Primera Edición |
Segunda Edición |
Ser
escritor en el Perú es convivir
diariamente
contra
la
indiferencia, la intolerancia
y
el desaliento. Mie joven amigo
y
discípulo Jorge Dávila Pazos,
con
su entusiasmo y dedicación
y
ternura, ha aliviado en gran
medida
este lastre de tensiones
y
depresiones que me han aquejado
en
estos últimos tiempos; a
él
mi gratitud, mi viejo cariño y
estos
pasos invisibles que hago
suyos
tanto como míos.
ECCE
HOMO
“Pasaban
los años, pero las
montañas
seguían diciendo lo
mismo”
HERMÁN HESSE
He visto las
montañas
y las montañas son
montañas,
he visto los ríos y
los ríos
ríos son.
He visto las nubes
que siempre fueron
nubes
y he visto los
mares
que siempre serán mares.
He gozado de las
flores,
de su aroma que
siempre
son de flores;
he visto el vuelo
de los pájaros
con sus plumas en el
viento
y los pájaros son pájaros.
He visto la
tristeza y la alegría
de mi madre en sus
ojos
que siempre son sus
ojos.
He envejecido
viendo al hombre
y sus máscaras esconden
las líneas de su
rostro.
OJOS
AZULES COMO EL CIELO
Enamorado de tu
verso/
de tu cabello
dorado
que es el sol/ de
tu sonrisa
que mi corazón
conquista
cuando a tus pies
me veo.
Cómo escapar
a ese mar y a esas
olas
que me llevan hacia
ti.
En dos orillas
enfrentadas
frente al mismo
abismo/
una rosa y un roble
se enamoran.
Ella/ que mira la
vida
con ternura;/ él/
que
de ella se
desprende en
amargura.
Y en ese amor tan
repentino/ el viejo
roble
la ve pasar en su
caída/
y ella cae hacia el
abismo
en suave vuelo.
EPITAFIO
EN LA PIEDRA
Dilapidaron mis
bienes
mientras agonizaba
entre salmos,
latinazgos
y oraciones de un
cura
aborrecido.
Aun cuando
horribles fueron
los pecados míos/
me resistí a llorar
ante aquel que se
arroga
el derecho a
perdonar;/
mas su crueldad fue
tanta
que de silencio en
agua bautismal
mi boca fue
llenada.
Con crueldad
diseminaron
en mi lecho
oraciones
de difuntos.
De negro se
vistieron
los profetas y
balaron
a mi oído sus
credos
y salmodias.
Libre el alma
del cuerpo
putrefacto,
vago entre mármoles
y cruces buscando
el
mar y su salina
espuma,
donde el cura
inquisidor
y su cháchara
absolvente
no profanen mi
descanso
con sus rezos.
MÚSICA
DE CÁMARA
No fue difícil
sacar el
piano/ aunque para
ello
tuvieran que
arrancar
la puerta de sus
goznes.
Violoncelo, violín
y viola
se embarcaron en su
viaje
hacia el silencio/
mientras
el viejo con los
años de
la gloria en la
mirada/
permanecía con los
puños
apretados.
La guitarra animó
al juez
a rasguear alguna
nota
musical y el viejo
se
sonrió.
Ya
no te queda nada, viejo,
dijo el irónico
usurero
prendado el odio en
escarmiento.
La boca desdentada
abrió los
ojos como un sapo y
estalló
la carcajada;/ los
dedos de
la inercia se
soltaron.
Podrán
llevarse todo, pero jamás
la
música (musitó).
CARTA
AL SANTO OFICIO
Though they my labour to the grave
my spirit shall they never have.
JAMES JOYCE
The Holy Office
No necesito de los
dioses
ni de un casto
sacerdote,
ni de un Cristo
arrepentido
en su madero, ni de
un pan
santificado entre
mis labios
para condenarme.
Allí donde se
arrodillaron,
compungidas y
llorosas
las almas
bamboleantes,
yo me elevo y me
condeno,
sin miedo, son
arrepentimientos,
indiferente al odio
y al amor…
libre el corazón de
los pesares
de la vida.
CONFESIONES
Y PENUMBRAS
I
En tus ojos el
silencio se
enmudece/ como
acallan las
mareas de los
barcos que
aletean en mares de
ultramar.
Un cielo de
luciérnagas opacan
su belleza ante el
ojo seductor
de la noche en su
negrura
luminosa y
blanquecina.
En las sombras de
la tarde/
los galeones de
otros tiempos
se desprenden de
mis ojos/
como sólo se
descuelgan
con sus ojos los
otoños
de tu boca.
En el mar de la
esperanza
tus palabras se me
escurren
de las manos;/
lluvia derramada
bajo el sol de la
arena en
su ventisca
enloquecida.
Cae sobre mis
hombros la tierna
primavera de tu
cuerpo en juventud
mujer embravecida./
Mi deseo se
doblega con mis
celos al capricho
de tu piel/ en
ovillos de vigilias
y ataduras.
II
Prefiero ser
gaviota a la deriva/
espuma entre las
olas o sal
que se diluye a enloquecer
entre tus brazos;/
muralla
fustigada/ una
estrella perdida
entre las rocas:/
por no
verte marchitarte
al lado mío
seré todo.
Amor que se eleva a
lo sublime/
rama por el tiempo
inexorablemente
desnudada/ rostro
humedecido
de rocío.
III
Las cadenas que nos
atan
a mis ojos y a tus
penas/
se solazan al azar
al
capricho de tu Dios
empecinado
en la simiente de
tu vientre
despojado de risas
infantiles/
de sonajas
coloridas/ de ropones
encendidos/ de aros
muertos.
IV
Comulgamos una
noche en
el farallón de los
suicidas/
y sentimos que la
muerte
es un ver pasar al
sol/ una
tumba que se posa
en las
alas de una negra
mariposa.
En tus ojos
reflejada está la
muerte en su paso
de la
vida al otro lado/
un asomo
a una ventana/ un
lento vacilar
en la cornisa/ un
ciego dormido
en su cayado/ una
soga traicionera
a nuestros pies
cortada en su
caída/ una flecha
envenenada
en el umbral.
V
Una brisa senil se
abraza a mí
cuerpo/ como un
árbol que se
quiebra por el paso
de los
años/ anunciando en
la
amargura de tu voz
su desconsuelo;/
peor aun así/ me
gustan tus
caricias en mis
manos desgastadas
por el tiempo/ la
risa de tus
dedos en mis canas
en éxtasis
supremo.
VI
Ha escrito tantas
veces tu nombre
en mi memoria,
Maribel, que ya
no puedo retenerte
u olvidarte.
UNA
FABULA
I
El rey entro en la
cueva
y todas las paredes
dibujaron su
tristeza.
Atrás quedaron los
traidores
con su corona a
cuestas
adornando sus
cabezas.
Su desgano vio la
tela
de una araña cual
una
puerta que se
cierra;/
sutiles hilos que
él había
destrozado al
irrumpir
con su terror en
los
dominios de otra
reina/
en cuya imagen veía
reflejada su
tragedia.
Pasados los días/
la puerta destruida
apareció ante sus
ojos.
(Tenacidad,
paciencia, temple/
enredados por hilos
diligentes).
II
El
rey da oídos solo a aquello
que
le es grato/ musitó su
chambelán en la
memoria.
Escudriño en los
escondrijos
del recuerdo/ y
disipó
a los impíos con
maldad
y con rencor.
Pensó en las
lenguas mentirosas/
en los pajes
petulantes y bufones/
en la fuerza y en la gloria
de los jóvenes que
buscan de
los dioses para
convertirse en hombres.
Hartos de caricias
y de amores
encontrados/
cansado de rameras
y de astutos
corazones/
se rindió a la
suavidad
de los halagos y se
dejó
caer sobre la
tierra/
como un hato de
trigo
cortado por la
siega.
Un rocío nocturno
humedeció su rostro
y se quedó dormido.
Una mañana despertó
lleno de coraje;/
el
corazón henchido
por la
emoción de
encontrarse
donde estaba.
III
Dicen que años más
tarde/
ya recuperado el
ánimo
y su reino/ en toda
copa
que se alzaba en su
honor
repetía a viva voz:
-
Por
mí no, por la tela
de la araña.
Todos sonreían sin
entender
palabra alguna/ en
fin/ era
el rey y podía
decir lo que
quería.
DESPERTARES
Un badajo enamorado
arrebata mis sentidos.
Escozor en tus
entrañas
o mi cuerpo desnudo
fustigando tu
sangre
con una timidez/
donde el tiempo
es turbación
que se desboca.
Desatadas ilusiones
arremeten mi razón.
Olas sin bridas
sobre la roca
húmeda/ son tus
manos
y tus labios de
coral
enrojecido en el
fuego
de mis ojos.
De un acantilado
labrado por el
tiempo
mi voz te llama;/
presurosa
y sudorosa de amor/
con los pies
desnudos
entre el pudor y
tus
muslos en fuego/
cubres tu inocencia
con el ardor
frustrado
de tu piel
desgarrada
en el furor de mi
deseo
por esta confesión
irreverente.
Llama mi puerta/
sin temor/
pues, ya no hay
brumas
que ensombrezcan
mi camino.
Estrecho es el
sendero que
recorre mi cuerpo
adormecido
con sus pasos/ y
una vida
que en los hombros
acompasa
su camino.
Aún hay luz
en esta noche
de mi vida;/
aún se estremecen
las fibras de mi
canto
entre la aurora.
Cuerpo frágil,
cuerpo tuyo.
Llama otra vez/
ahora que el temor
se abandona a los
placeres de la
vida/
pues, ya no hay
nubes
perdidas en el
cielo
sin estrellas/
ni tristezas, ni
penas/
ni secretos, ni
nada.
MORFEO
“Cuando
sea llegada mi hora
moriré;
pero moriré como
debe
morir un hombre que
no
hace más que devolver
lo
que se le confió”.
EPICTETO
El cascarón del
sueño
nos protege del
golpe
matutino que da la
realidad.
Y pensamos
nuevamente/
quizá esta noche
tengamos mejor
suerte/
y durmamos con los
ojos
que no quieren
despertar.
El ánimo caído
luego
del reposo es mal
síntoma
de vida;/ la
inquietud en
ristre permanente.
Dormir/ un sueño
prolongado
como un calco de la
muerte/
en que el cuerpo
adormecido
ve su frente
amortajada
reposando
ensombrecida.
Los aromas de las
flores
no fragancian
nuestros sueños/
paraísos sus
colores
aplacando
sufrimientos.
¿Acaso no es el
sueño
la imagen más
cercana
de la muerte que
tenemos?
Que no haya flores
sino fuego/
que por más
generoso que sean
sus aromas/ más
fuerte es el
hedor de la carne
ante la muerte.
Con obstinada voz
la tierra nos
reclama/
y con paso
incontrastable
hacia ella
encaminamos;/
borrando nuestros
rastros
va la muerte/ sin
importar
siquiera donde
estamos.
El cuerpo sobre el
lecho: /
un madero en su
naufragio/
un ahogado
iluminado
por la noche de un
cielo
seducido.
El dormir/
el intento
cotidiano de morir/
la farsa en la agonía./
Dormir algún día
con la esperanza
de aquel sueño
en que ya ni hay
despertar.
No hay sentido
que no advierta
la llegada de la
muerte/
atrás quedan
los falsos dioses
de ruinosos
templos/
el hierro
enmohecido
en sus añosas
cruces/
avinagrado el vino
en cálices de
barro.
Venga ya/ la eterna
sombra/
reposo merecido
para el hombre
justo.
HOJAS
MUERTAS
En vivos
pensamientos/
quienes se fueron
de la luz
hacia el silencio
en las baldas yacen
alejados de sus
muertos.
Cual sinuosos
ruibarbos
o solitarios
arándanos/
los libros se
aglomeran
en mi entorno/ en
difuntos
aquelarres de
emociones
y sentires.
Un Goethe cortesano
se desvela
entre un Fausto que
envejece
en las tinieblas./
Kafka/ con
su toser
impertinente/ esputa
soledumbre
perturbando los
sueños de una
almohada
desgastada en sus
desvelos.
En un Trilce desdeñado/ Vallejo
en su destierro a
las puertas
de mi oído orejea
su caballo.
Un preludio de Bach
me recuerda
el Peter Camenzind
de Hesse/ y
un tropel de
corceles desbocados
iluminan mi
memoria.
De follajes y
hojarascas entintadas/
una vida en hojas
muertas se
silencia de
palabras/ a la espera
de una noche de
vigilias.
Mi vida se
condensa/
en unas voces
olvidadas.
CARÁMBANOS
DE INVIERNO
Entre mi soledad y
tu tristeza
a cual más honda/
mi corazón
se baña en la ternura
que tu
boca reviste de
cielo, nube y llanto.
Eres viento, eres
brisa, un susurro
de otoño/ un dulce
despertar posado
en las añejas ramas
en que mi
vida se sostiene/
como un carámbano
de hielo de un
invierno ya llegado.
Más profunda que la
mar/
la noche asoma a mi
ventana
en la casa
solariega de Tortugas/
y los vidrios que
se empañan
con tu rostro por
la brisa
que en la playa se
abandona/
como un grito que
se arroja
de una nuez que se
quiebra
en la garganta.
Un triste despertar
amanece más
aprisa en una
lagrima reseca
que en la almohada
como gota de una
vela que
el resuello del
amor ha derribado/
yace solitaria a la
deriva.
Un ocaso se desliza
suavemente
hacia tus dedos
enlazados en
los míos./ mi boca
se desnuda
entre las hojas en
que tu rostro
al canto de mi
verso se empurpura.
AGUAFUERTE
Dulce es la noche
diamantina
en que el cuerpo es
como un lazo,
maravillosamente
contemplado
por una rosa que se
abre repentina.
Gozo de tus besos
al asomo
de tus muslo
encendidos
ahora que tu voz es
un asombro,
trino de un ave que
reposa
prisionera en mis
sentidos.
Espejismo de la
noche
son las sombras de
tu lecho
cuando el sol ya no
se ausenta.
Gime otra vez en tu
alegría,
ahora que el deseo
se apodera
de tu cuerpo;/
pasión irrefrenable
en que arañas la
corteza de las
llamas que te
abrazan con furor.
Es el tiempo el que
traza
sus caminos en
verdes
campos mustios;
hecha carne,
hecha sangre, una
rosa en
su armadura
adormece los
cristales en
nocturnas floreceres.
Dejemos que mi
ausencia
repose en las aguas
de tus ojos,
y al brillo de tu
amor que se
aposente entre los
míos;
como siempre,
como antes,
como ahora.
TRISTEZAS
Y VACÍOS
Para Hámnet
A veces el silencio
y la distancia
apaciguan las
palabras/
esas que hieren sin
querer
lo que añoramos y queremos.
Sola está mi
soledad
en su tristeza/
extrañando
la ternura de tu
rostro.
A pesar de tu
ausencia/
aquí en mi corazón
crece
una flor que te
recuerda.
Cuanta belleza y
dolor
permanece en lo que
se pierde.
RESPONSO
Descansa sobre mí
cuando el cuervo
hunda su guadaña
rosa que en mi
pecho
lates fuertemente/
ya que tantas veces
te he librado
de las espinas a
cuyo
tallo estás atada.
UTOPÍA
DE AMOR
La mujer que
buscamos
es aquella que
llega a
nuestra vida sin un
pasado a cuestas./
Y
en esa loca
búsqueda
notamos/ que la
vida
se nos va como
vinimos.
LOS
PASOS INVISIBLES
Vano es el tiempo,
Guillermo
en que te busco
entre los bares
y las calles de
arena,
pisando los pasos
invisibles
que olvidaste como
nube
pasajera llevada
por el viento
de la tarde.
Batalla perdida la
de tus insomnios
entre fantasmas del
pasado
que aun sonríen
entre viejas
fotografías y copas
por tus labios
no bebidos, porque
estabas como
siempre encerrado
entre tus
muertos, entre
brumas de tabaco
y jóvenes amores
que partieron
tu existencia.
Yo sé de tu
infancia adolorida,
de tu niñez entre
las flores,
de tu vejez que se
derrumba
entre tus canas
escondidas,
de tus tardes de
alegría
desbordantes de
amarguras.
De odio fue
deshecho tu viejo corazón,
cansado de tañer en
las iglesias
que tú mismo
construiste.
El día en tu
existencia
debió contar menos
horas, viejo Lear,
porque la muerte
que te abruma
entre el crepúsculo
y la aurora,
es un almanaque en
que el
tiempo deshoja su
memoria
inexorablemente
repetida.
OPUS 51
Al
despertar por la mañana
tengo
que fortalecer el ánimo
a
limites indescriptibles, pues,
el
hedor de la realidad me hace
aborrecer
el mundo.
I
Como una vieja
tradición
germana, heredada
de una
melodía litúrgica/
mi
espíritu se solaza
matutino
entre Mozart o
Beethoven.
Un café, un
cigarro/ acompañan
un minué/ una sinfonía/
o las majestuosas
polonesas
del polaco herido
en el respiro
que la vida acorta
en su retiro
de Menorca.
Por la tarde/ una
copa de vino
reposada en el
almuerzo acompañan
a mis ojos entre
páginas
impresas de
colores, texturas
y contrastes.
II
El ánimo
descompuesto
se apacigua en un allegretto
moderado
Wagneriano/ o en
un moto perpetuo que recorre
las calles de
Salzburgo.
III
Como un allegro/ el
destino
de un hombre puede
trocarse
en un instante/
como el
navegar de la noche
en que
navega mi vida/
elevada
por un viento
placentero que
recrea su alegría
entre las
hojas de un viejo
arce/ en
istesso
tempo/ aun cuando
el cuerpo y el
espíritu
han cambiado su
rumbo/
y el otoño llega a
mi corazón
entre trinos y
susurros de
hojarascas que
mitigan
el ímpetu lejano de
la
juventud.
A
TRAVÉS DE UN VIEJO MAR UNA MAÑANA
Que tierna es tu
risa, Cristina,
que en la mañana
última
de la semana, aroma
con
dulzura un café o
un té
en la terraza cristalina
en que me cuentas
los juegos
de un niño y de un
hombre
que te aman.
De las montañas
bajo,
de los abismos
subo,
a escuchar tus
alegrías
e ilusiones,
pequeña niña,
que me hacen
olvidar
mis penas y
amarguras;
luego, del consuelo
que me
brindas, regreso,
pequeña amiga/
a un mar de soledad
y de tristezas/
esperando esa
mañana
en que tu risa
vuelva
a mostrarme de la
noche
sus estrellas.
ATARDECERES
Y RECUERDOS
Y en este recodo
del camino
de atardeceres y
recuerdos/
llegas tú
para decirme
- dejándote
caer sobre mi
pecho como un niño
–
que las flores en
enero también
saben reír/ que la
blancura
de tus manos han
tocado
las estrellas/ que
un amor
ha embellecido tu
vida de
jardines y
parterres/ y que
el ansia de vivir
es un
castillo hecho de
rocas
donde coinciden
nuestras
vidas en una voz
enamorada.
TORTUGAS
Tocad en lo
profundo
aunque el cuerpo
calcinado
en la mar se halle
disperso/
aunque la voz
tienda a
apagarse como luces
de un cielo
enmudecido/
aunque mi nombre
sea olvidado
por los hombres sin
memoria.
Tocad sin miedo en
lo profundo/
el vino está
servido
a toda hora.
CONFÍN
DE LA MEMORIA
He buscado una
sombra
para decirle que he
borrado
en la memoria un
gran
número de cosas
tu
nombre,
un
beso,
una
calle,
la memoria misma
para que tú no
existas.
VENTANA
DE UNA CASA VACÍA QUE MIRA AL MAR
Para
ti, Gabrielle, ahora que
sabes
que la tristeza no echa
raíces
sobre mi rostro, que
nunca
nadie destrozará mis
ilusiones
o mis sueños, y que
de
mirtos y laureles el tiempo
coronará
mi frente.
Te escucho siempre
reír/
pero en tu boca no
germina
el tiempo que sólo
asienta
sus raíces en tus
sienes
encumbradas/ aunque
sueñes
que el invierno
inexorable
de tristezas y de
dudas/
es capaz de
florecer en un
verano perdido en
la memoria .
Caminamos entre
pasos silenciosos/
porque son esos
parajes donde
la vida/ ausente de
los ríos
que bañan su corteza/
ha dejado
de soñar con las
nubes y las
lluvias.
Un día como tantos abrí
las puertas
de mi casa porque
llegabas con el
sol/ y te
instalaste en ella con
la nostalgia de una
infancia
afortunada que yo
llegué a querer/
porque en mi mano
nunca un
pan quedó sobre la
mesa.
Y así vimos los
amaneceres
sin saber si el sol
de la
alegría bañaría
nuestros cuerpos
de furor y de
deseo/ entre sonrisas
de miel y labios
azulados por
el frío/ porque
sentí que un pajarillo
solitario anidaba
en tu corazón/
como aquel que
volaba entre
mis sueños de
trinos y juguetes
inventados.
Pero un día te
fuiste
como se van las
olas
y la arena quedó
sola/
con los ojos
apagados
entre sombras
tristes./
Y vi al otoño que
viene
entre follajes y
hojarascas
llevándose la
vida;/
al invierno que se
posa
en cabellos
ennevados/
y al labriego en su
faena
cubriéndonos el
rostro.
Una vida se llenó
de
profundos
precipicios/
donde sólo el
llanto
acompañó sus noches
y sus penas./ Una
vida
que ha logrado
mantenerse
en la cornisa/ a
pesar de
los rencores que se
fueron
para siempre.
SOLITARIO
SUEÑO
Cuando Iván destapó
la última botella
miró el vaso
solitario
que cayó sobre la
mesa.
Sumaron las
botellas
en la cuenta y eran
seis/ como seis los
minutos que su
pensamiento
había acumulado en
los
siglos que habían precedido
la tarde aquella en
que
se vio a sí mismo
en la
espuma de aquel
vaso
solitario.
Entonces escuchó
los
lamentos de su
madre/
ahora anciana/ en
la
soledad de una
sangre
coagulada en una sábana.
Su madre lo llamó y
lo sacó
de su rutina matutina./
Aún tenía entre la
almohada
huellas rojas/
frescas pisadas
como fresca la
espuma
que en su sueño aun
no
había bebido.
Iván/ sobre la
barra/
reposaba su
modorra.
SIEMPRE
Siempre la ilusión
de ese Puerto entre
la niebla,
siempre ese vacío
entre las manos
aunque la Tierra
luzca sus bondades.
Siempre ese siempre
que parece agonizar
en las palabras.
Siempre ese pan
diario
agriando mis
mañanas.
Siempre el rostro
de mi madre
deambulando entre
mis sueños.
Siempre ese siempre
que se pierde
siempre.
OTRA
VEZ ESOS PASOS
Otra vez el
silencio
en la horade los
muertos.
Es la hora de los
pasos silenciosos,
la hora en que
Lorenza
gruñe y gruñe
al desfile de los
pasos
de los ojos
cerrados
a la noche.
Es la hora de Jorge
Bacacorzo
y sus Eras de Junio,
la hora de Chicata,
porque Jorge también
canta a sus muertos
en la muerte.
Washington sonríe
para
vivir mañana,
para cantar de
nuevo
entre los muertos
que
también saben
cantar
sus versos y sus
apus.
También Augusto,
con
una
sola sombra al frente
cantará a sus hijos
y a sus nietos,
a las generaciones
venideras,
a los hombres que
soñaron
lo imposible en lo
imposible.
Otra vez el
silencio
en la hora de los
muertos,
en la hora de la lluvia
solitaria
y el granizo de
fuego que
Paco cantara en su Twilight,
en la hora de Carlos
Alegre
pintando su alegría
en lienzos de cielo
y mar de
inmensidades.
La noche de los
muertos
trasunta lo
infinito,
navega con los ríos,
ruge con los mares,
viaja con el
viento,
trina con las aves
en su mirar de
cielo.
Otra vez el
silencio
en la hora de los
muertos…
otra vez y siempre
otra vez.
LAS
VOCES
En el corazón de
cada piedra
hay una voz,
en cada voz un
hombre,
en cada hombre una
historia,
en cada historia un
misterio.
Descifrar ese
misterio
es llegar al corazón
de
cada hombre
AUNQUE
NO ESTÉS...
Para
Alberto Valcárcel
Tú eres la brisa
que supo protegerse
del olvido…
aunque no estés…
la rama dibujada en
la bondad
de savia que no
muere…
aunque no estés;
el verdor de la
astromelia
perfumada de
amistad…
aunque no estés;
la voz del lago
herido,
de la mujer que
teje,
del hombre que
pelea
con la tierra y el
arado…
aunque no estés;
(Tu voz de afectos
pueriles llegaba
atenta a cubrir las
mañanas y
las tardes
extraviadas)
Tú eres el espejo
en que la vida
sonreía,
la flor que
reflejaba
las noches y los
días…
aunque no estés
Hay un amor sobre
tu tumba
que florece la
tierra de amistad.
SI
NO VIVO EN SOLEDAD, NO VIVO...
Si no vivo en
soledad, no vivo,
y solo es soledad,
la vida plena del
vivir
en que he vivido.
Mi vida solitaria
siempre ha sido,
motivo de mi
ausencia en este mundo.
Que otros vivan de
manera diferente,
es a mi vivir,
indiferente,
aunque la llama
complaciente
que en mi alma
anida desde siempre,
sea el fuego que
inflama
y quema mi
existencia.
Que sea el corazón
de fuego,
de estopa la carne
en que se abraza;
el alma atormentada
de pecado
encuentra en
soledad calma que pasa.
Que venga Dios
incomprendido,
negado en su
crueldad e indiferencia,
la Muerte, dulce
complacencia,
espera en el camino
con paciencia.
Juega Dios, juega
el destino,
juega el diablo,
juega la Muerte,
juegan todos; solo
uno pierde,
es el Hombre el que
sufre su maldad
y paga con creces
la furia de ese Dios
hecho a su semejanza.
ESE
OTOÑO QUE PERDURA
El otoño vive en tu
corazón/
no hojas verdes, no
amor/
que larga desolación
la que irrumpe en
tu ventana/
en tu puerta/ en
todo resquicio
donde pasaba la
luz.
La dulce primavera
que afloraba en tu
mirada/
en tu voz/ en esa
forma tuya
de hacer un gesto
una ilusión/
ya no desprende sus
colores
vivaces/ su aroma
embriagador/
la dulce tesitura
de la hierba
matinal.
Ahora un cielo gris
de negras nubes
se abraza a ti/
se ha marchitado la
vida
y ahogado la
esperanza.
Venga el universo
en su distancia
y
su fría lejanía.
G