de blancos cabellos,
con la tez rugosa y encorvado el cuerpo,
mientras la costura mezcla con el rezo,
recuerda con tristeza por las tardes...
el seminarista de los ojos negros.


EXACTA DIMENSIÓN
Juan Gonzalo Rose
Peruano

Me gustas  porque tienes el color de los patios
de las casas tranquilas...

y más precisamente:
me gustas porque tienes el color de los patios
de  las casas tranquilas
cuando llega el verano...

Y más precisamente:
me gustas porque tienes el color de los patios
de las casas tranquilas en las tardes de enero
cuando llega el verano...
y más precisamente:
me gustas porque te amo.


ESFINGE
Guillermo Valencia
Colombiano

         Todo en ti me conturba y en ti todo me engaña,
desde tu boca, donde la pasión se adivina
que empurpura los pétalos de esa rosa felina,
hasta la rubia movilidad de tu pestaña.

         Todo en ti me es adverso: tu sonrisa me daña
como un hechizo, y en tu plática divina
por un campo de flores la falacia camina
fríamente, cual una ponzoñosa alimaña.

         Con tu rostro de mártir eres una venganza.
Tus manecitas estrangularon mi esperanza,
y es tu flor un euforio semioculto entre tules.

         Tu lámpara alimentan alas de mariposa;
arda en ella este verso que me inspiró tu prosa:
¡eres una mentira con los ojos azules!




Definición  del amor,
Sublimación del amor
poesía a la Amada o al Amado

El amor es un tirano que no tolera ninguna
compañía, es preciso que todas las pasiones se sometan y le obedezcan.

                       Blaise Pascal

El amor son dos corazones heridos de una misma enfermedad.

                       Agustín Moreto y Cavana

El amor es tan sólo una posada en mitad del camino de la vida

                       José Santos Chocano

El amor es un sacramento que debería recibirse de rodillas.
                       Oscar Wilde

Los que padecéis porque amáis, amad más todavía. Morir de amor es vivir.

                       Víctor Hugo
FLOR
Jorge Bacacorzo
Peruano

Tú eres flor
Yo soy el agua y tú
estás en ella.

Tú eres flor
Yo soy el agua y tú
enciendes en el centro de la fuente
las estrellas
Tú enciendes la canción entre las yerbas
y el canto de la fuente
donde estoy yo

Tú eres flor
esto es: aroma del viento
bello rincón del tiempo
capullo que se abre para desbordarse con todo
lo que encierra
(Acaso el ensueño no humedece
tus ojos?
acaso no tiemblas como un girasol
cuando yo te toco?)

Oh toda tú eres un ramo donde está la vida esperando

Tú eres flor
es decir flora de luz
Yo soy el agua llena de sol
cuando me tocas
(A lo lejos soy el viento que anhelas
a lo lejos soy la nube que guarda tu sueño)

Oh tú eres flor
para salir cantando en la mañana
la canción del agua.


ES TAN DULCE...
Jorge Bacacorzo
Peruano


Es tan dulce
como nuestra primera
y ya lejana golosina
Tan suave
como la efigie de una nube en el estío
y tan recuerdo
como una mujer de esas que dan de beber agua
al caminante como si le dieran sus besos


Su rostro es
como un durazno que sale de la lluvia
y sus cabellos hermosa yerba negra
con un poco de sol atardecido
Y si no fuera porque en ella vivió la risa
Moriría de nostalgia


Cuando me escribe
siempre está perdida
en pálido suceso
o en algo antiguo sutilmente resurrecto
Pero cuando se junta conmigo
es una ternura que no acaba
y se parece
a la de los nidos y los niños
o al momento en que las hojas se desprenden
y se confunden con el viento cálido.


QUERER

Andrés Eloy Blanco
Peruano

Querer no es lo que tú sientes,
querer no es lo que tú piensas;
tu querer de agua tranquila
ni bulle, ni arrastra piedras.

Querer no es esa apacible
ternura que no hace huella;
querer es querer mil veces
en cada vez que se quiere.

Querer es tener la vida
repartida por igual
entre el amor que sentimos
y la plenitud de amar.

Es no dormir por las noches,
es no ver de día el sol,
es amar, sin dejar sitio
ni para el amor de Dios.

Es tener un niño preso
y envejecido en la cuna;
querer es brasa, que vive
de la propia quemadura.

Es tener el corazón
entre las manos guardado
y si Ella pasa, sentir
que se nos abren las manos.

Es no reír, porque hay algo
de lágrimas en la sonrisa,
es no comer, porque sabe
a corazón la comida.

Es no haber amanecido
sin haber explicado
cómo, sin haber dormido,
pudimos haber soñado.


AMO LA DIMINUTA HUELLA DE TUS PASOS...
Jesús Cabel
Peruano

Amo la diminuta huella de tus pasos.
Tu cuerpo breve de rocío
que beso en las mañanas al despertar.
Te hablo de la guerra del sur
la poesía y otras noticias
que estremecen a los pájaros
en sus ramales olorosos.
Estoy en medio de la soledad.
Amo tus ojos de gitana y no respondes.
Estoy llamándote a gritos
contra el viento.
Amo tu vida con mi vida.
Y qué hacer
en este laberinto del silencio.


LOS JUEGOS Y LOS SUEÑOS

Leopoldo Chariarse

Peruano

Sueño que juego pero estoy jugando
a soñar y a que sueño que jugaba
juego a que sueño pero estoy soñando
jugar y era contigo que soñaba

Y una loca alegría me embriagaba
de vivir y soñarte despertando
y saber que eras tú con quien jugaba
juegos de amor que urdí por ti soñando

Oh realidad que fuiste poesía
oh sueño o juego imagen de la duda
oh poesía realidad de un día

en ti se muestra la verdad desnuda
jugando en la soñada alegoría
y la evidencia de la frase muda.


CONTRA LA FLOR DE LA CANELA

Antonio Cisneros
Peruano

Para hacer el amor
debe evitarse un sol muy fuerte sobre los ojos de la muchacha,
tampoco es buena la sombra si el lomo del amante se achicharra
para hacer el amor.
Los pastos húmedos son mejores que los pastos amarillos
pero la arena gruesa es mejor todavía.
Ni junto a las colinas porque el suelo es rocoso ni cerca de las aguas.
Poco reino es la cama para este buen amor.
Limpios los cuerpos han de ser como una gran pradera:
que ningún valle o monte quede oculto y los amantes
podrán holgarse en todos sus caminos.
La oscuridad no guarda el buen amor.
El cielo debe ser azul y amable, limpio y redondo como un techo
y entonces
la muchacha no verá el Dedo de Dios.
Los cuerpos discretos pero nunca en reposo,
los pulmones abiertos,
las frases cortas.
Es difícil hacer el amor pero se aprende.


EN PALABRAS BREVES

Marco Antonio Corcuera
Peruano

En palabras breves
Y silencios largos,
lo que yo te quiero
no hay cómo expresarlo:
ni lo puede el alma,
ni lo dice el labio,
ni lo canta el beso,
ni lo llora el llanto.

Lo que yo te quiero
es para rezarlo
a oscuras y a solas
con temblor de manos,
fijo el pensamiento,
los ojos cerrados,
recorriendo el hilo
lento de un rosario
en el que las cuentas
finjan, fulgurando,
lágrimas que pasan
con hondo cansancio
como condenadas
a seguir pasando
sin que nunca puedan
secarse en los labios.


CANCIÓN DE LAS FLORES

Guillermo Delgado
Peruano

Eres lirio,
         clavel,
                   rosa,
                            azucena,
orquídea,
         fucsia,
                   girasol,
                            jazmín,
polen, estambre, color y cáliz,
la flor más bella entronizada en mí:
         un reino de colores
         donde la humanidad ausente
         no siembra sus dolores
         alrededor de ti.


TRIXUS

Guillermo Delgado
Peruano

Hoy me has dicho te amo,
hoy me has dicho te quiero,
y hoy he ahogado en silencio
un suspiro de amor.

Siempre, sólo tú, lo que tú quieras.

Trilogía de amor
que se pierde en las sombras
de estas cuatro paredes
donde vago desnudo,
sin saber ni de dónde
me ha llegado tu voz


EL TRIUNFO

Joaquín Dicenta
Español

         Cuanto sufrí, y qué solo!... Ni un amigo
ni una mano leal que se tendiera
en busca de la mía: ni siquiera
el placer de crearme un enemigo.

         De mi abandono y mi dolor, testigo
de mi angustiada vida, compañera
fue una pobre mujer, una cualquiera,
que hambre, pena y amor partió conmigo.

         Hoy que mi triunfo asegurado se  halla,
tú, amigo por el éxito ganado,,
me dices que la arroje de mi lado,

         que una mujer así, denigra...!Calla!
Con ella he padecido y he luchado.
¡El triunfo no autoriza a ser canalla!


AMOR

José María Egas
Ecuatoriano

         Deja que venga solo, deja que venga piano,
alegre, doloroso como quiera venir...
que arome de silencios tu corazón  cristiano
y que pueble de luceros tu noche de zafir.

         ¡Pero nunca te empeñes en forzar el arcano!
Amor es un tesoro que se cae de la mano...
es arpa de los cielos que la tendrás que oír.

         Deja que venga solo... que llegará en un día
de sorpresa inefable para mi corazón,
cuando traigas del valle de tu melancolía
humedad en los ojos y en los labios canción.

         ¡Pero nunca te empeñes por inútil porfía!
... Amor vendrá de suyo como un Avemaría
a tu madrugadora campiña de ilusión.


PARA SER CANTADO A UNA VOZ

Ricardo Falla
Peruano

Si pudiera ingresar al sendero de tu voz
Si pudiera ingresar a tus ojos
sin edad
conservando la estación de los árboles
Si pudiera volvernos inmensos
en la flor que buscamos sin encontrarla
lo haría para saberte pendiente
en tu tallo de luz

Por ti las tierras fértiles
gozan del amor de la hierba
Por ti los poemas se estacionan
esperándonos al pie de las ceibas
Por ti todo lo nuevo
se convierte en pétalo
hoy risa
mañana silencio
límite
esperanza
Por ti la memoria con su ayer
insinúa el verdor que nadie reclama
y me lleno de amor
Porque el amor es algo que me lleva adentro
y crece incesantemente
lleno de raíces
beso tus manos y tu voz

Si pudiera amor mío
si pudiera verte montada de azul
cuando para mover los ojos
la zozobra quiebra la garganta
Si pudiera verte
desnudaría la canción
que plantamos a golpe de sol y lluvia
porque la distancia muerde
aún en el silencio
en las calles
en el aire a pleno viento
o en el refresco que bebimos juntos
caminando
o enseñándome el dulce claro mar
tomando el caliente helado
o buscándonos
o sintiéndonos
Porque ahí están tus ojos
mirando el  sol
quiero encontrarte en piedras grandes
acechándome con tus labios
haciendo crepitar
el sereno instante del encuentro
         amo tus ojos
         amo tus manos
         amo tu voz

Sí amor mío
ven llena de gozo con tu canto
Esta noche
me basta tu silenciosa presencia
No me distraigo
cántame los poemas que nunca escuché
Despiértame si me duermo
Canta mi niña
entre la luz y el viento
esta simple canción de amor.


UNA VOZ

Julio Florez
Colombiano

         “Yo vengo a ti. Soy un ave,
mística alondra del cielo,
que voy buscando en mi vuelo
el nido de un corazón.

         Yo soy la chispa divina
con que Dios prende la llama
a cuyo fuego se inflama
la vida en la creación.

         Yo ilumino la esperanza
divinizo la hermosura
dulcifico la amargura
doy sonrisas al dolor.

         Yo tan sólo de la dicha
guardo la imposible palma;
yo soy el alma del alma,
soy la vida... soy Amor”

PASTORALA

Mario Florián
Peruano

Pastorala.
Más hermosa que la luz de la nieve,
más que la luz del agua enamorada,
más que la luz bailando en los arco iris.
Pastorala.
Pastorala.

¿Qué labio de cuculí es más dulce,
qué lágrima de quena más mielada
que tu canto que cae como lluvia
pequeña –pequeñita- sobre flores?
Pastorala.
Pastorala.

¿Qué acento de trilla - taqui tan sentido,
qué gozo de wifala tan directo
que descienda –amancay- a fondo de alma,
como baja a la mía tu recuerdo?
Pastorala.
Pastorala.

Y al zorro y puma ¡guarden su manada!
Yo le dije al gavilán ¡Protéjela!
Y al zorro y puma  ¡guarden su manada!
(Y puma y gavilán y zorro nunca
volvieron a decir sus amenazas).
Pastorala.
Pastorala.

Por mirar los jardines de tu manta,
por sostener el hilo de tu ovillo,
por oler las manzanas de tu cara,
por derretir tu olvido: ¡mis suspiros!
Pastorala.
Pastorala

Por amansar tus ojos, tu sonrisa:
perdido entre la luz de tu manada
está mi corazón, cual huérfano allko,
cuidándote, lamiéndote, llorándote...
Pastorala.
Pastorala.


AMOR NO ES SÓLO LA CEGUERA

Ricardo González Vigil
Peruano

Amor no es sólo la ceguera incandescente de mirarse.
                            Es el fuego

No es sólo el manantial silente de escucharse.
                            Es el agua.

No es sólo la luz tangible del encuentro perpetuándose.
                            Es el aire.

Tampoco es sólo este aroma con sabor a dicha cierta.
                            Es la tierra.


Porque es  el alma que se sabe cuerpo,
el tiempo que se sabe espacio:

                            laberinto en nada,
                            comunión en todo.


GRACIA DE AMOR

Orfelinda Herrera de Ángeles
Peruana

Era mayo cuando el amor rubricó
nuestro nacimiento.

Los manantiales de las primeras lluvias
espejaban a las madres.

Y por primera vez
los hombres no estaban en pugna
                                      con su color.

Desde ahí
decidimos amarnos todo el tiempo
                   CON UN AMOR TOTAL

(Amor total, tibieza apasionada
que, a diario, agitas el continente de nuestra
                                      sangre
con el color secreto, sin palabras,
                                      de las albas:

Como reinas sobre el verano de nuestros cuerpos).

Nos hemos amado desnudos
para ser la plenitud de nosotros mismos.

En el lecho recién amanecido
de las praderas silvestres
donde la humedad auroral del hombre
permanece
otra vez fuimos puros.

Nos hemos amado en la sal de la playa
que lamen los peces dorados

Allí se olvida nuestro comienzo
en la entraña eterna de la piedra
         mojada
la piedra primera que duerme en el mar
                            todos los siglos.

En los bellones nupciales del cielo transparente
que
en algún lugar de las comarcas enmudecidas
         siempre hace día
oímos
la canción que han salvado los pájaros.

Nos hemos amando en el territorio
donde el sol es aún ajeno.

Allí aprendimos a leer las aspas.

Y sabemos su concepto.

Los encajes negros
que bordean una vez al día
sus cálidas chimeneas
         son banderas que aguardan

Porque nos hemos amado
en la afilada penumbra de los climas fríos
que habitamos algunas veces
                   como todos
andando las selvas que pueblan el camino
aprendimos a sobrevivir
                   enhiestos
y casi hemos llegado.

Nunca olvidamos

El hombre que ama
no desfallece
en el grito
Prosigue

Nos hemos amado hasta el fondo remoto
de nosotros mismos.

Por eso
cuando besamos la tierra
                   apenas llovida
sentimos nuestra carne subterránea
en la voz esperada del viento
en el llanto del cielo inédito
en el arrullo del nido nuevo
en el ala de la golondrina joven
en los azahares de la cascada
                   que florece el río

Nos hemos amado desde antes
                   Que
                   El cristal de luna
Inventara nuestras noches hermosas.

Mucho antes de nuestro origen

Cuando el idioma
apropiado
se encontraba todavía mudo.

Nos hemos amado
antes de encontrar el camino
que conduce al sol de los sueños bellos.

Nos hemos amado
en la gracia de la estación milagrosa
cuando a Dios se le escapó el dolor
del costado

Desde ahí
el trigo acostumbró su luz
en el principio de las hijas nuestras

Y

es gualda verde azul
nuestra parcela de universo.

Ahora
nos seguimos amando
con la fuerza redonda del amor total.

(Amor total, ascua de turquesa
que encierras
                   el sol de mayo
en nuestra ventana:

Cómo diseñas la gran hora
en cada minuto de nuestro mediodía)

Nos amamos en el ala de la tardes
que se resuelven en aguas amargas de coral

Cuando crecen las estrellas que presagian
                   el día señalado

Cuando crece nuestra humanidad
hasta ser cometa de niño descalzo
                   domingo de pobre
                   frente guerrillera
Porque nos amaremos
                   después de ahora
en la totalidad de siempre
cuando se detenga el tiempo
                   en mis ojos:
                   no emigraré de la luz
                   al país de la noche.

Viviré elemental
en la piel húmeda de tus pasajes
entre alhajas de rocío, pájaros y sueños

Siempre despertaré tus mañanas
con un color nuevo
                   durmiendo a tu lado.

Cuando llegue inexorable
la sombra calcinada de silencio
que rompa tu voz
y aquiete la diligencia de tus manos:
                   tendrás un mayo de luz
                   donde reclinar la cabeza.

Mi deseo se abrirá hacia el río de simiente
de tu polvo
         vivo
para retoñar en el surco fecundo
de mis senos
las flores de la vida

Y

ya no tendremos edad

Nunca seremos difuntos. Conocemos
la fórmula

Por amarnos todo el tiempo
nuestras moléculas vitales
viven al lado izquierdo del Creador
en la forma de hombre

Permaneceremos.

El amor nos ha hecho.


TÚ...

Óscar Huamaní
Peruano

TÚ.
Batallones incompletos
de caricias incompletas,
juego de rompecabezas
con fichas extraviadas en el
vacío,
así eres tú.
Perfecto ejemplo inconcluso
de una maravilla sin tiempo,
así te concibe la naturaleza
irreal de mis pensamientos.
Más que tu piel y mi piel
no juntas,
es tu confianza apartada entre
una cascada extranjera a mi
mundo:
cascada de cabellos
obscuros detenidos que se
esconden de mis besos y
caricias.

Tu cuerpo tibio,
mi cuerpo tibio,
ejemplos de coincidencias
anti gravitacionales,
un juego de calores
no compartidos,
solitarios.
No digas que al amor le temes;
dime que del amor no sabes,
como aún no sabes de mi amor
forjado entre riñas y besos.
Mito acabado de amor
antinatura seremos,
desde hoy,
cuando te halle completa en
nuestra noche cegada.


AMOR

Laura Jorquera
Chilena

         ¿Qué es el amor, preguntas?. Un misterio
que en vano se ha querido descifrar,
y no ha dejado el hombre punto alguno
a donde no lo ha ido a escudriñar.

         Es el amor un sentimiento vivo
y en todas partes le tendrás que hallar;
sentimiento a veces tan oculto
que apenas si le puedes encontrar.

         Es el amor un sentimiento digno
que sólo debe elevar y ennoblecer;
que lleva al hombre a la región sublime
donde mora, intangible, una mujer.

         Amor a veces nos conduce al crimen,
y milagros a veces puede hacer,
amos nos ciega, en otras, de tal modo,
que en el mal sólo bien podemos ver.

         Amor de Dios es atributo santo
y es para el hombre excusa de pecar;
y del amor la pena y el tormento
sólo el amor sabrálos perdonar.

         ¿Qué es el amor entonces?  Un misterio
que nunca hemos podido analizar.
El que ama, en ocasiones, es malvado
¡y es más malvado el que no sabe amar.


LA ROSA NUESTRA

César Lévano
Peruano

                            “el amor, ¿qué será el amor, Dios mío?”
el amor, ¿qué será el amor esposa mía?

será tu mano pez madrugada sonrisa
forma tendida en la arena del mundo para que el mundo sea
rosa encendida
nuestra

o la canción será que un día entonaba sin saber por qué
para cantar tus ojos tus admirables ojos tristes

o nuestros besos en la ciudad que va creciendo
llorando y creciendo el horizonte olvida los gorriones

“dos contra el mundo”, diría Pablo Casas con su guitarra de soles oscuros

viajaba un día un ciego que llevaba palomas en los brazos
y aplausos para todas las flores del camino

no sabía no estaba convencido de que existieran las flores sin embargo
pero las respiraba en el aire en la esperanza en las casas húmedas de pobreza y                  recuerdo

ese ciego era yo y sucede que me sentía triste
de esto hace tantos años
y nos hemos unido para toda la vida

labios contra labios hueso y hueso

hasta que la miel de tu voz se deslíe en el alba de tus hijos

no eran dulces palabras era para toda la vida

y algo nos amenazaba y quería invadir el amor

y otra ves siento que sigo sintiendo que la vida está triste

no la nuestra asombrada con la fiesta y música del mundo
o el dolor demasiado profundo para los rencores

pero el amor es algo más grande todavía que nuestro amor
más grande para mí que nuestros propios hijos

y si en ese amor no hay vida y los grandes corazones deliran fríamente
y sin ese amor los corazones magníficos son como estatuas del amor

y no son el amor

porque el amor es una entrega desnuda
una canción para cada cuerpo y para toda fragancia de la tierra

un gran silencio un grito de repente

y si alguien me preguntara ahora
el amor, ¿qué será el amor, Dios mío?

podría responder, ignorante de todo, seguro de mis fibras:
esto es amor esto que oscuramente canta y juega con la muerte

y no teme a la muerte ni ama a la muerte

fiesta contra la muerte
mano pez madrugada sonrisa hermanos

amor hermanos
hermanos.


BIEN PUEDE EL MUNDO ENTERO CONJURARSE...
Mariano Melgar
Peruano

Bien puede el mundo entero conjurarse
contra mi dulce amor y mi ternura,
y el odio infame y tiranía dura
de todo su rigor contra mí armarse;

bien puede el tiempo rápido cebarse
en la gracia y primor de su hermosura,
para que cual si fuese llama impura
pueda el fuego de amor en mí acabarse;

bien puede n fin la suerte vacilante,
que eleva, abate, ensalza y atropella,
alzarme o abatirme en un instante;

que al mundo, al tiempo y a mi varia estrella,
más fino cada vez y más constante,
les diré: “Silvia es mía y yo soy de ella”.


ES EL AMOR

Manuel Moreno Jimeno
Peruano

                1

Es el amor

Son tus pupilas incandescente
Clavadas en las mías
Es tu luz que llega y me socava
Es tu fuego enemigo que me destruye

Ahora no hay piedad para mi olvido
No hay refugio para mi sombra
No hay soledad que me devore
En la entraña del corazón

Estoy perdido en tus cielos fulgurantes
No sé qué camino tomar
Cuál es la ruta de mi alma

Al fuego persistente de la tempestad que abres
Todo mi ser se conmuta
Vulneras mis vigilias y mis sueños
Y estoy como el delirio
Cegado por la tiniebla ardiente

                   2

Es el amor

Es el amor
La garra potente del amor
El pico arrebatado del amor

Nadie sabe de dónde surten tus relámpagos
Qué amenaza descubre tu presencia despierta tu furor
Quién propaga tus llamaradas impetuosas


YO DESCUBRÍ

Reynaldo Naranjo
Peruano

Yo descubrí los mares
Detuve le primer río
cuando se desbordaba en el planeta.
Trabajé en las pirámides.
Cabalgué el viento alisio.
Sobreviví a la guerra de cien años.

Soy el que hizo la escalera de piedra
Inútilmente.
El  que pasó la noche en un recodo
del siglo diecisiete.
El que bucea entre automóviles y pájaros.

Y hube de remar en el otoño, ahogarme
de ventanas, exponerme al amor.

Mi historia es la de todos.

Admito que cometí el error
de no fundar París.
Llegué por un atajo
hasta ti, Ana María.

POEMA

Winston Orrillo
Peruano

Tu amor es como una de esas tardes de enero
         entre las hojas sedientas de las palmas.
Tu amor, un arcoíris, un puente, una glorieta.
Tu amor, un niño solo, un tímido bollito de
         sol que yo rescato
                   de tus ojos ausentes.
Tu amor, camino amigo, escala de bomberos, pedernal
         y amarilla sonrisa de domingo.
Tu amor. Madero frágil, columna de rocío, empinado
         edificio de pisos infinitos.
Tu amor, recodo, alero, covacha donde esconde
         mi sombra vagabunda
              el tajo que
                 la vida
                   le dio
                       decuplicado


AMOR CONSTANTE MÁS ALLÁ DE LA MUERTE

Francisco de Quevedo
Español

         Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra, que me llevaré al blanco día;
y podrá desatar esta alma mía
hora, a su afán ansioso lisonjera.

         Mas no dé es otra parte en la ribera
dejará la memoria en donde ardía;
nadar sabe mi llama el agua fría,
y perder el respeto a ley severa:

         Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
venas, que humor a tanto fuego han dado,
médulas, que han gloriosamente ardido.

         Su cuerpo dejarán, no su cuidado;
serán ceniza, más tendrá sentido
polvo serán, mas polvo enamorado.


UNA MUJER ME NACE

Carlos Eduardo Quiros Mena

Costarricense
Una mujer me nace
entre las uñas,
y me hereda su edad
de lirio tempranero.

Esa mujer me nace amando
la furia del jaguar
que atisba en las almohadas.

Esa mujer me brota
de las yemas;
y recuesta su silueta
de dúctil mariposa
en la rama presentible,
con un canto angosto
e impostergable
atraviesa la estancia del latido
y me come los labios
con simientes.

Afuera la noche
es un pezón de luna
formando los gajos
del silencio.


TUS OJOS Y LOS PÁJAROS...
Alejandro Romualdo
Peruano

Tus ojos y los pájaros
tienen algo en común,
algo en común con el cielo, mi vida.
Como los pájaros, tus ojos se abren, tus ojos 
se abren al cielo verde de la primavera.
Y como tus ojos, los pájaros se cierran, se cierran
en la noche, cuando quedan prendidas las estrellas.
Tus ojos y  los pájaros tiene algo en común,
Algo en común con el cielo, mi amor.
Pero tus ojos vuelan más alto que los pájaros,
tus ojos llevan más pronto y suave al cielo.
El vuelo de tus ojos tiene alas más seguras
que los pájaros en alas del amor.


MARISEL

Juan Gonzalo Rose
Peruano

Yo recuerdo que tú eras
como la primavera trizada de las rosas,
o como las palabras que los niños musitan
sonriendo en sus sueños.

Yo recuerdo que tú eras
como el agua que beben silenciosos los ciegos,
o como la saliva de las aves
cuando el amor las tumba de gozo en los aleros.

En la última arena de la tarde tendías
agobiado de gracia tu cuerpo de gacela
y la  noche arribaba a tu pecho desnudo
como aborda la luna los navíos de vela.

Y ahora, Marisel, la vida pasa
Sin que ningún instante nos traiga la alegría...

Ha debido morirse con nosotros el tiempo,
O has debido quererme como yo te quería.


ME GUSTA LA NOCHE...
Manuel Ruano
Peruano

Me gusta la Noche. La reconozco desde siempre.
Durante la noche se funden las pasiones con
         las promesas y renacen los misterios.
Durante la noche se aturden las voces de los
         manicomios y los locos se aman en los pasillos.

No me gusta la Noche. Odio la Noche.
Durante la noche se da tormento en enterradas
         Cárceles.
Recrudece el dolor en la sala de moribundos.
Se queman las bibliotecas. Se estudia el turbio
         líquido de la desesperación.
No me gusta la Noche. Sus ojos son leprosos.
Deben suplicar para vivir. Vivir para suplicar,
Ahí van todos los demonios para hacer sus ritos.

Sí, me gusta la  Noche. Allí se pierde toda tranquilidad
Empieza el peligro, realmente.
Empiezan los grandes males, los desperdicios
         de los sótanos, los forajidos de un galpón
         cualquiera que corroen todo ánimo de vivir.
Es un canto la Noche. El laboratorio perfecto.
Durante la noche se fragua la venganza.
Alfonso el albañil, el carpintero borracho;
         y el ciruja tuero, amaron la noche.
La loca del barrio, la turca teñidora de trapos.
         la cocinera de la fonda, la patrona de la
         fundación, la difunta Correa, 
también la sintieron inolvidable.
Pero durante la noche, ¿qué importancia puede
         tener mi discurso?
Las tabernas lucen más espléndidas y las mujeres
         se pintarrajean con rabia-
y alguien perdió allí sus ojos de fiera volcánica.

No me gusta la Noche. Porque toda la basura tiene
         su granja festiva.
Me seduce la Noche. Me gusta la Noche.
Es una película maravillosa.
Desde kilómetros huele su sagrada peste.
Los países que no tienen noche, son pesadillas
         Terribles.


NO ADMITO

William Shakespeare
Inglés

         No admito que se pueda destruir
la unión fiel de dos almas. No es amor
el amor que no logra subsistir
o se amengua al herirle el desamor.

         El amor verdadero es tan constante
que no hay nada que pueda reducillo:
es la estrella de toda barca errante,
cuya altura se mide, no su brillo.

         No es juguete del tiempo, aunque los labios
y mejillas dobléguense a su suerte:
no le alteran del tiempo los agravios,
pues su reino no acaba con la muerte.

         Y si eso es falso y fuera en mí probado,
ni yo he escrito jamás ni nadie ha amado.


BAJO LOS OJOS DEL AMOR

Javier Sologuren
Peruano

Aún eres tú en medio de una incesante cascada
de esmeralda y de sombras, como una larga
palabra de amor, como una pérdida total.
Aún eres tú quien me tiene a sus pies
como una blanca cadena de relámpagos,
como una estatua en el mar, como una rosa
deshecha en cortos sueños de nieve y sombras,
como un ardiente brazo de perfumes en el centro del mundo.

Aún eres tú como una rueda de dulces tinieblas
agitándome el corazón con su música profunda,
como una mirada que enciende callados remolinos
bajo las plumas del cielo, como la yerba de oro
de una trémula estrella, como la lluvia en el mar,
como relámpagos furtivos y vientos inmensos en el mar.
En el vacío de un alma donde la nieve descarga,
en una ventana hecha con los resonantes emblemas del otoño,
como una aurora en la noche, como un alto puñado de flechas
del más alto silencio, aún eres tú, aún es tu reino.

Como un hermoso cuerpo solitario que baña la memoria.
como un hermoso cuerpo sembrado de soledad y mariposas,
como una levantada columna con el tiempo a solas,
como un torso cálido y sonoro, como unos ojos
donde galopa a ciegas mi destino, y el canto es fuego,
fuego la constelación que desata en nuestros labios
la gota más pura del fuego del amor y de la noche,
la quemante palabra en que fluye el amor, aún. 


TU AMOR

Alberto J. Ureta
Peruano

         Tu amor es como una de esas viejas consejas
que mientras son más viejas son más inolvidadas,
que tienen el prestigio de las cosas añejas
y el perfume de sándalo de las cosas guardadas.

         Tu amor es más. Es como esos sueños que a veces
dudamos si son sueños o si son realidad,
que compensan lo duro de la vida con creces,
y que entreabren las puertas de la felicidad.

         Es mucho más tu amor... Es como el cristalino
acariciar del agua que pasa sonriente,
y que deja la dulce huella de su camino

         escrita sobre el bruno peñasco de la fuente.
Es todo eso tu amor, ese amor que en mi vida
ha dejado una huella y ha cerrado una herida.



CATORCE DEFINICIONES AL AMOR

Juan del Valle Caviedes
Peruano

Amor es nombre sin deidad alguna.
Un agente de el ser de cuantos nacen.
Un abreviar la vida a los que yacen.
Un oculto querer a otra criatura.

Una fantasma asombro de hermosura.
Una falsa opinión que al mundo esparcen.
Un destino de errar en cuanto hacen.
Un delirio que el gusto hace cordura.

Fuego es de pedernal si está encubierto
aire es si a todos baña sin ser visto,
agua es, por ser vicio de la espuma,

una verdad, mentira de lo cierto,
un traidor que, adulando, está bien quisto,
él es enigma y laberinto en suma.


IDILIO MUERTO

César Vallejo
Peruano

Qué estará haciendo esta hora mi andina y dulce Rita
de junco y capulí;
ahora que me asfixia Bizancio, y que dormita
la sangre, como flojo cognac, dentro de mi.

Dónde estarán sus manos que en actitud contrita
planchaban en las tardes blancuras por venir;
ahora, en esta lluvia que me quita
las ganas de vivir.

Que será de su falda de franela; de sus
afanes; de su andar;
de su sabor a caña de mayo del lugar.

Ha de estarse a la puerta mirando algún celaje,
y al fin dirá temblando: “Qué frío hay ... Jesús!”.
Y llorará en las tejas un pájaro salvaje.


EL ALCÁZAR DE LAS PERLAS

Francisco Villaespesa

Español
                   ¿Conoce alguien el amor?
                   El amor es sueño sin fin,
                   es como un lánguido sopor
                   entre las flores de un jardín...
                   ¿Conoce alguien el amor?
                   Es un anhelo misterioso
                   que  al labio hace suspirar,
torna al cobarde en valeroso,
y al más valiente hace temblar;
es un perfume embriagador
que deja pálida la faz;
es la palmera de la paz
en los desiertos del dolor...
¿Conoce alguien el amor?
Es una senda florecida,
es un licor que hace olvidar
todas las glorias de amar...
es paz en medio de la guerra.
Fundirse en uno siendo dos...
¡La única dicha que en la tierra
a los creyentes les da Dios!
Quedarse inmóvil y cerrar
los ojos para ver mejor:
y bajo un beso adormecer...
y bajo un beso despertar...
Es un fulgor que hace cegar...
¡Es como un huerto, todo en flor,
que nos convida a reposar!
¿Conoce alguien el amor?
¡Todos conocen el amor!
Es como un áspid venenoso
que siempre sabe emponzoñar
al noble pecho generoso
donde le quieran calentar.
Al más leal hace traidor,
es la ceguera del abismo
y la ilusión del espejismo...
en los desiertos del dolor.
¡Todos conocen el amor!
¡Es laberinto sin salida,
es una ola de pesar
que nos arroja de la vida
como a los náufragos el mar!
Provocación de toda guerra...
sufrir en uno las de dos...
¡La mayor pena que en la tierra
a los creyentes les da Dios!
Es un perpetuo agonizar,
un alarido, un estertor,
que hace al más santo blasfemar...
¡Todos conocen el amor!  


CANTO EN LLAMA

Javier Villegas
Peruano
Desde este corazón, isla olvidada
salto hacia ti, nube lejana
noche virgen y entregada
a guardar su misterio en un pijama.

Desde mi voz, canto en llama
mixtura de cadencias y dulzura,
hacia ti va un coro, que se derrama
sobre los dobleces que cubren tu cintura.

Desde mi silencio, encierro voluntario,
me imagino enredado en tu camino,
ser parte de la historia de tu diario,
un toque mágico en tu ventana, quizá un trino.

Desde mi nostalgia, profundidad y abismo
salto hacia ti volcán de fuego,
me busco afanosamente, no soy el mismo,
en ti disolví mi esencia, no lo niego.

Desde mi pensamiento, sutil antología,
te rescato y te dibujo en mi cuaderno
pongo en tus ojos la luz del día
y en el centro de tu corazón ¡AMOR ETERNO!