domingo, 20 de febrero de 2011

ÁFRICA


Primera edición



Segunda edición



Tercera edición 




/.

Llegará el día en que las dos facciones enemigas se enfrentarán con la posibilidad que una de ellas aniquile totalmente a la otra. Puede llegar el día en que la humanidad se vea dividida en dos campos opuestos. ¿Cómo nos comportaremos entonces, como palomas o como lobos?
“El anillo del rey Salomón”
KONRAD LORENZ




A MANERA DE RESPONSO

Una niña estadounidense se enteró, seguramente a través de un libro, de la existencia de los gorilas y de los horrendos crímenes que se cometían contra aquellos animales por causa de cazadores furtivos dispuestos a ganar cientos de dólares a costa de ellos.

Es más que seguro que paseando por alguna calle de la Quinta Avenida de Nueva York, esta niña viera como aquellas suntuosas tiendas de souvenir vendían ceniceros hechos a costa de brazos de gorila por la estrepitosa suma de 5.000 dólares. Algo la impulso a estudiar a estos animales en la universidad y así, cargada de conocimientos e ilusiones, partió a Karisoke, en las montañas de Virunga; dejando las comodidades de su hogar para internarse en la selva agreste e inhóspita y dedicar su vida a estudiarlos y a luchar  por su preservación.

Fue así como Dian Fossey, que así se llamaba la niña, luchó durante muchos años por una causa que creía ser justa. Pero como en este mundo la injusticia parece solazarse entre los hombres justos, una noche, mientras Dian dormía en su cabaña, una mano asesina provista de un machete cortó su vida. Su  muerte es hasta ahora un enigma, seguramente para muchos un hecho sin importancia.

A su trabajo, a su valor y a su memoria, están dedicados estos poemas, porque después de todo, como decía Lucrecio, “La muerte nada es, ni nos importa / puesto que es de mortal naturaleza”.

23 de junio del 2005.
GUILLERMO DELGADO.




“Creo como La Fontaine que los animales, sobre todo en su estado natural, son ingeniosos y artistas; al domesticarlos, empequeñecemos y depravamos su corazón y su inteligencia”.
¿Qué pensamientos pudieran subsistir en los hombres reducidos al estado a que reducimos a los perros, a los caballos y a los animales de corral?
ANATOLE FRANCE
      “PEDRÍN”




Para Gabriela Aponte,
cuyo espíritu fuerte y juvenil
liberó mi vida de grandes
tormentos.




       ABEJA


Sus alas de gasa rutilan
en torno a un rosal;
Buscando va la abeja su tesoro:
polen, polvo mágico,
amarillo ardiente
en cristales de oro.
  
Sisadora de las huertas,
picadora de claveles,
gladiolos y azucenas,
fabricando vas
 la miel de tus panales,
fruto que tomas por asalto
de floridos bosques tropicales.
  
A la hora del combate
centinelas y guerreras,
asumen la defensa
en pie de guerra,
aguijón que nadie abate,
lanzón que  en  ristre
la colonia defiende
de cualquier ataque.

¡Venga primavera!
¡venga el mes de octubre!
  
Venga la abejilla,
venga la miel
venga la cera.



  ÁGUILA


Alada imagen /
majestuosa estampa
acantilada.

Ave fugitiva que en
tu descanso /
tu plumaje luces
como pluma al viento
en flor, canasto, nido
o copa de árbol.

Cazadora retadora /
ave de rapiña
de cabeza austera
y mirada escrutadora.

Pico buido y valiente /
garfio afilado tu garra /
águila gris, negra o blanca
entre montañas emerges
cual una diosa encantada.



     ALCE


Resoplando en paz y desolación
entre las plantas, mis astas
se confunden con las ramas
y a mis enemigos timo
un día más,
prolongando mi vida y mi camino.

Entre cambios de estaciones
mi espalda encorvada y espesa crin,
ve desprenderse la piel pilosa
de mis cuernas palmeadas:
ha llegado la hora.

Atrás quedan los cervatos.

La lucha por la herencia
cuando el celo copa el aire
depende de mí dura cornamenta.
La contienda inevitable
rompe a veces el árbol deshojado
que corona mi cabeza; diadema
de algún espíritu perdido
entre la nieve que mis cascos
pisan y mi hocico hiela
cuando hurgo en ramoneo
mi alimento.
  
La vejez también
golpea mis costados
quebrando mis costillas;
y mis patas, débiles y enfermas,
escuchan temerosas los aullidos
de los hijos de la luna.

La muerte silencia sus pasos
y el fin se acerca sigiloso.



  ALONDRA


Ya su húmedo nido
ha dejado la alondra,
y volando el rocío
de sus alas sacude.

A su vuelo ceden
de las zarzas sus tallos,
de las viejas casas
las redondas aliagas.

Y en vuelo desalado
a su nido regresa,
en el pico llevando
el sustento esperado.


Alboroto en el nido
los polluelos generan,
y la madre con calma
esperando que duerman.



     ARAÑA

“Y me ha dado qué pena esa viajera”
VALLEJO



Te fuiste como llegaste:
imprevista,
sin vida en el espacio
y en el tiempo.

Sutil y majestuoso
tu delineado cuerpo
se me muestra.

A mis ojos, araña,
hilacha pegajosa,
trampa sutil,
encaje de seda,
solo tu belleza me deslumbra.

Sol de mediodía
que sobre la hoja
en que escribo,
frangible insecto
repentino
su fuerte luz alumbra.

En haz de fuego
o columna incandescente,
tus patas avanzan
amenazadoras nuevamente
araña.





    AVESTRUZ


“…Son ciertamente  las más locas
de todas las criaturas por cuanto a
pesar de ser altísimas piensan que
escondiendo la cabeza y el cuello
en cualquier arbusto o en la maleza
nadie verá el resto de su cuerpo,
creyéndose así a salvo”.

“Historia Natural”
   Plinio El Viejo.




Yo defiendo mi prole
con valentía,
y eso de que me escondo
es una burda mentira.
¿No sube el leopardo al árbol
ante una emergencia fortuita?

¿No simula estar muerta
la serpiente que se enrosca?

¿Y qué de aquella tortuga
que encubre su cuerpo entero
en su concha endurecida?

Que venga el depredador
para enseñarle a correr,
será él el corredor
y yo su tenaz seguidor.

Con un huracán de plumas
lo dejaré sin comer.

 Es cierto  que me agazapo
para esconderme del enemigo
cuando protejo mi nido.

¿Cómo será? ¿Cómo será?
cuello raso a ras de suelo
hasta extender el pescuezo,
y mi pequeña cabeza
oculta tras un ciruelo.


Envío

Aclarado está aquel viejo
creador de aquella patraña,
yo con flores, frutas y hojas
me voy festoneando mis alas.





 BALLENA

Como una isla
a la deriva,
la ballena se dibuja
entre mares y la brisa.

Lenta, lenta,
entre aguas no profundas,
de verdoso fitoplancton
su boca babosa se inunda.

Azul, Franca o Picuda
sea cual sea su especie,
cubierta de sal y bravante
cortando las olas de espuma,
va la ballena galante.

Libre es su andar vagaroso
cual una cometa de lino,
hay en su andar cierto gozo
de dama de tul acerino

Migrando va por el Ártico,
delante, nadando, delante,
cubierto de capa cetrina
aquella montaña gigante.




  BARRACUDA

Soy una espada filuda
que corta fulmínea y certera.

Revoloteando o aleteando
a través de las olas
o del piso oceánico,
lanzo mi cuerpo cual dardo
sobre mi presa.

He heredado del hombre
su voracidad y su fiereza.

Tengo entre las aguas
la destreza del felino,
la visión del águila señera,
las fauces bien provistas de una fiera
y la fama bien ganada de asesino.

De ahí quizá
mi instinto criminal,
ese que marca el camino
del que vive con la muerte al lado
como un destino final.

En el hamo está
el bocado que me
espera al final de
mi existencia.

De la muerte no me corro
he vivido con ella

día a día.




  CABALLO

Penco, jamelgo o corcel /
jaco, alazán, matalón /
dos atrás – dos adelante
siempre cuatro patas
son.

Noble, señorial / vistosa
es tu estampa
cuadrúpedo moruno /
bicho ruano de cabeza
enjaezada y largas crines
¡Marcapaso, marcapaso!
grita la voz del amo.

Caballo, noble caballo /
bestia de tiempos remotos.
Saltas con las manos trincadas /
piafos y caracoleos
son tus remos delanteros.

Surcando parajes ignotos
sudando , jadeando /
resuello huracanado
belfo en ristre /
relinchos que se pierden
en tus  ojos tristes.

Matalón, matalón, /
corta el viento, /
fina estampa, /
vuelas como una centella
caballo, caballo trotón.

Caballo o bridón /
relámpago que surca el aire /
dos atrás – dos adelante /
siempre cuatro patas
son.




   CAMALEÓN

“Que la boca mentirosa
incurre en tan torpe mengua
que solamente en su lengua
es la verdad sospechosa”.
JUAN RUIZ DE ALARCÓN.



Mi lengua corta el espacio
sin dejar heridas.

Habito en los bosques,
quieto, solitario,
rastreando el campo
con mis ojos curiosos;
buscando presas, asido a ramas,
me desplazo lento,
lerdo, perezoso.

Rayo en la captura
lanzo mi estocada pegajosa,
certera como una flecha
que cruza la llanura.

Mi cuerpo se transmuta,
ora negro, ora rosa,
ora verde o amarillo
como fruta que madura.

La muerte acecha siempre
en las penumbras, tras la hoja,
tras la piedra, tras un hongo
traicionero entre la yedra.

Por la noche,
apagado el trino alado,
se escuchan los chirridos
melodiosos de mis víctimas,
arpegios encumbrados en atril,
a la espera de morir
entre mi boca.





   CANARIO

Dicen que mi canto es armonioso,
rítmico, melodioso,
aromático como el buen vino.
Aquí, entre barrotes de alambre
y alcubillas con agua y alpiste
con que calmo sed y hambre,
siento aquel canto como un castigo divino.

Privado está mi vuelo de alegría
y de trino el polen vespertino;
marchito el plumaje;
opaca felpa entre festones de espuma.

Bajo bóveda asesina,
solo, triste y desolado,
veo el rostro del tirano
incitar mi canto.

Abandonado, sin mis flores,
sin mis ramas, sin mis hojas,
solo la luna acompaña mi llanto.





  CARACOL

El caracol resbala
de la hoja suavemente. /
Desciende / lentamente /
de aquel almendro
encendido de flores
cubiertas de roció.

Curiosos tus ojos,
asoman como
asombrados lirios;
atrás, como una ovada,
viene la casa ovalada,
aquella donde duermes,
aquella donde amasas
la goma pegajosa,
aquella en la que deslizas
tu cuerpo, caracol.

Las hojas vas besando
bajo aquel árbol florido,
lento amigo;
árbol que en la primavera
ha dejado sus dulces aromas,

caracol.




  CIGARRA

Cigarra cantinela.

Hoja que alegra la tarde
entre ramas, flores y
 follajes musicante.

Rival eres del grillo
en canto que resuena,
bajo el sol de la tarde
o en la noche serena.

Prendida de las hojas
de la encina,
escapan tus canciones
en rítmicos chirridos;
lirico concierto
que cual ángeles del cielo,
se desprende  de los bosques
como cuajos de rocío.

Tu cuerpo se evapora
entre la tierra
ágil cavadora,
cigarra cantilena
de veste bermellón
o verde oliva.

Cigarra susurrante,
iluminas tu esplendor
ante mis ojos,
quemando en fuego
cúpulas fulgentes
entre aromas de alicanto,
acortando las distancias
al son de tu chirriante canto.




  COBRA

El encanto llega
como una farsa preparada
de antemano.


Me asusta la luz;
no escucho el sonido
de la flauta que suena
al compás de aquel hombre,
que como sombra diabólica
se mueve y contornea,
provocando, según dicen,
la danza que gusta
y paga mi sustento.

Del cesto emerjo
al resplandor de luz
que ciega, aturde e hipnotiza.

Privado de mis dientes
prominentes, empino el cuerpo
y el curvado cuello,
que hacia atrás elevo
en señal de ataque.

¿Es posible que este hombre
pudiera hacerme daño?

Hay algo en el aire más allá
de mis sentidos
que se pierde en el polvo
del desierto.




 COCODRILO

Certero cazador
de paciencia
a toda prueba.

Donde beben los
sedientos, con sigilo
espera el fiero cocodrilo.

Donde aguardan apacibles
los voraces asesinos,
animales agitados
por el lago que brilla
remojan sus hocicos en  la orilla.

Después de la matanza
de sus víctimas, lleno,
su corpulento cuerpo
al sol reposa boquiabierto,
el sanguinario de filosos
dientes,
cocodrilo.




 COLIBRÍ

Sobre densos
arbustos empinados /
bajo la sombra de una rosa
el colibrí revolotea. /
Piquillo en ristre
cual un ágil caballero
vencedor de alguna justa. /

Sacudiendo el rocío
de sus alas abandona
presuroso el tibio lecho; /
y al emprender el vuelo /
pudieron disiparse...
el sol, el aire y el rocío,
el mar, el viento, todo.




  CÓNDOR

Cuando llega la mañana
mis alas imperiales
abiertas en toda su amplitud,
se unen a mis ojos
que miden la altitud
de aquellas cumbres
en que habito.

Entre cerros y quebradas
llega el verano
con su fuego,
y la tierra parece
que se incendia
en gualda, en rojo,
en humo que magenta.

Hundido en solitario espacio
como una sombra que amenaza,
asomo el acerado pico
y mi rojiza calva,
mis garras curvas
y mi golilla blanca.

Abajo, muy abajo,
el temor aumenta.

Pájaros y aves,
reptiles, sabandijas,
aguzan sus sentidos
ante el celo rastrero
imponente de mi vuelo.





 CRÓTALO

Una sonaja trina,
zanjando la tierra
zanjando el aire
como una zapa sonora.

Crótalo sonador,
crótalo vibrador
que riza el aire,
de la mañana a la tarde
de la tarde a la noche
sigilosa.

Crótalo venenosa,
siempre en alerta
siempre al ataque
ponzoñosa.

Pita el aire, peregrina,
pita de piruetas
rastrera silenciosa.

Pita bajo el sol de mediodía,
pita de noche bajo la luna,
bajo la piedra,
entre las ramas, entre las rocas,
siempre lista, en veloz ataque
matadora.




 CUCARACHA

Desde tiempo antiguos
caminamos en la oscuridad.
Más allá de los hombres
teníamos derecho a la luz
y al aire que oxigena los pulmones;
a correr sobre la hierba,
a volar como los pájaros
que trinan libertad sobre los campos
y acicalan sus picos en la yedra.

Hemos visto infinidad de destrucciones
en los trescientos millones de años
que habitamos el planeta,
pero la guerra es la más cruenta
y renegamos de ella;
ese desquiciado afán de matar por matar
que enferma el alma
y al espíritu doblega hasta minarlo.

A los antros subterráneos
adonde hemos sido desterrados
serán enviados por el celo y la codicia
los guerreros.

No hemos transmitido enfermedades
ni creado armas que aniquilen.
¿Por qué entonces los aterra
nuestro aspecto?

Ellos pasarán y nosotros, plácidamente,
volveremos a poblar nuestro planeta.





  FOCA

Cuando toqué la arena
cubierto con suave
y mullido lanugo,
sentí como un milagro
la voz que mi madre emitía.

Vi a las madres abnegadas
reunidas en calas someras
resguardadas,
buscando los bancos de arena
las rocas cubiertas de espuma,
dando al viento frio
el fruto de su amor tardío.

Amor de marinero,
amor pasajero,
amor que se aleja
sin un volver jamás.

Sé que pronto partiré
y en la arena dejaré
el recuerdo de mis pasos.

El mar se abre ante mis ojos
como una boca gigante.

La mañana se ilumina
muy temprano;
viajo en las olas azuladas
y espumas blanquecinas
a cumplir con mi destino.





  GALLO

Tu cresta enseñoreas
cual un penacho
guerrero
o una mitra papal
corralero.

Pasas la mañana y la tarde
plumífero altanero,
buscando con ojo certero
la gallina más pintada.

Con tu andar matonesco
y tu mirada malosa,
asustando vas a los polluelos
gallo viejo.

Con gran garbo señorial,
adorna tu cabeza
yelmo gualda.
Pico de oro de realeza
brillo de un santo
grial.

Pellejo duro y buen talante
rascas la tierra hacia atrás
rascas la tierra adelante.

¡Gallo viejo, con el ala mata!

Mira que bien te retrata
ese dicho zalamero
gallo viejo.





  GARZA

Su pico atraviesa el agua
como una aguja gigante,
que cose sedosos trajes
de alguna dama elegante.

Posada sobre dos carrizos
su mirada parece perdida;
inmóvil, erguida, cuellilarga,
ensimismada en el alba
de un nuevo día.

A paso lerdo, avanza sobre el agua
con una sigilosidad que asombra;
con una pereza de niño
que ya se quisiera dormir,
sus alas estira cual honda
dispuesta y segura a partir.





   GATO

Siglo a siglo, año a año,
mes a mes, día a día,
se fue desvaneciendo mi instinto
salvaje por el capricho
del hombre de convertirme
en motivo de sus juegos.

Marginado como un perro
en un rincón, cautivo, domesticado,
pasare mis días dormitando
lejos de la jungla, olvidando
el aroma de las hojas,
la corteza agrietada y mohosa
de los arboles donde trepaba
ejercitando mis garras asesinas.

Ahora soy un ser perezoso
y remolón, el dulce minino
de una anciana que con dulzura
filetea un hígado o un atún
buscando conquistar
mi desbravado corazón.

Reducido al absurdo
escucharé el sonido de los timbres
de las casas, las risas
de los hombres libres;
como un instinto atávico
perseguiré de vez en cuando
a algún ratón casero
entre alacenas y desvencijadas
cacerolas.

En la piel de mis ancestros
quedará el bullicio de los bosques,
el zumbar de los insectos,
el diario trajinar de las hormigas,
la seda de la oruga,
la sombra del tejón
de regreso a si guarida.





 GOLONDRINA

Bajando en bandada
como avión zapador,
abre tus alas al viento
golondrina peregrina.

Como surcando
una comba marina
llegas de tierras remotas,
entre festones de espuma
y entre caudales de bruma
que en raudo vuelo remontas.

Posada en un sicomoro
regresas siempre a tu nido,
y en tu gorjeo sonoro
fiel a tu genio divino
trina, trina, golondrina.





  GRILLO

Grilla el grillo
a la luna /
en su color y en su brillo.

Grillo cantarín de
prados / tenor
agudo / cantor
de serenatas /
alas grandes
largas patas.

Acróbata de
bosquecillo /
trashumante
agreste /
el viento silva
entre el follaje
imitando tu canto
cornetero.

Trilla el trigo/
su espiga y su fruto
por el sol amarillo.

Trotando por la hierba /
tierno césped /
grilla el grillo
a la luna /
en su color y en su brillo.





  HIENA

Risas inagotables
cual ríos celestiales
brotan de tus
dientes.

Hueso que roe,
dentadura que tritura
o noria que el trigo
pulveriza.

Patas que perseveran
tras una presa,
como una catarata
que mata
al contacto con
la piedra.

Cuchillo los de tu boca,
hiena.
Carámbanos,
estalactitas,
dientes de sierra
de una cueva
que tú llenas
con tus victimas
al son de tu risa loca,
hiena.





 HORMIGA

No hay presunción
en mi trabajo; trasciendo
sobre otros por mi esfuerzo,
y porque sé que lo que estoy haciendo,
beneficia a otros de mi especie.

¡Qué ciudades no haría yo
si tuviera el tamaño de los hombres!

Mi bondad se ve en mi obra.
Mi hormiguero es fruto del orden
que profeso.
¡Que soy guerrera!
Lo confieso.
Todos defendemos lo que amamos;
para eso sin descanso trabajamos.

Maldad en mí, no hay;
solo doy cabida a la bondad.

Invadido del aroma
de la rama florecida,
vivo amando la vida
de sol a luna
de noche a día.





    JABALÍ

Para Jane Goodal, quien llegó
a Gombe a los 23 años; hoy
a los 70, sigue luchando
por la conservación de los
chimpancés.



Dicen de mí en tono de burla
que soy la caricatura de un caballo,
que mi rostro es grotesco y verrugoso,
que me revuelco en el barro
como un ser repugnante.

¿Alguien ha hablado
 de mi corazón regocijado
cuando doy de mamar
a mi camada; de la fiereza
con que enfrento a las fieras
que quieren matar a mis jabatos?

Desde siempre he sido acosado
y perseguido;
en oquedales al amparo de las rocas
escondido,
olfateando al enemigo
ausculto al asesino
que deambula por bosques y praderas.

En alerta ramoneo;
gruñendo o silencioso
voy hozando la planicie;
atento, siempre atento.




 JAGUAR

Con paso sigiloso
y mirada penetrante,
vas calculando a la presa
que te ha de servir de sustento.

Garras fuertes, dientes fieros,
uñas corvas como escarpias,
todo el arsenal preciso
para un ataque certero.

Vas caminando, Jaguar,
llevando sobre la piel un blasón
como signo de realeza,
campo de trigo traviesa
plagado de manchas de sol.





  JERBO
      
 
Cavan mis patas ligeras,
en lo profundo de la tierra,
madrigueras.

Al enemigo engaño,
escapando cual venablo agudo
que al pecho del venado,
sigue, como a mí,
aquel que busca
hacerme daño.

Me deslizo
a través de los campos;
rápido como un caballo,
sobre mis patas saltando
cual canguro alado.

A los insectos hago presa,
y mi cola de cometa
centellea en la arena
seca del desierto.

Luego,   a mi guarida regreso
ahíto de noche, de alimento,
de trajín, de miedo.





 JIRAFA

Tu cuello estiras
soberbia.

El sol y la luna
como si fueran tuyas
-  gritas –

De lado quedan
asustadizas aves
que circundan con
su vuelo tu cabeza
( adornada cornamenta
de viajera).

Mariposas rojipardas
alfombran tu cuerpo
y decoran tus patas
de araña.

Bebes, indefensa,
sosteniendo el mundo
en tu cabeza:
teodolito que recorre
las praderas
lento, lento, lento.





 LAGARTIJA

Mirada atenta /
quieta como una estatua
que en la arena se solea /
te escondes bajo la roca
sabandija /

Cuerpo esbelto,
cola larga y ahusada,
eres lagartija,
activa y ágil
como un albañil que teje
tapias, muros y paredes.

Veloz como una flecha, lagartija,
vas con la mirada fija
-     escondida entre las grietas –
en busca de las larvas
y las moscas que engulles
con fruición.

Ten cuidado, ten cuidado,
lagartija,
pues la estela
que tu cola deja/
te delata

lagartija.




 LANGOSTA

Como un toldo de cielo
en líneas de armonía,
van surcando los aires
en alas del viento vespertino
las langostas.

Al sesgo atacan
en voraz arremetida,
infringiendo en los sembríos
mortíferas heridas.

Común en los eriales
y tierras de barbecho,
chirriando asomas
entre hierbas y matojos
al acecho.

Rastrojos que enmarcan
los taludes también
gozan tus cantares sincopados,
cantos de amor, cantos de guerra,
cantos que anuncian
nuevas primaveras.




     LEÓN


Regal, sanguine, generous me”
The ANIMALS
Richard Grossman.



La melena dorada
sobre la piedra gris.
Sanguíneo y generoso
doy a mis súbditos
las purpurinas sobras
de las cebras que destrozo.

Día y noche
mis ojos taciturnos
recorren la sabana;
poderosa mi garra
de garfios afilados,
dirime quién vive,
dirime quién muere.

Rey soy de salvaje realeza
y en mi corte reino
con justicia;
y en el ritual de la matanza
en señal de sumisión y respeto,
mis vasallos contienen
el frenesí de su codicia.




  LIBÉLULA

Como una cruz incolora
que transparenta
en las aguas desnudas
de un barrizal,
revuelas libélula
ante la lengua trémula
de un sapo que te mira
con codicia, con ansia, con ardor.

Vistosa, rapaz y astuta,
magnifica voladora
que bajo el verdor navegas
como un pequeño bergantín
sobre la calma verde,
vuelas, revuelas y vuelas
libélula.




   LOBO

La unión no sólo es fuerza;
es amistad, solidaridad,
compañerismo, fidelidad.

¿A qué oídos como fuego
que devora la pradera,
llegarán estas palabras?

Yo solo sé de mi vida
de paria perseguido,
del cuidado que dedico
a la madre de mis hijos,
de alimento que a ellos
traigo a pesar de los peligros
del lobo en exterminio.

Yo no ataco por odio,
ni venganzas, ni codicias
por tener lo que otros tienen;
es el hombre el que me lleva
por senderos de sangre.

Apacible y tranquila
sería mi vida
si las hojas o la hierba
calmaran mi existencia.




  MAPACHE

Desplazado de mí hábitat
por la modernidad,
hurgo en los basurales
enlatados de las grandes ciudades
en busca de un sustento.               

Mi antifaz no es de bandido:
a nadie he robado
a nadie he matado.

Para andar en este mundo de violencia,
debo dejar a mi pequeño en la guarida,
protegido de las bestias que han perdido
la moral: cuerpos fantasmales
sin resquicios de piedad.

Yo también tengo alma;
percibo como todos
el viento nocturno
y hasta el fuego crujiente
que quema los pies.

Como extraño la hojarasca del otoño,
el agua cristalina de los ríos,
el arce, el canelo, el ciclamor, el alerce;
el tronco leñoso, elevado y perenne,
de la tierra arrancado sin ningún dolor.

Dejo atrás los pantanos,
los arroyos y las playas;
regreso a mi cubil,
a la grieta de la roca,
al árbol hueco
a cuidar de mi camada.





  MAQUISAPA

Su figura grácil
balancea
cual una goma que se dobla
el inquieto maquisapa.

Araña inquieta
y juguetona,
que trisca el aire
con sus maromas
quebrando lianas
doblando ramas.

Saltando sobre
una cuerda
o reposando
boca arriba,
hay en tu rostro
de niño
un  gesto muy expresivo
como un suspiro
que nos cautiva
maquisapa.




  MARIPOSA

Incansable en sus volubles
maromas,
va la mariposa entre hojas
y ramas,
entre verdes acacias y sedosos
sauces.
Bajo ella, su sombra llena
el prado
de pequeñas nubes claroscuras.

La grácil mariposa
ronda entre las rosas,
ronda entre claveles.
Extasiado, un petirrojo
la mira como un
músico dedicado
que observa su violín.

Girando va y viene
– colorido planeador –
una cometa aparece,
un leve cornetín:
ora sube, ora baja,
ora baja, ora sube,
como una inquieta alhaja
que vibra y juguetea
en la mano delicada
de una fina dama.




 MARMOTA

En conductos
bajo tierra rueda como
una pelota
la marmota

con dientes que
roen raíces/
y patas que cavan
canales/
van surgiendo
entre las tundras
unas madrigueras
ocultas.

De las laderas soleadas
y rocosas, emerges
al salir el sol,
presurosa y oronda.

Siempre alerta
a cualquier peligro,
permaneces atenta y cauta

previsora centinela.

Minero de las praderas/
obrero que suda
la gota/
eficiente arquitecto
de túneles eres tú/
y sólo tú
dulce marmota.




  NUTRIA

Bajo los rayos del sol
gozando estoy del azul.

Surco las copas del  mar
ondeando sus dientes
de nieve,
y en un zambullir
leve, leve,
cojo una ostra al azar.

Bajo los rayos del sol
gozando estoy del azul.

Flexible y ondulante
me confundo con el mar,
nadadora magistral
hiendo el agua cual destral.

Subo,                subo
        bajo, bajo,
como líquido que fluye
por un tubo.

Cuerpo largo, solitario,
solitario como araña.

Bajo los rayos del sol
gozando estoy del azul.

Mientras corto las olas del mar
alerta están mis sentidos,
aquellos que anhelan mi piel
vienen de lares prohibidos.

¡Ah!... los bárbaros en barcazas
que vienen con tubos de fuego
y el corazón lleno de hiel.

Sobre las aguas someras
que bañan las costas rocosas,
como, floto, juego…
como una hoja a la deriva
viajando entre frondes de algas
así transcurre mi vida.

Bajo los rayos del sol
gozando estoy del azul.





  PALOMA

En viaje mañanero, paloma,
tu cuerpo grácil
alza vuelo.

Tentación del gavilán,
dulce bocado al milano,
rapaces que invaden
el cielo
cual un peligro cercano.

(Alas plegadas al viento,
garras que se agazapan
entre ramas y peñascos
ante un zurear tempranero).

Pañuelo blanco
que al cielo viste
en suave y  grácil devaneo.

Pluma que sube y baja
como un aroma
que asoma
en un zigzagueante
vuelo.




 PEREZOSO

Tu andar cansino
bajo un ardiente sol,
alienta a la tortuga
y al lento caracol.

Dicen que en tu mirada
dormida
reposa la paciencia
sus más hermosos sueños;
que en tu diario trajinar
las hojas se sonríen
y las flores se adormecen
al verte pasar.

(Dicen que tienes tanta
paciencia que las ovejitas
te cuentan para dormir).

La dulzura de una fortuna,
la ternura de un pequeño
oso,
se entrecruzan en las letras
de tu nombre
perezoso.

Enemigo del reloj
y del tiempo,
ves pasar la vida
con paso sigiloso.

Entre el follaje
y la hojarasca
corre, corre con el viento
perezoso.




 PETIRROJO

Con el verdor del estío
trina el petirrojo.
Con el frio del invierno
guarda sus alas
y da paso al viento,
frio, frio,
denso, denso.

Canta, canta pecho rojo.
peti, peti, petirrojo.

Entre borlas de nieve,
lluvias de carámbanos
o suspendido en el tiempo,
posado entre las ramas
de un ciruelo musgoso
a la espera de un insecto,
yace, yace… petirrojo.

Canta, canta, pecho rojo
peti, peti, rojo, rojo.





PEZ VOLADOR


Llegado el mediodía
el sol quiebra el cristal
del transparente mar,
y el astillar que vuela
semeja un enjambre de estrellas.

Nada veloz
adelante y arriba,
y cada zambullida
vuelves a la superficie
bañado por las olas que se  rizan,
planeador.

Saltando en el aire
te haces vulnerable...
pero allí vas desafiante
contra el albatros o la gaviota
que esperan en un instante
hacer contigo  un festín.

Friza sobre el  sargazo
volador,
para que vengan nuevos cristales
a poblar los aires de estrellas
planeador.





 RINOCERONTE

Lanza que apunta
al cielo / adorna
tu cabeza.

Lo que ayer fue orgullo/
hoy/ tragedia que
ensombrece tu
existencia.

Recorres la sabana/
acorazado el cuerpo
en pesado ritmo
de calor y de  tristeza.

Rino – Ceronte /
no requieres de
un Caronte que
te lea tu destino /
pues / bien sabes
que el camino
para seres como tú
ya no tienen esperanza.
De nada vale, pues
tu lanza /
ayer / orgullo /
hoy / tragedia
que ensombrece
tu existencia.




  SAPO

Monarca de estanque
sin trono / cantas /
disonante sapo /
con tu bocaza de
cueva / con tus tonadas
de campana vieja
y telaraña.

Luna de metal blanco /
esfera que rueda y
brilla / donde te bañas
sapo indiscreto /
cazador de moscas
musarañas y polillas.

Nadando entre las
espadañas haces
creer a la rana
que eres paladín guerrero
héroe de mil hazañas.

Nadando entre la salina
nadando hacia el cenagal /
con los ojos abultados
fríos e indiferentes /
nadas apaciblemente
sin alborotar el agua
sapo viejo.

Temblando de miedo /
temeroso de tu sombra
y del croar de tu eco
sapo viejo /
duermes bajo la roca
húmeda / ebrio cantor
zalamero / de secretos
confesor tonsurado /
ruiseñor de pantanal
de noche y luna
enamorado.




 TIGRE

Raya, raya
tigre de Himalaya.

Gran señor de inmensa
jungla / tenebrosa y generosa
en la matanza.

Raya, raya
tigre de Himalaya.

Raya el alba /
rayan tus garras
de los árboles
sus cortezas.

Raya la que tu vientre
cruza de lado a lado /
como una serpiente
que se encorda.

Rayas que van señeras.
Mirada que se afirma
en el sendero /
al acecho de la presa:
ciervo, gamo
gamo, ciervo.

Tigre de Himalaya o
de Bengala /
fiera al fin /
raya, raya.




   TORTUGA

Para Micaela,
que comió tantas veces
de mi mano su papaya
y su lechuga.



Lenta tortuga, cara triste.
Te dejé solo un momento
y paso a paso, lento, lento…
estoy triste al saber que te fuiste.

Lenta tortuga, pasó de oruga,
come lechuga.

Frescas están las hojas,
verdes como el limón
las traje desde muy lejos…
las vi caer de un camión.

Una coraza de hierro
viste tu lomo combado,
luce tu rostro apagado
 un oro vago de cielo.

Lenta tortuga, pico afilado,
anda despacio, patas de lado.

Ojos que no son de oruga
vieja tortuga.

Arde en la noche de mi corazón
un leño ardiente;
duerme tortuga,
duerme en tu hogar
duerme sonriente
duérmete ya.




TOPO

Arquitecto
de cuevas subterráneas,
de tunel bajo tierra,
en subida o en bajada,
en espiral o en hilera,
sube y
baja
el topo,
como una fina escalera
que ciega. 


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