viernes, 15 de octubre de 2010


CANTO 



AL 



AMOR


ANTOLOGIA A LA POESIA AMOROSA

GUILLERMO  DELGADO


Para Carmen Rodríguez Rodríguez
 IN MEMORIAN




Para Marta, Aurora y Arturo Cornejo,
mi viejo, profundo e invariable cariño, porque los hechos del corazón venidos e inesperados, tan vividos, tan sufridos como llorados.




La poesía es el más dulce
de los pesares.

                Alfred de Musset



      El poeta es sobre la tierra el
         ministro de la belleza
                                                              
                      Armando Palacio Valdés



La poesía es una bellísima doncella,
casta, honesta, discreta, aguda, retirada,
que se contiene en los límites de la
discreción más alta.

                Miguel de Cervantes




   ¡Que la palabra augusta del poeta
    a la ley de morir no está sujeta

   Gertrudis Gómez de Avellaneda



Podrá no haber poetas, pero siempre
habrá poesía.


Gustavo Adolfo Bécquer
                                              


Queremos oír vibrar en la palabra
 del Poeta las mismas voces que
 inquietan nuestro sueño, y verle
 palpitar con la propia sangre
 que se vierte en nuestras heridas.

    José Enrique Rodó


¿Qué es poesía? Dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul;
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú
               
                Gustavo Adolfo Bécquer



Es el poeta en su misión de hierro
sobre el sucio pantano de la vida,
                                       blanca flor que, del tallo desprendida,
                                       arrastra por el suelo el huracán.
                                                              
      José Zorrilla

                                              
Un buen libro de versos es como un buen amigo
en cuyo corazón hemos buscado abrigo,
y que va con nosotros sin desplegar los labios

                Luis Fernández Ardavín




INTERLUDIO EN LA VIDA  DE UN ARTISTA

Beethoven decía que el encuentro carnal entre dos seres, si no va acompañado del amor, es simplemente cosa de animales, y que “después del pecado viene el arrepentimiento”. Nada más cierto que lo dicho por el gran músico alemán. Este libro es un Canto al Amor,  con sus pecados y virtudes, porque de esa contradicción está hecha la vida de los hombres.

                Durante la época de los Cantares de Gesta, la mujer y el amor estaban casi ausentes, para dar paso a caballeros, guerreros, batallas, espadas, yelmos, escarpes, cercos y rivales. Pero en las breves jarchas mozárabes encontramos sentimientos que necesitan convertirse en palabra: como  podría ser el caso de una cervatilla que levanta al cielo su rostro, lleno de lágrimas, porque su amado está enfermo:

                                                               Mi corazón se va de mí:
                                                               oh Dios, ¿Acaso se me tornará?
                                                               ¡Tan fuerte mi dolor por el amado!
                                                               Enfermo está, ¿Cuándo sanará?

Tiempo después, en el Libro de Alexandre, el más extenso de los poemas del llamado Mester de Clerecía, el amor aparece animando sus páginas en unas bellas cuadernavías, el motivo: la larga y compleja historia de Alejandro Magno, desde su aprendizaje con Aristóteles hasta su serena muerte. En medio de sus batallas está su amor y casamiento con Rosana, hija del rey Darío. El autor nos describe el tiempo primaveral propicio al despertar del amor, como preámbulo de las bodas:

                               El mes era de mayo un tiempo glorioso,
                               cuando fazen las aves un solaz deleitoso;
                               son vestidos los prados de vestido famoso;
                               da suspiros la dueña,  la que non ha esposo

                              
Tiempo dolce e sabroso por bastir casamientos;
ca lo templan las flores e los sabrosos vientos;
                               cantan las donzelletas, son muchas a convientos
                               bazen unas a otros buenos pronunciamientos.

Un siglo más tarde aparece en el panorama de la poesía española la experimentada figura de Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita. Aquí el amor no tiene ya esa ingenua descripción que acabamos de ver en El libro de Alexandre o que se aprecia en los tetrástrofos monorrimos del Libro de Apolonio , libro éste último del siglo XIII que nos relata la historia y aventuras de Apolonio, rey de Tiro, desde la corte del rey Antíoco hasta su muerte. Entre sus múltiples correrías está su llegada a las tierras del rey Architastres, donde se enamora de Luciana, hija del monarca. El momento del mutuo enamoramiento, cuando Apolonio tañe la vihuela compitiendo con Luciana, es de una belleza primigenia e ingenua llena de encantos.

Decíamos, pues, que en el Arcipreste de Hita y su Libro de buen amor, el amor pierde su candidez, su decoro, y nos topamos con él, bajo un enfoque didáctico y moral. Así, apreciamos como el Arcipreste va siendo adoctrinado por don Amor:

                               Si quieres amar dueña o a otra cualquier  mujer,
                               muchas cosas tendrás primero que aprender
                               para que ella te quiera en su amor acoger.
                               Sabe, primeramente, la mujer escoger.

En este saber del Arcipreste se explica y defiende la práctica amorosa partiendo de Aristóteles.

                               Como dice Aristóteles – y es cosa verdadera-
                               el hombre por dos cosas trabaja: la primera,
                               por tener mantenencia, y la otra cosa era
                               por poderse juntar con hembra placentera.

Es bueno apreciar en El libro de buen amor del Arcipreste de Hita, el mandato de ocultar el nombre de la amada que siente el Arcipreste, el cual responde a una constante amorosa que recorre el mundo medieval y se adentra en el Renacimiento.

El amor, es junto a la justicia, la sabiduría, la amistad y la búsqueda de la libertad, el don más bello dado a los hombres, pero puede también ser cruel,  cuando dejamos que  se convierta en una enfermedad del alma, esto es, cuando permitimos que la rutina, el orgullo, el resentimiento, la falta de comunicación y la traición se apoderen de él. Es entonces que la rosa de Venus muestra su lado espinoso.

                Dante, Petrarca y Bocaccio, los grandes heraldos de esa revolución cultural que se llamó el Renacimiento, sucumbieron en las aguas tempestuosas de ese mar imprevisible que es el amor.

                Dante amó, adoró, deificó a Beatrice Portinari, la hija de Folco Portinari y  Elia Caponsacchi, desde que la vio por primera vez, a los nueve años; pero Dante es el solo enamorado. En el segundo encuentro, a los dieciocho de él, y a los diecisiete cumplidos de ella, Beatrice dio el primer paso: “paseando por una calle volvió los ojos hacia el lugar donde yo me hallaba lleno de temor, y con su inefable cortesía... me saludó muy virtuosamente” (Vita Nuova, III – 1).  Aunque el Dante haya escrito bastantes páginas y muchos versos sobre el valor casi sobrenatural de este saludo, la narración no implica  ninguna correspondencia amorosa por parte de la mujer: Se hallaba con dos amigas de más edad y lo saludó por cortesía. En aquel tiempo, esto es, en 1283, Beatrice era ya la segunda esposa de Simone dei Bardi, y no se puede pensar que aquella muchacha, compendio de todas las virtudes humanas y celestes, pudiese albergar la idea de un adulterio, aunque fuese platónico. En Beatrice podía haber, en lugar de un amor, que no existía ni podía existir, una especie de femenina complacencia en la adoración de aquel joven, oscuro y pobre y ni siquiera bello, pero de naturaleza apasionada y de brillante ingenio. El amor de Dante hacia Beatrice, que en la Vita Nuova  es  adoración platónica, y en la Divina Comedia, veneración teológica, aparece en algunos momentos  como amor filial. No pudo ser su esposa en la Tierra; será en el Cielo, como la Virgen, una madre. Dante estuvo casado con Gemma Donati, pero el carácter insoportable y la falta de ternura hacia el joven poeta de 31 años, provocaron el rompimiento de aquella deleznable relación que trajo al mundo a Jacopo, Antonia, Beatrice y Pietro, los cuatro hijos que de una u otra forma apaciguaron el infortunado matrimonio del poeta. Lo cierto es que, el primer acontecimiento de la  pubertad y la juventud del Dante, fue el encuentro con Beatrice Portinari y el amor hacia ella. Ningún otro hecho de su vida tuvo mayor resonancia, ni mayor importancia en su obra. La muerte de Beatrice, acaecida el 1  de junio de 1290 a la corta edad de veinticuatro años, lo sumió en una profunda tristeza.

                En el caso de Francesco Petrarca, éste dedicó la mayor parte de su obra poética a Laura di Noves, a aquella mujer que vio por primera vez un Viernes Santo, el 6 de abril de 1327, en la Iglesia de Santa Clara, de Aviñón. De ese amor inmortal e infortunado – si nos atenemos al contenido de las composiciones dedicadas a Laura- encontramos el amor que tiene en sí algo de oscuro y de morboso en su duración más allá de la muerte de la amada y en calidad de afecto único y tiránico hasta su muerte en Arquá, el 19 de julio de 1374, Petrarca dedicó muchas jornadas de trabajo a su amada Laura, porque muerta ésta, el bate transfirió su amor al cielo, adonde ella ha subido, para evocarla en sus sueños, como mujer todavía, bellísima, más benigna con él y casi maternal, más solícita ante sus penas, mejor dispuesta a consolarlas ; o bien, considerando la dura realidad de la muerte, ve el mundo como oscuro y vacío, olas sin espuma o jardín sin flores. Aunque en el Cancionero  hay poemas ajenos al amor como los de tema político en los que se critica duramente a la Iglesia de su tiempo, junto a composiciones ditirámbicas escritas en honor de sus poderosos protectores, amén de una bella canción sobre su coronación como poeta en el Capitolio, acaecida en Roma el 8 de Abril de 1341, y aunque no falten en él versos ocasionales, la mayor parte de los poemas que lo componen son de inspiración amorosa y están dedicados a Laura o a su memoria.

                No menos afortunado en los amores, si debemos creer en sus manifiestas y veladas confesiones, fue el célebre autor de El Decamerón, el controvertido y agnóstico Giovanni Bocaccio, quien después de varios traspiés amorosos, conoció el 20 de marzo de 1336, en la Iglesia de San Lorenzo, en Nápoles, a la famosa Fiammetta, una tal María, de la casa condal de Aquino, hija natural del rey Roberto de Anjou. La sola visión de aquella bastarda de sangre francesa igual que él, bastó para que el poeta se enamorara perdidamente. En el otoño pudo llevar a cabo el adulterio, pero no habían pasado dos años cuando el pobre Bocaccio se dio cuenta, con sus propios ojos, cómo traicionan a los amantes las que traicionan al marido. Como se ve, una historia de cálida pasión y de femenina ligereza, de celos y de traiciones, que el poeta trata más de una vez, y con distintas variantes, en las alegorías autobiográficas de sus novelas juveniles.

                Hay un amor amical que siempre me ha cautivado; es el que se da entre un hombre y una mujer. Entre ambos puede cultivarse una amistad verdadera, profunda y exenta de perjuicios que dañen el corazón, pero esto dependerá del dominio de la razón y del predominio del intelecto sobre el sentimiento ; si esto falla y no queremos comprometernos en una relación sentimental, bueno será echar mano del aforismo de Alfieri, “Una búsqueda del objeto amado y apenas  hallado huirlo” ; después de todo, sobrellevar con éxito una relación sentimental, es tan difícil como caminar a lo largo de una cornisa.

                 Así de cruel como generoso puede ser el amor, sin que por eso renunciemos a dejarnos llevar por el velo mágico de su encantamiento. Son cuantiosos los testimonios literarios que sobre el amor hemos heredado durante siglos. Un inglés, quizá el más grande monstruo literario que la naturaleza haya engendrado, William Shakespeare, nos ha dejado un legado de tragedias en las cuales el amor, en sus diferentes manifestaciones (paternal, maternal, filial, fraternal, amical, sensual, etc.) se hace patente en versos maravillosos que deleitan el alma y regocijan el espíritu.

Canto al amor  es eso, una selección de poemas de amor en sus diferentes como complicadas formas. Hay tres misterios que han calado profundamente en mi vida desde niño: el amor, la muerte  y la creación del universo. He conocido el primero, y a pesar de haber sido herido muchas veces por los venablos de Cupido, mi corazón - joven y envejecido -  sigue adelante, obstinado, recalcitrante, en la búsqueda (quizá vana) de la felicidad. Sobre la muerte, ese irremisible y oscuro personaje, he escrito muchos versos, pero creo que el verso final lo escribiré después.  Y sobre el misterio de la creación del universo, prefiero dejar esas reflexiones a los filósofos y  a los hombres de ciencia, mientras yo me regocijaré plácidamente en las noches observando la luna y las estrellas. Todo ser humano necesita del amor como fuerza impulsora de su existencia. Soy un espíritu que está viviendo una experiencia humana; una experiencia tan difícil que, a pesar de sus infortunios, volvería a vivir si me estuviera dado el don de escoger la vida.

Los versos de Homero,  Dante, Petrarca, Heine, Goethe, Novalis, Byron, Petófi, Víctor Hugo, Manrique, Garcilaso, Fray Luis de León, Quevedo o Bécquer, por hablar de los foráneos, o las estrofas de un Vallejo, Neruda o Rose, por hablar de los nuestros, me han ayudado a sobrellevar, desde hace años, mis noches de soledad e insomnio.  Son ellos también quienes han hecho que encuentre en la poesía un camino posible hacia la búsqueda de la felicidad y al mejor entendimiento de la vida y del proceder del ser humano.

                He pasado casi toda mi vida entre libros, de ahí la especial consideración y cuidado que siempre les he prodigado, anteponiendo muchas veces su cuidado a las exigencias de la casa. ¿Pero qué es para mí un libro?  Una criatura viva y parlante, al cual debemos los máximos cuidados. El libro abierto entre nuestras manos es voz que habla al corazón, esencia viva de pensamiento que se ofrece para la alegría y el alimento del alma, pero también cerrado y colocado en un estante, continúa siendo espíritu e inteligencia y no se le puede condenar al olvido y al abandono.

Si la selección de poemas aquí antologados  no satisface plenamente al lector, o al crítico, me justificaré diciendo que no todas las uvas del racimo tienen el mismo gusto en nuestro paladar, o simplemente argüiré que los errores o falencias son cosas del corazón.

                Después de todo, el verdadero escritor no trabaja para los críticos ni para ganar dinero; trabaja para manifestar lo que tiene dentro de su alma y de su corazón, con la esperanza de dar un poco de luz y de consuelo, o alguna enseñanza a las personas de todas las clases, extrañas a la literatura, pero que necesitan apoyo moral y orientación en su vida cotidiana frecuentemente difícil y dolorosa. La verdadera literatura no es un juego ocioso de los literatos, sino una gran obra de caridad humana y de misericordia espiritual.


                               Concluyo, a manera de confesión, manifestando que el amor más extraño que he conocido es el que profeso a Gabrielle, Hámnet, Alesia y Magari, mis cuatro hijos.  Un amor unigénito e inefable como la literatura pero sin el cual mi vida no tendría razón de ser.

                 
                            Guillermo Delgado   
                                 Julio del 2000




Amor  a la Naturaleza
a la Rosa, al Terruño al
hogar, a  la Patria.

          La naturaleza no es sino una poesía    enigmática
Michel de Montaigne       .
                
                                     
Para mí la patria no será nunca triunfo, sino agonía y deber.
                                              José Martí




No es menester arte donde basta la naturaleza


      Baltasar Gracián




La naturaleza no nos engaña jamás; somos nosotros siempre los que nos engañamos
       
Jean Jacques Rousseau



                                                          El encanto de las rosas
                                                           es que, siendo tan hermosas,
                                                          no conocen lo que son

                                              José María Pemán



LA ROSA QUE AMO...

Martín Adán

Peruano

La rosa que amo es la del prudente,

la de sí misma, al aire de este mundo,
porque lo que es, en ella, lo confundo,
con lo que fui de cuerpo y no de mente.

Si en la de alma  espanta el vehemente
designio sin deseo y sin segundo,
en esta vence el incitar jocundo
de un ser cabal, deseado, competente.

Así, el engaño y el pavor queridos
cuando la rosa que movió la mano
golpea, dentro, al interior humano.

Que obra alguno, divino de pequeño,
que no soy y que sabe, por los sidos
dioses que fui, ordenarme asá el ensueño.


LA ROSA

Jorge Luis Borges

Argentino

LA rosa,
la inmarcesible rosa que no canto,
la que es peso y fragancia,
la del negro jardín en la alta noche,
la de cualquier jardín y cualquier tarde,
la rosa que resurge de la tenue
ceniza por el arte de la alquimia,
la rosa de los persas y de Ariosto,
la que siempre está sola,
la que siempre es la rosa de las rosas,
la joven flor platónica,
la ardiente y ciega rosa que no canto,
la rosa inalcanzable.
BUENOS AIRES
Jorge Luis Borges
Argentino

Y la ciudad, ahora, es como un plano
de mis humillaciones y fracasos;
desde esa puerta he visto los ocasos
y ante ese mármol he aguardado en vano.
aquí el incierto ayer y el hoy distinto
me han deparado los comunes casos
de toda suerte humana; aquí mis pasos
urden su incalculable laberinto
aquí la tarde cenicienta espera
el fruto que le debe la mañana;
aquí mi sombra en la no menos vana
sombra final de perderá ligera.
No nos une el amor sino el espanto;
Será por eso que la quiero tanto.


LA MAGNOLIA
José Santos Chocano
Peruano

         En el bosque, de aromas y de músicas lleno,
la magnolia florece delicada y ligera,
cual vellón que en las zarzas enredado estuviera
o cual copo de espuma sobre lago sereno.

         Es un ánfora digna de un artífice heleno,
un marmóreo prodigio de la Clásica Era;
y destaca su fina redondez a manera
de una dama que luce descotado su seno.

         No se sabe si es perla, si se sabe si es llanto.
hay entre ella y la luna cierta historia de encanto,
en la que una paloma pierde acaso la vida:
porque es pura y es blanca y es graciosa y es leve,
como un rayo de luna que se cuaja en la nieve
o como una paloma que se queda dormida...

ROSA
Arturo Corcuera
Peruano

Tímida rosa ósea y encarnada
que amo y me ama y junto a mí se posa,
rosa que me rozó con la mirada,
¡oh mi amorosa y aromosa rosa,
sumisa y envolvente llamarada!
Llamándote me enllamas, ardorosa,
y erguida en mi alma, rosa incorporada,
entre mis brazos, caes temblorosa.

Talle, su tallo. Y hojas. Y ojos. Sueño
- que con mis manos toco - que me toca.
Buscada rosa que encontró su dueño

Escogida entre muchas minuciosamente.
Lozanos muslos, ansias, boca,
y no la mires más que así es mi rosa.
TU AMOR ES LA ROSA....
Guillermo Delgado
Peruano
Tu amor es la rosa
         que de mañana en mañana
                   va apagando su risa
va opacando su canto.
         Triste destino
                   el de tu amor y la rosa
cuando pierden su encanto.


PALABRAS DE GUERRILLERO

Javier Heraud

Peruano

Porque mi patria es hermosa
como una espada en el aire,
y más grande ahora y aun
más hermosa todavía,
yo hablo y la defiendo
con mi vida.
No me importa lo que digan
los traidores,
hemos cerrado el pasado
con gruesas lágrimas de acero.
El cielo es nuestro,
nuestro el pan de cada día,
hemos sembrado y cosechado
el trigo y la tierra,
y el trigo y la tierra
son nuestros,
y para siempre nos pertenecen
el mar
las montañas y los pájaros.

 

MAR DE LA SERENIDAD
Amado Nervo
Mexicano

         Mis ojos se han vuelto claros
de tanto mirar al mar;
de tanto verlo, en mi vida
las olas viene y van
y hay horizontes sin límite,
de severa majestad.

         Mi pensamiento, antes frívolo,
de tanto mirar el mar
se ha vuelto apacible, grave;
y es tal su profundidad,
que en vano un buzo de almas
fondo habrían de buscar.

         Mis melancolías cantan
blandamente, como el mar,
la misma canción monótona,
al mismo viejo compás.

         En mi corazón, enfriado
por la pena y por la edad,
reinan la quietud y el hielo
del océano glacial.
         Recogido, silencioso,
esquivo y áspero, está
como una roca perdida
     en la gris inmensidad.

         Sólo hay algo que no tiene
mi espíritu como el mar:
las cóleras; no hay en mí
ya vientos de tempestad
ni espumas rabiosas. Nada
te puede encolerizar,
mar muerto, mar de mi alma,
“mar de la Serenidad



LAS ALTAS BUGANVILLAS
Juan Alberto Osorio
Peruano

Con sus altas buganvillas
intacta está la casa.
Pero cuando transportado por la codicia
me veo en la asoleada azotea
buscando sorprender la risa de los niños
desguarnecidas sobreviven
las flores que cultivamos.

Con el timbre enmudecido
intacta la casa está
de silencio habitada
que surcan lentas arañas
¿pero estas voces qué voces son
allí donde infatigables hormigas
construyeron sus dominios?

La casa está intacta
con sus amplios ventanales.
Canciones vespertinas e intermitentes
ebrias cruzan el río
y el sacerdote vecino arroja
belicosas aves de su soledad profanada.

Intacta está la casa.
¿Pero qué voces son esas voces
de niños que saludan con júbilo?
mis retornos
y se diluyen rotundas?
¿y por qué yo presuroso
atravieso cerradas habitaciones
y mis pensamientos salen indetenibles
buscando sorprender
la escondida escritura de tus versos?

Pero yo estoy solo en este atardecer y en todos
y la casa no es esta casa
en que hoy entristezco
aguardando en vano
porque tú no has salido
ni los hijos juegan confiados en la alameda.

La casa intacta está
con sus altas buganvillas
tal como la dejamos,
sólo que a diario
furiosas ráfagas
y profundas explosiones
destruyen todo sosiego.



ROSA TIERRA
Manuel Pantigoso
Peruano

No amada rosa flor
no dolorida el lado luminoso de tu rostro
sólo delante de ti rosa tierra y su piedad inaudita
y la semilla que crece suave d la hondura
su vientre esplendoroso
no amada rosa trasnochada
sí recorrido tu silencio ya acunado
hasta que la cortina del día tierra te descorra
el beso comparable a la dulzura
hasta que todas tus raíces batan sus manos
dentro de sus muros acallados
y el viento afane tu vuelo estremecido
hasta que crezcan ceñidas a tu cuerpo tu cintura múltiple
y tus flores amada rosa tierra
beban lenta la sed de todos los caminos.



HIMNO A LA AURORA
José Pérez de Vargas
Peruano


Ven, ven propicia,
oh bella Aurora,
para el que adora
tu resplandor.
¡Cuál me embelesa
tu faz radiante
la luz flamante
del nuevo albor!

Solo tu brillo,
tu luz, iguala
que me hechizó.
En su mejilla
fresca y  hermosa,
la nueva rosa
se retrató.


Sus lindos ojos
son dos centellas,
son dos estrellas
para abrazar;
son sus cabellos
un oro fino
que de continuo
se ven brillar.

Sus blancos dientes
son cual la perla,
cuando al cogerla
sale del mar.
Es su sonrisa
tan halagüeña
que hasta a una peña
puede animar.

Su labio, nunca
bien ponderado,
en lo encarnado
vence al coral;
ella es la imagen
de la hermosura,
y su cordura
no tiene igual.

Ven, ven propicia,
oh, bella Aurora,
para el que adora
tu resplandor,
¡cual me embelesa
tu faz radiante,
la luz flamante
del nuevo albor.




AL FINAL DE SETIEMBRE
Sándor Petófi
Húngaro

Aún brotan en el valle de las flores de oro tierno,
aún verdea el álamo delante de la puerta,
pero lejos ya asoma el mundo del invierno;
ya la cumbre del monte de nieve está cubierta.
Aún en mi pecho es joven la llama del verano
Y aún la primavera muestra en él su belleza,
Pero mi pelo oscuro ya comienza a ser cano,
La escarcha del invierno ya cubrió mi cabeza.


La vida pasa, cae la flor en las colinas.
¡Siéntate en mi regazo, siéntate en él, esposa!
Tú, que ahora en mi pecho tu cabeza reclinas,
¿no caerías mañana también sobre mi fosa?
Dime, si yo muero antes ¿la mortaja pondrías
sobre mi cuerpo? Y luego el amor de otro hombre
¿podría hacer que olvidaras la gloria de estos días
para que tú cambiaras por el suyo mi nombre?


Si un día cae el velo de viuda de tu cara
¡en la cruz de mi tumba ponlo como bandera!
Yo por é subiría desde la tierra para
llevármelo al sepulcro, y que allí me sirviera
para enjugar el llanto que por ti he derramado,
por ti, que has olvidado mi constante pasión,
y vendar las heridas del pecho lastimado
que aun entonces te quiere con todo el corazón.




AHORA MIS OJOS
José Francisco Quiroz Mena
Costarricense

Ahora mis ojos calcinados
por el vapor del tren,
de gaviotas y tulipanes que caen
en bandadas
y empañan la atmósfera.
Acaso debo ser o estar, no se...
siempre dudo cuando debo decir sí...
Es que la cigarra no entona
su canto verdadero, es una duda razonable.
Es un inconcluso abismo en el trino
con llagas de verano.
Debo entonces quedarme en silencio,
callado, con voz y sin ella,
como serpiente
al acecho,
entre la espesura de un matorral
de amor,
furtivo, sin suelo.
Debo irme en silencio
ahora,
que aún es de día.


UN TIEMPO POR CONQUISTAR

Augusto Tamayo Vargas
Peruano

“El pequeño paso de un hombre es un enorme paso
de la humanidad”
Quedaron en nuestros  pies las huellas grises del
         Universo,
flor de nuestro setiembre repetido en caracol
más de cincuenta veces.
Atrás está ya la conquista del espacio
con sus sombras y sus cenizas
proyectadas en un simple cuadrado de geometría
         emocional.
Abajo está la tierra con su Vietnam, su Suez,
los hombres muertos.
Y seguimos esperando
en lo íntimo de nuestro sillón de espaldar alto,
la conquista del tiempo:
el encontrarnos un día todos íntegros,
a pleno sol,
abruptos, hirsutos, desvestidos,
en el instante de la inmortalidad.


POSTDATA

Augusto Tamayo Vargas

Peruano
Las rosas han venido de tus manos
como dádiva excelsa de belleza
inmensa como sueños de universo
pequeñas como nudos de ternura
Ideales espejos de la naturaleza
forjadas en prolija simetría
son rostros con luciérnagas eternas
y cuerpos engarzados en la tierra.

Reflejo sideral de las estrella
dulce regalo de tu huerto íntimo
con el sabor de fruta perfumada
con pétalos perfectos en la forma
con escala sutil de sus colores
y tejido de suave terciopelo.
Rosa a clave
belleza de una ofrenda mutua
hermosura divina y ardiente amor a ras de suelo
Fina obsesión de espuma
lodo y raíz hecho pintura viva
Rosa en lo alto
                   clavel al pie
y en medio de un óvalo de luna:
rostro claro encendido
con perfume de flor
metal incandescente
armonía de música esmeralda
esencia de oración
en conjunción de rosa y de leyenda...



CANTAR DE SANGRAR
Alberto Valcárcel
Peruano

                I
    Es sangrar el claror
  Que el pueblo extraña
LA VICTORIA MÁS JUSTA
      De esa talla la voz
Que arrulla “Hoy o Nunca”
  Y a la vez que estalla.


                   II
  Ya la razón sentencia
LA PATRIA ES LIMPIA
  Y la queremos nuestra
Pero el truhán la arremete
Y de quebrantos muchos
  El muy felón la invade.

                  III
         Adiós lúgubres penas
   Volad días oscuros
Ahora que ayer más vivo
  Todavía su nombre crece
    Y por el cielo alumbra
¡NUESTRA FÉRTIL BATALLA!

                   IV
    Pongo una flor andina
    Frente a la dura guerra
    País de pétalos gentiles
  Para que siempre en vela
CUIDEMOS JUNTOS EL AMOR
       Y  sin dudar tú suelo.

                   V
         LA SAETA
       ¡Hoy o nunca
Retumba en lontananza!
       ¡Hoy o nunca
Abriga en los sentidos!

         ¡HOY O NUNCA
PROCLAMA EL BIEN AL MUNDO!

Declaración de  amor,

confesiones, peticiones,

reconciliación, encuentros

y citas de amor


Cuando todos los odios han salido a la luz,
todas las reconciliaciones son falsas.

                       Anónimo

Una confidencia, por lo general, tiene tanto
de confianza como de indiscreción.

                       Anónimo

No hay cosa más excusada y pérdida, que
contar el miserable sus desdichas a quien tiene
el pecho colmado de contentos.

                       Miguel de Cervantes

Ambos son defectos: confiar en todos y
no confiar en nadie.

                           Séneca

LA CITA

Delmira Agustini
Uruguaya

         En tu alcoba techada de ensueños, haz derroche
de flores y de luces de espíritu; mi alma
calzada de silencio y vestida de calma,
irá a ti por la senda más negra de esta noche.

         Apaga las bujías para ver cosas bellas;
cierra todas las puertas para entrar la ilusión;
arranca del Misterio un manojo de estrellas
y enflora como un vaso triunfal tu corazón.

         ¡Y esperarás sonriendo, y esperarás llorando!...
Cuando llegue mi alma, tal vez reces pensando
que el cielo dulcemente se derrama en tu pecho...

Para él, amor divino, ten un diván de calma
o con el lirio místico que es su arma, mi alma
apagará una  a una las rosas de tu lecho!



1000 w
Sergio Arias Moreira
Uruguayo


Un buen día (valga la expresión), ella
         quitó la lamparilla de luz
que colgaba sobre nuestro afecto.

                   Desde entonces,
                        a oscuras,
         tanteo pantorrillas de cartón,
          hago el amor con su recuerdo
                   y nada.

En estas malas noches yace la luna,
         muriente, apagada y sin voz,
              acostada junto a mí.



CANCIÓN DE LA MUJER ERGUIDA

Jorge Bacacorzo
Peruano

ERGUIDA amor, erguida
la montaña sube,
y como flor del viento
apura al rojo día.
Rotas las viejas penas,
la gran tristeza muda,
erguida amor, erguida,
anima al guerrillero.

Como la flor del viento
de la montaña baja
y cuenta a las mujeres
cómo el Perú florece,
cómo los esqueletos
de rojos guerrilleros
levantan batallones
para matar la muerte.


Erguida amor, erguida
después de beber vino
de amor y nuevo día
a la montaña vuelve
y como flor del viento
con las botellas rojas,
erguida amor, erguida,
ayuda al guerrillero.


TWILIGHT

Francisco Bendezú
Peruano

Yo soy el granizo
Que entra aullando
Por tu pecho desquiciado.

Soy tu boca.

Yo atesoré a ras del sueño,
debajo de las horas,
el latido de tus pasos por el polvo de Santiago,
y tu densa fragancia de magnolia,
y tu lenta cabellera
con perfil de éxtasis o algas,
y el ardo fulmíneo de tus ojos, que de noche,
como naves sobre el mar,
la bruma iluminaban.

Como guijarros de playa,
o nostálgicos boletos entre cintas y violetas olvidadas,
enterré en mi corazón la línea de tu frente,
la piedra gastada de tus codos, tus sílabas nocturnas,
el fulgor de tus uñas, tus sonrisas,
la loca luz de tus sienes.
¿No sientes trasminar mi dolor a través de tu cuchara?
Mi memoria quedó tal vez en ti
Como las ediciones vespertinas
En las bancas de los parques desahuciadas.

Tu sombra es mi tintero.
Juventud.
¡Juventud mía!
¿Qué tumbas socavaron
la torre más allá de mi vida?

¡No habrá nunca
hilo más puro
         que tu larga mirada
desde lo alto de las escaleras,
ni lampo de cometa comparable
a la curva nevada de tus dientes!
Cantaba la mañana
en las pálidas cortinas y la hierba.
El tiempo cintilaba en tus vidrieras
como sólo una vez el tiempo parpadea.
Ya no estás entre las flores. Ni volverás
jamás a estarlo. ¿Qué tu amor sino labios
que escrituras en el viento fueron?

¡Yo quiero que me digan
si el amor, como los pájaros,
se va a morir al cielo!

Me acuerdo de una noche de trenzas y peldaños,
y óxido, y  collares,
me acuerdo, como ayer, de lo futuro.

¡Quiero acuñar, como el otoño,
medallas en las calles,
o beberme llorando tu ausencia en los teléfonos,
o correr, correr a ciegas por
los tejados de todas las ciudades
hasta perderme para siempre o encontrarte!

¡Otra vuelta estar contigo!
¡Oh día de verano
extraviado en alta mar
como una mariposa!
Contra el flujo incoercible de los años
los días, uno a uno,
absurdamente buscan tu lámpara en las sombras,
no la penumbra, no el espejo de la muerte,
sino el cristal de la esperanza:
tu ventana que sólo está en la Tierra.

¡Aspersiones de ceniza para tu boca cerrada!
Otra vez tengo veinte años, y sonámbulo, y en llanto
O la puerta de tu casa estoy llamando,
Al pie de tu reja, como antaño,
Bajo la lluvia sin telón ni máscaras ni agua.
¡Oh zumbantes calendarios
que en vano al cierzo,
como a encinas,
deshojara!

¡No me digas que te quise! Te quiero.
Te debía este lamento, y aunque un grito
mi sangre apenas sea,
también te lo debía: un solo interminable
de un corazón en tinieblas.



POEMA DEL SECRETO

José Ángel Buesa
Cubano

         Puedo tocar tu mano sin que tiemble la mía,
Y no volver el rostro para verte pasar.
Puedo apretar mis labios un día y otro día...
                   y no puedo olvidar.

         Puedo mirar tus ojos y hablar frívolamente,
casi aburridamente, sobre un tema vulgar,
Puedo decir tu nombre con voz indiferente...
                   y no puedo olvidar.

         Puedo estar a tu lado como si no estuviera,
y encontrarte cien veces, así como al azar...
Puedo verte con otro, sin suspirar siquiera.
                   y no puedo olvidar.

         Ya ve: Tú no sospechas este secreto amargo,
más amargo y profundo que el secreto del mar...
Porque puedo dejarte de amar, y sin embargo...
                   ¡no te puedo olvidar!



LA PUERTA

José Ángel Buesa
Cubano

         Recuerdo bien que te cerré la puerta.
Sé que llamaste, y sé que no te abrí...
Y ahora miro la puerta, y está abierta,
y te siento de pronto junto a mí.

         Entraste, y no sé cómo todavía;
pero sé que este amor tiene que ser

como la claridad del mediodía

en la penumbra del anochecer.

         Y es tan inesperado este cariño
que lo rechazo y lo retengo al par,
como una madre que reprende a un niño,
pero que llora viéndolo llorar...

         Has entrado en mi amor tan silenciosa,
que no sentí ni el roce de tu pié;
y eres como el milagro de la rosa,
que se hace rosa sin saber por qué...

         Y me penetra tu emoción sencilla
más allá de mi bien y de mi mal,
como la gota de agua por la arcilla,
como la luz del sol por un cristal.

         Y, cada vez más hondo en lo más puro,
tu amor se hace el camino de mi amor,
como la hiedra que se ciñe al muro,

pero que lo reviste de verdor.

         Yo cerré la puerta, y tú la abriste,
y te  acercaste a mí con timidez,
con tu sonrisa de muchacha triste
que va a una fiesta por primera vez.

         Y ahora sé que el amor entró contigo
mujer que, hecha de amor y para amar,
tienes la doble cualidad del trigo:
pan en la mesa y carne en el altar.

         Y ahora me da temor la puerta abierta,
aunque por ella entró el amanecer...
Pero esta vez voy a cerrar la puerta
¡para que no te puedas ir, mujer!



POEMA XIII

Cecilia Bustamante
Peruana

Yo soy quien bajo la lluvia temblaba de ternura
y escuchaba rodar el agua por el aire.
La pérdida amada de alguien
a quien todos miran.
Soy ante sus ojos el viento y todo lo que pasa
y también el zumbido final del trueno.
El lugar donde soñar es posible,
Tu mano izquierda y tu corazón.
La que descubres y amas. Soy su cuerpo
y la gran tormenta
que derriba y resucita entre sus labios.
Lo que tiernamente se nos da en los frutos
Y lo que al final, nunca se olvida.


HE ATRAVESADO ESTOS DESIERTOS...

Jesús Cabel
Peruano

He atravesado estos desiertos
a fuerza de coraje y de estrategia.
No hubo espacio para las vacilaciones
ni para apagar la sed oscura
cuando la noche golpeaba
la flor de los recuerdos
y todo empezaba a ser derrota
dentro y fuera de mi.
Pero llegaste radiante y decidida
y es una alegría nueva
la paz perfecta que he soñado
para iniciar contigo
el camino del amor.



EL TIEMPO NO HA EXISTIDO JAMÁS...
Jesús Cabel
Peruano


El tiempo no ha existido jamás.
Ni el aire que acumula la flor
entre sus pétalos.
Ni la noche evaporada
Cuando el noctámbulo silencio
anuncia su vacío infinito.
Pareciera que fuimos invisibles
huyendo siempre de las estaciones
duras.
Ni la voz donde me refugio
o la palabra tibia que delinea
tu cuerpo en la oscuridad.
Sólo la certeza del tiempo
entre nosotros
sellado como un rotundo beso.


LAS PALABRAS
Francisco Cairo
Peruano

Si no puedo encontrar las palabras
las invento
si el alma se me quiebra
la reconstruyo
Si me entristezco
si quiero ceder y huir por los matorrales
como un animal asustado
dime que estoy errado,
hazme una caricia, bésame en los ojos
con esa paz que me emociona
Porque no puedo encontrar las palabras
el alma  se me sale cuando escucho
que no estás lista
y necesito a gritos un gesto, una mirada tuya
esa frase que espero con impaciencia
para no seguir muriendo



DE LA LUZ QUE PASA

César Calvo
Peruano

Presa es amor que al corazón da caza
Pues vuelve sin ayer / tal hoy / mañana
Es tarde siempre/ noche / que se abrasa
A un leño de / naufragios / fría flama

Ceniza en llamas / otro amor / nos llama
Desde dos nadas que ni llaman ni aman
Y sin ayer, tal hoy, torna el mañana
Al mismo leño huérfano de llama

Flecha es amor que al cazador traspasa
Y la núbil torcaza vuelve fiera
De cera hoguera que se derritiera.

En es / sin motivo / seca lágrima
Que al despertar hallamos en la almohada
Y que nos quema aunque jamás ardiera.



TODO VUELVE
Leopoldo Chariarse
Peruano

Todo vuelve a nombrarte, cuando vuelve
la estación que tú amabas.
Los parques, las aceras, las gentes,
todo vuelve a llenarse de tu risa,
de lo que despertaba a la orilla de tu voz.
En las tibias mañanas, todo de ti parece venir
(aves de muy lejanas comarcas
regresan con tu dulce mensaje).
Por las tarde todo regresa a ti
todo tiene otra vez tu plácido misterio.
Todo parte hacia ti; hacia tu distancia
van las casas, los ríos, las ciudades,
las montañas y valles, todo extiende los brazos en tu busca.



EL AMOR DE LOS AMORES

Carolina Coronado
Española

         Cómo te llamaré para que entiendas
que me dirijo a ti ¡dulce amor mío!
cuando lleguen al mundo las ofrendas
que desde oculta soledad te envío?

         Aquí tu barca está sobre la arena:
desierta miro la extensión marina;
te llamo sin cesar con tu bocina,
y no pareces calmar mi pena.

         Aquí estoy en la barca triste y sola,
aguardando a mi amado noche y día;
llega a mis pies la espuma de la ola,
y huye otra vez, cual esperanza mía.

         ¡Blanca y ligera espuma transparente,
como hielas mis pies con tu rocío
el desencanto hiela nuestra mente:
ilusión, esperanza, desvarío.


         Tampoco es en el mar en donde él mora;
ni en la tierra o en el mar mi amor existe.
¡Ay!, dime si en la tierra te escondiste,
o si dentro del mar estás ahora.

         Porque es mucho dolor que siempre ignores
que yo te quiero ver, que yo te llamo,
sólo para decirte que te amo
que eres siempre el amor de mis amores.



HAPPY NEW YEAR
Julio Cortázar
Argentino


Mira, ni pido mucho,
solamente tu mano, tenerla
como un sapito que duerme así contento.
Necesito esa puerta que me dabas
para entrar a tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.
¿No me prestas tu mano en esta noche
de fin de año de lechuzas roncas?
No puedes, por razones técnicas.
Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma
y el dorso, ese país de azules árboles.
Así la tomo y la sostengo,
como si de ello dependiera
muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos, el amor de los hombres.



UN ROSARIO DE OTOÑOS REZAN...

Jorge Díaz Herrera
Peruano


Un rosario de otoños rezan mis recuerdos.
Hay tanta paz a veces en tus ojos
que nadie, sino Tú, existe.
Te amo.

¿Por qué no dejas que el viento se lleve a la distancia?
Hay tanta calle en blanco
y  tanto amor inédito en tus hombros,
en tus labios...

En mi cuarto la noche tiene los ojos tristes como una despedida
Ven
que  pintaremos los ojos de la noche
y la haremos que ría.

A veces oiremos la lluvia desde un beso
Y rezaremos por todos los hombres.
Te amo.

Te amo
Desde que el sol bosteza hasta que las estrella se bañan en los ríos.
Hay tanto amor inédito  en mis manos,
en mis labios...
Ven.
El sol nos llegará hasta el alma
y creceremos como los trigales.
Ven
que tengo muchos recuerdos que contarte..



AMOR CONTRA RAZÓN
Sor Juana Inés De La Cruz
Mexicana

                        I

Al que ingrato me deja, busco amante;
al que amante me sigue, dejo ingrata;
constante adoro a quien mi amor maltrata;
maltrato a quien mi amor busca constante.

 Al que trato de amor hallo diamante,
y soy diamante al que de amor me trata;
triunfante quiero ver al que me mata,
y mato a quien me quiere ver triunfante.

S a éste pago, padece mi deseo;
si ruego a aquel, mi pundonor enojo:
de entrambos modos infeliz me veo.
Pero yo, por mejor partido escojo
de quien no quiero, ser violento empleo,
que de quien no me quiere, vil despojo.

                            II

Que no me quiera Fabio al verse amado,
Es dolor sin igual en mi sentido;
Mas que me quiera Silvio Aborrecido
Es menos mal, más no menor enfado.

¿Qué sufrimiento no estará cansado,
si siempre le resuenan al oído,
tras la vana arrogancia de un querido
el cansado gemir de un desdeñado?



LA CONFESIÓN
Daniel De La Vega
Chileno


         Yo me confieso a ti, Señor. He dado
otro paso torcido en el camino.
Este barro rebelde y adorado
Besó esa boca y aceptó aquel vino...

         Quiero romper la sombra de tu arcano
para encontrar la fuerza sobrehumana
que rechace la gracia de esa mano
que ofrece, soñadora, la manzana.

         Yo pecador, caigo a tus plantas. Mía
es la  culpa . Pequé. ¡Cómo una fiera
me viene persiguiendo todavía
todo el perfume de su cabellera!

         Y yo no sé si al caer, Señor, de hinojos,
cometo nuevamente otro pecado,
¡pues aún viene quemándome los ojos
la curva de su pecho enamorado!

         La garra de las rojas sensaciones
firme, mantiene mi corazón preso,
¡pues por entre las rotas oraciones,
escucho el restallido de su beso!

         ¡Oh, qué mundos de horrores hondos cabe
en ese cuerpo efímero y sombrío!
Tan sólo al recordar su nombre suave
desciende por la carne el calofrío...

         Nada vale ese cuerpo que desgarro,
con él no alcanzaré gloria ninguna,
pero por ese cuerpo hecho de barro
pasó su mano así como una  luna...

         Perdóname, Dios mío. Yo lo quiero
porque ella lo besó como una loca.
Yo lo despreciaré. Lo juro. ¡Pero
aún no, que queda fuego de su boca!

         Cuerpo y alma. Te lo devuelvo todo,
pero no el corazón que tú me diste,
porque con este corazón de lodo 
voy recordando su mirada triste.



SÓLO TE PIDO...
Guillermo Delgado
Peruano

Solo te pido
mentirle a mi corazón
una vez más.

Dile que es tarde
que alguien te espera
que tienes que irte
que regresarás mañana.

Yo sé que él entenderá
porqué te has ido...
aunque yo sepa en el fondo
que no regresarás.



LA CANCIÓN DEL CISNE

Guillermo Delgado

Peruano

Cuando estés sola
         en el camino
podré mirarme en el espejo
         hundir mis labios
         humedecer la hierba.

Cuando estés sola
                   en el camino
         podré confiarle al viento
                   que fuiste un cisne
                   que navegó en mi cuerpo.

Cuando estés sola
         en el camino
podré mirarme en el espejo
         hundir mis labios
         humedecer la hierba
         confiarle al viento
         que fuiste mía
que fuiste un cisne
que navegó en mi cuerpo
que abrió sus alas
... que se perdió en el tiempo        



LA FLOR DE JACARANDÁ

Alejandro Flores
Chileno

         Fue una noche clara, luminosa y bella
más allá del parque, mucho más allá,
cuando sin hablarnos, siguiendo las huellas
de aquel caminito cuajado de estrellas,
llegamos al árbol del Jacaranda.

         Las manos unidas, las almas suspensas
ante el gran misterio que nadie sabrá,
te dije: “Recuerdas, recuerdas o piensas?
¿por qué tus pupilas se tornan intensas
bajo la amplia sombra del Jacaranda?...”

         Y tú respondiste: “Si, estaba pensando
que esta dulce noche ya no volverá...
Tú te irás mañana, seguirás errando,
y yo con tu sombra seguiré charlando
bajo la fragancia del Jacaranda”


         ...“¡Tontuela, Mimosa! Son cavilaciones...
La vida es tan breve, tan pronto se va,
que hay que abandonarse... Nuestros corazones,
pájaros de ensueño, prenden sus canciones
en el rumor de hojas del jacarandá...”
        
         Y sin más, rendida por mi afán ardiente
en aquella noche que no volverá,
fueron nuestras ansias una sola fuente,
cantando de gozo bajo la inocente
sombra floreada del jacarandá.

Rodaron los años: yo seguí el camino...
Mil amores tuve y otro amor vendrá:
pero tú quedaste sobre mi destino,
como un leve lampo de luz peregrino,
desde aquella noche del jacarandá!



CUANDO LEJOS MUY LEJOS
Julio Florez
Colombiano

         Cuando lejos, muy lejos, en hondos mares,
en lo mucho que sufro pienses a solas,
si exhalas un suspiro por mis pesares,
mándame ese suspiro sobre las olas.

         Cuando el sol con sus rayos desde el oriente
rasgue las blondas gasas de las neblinas,
si una oración murmuras por el ausente,
deja que me la traigan las golondrinas.

         Cuando la tarde pierda sus tristes galas,
y en cenizas se tornen las nubes rojas,
mándame un beso ardiente sobre las alas
de las brisas que juegan entre las hojas.

         Que yo, cuando la noche tienda su manto,
yo que llevo en el alma sus mudas huellas,
te enviaré con mis quejas, un dulce canto
en la luz temblorosa de las estrellas!



RETO

Julio Florez
Colombiano

Si porque a tus plantas ruedo
como una idiota vencida,
y una mirada te pido
con temor, casi con miedo...

Si porque ante ti me quedo extática de emoción,
piensas que mi corazón
se va en mi pecho a romper
y que por siempre he de ser esclava de mi pasión;
¡te equivocas...! ¡Te equivocas!......
fresco y fragante capullo
yo quebrantaré tu orgullo
como el minero a la roca.

Si a la lucha me provocas,
dispuesta estoy a luchar,
tu eres espuma, yo mar
que en sus cóleras confía;
¡me haces llorar! Pero un día...
yo también te haré llorar.


Y entonces cuando rendido
ofrezcas toda tu vida,
perdón pidiendo a mis pies,
como mi cólera es infinita en sus excesos,
¿Sabes tú lo que yo haría
en esos momentos de indignación?
¡Arrancarte el corazón para comérmelo a besos!



TIEMPOS LEJANOS
Alfredo Gómez Jaime
Colombiano
         Niños aún, en el jardín umbroso,
buscábamos las fresas a porfía:
“Te daré la más dulce”, me decía,
con faz alegre y mimo candoroso.

         Luego, al ver que risueña me ofrecía
un gajo purpurino y delicioso,
la miré sorprendido y tembloroso,
fluctuando entre el temor y la osadía.

         “Cuál me darás” – la dije en mis antojos,
y ella, apartando su mirar travieso:
“La que quieras”, repuso entre sonrojos.

         Y ya no vacilé... Con embeleso,
la dulce fresa de sus labios rojos
me supo a gloria entre la miel de un beso!

HABÍA TANTO CIELO EN NUESTRA PALABRA...
Juan Gómez Rojas
Peruano

Había tanto cielo en nuestra palabra,
que muchas noches, nos encerramos,
extraños y vacíos,
al borde del exilio,
en un tiempo sin mar...

Existir
         entonces,
          era sólo
            descender
              fatigados en los ojos del asombro...
“Sólo una canción llena de fuego nos guiaba”...

Sin embargo,
     el presagio
del destierro nos caía,
                            como cae
                   la noche del sentido...

Pocas cosas
teníamos para seguir...
Luz,
agua
y
camino...



CHANSON D´AMOUR
Luis  Hernández
Peruano

Tengo la hermosa
Impresión
De haberte visto
Y contigo
Detenerse el espacio
Y algo que tú amaste.

Tengo la dulce sensación
De haberte visto
Y contigo luces
Cielo tiempo flores
Y un amor


LA HORA

Juana de Ibarbourou

Uruguaya


         Tómame ahora que aún es temprano
y que llevo dalias nuevas en la mano.

         Tómame  ahora que aún es sombría
esta taciturna cabellera mía.

         Ahora, que tengo la carne olorosa,
y los ojos limpios y la piel de rosa.

         Ahora, que calza mi planta ligera
la sandalia viva de la primavera.

         Ahora que en mis labios repica la risa
como una campana sacudida a prisa.

         Después... ¡ah, yo sé
que ya nada de eso más tarde tendré!

         Que entonces inútil será tu deseo
como ofrenda puesta, sobre un mausoleo.


         ¡Tómame ahora que aún es temprano
y que tengo rica de nardos la mano!

         Hoy, y no más tarde. Antes que anochezca
y se vuelva mustia la corola fresca.

         Hoy y no mañana. Oh amante, no ves
que la enredadera crecerá ciprés?



LA CITA
Juana de Ibarbourou
Uruguaya


         Me he ceñido toda con un manto negro.
Estoy toda pálida, la mirada extática.
Y en los ojos tengo vertida una estrella,
¡Dos triángulos rojos en mi faz hierática!

         Ya ves que no luzco siquiera una joya,
ni un lazo rosado, ni un ramo de dalias.
Y hasta me he quitado las hebillas ricas
de las correhuelas de mis dos sandalias.

         Mas soy esta noche, sin oros ni sedas,
Esbelta y morena como un lirio vivo.
Y estoy toda ungida de esencias de nardos,
Y soy toda suave bajo el manto esquivo.

         Y en mi boca pálida florece ya el trémulo
clavel de mi beso que aguarda tu boca.
Y a mis manos largas se enrosca el deseo
Como una invisible serpentina loca.

         ¡Descíñeme, amante!  ¡Descíñeme, amante!
Bajo tu  mirada surgiré como una
estatua vibrante sobre un plinto negro
hasta el que se arrastra como un can, la luna.



LO SAGRADO...
Martha Isarra
Peruana


Lo sagrado
es tu plumaje de ave nocturna
son tus palmas
de espaldas al cielo
cuando traes contigo
         domingos de tristes pecados
                   la inclinación de tus velos
y eres una avenida gastada
         H      A
          I       Z
           L        U
            O        L
hasta llegar a la hostia
La noche puede balbucear
sus ruidosos silencios
agotando las posibilidades
de regresar a la muerte
o quedarte con la vida
mano                   mano
             a
y detrás de la puerta
pero lo sagrado
es este encuentro de ojeras
es tu vuelo infinito
cuando te acercas a otro domingo
y me buscas – hablamos
y dejas las ojeras detrás
de la puerta que suponemos
         sagrada.   



BUENA ES TU VOZ

Luis La Hoz

Peruano

Buena es tu voz
que me trae el viento de la tarde
y la dulzura y la paz de la tarde
cuando llegas
y eres el sol cayendo
cayendo dentro de mí.

Bueno es esperarte,
ansioso e inquieto como un pájaro,
ansioso e inquieto como un hombre que soy
y que te espera.

Bueno es pensarte ahora que no estás
y eres la carne azul que yo deseo.

Y, finalmente,
bueno es poseerte cuando todos se han dormido
y somos solamente dos
en la noche poblada y en silencio.



DICE ÉL

Manuel Magallanes Moure
Chileno


         La pedí una mirada, y al mirarme
brillaba en sus pupilas la piedad,
y sus ojos parece que decían:
                   ¡no puedo darte más!

         La pedí una sonrisa. Al sonreírme
sonreía en sus labios la piedad,
y sus ojos parece que decían:
                   ¡no puedo darte más!
         La pedí un beso, ¡un beso!, y al dejarme
sobre sus labios el amor gustar,
me decía su boca toda trémula:
                   ¡no puedo darte más!

         La pedí, en una súplica suprema,
que me diera su ser... y al estrechar
su cuerpo contra el mío, me decía:
                   ¡no puedo darte más!



DICE ELLA

Manuel Magallanes Moure
Chileno


         Sus ojos suplicantes me pidieron
una tierna mirada, y por piedad
mis ojos se posaron en los suyos...
                   pero él me dijo: !más!

       
Sus manos suplicantes me pidieron
que les diera las mías y en mi afán
de contentarlo, le entregué mis manos...
                   pero él me dijo: ¡más!

         Sus labios suplicantes me pidieron
que les diera mi boca, y por gustar
sus besos, le entregué mi boca trémula...
                   pero él me dijo: ¡más!

         Su ser, en una súplica suprema,
me pidió toda, ¡toda! Y por saciar
mi devorante sed fui toda suya...
                   pero él me dijo: ¡más!



QUÉDATE ASÍ

Tomás Martínez Fenillet
Panameño

¡Quédate así! Con la cabeza lánguida
apoyada en tu mano de jazmín;
no dejes nunca esa actitud romántica
no te muevas, mi bien... ¡quédate así!

¡Quédate así!, para inspirar un cántico
a tu tierno y amante trovador,
tipo de la belleza melancólica
con que siempre soñó mi corazón.

¡Quédate así! Para mirarte estático,
así inclinada tu preciosa sien,
encarnación del ideal poético
que el alma ardiente en sus delirios ve.

¡Quédate así! Sobre tu traje cándido
tus cabellos flotar deja, mi bien,
sueltos cayendo sobre el pecho nítido
que envidiara la diosa del placer.

¡Quédate así!, con la mirada ingífera
fija del cielo en el hermoso tul,
tú que eres, ¡ay!, de mi existencia mísera
el solo encanto y la brillante luz.

¡Quédate así!, porque con ojos ávidos
quiero tus perfecciones contemplar;
tú, que con solo una palabra mágica
feliz me has hecho para siempre ya.

¡Quédate así!, y en la rosada púrpura
do tantas veces el placer bebí,
deja que imprima delicioso un ósculo
que haga de amor mi corazón latir.

¡Quédate así! Y que la parca lívida
ponga a mi vida en este instante fin;
que si viéndote así desciendo al túmulo,
yo moriré feliz, si, muy feliz.

¡Quédate así!, como la flor que el céfiro
sobre el tallo gentil hace inclinar;
quédate así, mi amor. Así mi ídolo,
no te muevas, por Dios, nunca jamás.



JUNTO AL AMOR

Reynaldo Naranjo

Peruano

TE escribo
por las calles
que andábamos soñando.
Desde los sitios
que callaban los mapas
cuando ibas dibujando despedidas.

Aquí están tus palabras.

Aquí están tus palabras
y tus manos pequeñas
como para abrigar
el corazón de los pájaros.

COMO el invierno
junto al mar
cayendo
sobre libros lejanos
oxidando manijas
presidiendo silencios
yo recuerdo mi cuerpo
junto al tuyo:
una casa que jamás habitamos.

DEBÍ quererte mucho. De otro modo
no me explico por qué
fuiste tan bella y por qué
sólo recuerdo
tus venerables pies.

A la hora de siempre
te llamaré mañana.

Saldré de la jornada.
Volveré a la jornada.

Te llamaré mañana.

A esa hora
hermoso es el reloj. Exacto
es el amor



AMOR
Pablo Neruda
Chileno

         Mujer, yo hubiera sido tu hijo, por beberte
la leche de los senos como de un manantial,
por mirarte y sentirte a mi lado y tenerte
en la risa de oro y la voz de cristal.
        
         Por sentirte en mis venas como Dios en los ríos
y adorarte en los tristes huesos de polvo y cal,
porque tu ser pasara sin pena al lado mío,
y saliera en la estrofa –limpio de todo mal--.

         ...Cómo sabría amarte, mujer, mujer, cómo sabría
amarte, amarte como nadie supo jamás.

                            Morir y todavía
                            Amarte más
                            Y todavía
                            amarte más
                            y más.




SONETO XCIV
Pablo Neruda
Chileno

Si muero sobrevíveme con tanta fuerza pura
que despiertes la furia del pálido y del frío,
de sur a sur levanta tus ojos indelebles,
de sol a sol que suene tu boca de guitarra.

No quiero que vacilen tu risa ni tus pasos,
no quiero que se muera mi herencia de alegría,
no llames a mi pecho, estoy ausente.
Vive en mi ausencia como en una casa.

Es una casa tan grande la ausencia
que pasarás en ella a través de los muros
y colgarás los cuadros en el aire.

Es una casa tan transparente la ausencia
que yo sin vida te veré vivir
y si sufres, mi amor, me moriré otra vez.



SIEMPRE TÚ
Pedro B. Palacios
Argentino

         Te quiero porque en la noche
tu misteriosa figura
transparente figura
transparente, vaporosa,
se dibuja con la luna.

         Te quiero porque a la tarde,
cuando el luminar se oculta,
en el tranquilo horizonte
vas naciendo con la luna.

         Te quiero porque en el día
tu original hermosura,
en el misterio velada
espera ansiosa a la luna.

                   Te quiero porque serena,
Cuando la aurora despunta
En el pálido occidente,
Vas huyendo con la luna.


         Te quiero, porque amorosa,
cuando el dolor me circunda
bajas a templar mi duelo
en un rayo de luna.



EN EL SILENCIO DE LA TARDE
José María Peman
Español

         Sin respirar, sin voz y sin movimiento
nos mirábamos quietos y callados,
como estatuas de mármol, contagiados
por la quietud solemne del momento...

         La tarde  declinaba,
y hasta la brisa leve que pasaba
acariciando frescas amapolas
dormida se quedó. Todo callaba
para que hablaran nuestras almas solas.

         Y se hablaron, quizá, y se dijeron
sus secretos más hondos y escondidos,
                   mientras los campos fueron
                   quedándose dormidos...

         Callaron los regatos bullidores,
                   calló la fuente clara,
                   los pájaros cantores,
los huertos, las esquilas, los pastores...
¡Y  sonaron mis besos en tu cara
como un rumor de abejas entre flores!.



VEN A SENTARTE CONMIGO...
Fernando Pessoa
Portugués

Ven a sentarte conmigo, Lidia, a la orilla del río.
Con sosiego miremos su curso y aprendamos
que la vida pasa, y no estamos cogidos de la mano
                   (Enlacemos las manos,)

Pensemos después, niños adultos, que la vida
pasa y no se queda, nada deja y nunca regresa,
va hacia el mar muy lejano, hacia el pie del Hado,
                   más lejos que los dioses.

Desenlacemos las manos, que no vale la pena cansarnos.
Ya gocemos, ya no gocemos, pasamos como el río.
Más vale que sepamos pasar silenciosamente
                   y sin grandes desasosiegos.

Sin amores, ni odios, ni pasiones que levanten la voz,
ni envidias que hagan a los ojos moverse demasiado,
ni cuidados, porque si los tuviese el río también correría,
                   y siempre acabaría en el mar.

Amémonos tranquilamente, pensando que podríamos,
si quisiésemos, cambiar besos y abrazos y caricias,
mas que más vale estar sentados el uno junto al otro
                   oyendo correr al río y viéndolo.

Cojamos flores, cógelas tú y déjalas
en tu regazo, y que su perfume suavice el momento
este momento en que sosegadamente no creemos en nada,
                   pagamos inocentes de la decadencia.

Por lo menos, si yo fuera sombra antes, te acordarás de mí
sin que mi recuerdo te queme o te hiera o te mueva,
porque nunca enlazamos las manos, ni nos besamos
                   ni fuimos más que niños.

Y si antes que llevases el óbolo al barquero sombrío.
nada habré de sufrir cuando de ti me acuerde,
a mi memoria ha de ser suave recordándote así – a la
         orilla del río.
                   Pagana triste y con flores en el regazo.
                  


MEDIANOCHE
Juan De Dios Peza
Mexicano

         Sonó la medianoche y solo en mi aposento
tu amor llenaba inmenso, mi triste pensamiento,
y solos y ya juntos hablábamos los dos.
¡Ah! Tú traías belleza y dichas y ternura;
yo duelos y pobreza, dolores y amargura,
toda la suerte horrible que pesa sobre mí;
hablábamos de una historia de amor y de ventura.

         Escúchala; fue así:

         Yo te amo, dijiste con dúlcido acento;
comparto contigo la pena, el tormento,
yo soy la que sueña tu fiel corazón;
te traigo tus gratas soñadas delicias,
sonrisas, suspiros, sollozos, caricias
todo eso que llaman los hombres: pasión.

         Yo sé que tú sufres, yo sé que tú lloras,
que ves cómo pasan veloces las horas
sin que ella te traigan consuelo ni paz,
yo sé que de niño tus ojos no vieron
a un ser adorado. Callaste y corrieron
dos gotas de llanto quemando tu faz.

         Yo sé que tú sufres ocultos dolores,
yo sé que no tienes estrellas ni flores,
y sé que me adoras y vengo hasta ti.
¿Me juras amarme?

         Mi amor es de duelo
Te traigo en mis brazos las dichas del cielo
yo soy tu adorada; tú vives en mí.
Responde: me quieres, me buscas, me llamas,
me sueñas, me invocas, me sigues, me amas,
formamos un alma tan sólo, los dos?

         ¡Ah sí! Yo te quiero, te busco, te llamo,
te sueño, te invoco, te sigo y te amo,
cual aman y buscan los hombres a Dios.

         ¡Blasfemo!
                   ¡Perdona!
                            ¡Lo juras!
                                      Lo juro.

Tu amor es mentira.

         Mi amor es tan puro,
que nadie más puro lo puede sentir.
¡Qué anhelas?

         Yo anhelo mirarte a mi lado;
ser tuyo, adorarte cual nadie ha adorado;
contigo ser bueno, contigo morir.
                   ¿Son ciertas tus frases?

         ¡Oh sí! Todo es cierto,
dormido te miro, te sueño despierto
y le hablo a tu imagen doquiera que estoy.
En ti hallo la dicha, la gloria, la calma
y estás en mi pecho y vives en mi alma
y velas mis pasos doquiera que voy

         ¿Y me amas?
                   Te adoro
                            ¿Con fe?
                                      Con locura.

         ¡Oh! Nunca me niegues la inmensa ventura,
de verme en tus ojos y estar junto a ti.
Que cuide tus pasos, que beba tu aliento,
que bese tus labios, que escuche tu acento
y nunca, no, nunca, te apartes de mí.



RITUAL DE AMOR

Eduardo Rada
Peruano

Será que uno encuentra
La musa que le corresponde
Exactamente al mismo tiempo
Cuando uno se encuentra
Con su primera musa
A modo de despedida de una
Y de recuerdo de ella integrado
A modo de bienvenida de otra
Y del futuro a ella incorporado
Como agradecimiento a una
Pues hizo de uno lo que uno es
(Aun sin que ella lo sepa)
Como agradecimiento a la otra
Pues hará de uno lo que uno será
(Aun sin que ella lo sepa)
Y como modo de completar todo
Lo que bien se puede titular
Ritual de amor



CANTILENA

Mariano Ramallo

Boliviano

¿No habrá esperanza, bien mío?
         ¿Tu desvío
desechará mi pasión?
¿No endulzará tu ternura
         la amargura
en que muere el corazón?

¿No te veré yo, querida,
         condolida
de mi constante penar,
dejando el ceño tirano,
         con la mano
mis lágrimas enjugar?

¿Con esa boca de rosa
         amorosa
no me dirás, dulce bien,
que mi tormento ha cesado
         y has trocado
en compasión el desdén?


¿En esa cara de cielo
         sin el velo
del desdeñoso rigor
brillar no veré hechiceros
         sus luceros
derramando luz y amor?

¡Oh!, ¡si alumbrara la luna
         mi fortuna
con su mágico fulgor!
¡Si contuvieran las brisas
         tus sonrisas
con mis suspiros de amor!

¡Ay!, ¡si en tus brazos me viera,
         si tuviera,
mi delirio en ellos fin!
¡Si me embriagara sediento
         con tu aliento
en tus labios de carmín!

¡Dulces sueños seductores,
         si las flores
fuerais de la realidad!
Sed del alma el alimento
         y un momento
haced mi felicidad.

Escucha mi cantilena,
         mi morena:
presta oído a mi clamor
y permite que tu amante
         delirante
muera a tus plantas de amor.



SÚPLICA
Aurelia Ramos
Argentina


         !Perdonadle, Señor; con fe os lo pido!
Perdonad su egoísmo y sus traiciones:
en lugar del castigo merecido,
colmadle de alegrías y bendiciones.

         ¡Que sea muy feliz! Que en su existencia
reine siempre la dicha y el contento;
que no le de pesares la conciencia;
que no sufra por mi remordimiento.

         Que su ilusión le sea concedida;
que  goce de placer, sosiego y calma;
que no recuerde que tronchó mi vida;
que no recuerde que mató mi alma.

         Si piensa en lo cruel que fue conmigo,
sufrirá mucho de amarguras lleno.
¡Que mis penas no sean su castigo!
Conmigo ha sido malo, ¡pero es bueno!


         Haced que mil cariños le acompañen;
que sus ojos queridos nunca lloren;
que cuando tenga fe, jamás le engañen;
que cuando pida amor, con fe le adoren.

         Yo os ruego con fervor grande y profundo
que no sufra un pesar ni un desengaño;
y cuando, al fin os lo llevéis del mundo,
¡que sea sin hacerle mucho daño!...



 DITIRAMBO
Marcela Robles
Peruana

He manchado unas sábanas blancas.

Las más bellas canciones de amor
me han escrito,
los más bellos poemas,
las cartas.

He amado con el ciervo y la medusa,
me han citado en esquinas,
en hoteles,
en bares
y he sido secuestrada varias veces.

Tuve un noviazgo corto
sin pedida de mano
y una luna de miel algo apurada.
Me enamoré del otro.
Fui el amor imposible,
la amante
y las cartas.

Ya quisieran algunos mis  cartas.



EL EXILIO NECESARIO

Belisario Roldán
Argentino
         El viento que pasa rezando su rezo,
la fronda, el silencio, los pájaros, Dios...
¡Vámonos, amada, donde está todo eso:
quedémonos solos con nosotros dos!

         Hundamos las almas en lo más profundo
del bosque lejano donde está la paz
y donde no llegan los ecos del mundo...
¡He vivido tanto para los demás!

         No necesitamos del embravecido
rumorear del mundo ni de su fulgor;
si las vanidades viven de ruido,
sólo de silencio se nutre el amor.

         Salvemos, huyendo de los resplandores,
la razón suprema de nuestro vivir,
porque ciertas ansias, como ciertas flores,
deben estar solas para no morir...

         El viento que pasa rezando su rezo:
la fronda, el silencio, los pájaros, Dios...
¡Vámonos, amada, donde está todo eso;
quedémonos solos con nosotros dos!



ESCRITO PARA TI

Alejandro Romualdo
Peruano

Se abre la mar. (El alba se despliega
como una ola sobre el mar.)
Qué bien me siento
cuando estoy así. A tu lado
hablaría y hablaría
siglos enteros junto al mar, por todos
esos acres, secos años que han pasado
como cuchillos.

Silencio largo. Aire
reprimido.

Áspera mar, inmensa
y ávida hembra que cubrió mi pecho, yo
te amo,
para mí quiero el aire que respiras,
el aire limpio y libre que respiras, tú,
levantase un sueño entre tus ojos
para mí soñaste
para mí,
tú me ayudaste a levantarme, cuando
aquellos querían hundirme (por la luz
que me alumbra), me diste
un poco
de pecho,
para respirar.

No quiero nada. Nunca. Nada
sino otra vez tu cuerpo, tu alma de paz,
como un tranquilo mar abierto. Amor,
en esta inmunda cárcel no me faltes, eres
una ventana al mar, a la mañana. Palabra
por palabra, hace verdad
tanta belleza. (la tarde se despliega
como la cola de un pavo real) Mi bien,
yo escucho
tu mani sobnre mi hombro, tu cabeza
en mi pecho, como
una mansa paloma.

No quiero vivir más
sin ti.
Los pocos años que uno vivirá
No valen nada si no estás. Es todo
Lo que puedo decir abiertamente. )La noche
se despliega)
como las olas de un cormorán.) Por eso,
he decidido hablar y hablar y hablar
solo, como el mar
con el mar, hoy que me siento
a tu lado, que me tiendo
a tu orilla,
a vivir.



ÉGLOGA TARDA
Juan Gonzalo Rose
Peruano


Me he acostumbrado a ti
Como los ríos al color del cielo.

Odio lo que se pierde en cada paso;
El tiempo de mi espera, sin esperanzas lleno.
Me he acostumbrado a ti
Como la luz del mundo a las ventanas.

Obscurece y no llegas.
Será para mañana.
Doblo amorosamente mi flor para mañana
pues las rosas ya saben esperarte conmigo.


CONFIDENCIA
Juan Gonzalo Rose
Peruano

Arnold, debo contarte
que en mi país hay una catedral
donde las golondrinas musitan, se besan y se cagan;
y en esa catedral hay un cadáver
de lonjas armaduras, perfumado
cual nunca lo estuviera en la milicia
que eligió por oficio;
es el cadáver de un ladrón que tuvo
permiso para matar...
debes haber oído su nombre en las tabernas
melancólicas que bordean el Támesis:
don Francisco Pizarro, español ganapán,
pellejo duro, devoto hasta las cachas.

Debo contarte, Arnold, que éste cadáver vive
sentado entre nosotros,
disfrazado de todas las maneras.

A veces tú deseas acostarte
con alguna mujer sobre la playa,
y en ese instante llega su cadáver.


A veces tu deseo es solamente
caminar en un parque recordando
al buenazo  de Schubert y a sus lentes
mojados por la lluvia,
y el cadáver asoma debajo de una banca
y te exige las huellas digitales,
los rastros que dejamos en la lenta
baranda de un navío.

Aquí
no very good, Arnold querido,
porque el cadáver
al primer descuido
moja sus dedos sucios en el vino.


A UNA MUJER

Salvador Rueda
Español

         Mirarte sólo en mi ansiedad espero,
sólo a mirarte en mi ansiedad aspiro,
y más me muero cuanto más te miro,
y más te miro, cuanto más me muero.

         El tiempo pasa por demás ligero,
lloro su raudo, turbulento giro,
y más te quiero cuanto más suspiro,
y más suspiro cuanto más te quiero.

         Deja a tu cuello encadenar mi brazo,
y al  blando son con que nos brinda el remo
la mar surquemos en estrecho lazo.

         Ni temo al viento ni a las ondas temo,
que más me quemo cuanto más te abrazo,
y más te abrazo cuanto más me quemo.




TRINIDAD DE LUZ

Claudio Saya
Peruano

         1

Trinidad de luz
sobre tus ojos

         2

Me miro en el fondo
con la risa vacía,
donde me recogió la vida?...

Amor turnario y cardinal...!

         3

Fulge en tu boca el frescor
del durazno y la lechuga.

Pende en tu mirada
un valle ilusionado de pardelas.

Y en tu cutis de ala frondas
caen como dos lagos...
         4

La luz rebota de tus mundos
donde los niños
se han puesto a sollozar.

Y yo la piedra meditando
En tu camino.

         5

Cuando eras así,
y nadie te llamó “alguien”
fuiste ave,
canción en mi sangre.

Y ahora que res
lo que todos te llaman
recoge este hombre,
vaso de polvo en el llano.

         6

Tú y yo un trino
que el aire no rasga todavía,
un racimo de Música
suspendido del Misterio...

Una luz, tal vez,
derramada sobre el mundo.

         7

Tu andar es sinfonía
de bemoles vírgenes...

Constelación de los árboles.

Tú eres paisaje de luna
al que arribo con el cielo.

Te advierto al milagro
de rocíos y a noria de alas.

Amor sinfonía, rosa siderea.

         8

Entre la arena flotas
como espiga de sueños.

Nos rayamos en el mar
y quedamos náufragos...

En el fondo somos dos
planetas sin tiempo.

         9

Sobre la arena en cruz
está tu alma,
en cuatro está tu alma
bajo el crepúsculo,
y en los pañuelos del mar
somos la coma
de algún dolor inédito...

         10

Estoy naciendo palabra
por la palabra al canto de tu piel
de espigas luminosas.

Toco tus copas temblantes
y oraciona tu beso
mi ternura metálica.




VIENTO DEL OLVIDO

Manuel Scorza
Peruano

Como a todas las muchachas del mundo,
también a ella,
la inventaron
con sus sueños,
los hombres que la amaban.

Y yo la amaba.

Pudo ser para otros un rostro
que el Viento del Olvido
borra a cada instante.
Pudo ser,
Pero yo la amaba.

Yo veía las cosas más sencillas
volverse misteriosas
cuando Ella las tocaba.
Las estrellas de la noche
¿Quién sino Ella las sembraba?


Los días de esmeralda,
los pájaros tranquilos,
los rocíos azules,
¡Ella los creaba!

Yo me emocionaba
con sólo verla pisar la hierba.

¡Ah si tus ojos me miraran todavía!

Esta noche no tendría tanta noche.
Esta noche la lluvia caería sin mojarme.

Porque la lluvia no empapa
a los que se pierden
en el bosque de sus sueños relucientes,
y sus días no terminan
y son sus noches transparentes.

¿Dónde estás ahora?
¿En qué ciudad,
en qué penumbra,
en cuál bosque
no te reconocen las luciérnagas?


Tal vez mientras escribo,
estás en un suburbio,
sola, inerme, abandonada...

¡Abandonada, no!

En tu ausencia
Mi corazón todas las tardes muere.



EL DIVINO AMOR
Alfonsina Storni
Argentina


         Te ando buscando, amor que nunca llegas,
te ando buscando, amor que te mezquinas,
me aguzo por saber si me adivinas,
me doblo por saber si te me entregas.

         Las  tempestades mías, andariegas,
se han aquietado sobre un haz de espinas;
sangran mis carnes gotas purpurinas
porque a salvarme, oh niño, te me niegas.

         Mira que estoy de pie sobre los leños,
que a veces bastan unos pocos sueños
para encender la llama que me pierde.

         Sálvame, amor, y con tus manos puras
trueca este fuego en límpidas dulzuras
y haz de mis leños una rama verde.



INVOCACIÓN
Víctor Tenorio García
Peruano

Aguardo y en el fondo de mis ojos
                   Ahora
Los yermos son huertos que reviven
                   aromas
Florece la espera jazmines por ti
Oigo el rumor del río que pone tu nombre
Dulce en mis labios y se que no tardas

Las calles y los campanarios sus voces
Vienen tras de ti diciéndote que espero

Es una lucha contra dos siglos aguardar
El fuego del corazón agoniza se aviva
Defiende su antorcha de amor contra
                   la lluvia
Mientras  toco tu guitarra y las frutas
Endulzan caricias y trinos entre
                   los ramajes

Al fin cruzarás el puente de cal y canto
Que resiste al tiempo y no importa gastar
Tras los recodos de la angustia los ojos

El ruego es un grito que alarma al viento
A las avecillas ¡Ven pronto! Y te nombro
Como  si muriese ¡Vida ven! llamándote:
                   ¡Poesía!



 REENCUENTRO
Zoraida Torres Bouroncle de Rivero
Peruana

Ya cesó de tocar
en mi cerebro,
aquella melopeya funeral,
el recuerdo,
¡Hoy he vuelto a encontrar!
¡Y en un concierto,
alegre,
dulce,
extático,
sumergióse otra  vez mi inspiración
y resurge hoy
feliz mi poesía!
Ya volaron los negros pájaros agoreros,
y rompieron las nubes apretadas,
que enrarecían cuanto respiraba.
Azul está la bóveda estrellada,
el sol luce mejor,
la gente es buena,
vuelve a su antiguo rumbo el Universo.


Todo paralizóse al alejarnos;
todo se alborotó,
no hubo ya ritmo,
se entremezcló la vida, absurdamente.

Hoy que has vuelto,
es ya todo diferente,
hay más luz,
más calor,
vuelve la vida
a ser lo que fue ayer.
Dulce amor mío,
¡Contigo retornó
la poesía!.



 EL POETA A SU AMADA
César Vallejo
Peruano

         Amada, en esta noche tú te has crucificado
sobre los maderos curvados de mi beso:
y tu pena me ha dicho que Jesús ha llorado,
y que hay un viernes santo más dulce que ese beso.

         En ésta noche rara que tanto me has mirado,
la Muerte ha estado alegre y ha cantado en su hueso.
En ésta noche de setiembre se ha oficiado
mi segunda caída y el  más humano beso.

         Amada, moriremos los dos juntos, muy juntos:
se irá secando a pausas nuestra excelsa amargura:
y habrán tocado a sombra nuestros labios difuntos.

         Y  ya no habrán reproches en tus ojos  benditos
ni volveré a ofenderte. Y en una sepultura
los dos nos dormiremos, como dos hermanitos.



QUEJAS

Dolores Veintemilla Galindo
Ecuatoriana

¡Y amarte pude! ¡Al sol de la existencia
se abría apenas soñadora el alma...
Perdió mi pobre corazón su calma
desde el fatal instante en que le hallé.
Sus palabras sonaron en mi oído
como música blanda y deliciosa;
subió a mi rostro el tinte de la rosa;
como la hoja en el árbol vacilé.

Su imagen en el sueño me acosaba
siempre halagüeña, siempre enamorada:
Mil veces sorprendiste, madre amada,
en mi boca un suspiro abrasador;
y, era él quien lo arrancaba de mi pecho,
él, la fascinación de mis sentidos;
él, ideal de mis sueños más queridos,
él, mi primero, mi ferviente amor.

Sin él, para mí el campo placentero
en vez de flores me obsequiaba abrojos:
sin él, eran sombríos a mis ojos
del sol los rayos en el mes de Abril.
Vivía en su vida apasionada;
era el centro de mi alma el amor suyo;
era mi aspiración, era mi orgullo...
¿Por qué tan presto me olvidaba el vil?

No es mío ya su amor, que a otra prefiere.
Sus caricias son frías como el hielo;
es mentira su fe, finge desvelo...
Más no me engañará con su ficción...
¡Y amarle pude, delirante, loca!
¡No, mi altivez no sufre su mal  trato;
y si a olvidar no alcanzas al ingrato,
te arrancaré del pecho, corazón!



NOCHE DE OTOÑO
Ignacio Verdugo Cavada
Chileno

         Luz de luna... Se extinguen las cosas
en la sombra del parque florido
y este tibio perfume de rosas
me recuerda tu aliento querido.

         Es la hora del beso y la cita...
y febril de pasión  y tristeza,
entreabro el  balcón de mi pieza
para que entre la noche infinita.

         Y así, mientras mi frente abatida
de lejanas visiones se puebla,
como un haz luminoso en la niebla,
atraviesa tu amor por mi vida...

         El jardín es un pomo en derroche
de la más exquisita fragancia,
mas no es él quien perfuma tu estancia:
¡eres tú quien perfuma la noche!



COMPAÑERA AMABLE

Paul Verlaine
Francés

         Compañera amable y ardiente
de mi vida, yo te bendigo.
Yo me entrego a ti plenamente,
mi solo, mi postrer testigo.
Ven aquí, que quiero besarte
y quiero abrazarte tan fuerte,
que ya no puedas separarte
de mis brazos hasta la muerte.

                   Ámame,
                   porque hoy
                   yo sin ti
                   nada soy.

         Yo llevo un tabardo harapiento;
tus diez dedos son tu fortuna;
en nuestra yacija entra el viento,
y nos nutre el claro de luna.
Pero en el lecho aventurero
siempre hay fiestas de juventud,
y yo soy el rey placentero
de tu beldad de tu salud.
                   Ámame,
                   porque hoy
                   yo sin ti
                   nada soy

         Tras las noches de amor robusto,
renazco con más gallardía
tu halago es siempre franco y justo
y clama mi grata ardentía.
Y tu amor me da valentía
igual que un vino generoso,
y sabe tu franca alegría
inflamar mi pecho amoroso.
                  
                   Ámame
                   porque hoy
                   yo sin ti
                   nada soy.

         Qué importa, hermosa, tu pasado,
y qué importa el mío también;
yo siempre fielmente te he amado:
tú no me has hecho sino bien!
Nuestras dos miserias juntemos;
siempre besarme bien procura;
día y noche siempre nos amaremos,
y ¡al cuerno el mundo que murmura!

                   Ámame
                   porque hoy
                   yo sin ti
                   nada soy.



DAME ALGO

Francisco Villaespesa

Español

         Amor, a tus altares he venido,
y en señal del naufragio que he pasado,
yo con mis propias manos he colgado
al umbral de tu templo mi vestido.

         Sólo penas y penas he traído...
Entre las olas donde ha naufragado
sólo vivas mis penas he salvado,
y todas las venturas he perdido.

         ¡Que una sola sonrisa me conceda
la que prodiga a todos su ternura,
y deja al tiempo terminar su obra...!

         Y en cambio de lo poco que me queda,
para recompensar mi desventura
¡Dame algo de lo mucho que le sobra!  


YARAVÍ

Juan Wallparrimachi Maita
Boliviano

Crié en mi pecho
una paloma
muy linda.

Tierna, aprendía
entre las mieses
a volar.

Pero llevándose
mi corazón
se ha ido.

Para que ahora
mi llanto mueva
a piedad.

¿Qué viva solo,
que desfallezca
querrá?

¿Cómo hasta ahora
de donde está
no vuelve?

Doquiera vaya,
que cubran flores
su senda,

que la ventura
nunca se aparte
se ella.

Sólo, en el seno
de oscura noche,
lloraré.

Amándola,
soñándola
moriré.