sábado, 14 de octubre de 2017

CAPRICHOS, IMPROMPTUS Y FANTASÍAS







[¡YO SÓLO ESPERO HABLAR DE POESÍA!]
-quien habla solo espera hablar a Dios un día-;

Yo sólo espero hablar de poesía,
de Dios conozco sus promesas falsas,
su vana aureola y su miseria;
sé que la muerte es oscuro vacío,
donde mis huesos calcinados
han de reposar un viejo día.

Bíblico Edén, falsa fragancia
de la que vive el hombre
tocado de ignorancia.


[¡SI DIOS FUERA BONDAD!]
Si Dios fuera bondad
hubiera prolongado
el Diluvio una eternidad.
Cuántas lágrimas
nos hubiera ahorrado
ese Hacedor de calamidades.


[¡LA CERA DE LAS IGLESIA!]
La cera de las Iglesias
son un subrepticio recuerdo
de las infames hogueras
con que pretendieron calmar
las ideas de hombres como
Bruno o Servet.
avivemos el fuego rebelde
donde arderá el culo papal.


[¡QUISE CAMINAR UNA TARDE!]
Quise caminar una tarde
en los tristes arenales
de San Juan,
y he sentido entre
la brisa vespertina
la risa de los muertos.

Y he visto a la niña
de otros tiempos
sollozante entre sus vestes
rodeada de arrebol.

Palmo a palmo
su sonrisa ha dibujado
entre huesos de secos encinares,
y la vida me ha dolido
en duro y blanco mármol.

Este tierno sueño mío
me ha cogido de sorpresa.
Amanece mi infancia
en imágenes de luz,
en ríos de agua clara,
despierta, cansada, ojerosa,
triste, sola y vieja,
llorando en silencio
cogida a su bordón.


[¡POR UNA GOTA DE MI INFANCIA!]
Por una gota de mi infancia
mi cabellera cana;
por un beso de mi madre ida
aquello que por vivir me queda.


[¡PONED UN LIBRO SOBRE MI PECHO!]
Poned un libro sobre mi pecho
en vez de una mortaja,
será largo el camino
y tantos que no he leído.


[¿HAY GEMIDO MÁS TRISTE?]
¿Hay gemido más triste
que el de un niño abandonado?
-¡Sí!, se oyó una voz, es la
de un perro que llora
sobre la tumba de su amo.


[¡ESE MONSTRUO!]
“La única cosa que me precio de haber
comprendido muy pronto, antes de
cumplir los veinte años, es que no había
que engendrar”.
E.M. CIORAN

Ese monstruo
que llevamos dentro,
libídine desenfrenada
de infecunda de los sátiros,
que ni el Diablo mismo
quiere mencionar.


[¡HOY ME SIENTO!]
Hoy me siento
tan solo
un suspiro de alivio,
un ganarle a la muerte
un día más.


[¡QUÉ ALEGRÍA LA DE ESTE DÍA!]
Qué alegría la de este día,
de lluvia, de gris, de soledad,
de frio, sin voces, sin pasos,
sin ruido, sin huellas.


[¡GIRA EN LA RUECA!]
Gira en la rueca
la araña de la telaraña,
y en el lago en que canta la rana,
croa la luna reflejada en el agua.


[¡COMPAÑEROS!]
Compañero
en amenas charlas,
convivo con mis libros
entre alegrías y tristezas
tantas.
 



[¡COGIDA DE LA MANO!]
Cogida de la mano
de una esperanza infinita,
viajaste, madre mía
a eternidad divina;
inmensidad de tiempo celestial
a la cual no puedo, madre,
coger espina de la cruel diadema
en que Dios quebró el primer amor.

Ya eres polvo y solo polvo
enrarecido en el espacio,
ese que el sabio mide
en sereno pensamiento
y cabizbajo.

Adiós, madre, con dolor,
porque de dolor nos hizo Dios;
en el polvo queda la vida
como viento sibilante
que rebulle enloquecido
entre espuma, lodo y sangre.


[¡A ESTE VIEJO SUEÑO!]
A este viejo sueño
que recuerda
tu sonrisa
que recuerda
tu boca;
a tu boca
que recuerda
tu voz
que recuerda
tu promesa;
a tu promesa
que recuerda
ese bien soñado
con amor
y con tibieza.
A ese viejo sueño
que nunca
se olvida
y es la dicha.





ESE RUMBO ENTRE LAS SOMBRAS
No sé a qué brazos te empujará
la pendiente irresistible de tu sino.
CANTOS – PACO BENDEZÚ

De tu boca, a la palabra,
solo el aire,
la bruma,
esa niebla pegajosa
donde la mentira despierta
desnuda y sin rubor,
hueca, repetitiva
como un eco entre montañas;
un hacerse de espejismos
entre sombras.
Envejece la esperanza
en paredes agrietadas,
esperando tu voz
la llegada de la tregua
en turbios cafetines,
en esos que solías llorar
hablando de Blake
y de amores pasados,
ecos que amargan la vida
sin desmayo, con hiel y sin memoria.



AZUL
A Catalino Zamora

Es el mar
que me mira
con ojos serenos, azules,
refulgentes, alegres
casi diría que en su mirada
omnipotente se esconde
una leve sonrisa.
Separado de mí
por una cálida arena,
el mar se me acerca
como una tímida amante
que se siente cautivada.
Miles de siglos oscurecen
la azulada lejanía
en sus aguas reflejada.
El fulgor dorado
que corta el horizonte
como una resina ambarina,
trémula en un vaivén
de espuma de sirenas,
seducido por un mágico

calidoscopio de colores.  







ESOS TUS OJOS
¿Por qué a otros das
lo que a mí me niegas?

¿Por qué a otros solo miel
y a quien te adora como yo
solo la amarga hiel?
¡Qué he de hacer
para que entiendas,
que con una mirada tierna
vivir puedo en feliz sueño!

Si sois libres de dar amor,
porque no escuchas el clamor
de este hombre que os ama
con lealtad y con pasión.

¿Es acaso mi angustia
motivo de tu jactancia
¿O es que las fragancias
de estas rosas
que ante ti yo deposito
con fervor infinito,
amargan tu diario vivir,
opacan tu fugaz existencia?

¿Quién entiende de locos amores?
¿Quién sabe de la mala suerte?
¿O es que acaso solo la muerte
sabe de oscuros dolores?



[HE TENIDO FUGACES ESTRELLAS]
He tenido fugaces estrellas
en mis noches de sueño,
a pesar de las duras jornadas
sin fe y esperanza,
sin una playa
para mis pies cansados.

¡Qué he tenido tu risa
pura y límpida!
¡Qué he tenido tus ojos
a la luz de un ensueño!
No lo niego, no…

¿Pero es posible
besar sin fuego
y abrazar sin ansias?

Dame una luz de esperanza
en esta cruel oscuridad
de desalación y pena,
y volveré a creer en tus palabras
en la bondad de Dios
y en sus estrellas.



CONTRARIEDADES
1
Toda la noche oyendo tu risa, sin descanso; la comisura de tus labios dibujando no sé qué reproches. Toda la noche tu voz, hurgando en el olvido no sé qué imágenes contrariadas donde tú y yo reñíamos sin saber por qué.
Toda la noche en terribles sueños, en inacabables escenas de celos; mi voz, más que voz, es un gruñido de fiera acorralada por terribles recuerdos que no quieres olvidar.
Despierto, sudoroso, temiendo que la noche arribe nuevamente.

2
Cuánta desilusión y pena se acumula en el corazón. Cuánto ahogo de infortunio es capaz de soportar la vida. Cuanto añoro ser la bestia que corta la tierra en grietas desde la mañana hasta la tarde, calmando su hambre en el seco pienso y su sed en una charca fangosa.
O quizá ser un poeta, esos que sueñan posibles las causas perdidas, esos que juegan con las palabras como los niños con soldaditos de plomo.
Como quisiera ser humo y disiparme en el aire cuando tocas a mi puerta.



[LEÑOS QUE EN EL CORAZÓN ARDIERON, …]
Leños que en el corazón ardieron,
brasas de amor que a su paso dejaron
el calor florecido en sol primaveral;
aguas que no llegaron
traviesas y monótonas
a la playa sin arena.



ESOS ÁCIDOS MOMENTOS
Un pensamiento como un haz
de luz que perfora la razón,
esa razón inútil que duerme
en breves segundos; el Ulises
que yace bajo un violín polvoriento;
una angustia atrasada en la garganta;
una lágrima seca en el rostro
amoratado; un paisaje muerto
en la ventanilla de un bus; un
cuadro de Van Gogh que se desangra…
aunque sea un traje negro
que le dé sentido a la vida.



CUESTIÓN DE FE
Hoy y mañana
dale sentido a los días.

Espérame sonriendo
y no dejes de reír
aunque las flores huelan mal.

Y no dejes de esperar,
aunque mi recuerdo
sea solo una huella
del pasado.



[NO PUEDO DEJAR DE PENSAR EN ELLA…]
No puedo dejar de pensar en ella
si no es con amargura…
¡Qué atrocidad!
La triste realidad
ahoga los deseos reprimidos.



[NOS HEMOS AMADO TANTO…]
Nos hemos amado tanto
que hasta el mismo sueño
hemos vivido en sombras
y silencios.



[QUE GANAS DE NADA…]
Que ganas de nada.
Los ojos abiertos y nada.
La boca cerrada en un rictus
de tedio y nada.
Nada en el pensamiento,
nada en el corazón,
inerte la razón
y las ganas de vivir
solazándose en la nada.

Qué estéril la vida a veces
cuando la nada se percibe
hasta en el más mínimo
resquicio de la existencia.



[¿POR QUÉ TUS LAMENTOS…]
¿Por qué tus lamentos
si la luz de apaga entre los ojos
para todos?

¿Por qué tus lágrimas
sobre la loza de una piel reseca
por el tiempo?

¿Qué gemidos esos,
si la ceniza es esparcida
por el viento?

Yo no sé de lozas ni cenizas,
solo sé de mi silencio,
del paso de los siglos,
del tiempo en discreción
en su paso hacia la nada.



[HEMOS AGOTADO LAS PALABRAS, …]
Hemos agotado las palabras,
quemado los recuerdos,
hemos hecho de Dios
una figura de cera
hasta perturbar a los muertos.

Hemos creado historias
para mentirle a nuestras vidas
con la misma rapidez
con que se olvidan.

Tras gritos y titubeos,
un rigodón de fantasmas
en el silencio de la muerte.



[QUITÉMOSLE AL CARDO SUS HOJAS ESPINADAS, …]
Quitémosle al cardo sus hojas espinadas,
a la hiedra su verdor,
a la rosa sus espinas
y a la hortaliza su escozor.

Robémosle al pasado
nuestros odios,
nuestros negros rencores,
nuestros gritos empotrados
en paredes.

Hagámoslo con la sabiduría
y la paciencia con la que
hacen el amor los puercoespines.



[EN ESTE LADO ESTÁ MI INFANCIA.]
En este lado está mi infancia.
El amor en esta orilla
sigue siento un imposible.



[VIENTO PRIMAVERAL, LLUVIA TUPIDA, …]
Viento primaveral, lluvia tupida,
        rosa presumida.
Suave y apacible es la mañana
        apetecida,
sufrida de miradas indiscretas
llega la noche a tu guarida.
El cielo pinta la bruma plácida
        de fuego,
brotando leve como el humo en atanores.
Mas luego el corazón vislumbra
        un rayo fugitivo,
cual un alud que baja,
        que baja, que baja.



LOS VIEJOS ABETOS
Cada tarde
bajo el celaje añil
murmuran sus recuerdos.
Son dos viejos abetos
de ramas quebradizas
y hojas secas.

El tiempo ha encanecido
su camino.

En invierno pasean
brazo a brazo,
como dos niños
perdidos en una multitud
difusa y pegajosa.

Han de partir como parten
las palomas; una, zureando
a la que queda rezagada,
no vaya a ser que la muerte
se aburra de esperar.



[HE REMOVIDO LAS PALABRAS…]
He removido las palabras
desde niño, como un mapache
entre las piedras de un río
buscando un crustáceo varado.
He sembrado silencios,
derramado lágrimas,
ahogado penas
en vasos de ginebra.

He buscado a Dios
para crear nuevas palabras
en los ecos lejanos
de una casa enmudecida.



MEMORIAS DE LOS AÑOS
Viejos compañeros los años,
los meses, las semanas
y los días.

Tanto despertar, tanto dormir,
tanto soñar con los tiempos viejos
y las hojas secas,
con las blancas nubes,
con el cielo azul,
con la gris arena
que se pega al cuerpo
con la yedra.

El tiempo viejo
grabado entre las manos,
curtido entre la piel
y la carne envejecida.

La vida es ya un remanso,
un mar sin olas,
un lago calmo,
un río que baja y baja
y no cesa de correr
hacia la nada.



A LA AURORA IDA Y A LA VEJEZ LLEGADA
“Que al hombre la vejez sorprende niño”
FAUSTO
Goethe.
Viento huracanado que llega
engañoso; graveza de mar
embravecido y tempestuoso.

La basa en que reposas los años
del camino andado, a los ojos
se muestra llano, dulce,
primoroso de sorpresas lleno.

La vejez que ultraja el cuerpo,
machaca carne y huesos
cual una noria moliendo el trigo.

De jóvenes sin seso a viejo sabios,
arrugas y causas aconsejan,
amistad con la prudencia y la cordura
allí donde escasea la ausente fortaleza.

Ese otro arte de vivir que es la vejez,
deja a tras placeres tentadores, dulces vaivenes.
Ni santo tonsurado ni viejo inútil
entregado a cruel destino,
dejo que la bondad y buena voluntad,
en algo borren a fealdad
del cuerpo envejecido.



FRÍA MAÑANA DE AQUEL DÍA
Para Jorge Bacacorzo y
Alberto Valcárcel,
ausencias de cielo y
fraternal mañana.

Hay días que no son días,
sino pesadillas;
noches de insomnio
preceden la fría mañana.

Bebo un café,
mordisqueo una tostada
como quien muele
piedras con desgano.

Releo unas páginas de Hesse,
unos versos de Novalis,
y caigo en la cuenta,
que una leve garúa
humedece las calles.

 Es hora de enfrentar
al mundo: allí la grisura
de la plebe golpea mi rostro,
los perros callejeros en lo suyo,
y yo soñando con los cielos serranos,
con el celaje estrellado nocturnal,
con los bueyes hendiendo la tierra
vigorosa, fragante y generosa.

Camino y camino,
y en cada paso
la ausencia de Alberto y de Jorge
se va haciendo más profunda,
como una quebrada que se abre
rugiente y amenazadora.

Estoy falto de palabras
y calla mi voz
y con ella mis pasos.
Mi andar lento y fatigado
me dicen que ya no más,
ni un paso más
en esta fría mañana.
Regreso a mi cubil
con la esperanza
de un mañana diferente.



g